Javier Angulo, Director de la Seminci de Valladolid

"Llenar hoy una sala de cine es una heroicidad"

1 noviembre de 2008
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Periodista cinematográfico, director de un festival de cine, realizador de un documental… Para usted, como cantaba Aute, ¿toda la vida es cine?

Pues sí. Yo fui educado social, política y sentimentalmente en el cine. Cuando estudiaba en la Universidad de Pamplona me veía ya tres sesiones de cine seguidas muchos días. Me enloquece el cine y en cuanto salió la oportunidad me dije:
¿y por qué no?

Y, como el mismo Aute canta, ¿más cine, por favor?

Sí, sí. Más cine, pero del bueno, del cuidado, del de autor, del que salga de los circuitos comerciales y español.

¿Qué es cine de autor?

Para mí es una película elaborada fuera de los grandes circuitos comerciales, con una producción no exagerada, en la que no se abusa de los medios técnicos ni de los grandes efectos especiales ni de sonido, con un tema serio, una buena historia, contada de manera más o menos intimista, sin concesiones al público, realizada desde el corazón de quien la escribe y llena de sinceridad, sin guiños baratos fáciles ni de técnica ni de guión. Es un trabajo serio que busca llegar a los sentimientos humanos, a la risa, al lloro, al enfado…

Por tanto, ¿’El Padrino’ no sería cine de autor?

Sí, sí, es cine de autor, pero también es una superproducción. Hay ciertas cosas que no se pueden contar sin medios. En cambio, para mí no es cine de autor ‘La guerra de las galaxias’.

¿No cree que, en ocasiones, bajo el paraguas del cine de autor se quieren disimular o esconder trabajos fallidos o fracasos estrepitosos en taquilla?

Todos los trabajos pueden ser fallidos, superproducciones o no. Qué pasa, ¿que los americanos no nos venden trabajos fallidos todos los días? Para mí el cine de autor es ese director que quiere innovar aunque no lo consiga, que pretende hacer algo distinto huyendo de los lugares comunes, con un sello personal. Pero cuando el proyecto es tan grande, tan grande, el sello personal del director se pierde mucho.

Pese a que usted ha escrito crítica cinematográfica, se niega a identificarse como crítico. ¿No está de acuerdo con su labor?

Todo lo contrario. Me parece que el día que desaparezcan los críticos se acabará de hablar del cine como el séptimo arte. Sin ellos, todo serían películas de entretenimiento.

¿Los críticos viven tan bien como parece?

No. Yo he seguido a los críticos y he cubierto un festival como Cannes y verte cuatro o cinco películas diarias es una maravilla, desde luego mejor que estar en la mina o conduciendo un camión, pero es un curro. Es un trabajo precioso, pero también puede ser duro.

Por naturaleza, la labor del crítico es subjetiva. ¿Qué diferencia entonces una buena crítica de otra?

Una buena crítica es la que ofrece argumentos y no adjetivos. Yo lo que quiero es que me digan exactamente por qué no le ha gustado la película, dónde está el problema y que lo detallen para que yo lo entienda. Y si afirma que la película está muy bien, quiero que me argumente por qué he de ir a verla.

¿Y eso lo hacen los críticos?

Pues no todos, porque, como señalas, son muy subjetivos. Pero creo que, salvo alguna excepción, los críticos son personas honestas que intentan hacer bien su trabajo. Lo que sí debemos reclamar al crítico es preparación, exigencia a sí mismo con lo que escribe, didáctica, que no escriba para los críticos sino para todos y que cualquiera que lea a los críticos aprenda de cine y a ver el cine.

¿Hasta qué punto puede influir el buen o mal funcionamiento en taquilla la opinión de un crítico?

Aún hay una proporción relevante de los espectadores que lee las críticas para orientarse y eso está muy bien, pero si la película tiene que funcionar en taquilla, lo hace diga lo que diga el crítico. Tampoco estoy de acuerdo con la idea de que hay un divorcio completo entre la crítica y el público: pervive un público que ve el cine como arte, que le gustan los temas para debatirlos… a toda esa gente que tiene lo que yo llamo “paladar” la opinión de los críticos les interesa. Donde sí puede hacer daño una crítica es en una película pequeña, de autor, con pocos medios, que va a salas de cine de ensayo… a la gran película no. Yo admiro a los críticos y los respeto porque su trabajo no es fácil. A mí, cuando me ha tocado, he sudado.

¿Su percepción de los críticos ha cambiado ahora que es director de un festival de cine?

Sinceramente, me dan respeto y miedo, porque aquí sí que te pueden hacer pupa.

“Cuando le dije a mi hijo que le pagaba las descargas de películas para que no las pirateara, me respondió: “¿Qué quieres, que se rían de mí en el colegio?”

Por tanto, desde su posición, ¿conviene llevarse bien con ellos?

Bueno, no sé qué decirte. Lo que creo es que no se puede hacer un festival para los críticos ni sin los críticos. En el caso de la Seminci, lo que más me preocupa es el público de Valladolid.

Un festival no debe perder nunca de vista al público.

