Mitos y verdades sobre los dientes de leche
Aunque nacen durante el embarazo y cada diente que asoma en las encías del pequeño se celebra como un cumpleaños durante los primeros años de vida, su final es inevitable: todos se caen. Sin embargo, la espera del Ratoncito Pérez es larga. Hasta los cinco o seis años esos primeros dientes no se caerán para dejar espacio a los definitivos. Por eso, hay quien piensa que no importa cómo se cuiden los dientes de leche. Algo que no es cierto. Los dentistas aseguran que la higiene y el cuidado de estos dientes es determinante para procurar que los que aparezcan después lo hagan en buen estado, así como para prevenir la aparición de caries e infecciones.
¿Cuándo “nacen” los dientes de leche?
La aparición de los dientes de leche comienza entre los 6 y 8 meses de vida del bebé, pero su formación se inicia en la sexta semana del embarazo. Por esto, es fundamental la alimentación de la madre durante la gestación. Incluso los dientes permanentes comienzan su constitución antes del parto. El embarazo, por tanto, no reduce el calcio de los dientes de la madre ni los deja más frágiles. Suele decirse que el bebé “saca” de allí ese nutriente para la formación de sus propios dientes. No es así: todo el calcio que él necesita lo obtiene de la alimentación de la madre.
¿Cuáles son las consecuencias de la dentición?
El proceso de la dentición suele extenderse hasta los 20 o incluso 30 meses de vida, es decir, puede durar dos años o más. Pero esto es muy variable y hay
excepciones. No es cierto que los niños a los que los dientes les tardan un poco más en salir sufran una carencia de calcio, aunque si su aparición se retrasa de manera considerable ?una vez que el niño se aproxima al año de vida
sin que aparezcan los dientes- conviene consultarlo con el médico, ya que puede
deberse a causas como el raquitismo o alteraciones nutricionales.
¿Qué signos evidencian que el bebé está en su proceso de dentición?
Se nota sobre todo en las encías: se le inflaman y se ponen más sensibles e irritables, e incluso, pueden aparecer algunos pequeños hematomas. El niño también babea más -lo que puede ocasionarle irritaciones en la barbilla- y rechaza el alimento (aunque no porque pierda apetito).
¿Al bebé le molesta la aparición de los dientes?
Sí. Cada pieza presiona desde dentro y atraviesa el tejido que está en las encías, llamado membrana periodontal, y eso genera malestar y dolor. El sueño del bebé puede verse alterado por esta causa. Para aliviarlo, el pequeño tiende a llevarse cualquier objeto o sus dedos a la boca. Cuando llega este momento lo más recomendable es darle algún elemento frío y duro que pueda morder, como unos “mordedores refrigerantes” que se venden en tiendas de artículos para bebés. También se le pueden dar suaves masajes en las encías. Si el malestar es muy intenso, es posible que el odontopediatra recete algún analgésico adecuado a su edad. Esto es lo que origina que a veces los niños rechacen el alimento: no es que no tengan hambre, sino que el malestar que sienten, el dolor que les generan la succión o el roce de la cuchara, hace que coman peor.
¿Es verdad que la aparición de los dientes genera resfriados, diarreas y otros problemas digestivos o infecciones?
No. Lo que ocurre es que como el niño se lleva a la boca todo lo que encuentra
con el fin de aliviar sus molestias, llegan más gérmenes a su sistema digestivo.
Por otro lado, a medida que el pequeño crece nuevos alimentos aparecen en su
dieta, y esos cambios pueden ocasionar reacciones diversas.
¿Puede generar fiebre?
No. Aunque todavía no hay una postura unánime al respecto, la mayoría de los especialistas coinciden en que la dentición no ocasiona fiebre. Defienden, sin embargo, que la causa se puede deber a cualquier otro problema de su organismo. Lo que se debe hacer, entonces, es llevarlo al pediatra para que este dé con la causa y pueda tratarse de la manera más correcta.
¿Y si algún diente no aparece?
Es poco frecuente, pero a veces alguna pieza dental no se forma por razones congénitas (este problema lleva el nombre de agenesia dental). El especialista informará cómo actuar en cada caso.
¿Es necesario lavar los dientes de leche?
Algunas de las creencias erróneas más comunes, y de peores consecuencias, se relacionan con la higiene dental ya que se dice que los dientes de leche no pueden tener caries, y que si tienen caries no importa porque se caerán. Sin
embargo, la caries pueden originarse incluso con el primer diente. Por esta
razón cuidarlos es fundamental por varios motivos: esta erosión bacteriana
puede producir mucho dolor y afectar la masticación (y, por ende, a la alimentación), el sueño, la manera de hablar y jugar del niño, su autoestima… Además, si se produce una infección, se puede transmitir a los dientes definitivos que están debajo.
Según la Sociedad Española de Odontopediatría, la caries dental es la enfermedad infecciosa más común de la infancia: casi un 20% de los niños de entre 2 y 4 años tiene al menos una caries que no ha sido tratada por un especialista. Por eso, esta institución pone énfasis en algunas medidas de higiene para cuidar la dentadura:
- Limpiar los dientes del bebé desde que empiezan a salir. Se debe hacer al menos dos veces al día, sobre todo después de darle de comer, con un paño o gasa suave humedecida o con un cepillo dental para bebés.
- No dejarle al niño el biberón para dormir, salvo que contenga solo agua. Hay que procurar que a partir del año de edad se acostumbre a beber en vaso o taza.
- Llevar al niño al dentista. La primera visita se debe realizar antes de que cumpla un año, y que luego se dé con la misma frecuencia que sugieren para los adultos: cada seis meses.