Así es. En lo primero que hay que pensar es en el público. Un festival debe tener tres cosas básicas: unas buenas películas, un público que las respalde y un grupo de críticos y periodistas que hablen del fenómeno. Luego ya los famosos, famosillos y famosotes… hombre, la gente lo pasa bien, son días especiales…

El glamour es prescindible.

Este festival ha sobrevivido muchos años sin glamour.

¿No resulta chocante que se rueden películas españolas que luego no se distribuyen?

La razón es que hay distribuidores que no se arriesgan, no que son siempre malas. Cada día se toman menos riesgos. En estos momentos hay productores que son más buscadores de dinero, gestores de fondos, de subvenciones… Tampoco digo que haya que volver a ese productor que hipoteca su casa, que vive una locura porque cree en un proyecto. Pero sí hay ocasiones en que ves a productores que se la juegan, ahora, cada vez menos. Y luego está la publicidad. Para que se sepa que tienes una película bonita, pequeña, tierna… hay que invertir mucho dinero.


“El día que desaparezcan
los críticos se dejara
de hablar del cine como
el séptimo arte”

¿Dónde está el límite entre la obra de arte y un producto de una industria cultural como es el cine?

El cine empezó siendo puro entretenimiento, luego la gente se lo empezó a tomar en serio y se convirtió en el Séptimo Arte. Pero no todas las películas son arte, son intentos de hacer arte. Lo que ocurre es que hay otras películas que sólo tienen como meta entretener. A mí me parece que el cine debería entretener, pero también inquietar, hacer pensar… Pero hoy mucho público joven acude sólo a reírse, a pasar miedo… y en cuanto salen del cine ya se les ha olvidado la película. No hay un solo minuto de debate en la calle, de qué ha pasado. Yo tengo un hijo de 18 años que ha visto mucho cine y le gusta, pero no participa de esos debates que teníamos nosotros después de ver una peli. La razón es que en muchos lugares, y para muchos, el cine ha dejado de ser primero un acto social y segundo un acto cultural. Es sólo un acto de entretenimiento y debería ser algo más.

¿Habría que rescatar el cine club?

Sin ninguna duda. Ya se está rescatando en universidades, colegios… porque te ayuda a imaginar, a plantear, a enfocar, a interpretar… El debate en el cine club nos ha dado a muchos cultura y las pautas para disfrutar del cine una vez que ya has visto la película. A mí me gusta que las películas me remuevan los sentimientos de todo tipo y, además, comentarlo.

Hablando de dificultades, imagínese que tiene que convencer al alcalde de una ciudad para organizar un festival de cine. ¿Qué argumentos utilizaría?

Cuando era universitario venía a Valladolid porque era el sitio donde sabías que ibas a ver cine distinto. Y ese es el espíritu que a mí me gustaría recuperar, que estuviera la ciudad llena de chavales con sus mochilas o como fuera para ver pelis. Porque contribuiríamos a que vieran otro tipo de cine diferente al que tienen a mano.

“Para que el cine sea un acto social y cultural, y no sólo mero entretenimiento, hay que hacer una cruzada a favor del cine en sala”

¿Eso es factible?

Estoy en ello. Estamos elaborando un plan estratégico para conseguir precios más baratos y lograr atraer a jóvenes con una buena excusa de cine.

La crisis económica es una realidad, ¿también lo es la crisis del cine?

Yo hablaría de la mala salud de hierro del cine español, porque llevo años y años oyendo hablar de la crisis del cine. Distinguiría entre el plano creativo y el industrial. En lo creativo, no acepto bajo ningún concepto que nos hallemos en crisis. En el industrial, es cierto que el cine español precisa una industria profesionalizada de verdad con gente que sepa que no sólo hay que hacer cine sino hacerlo bien, con técnicas de promoción en los medios, marketing… Creo aún no hemos dado con un modelo que nos permita hacerlo tan bien como lo hacen los franceses, a los que admiro mucho en ese sentido. Podemos hablar de que igual no sabemos elegir bien nuestras películas, venderlas bien, distribuirlas mejor… y que en algunos casos no somos lo exigentes que tenemos que ser para no llevar a la pantalla unas películas que, ya desde el guión, no lo merecen. Que no se hagan 127 películas para seguir dando de comer a la industria y luego 20 se queden sin estrenar, otras tantas duren un fin de semana… para eso la solución está en hacer telefilmes, telemovies, y miniseries para TV, que ahí se puede seguir dando trabajo a la industria. Hay que llenar muchas horas de televisión.

De cada diez espectadores que acuden al cine en nuestro país, sólo uno lo hace por ver una película española. ¿Se puede cambiar esa proporción?

Aquí de nuevo citaría el modelo francés. Francia es un país donde se habla mucho de cine, en el que el estado defiende su cine a muerte, se sienten orgullosos de su cine. Eso hace que el ciudadano francés, en igualdad de oportunidades, siempre tratará de ver cine francés.

¿La excepción cultural, es decir, la regulación por cuotas de pantalla del mercado cinematográfico,
es la solución?

Sí, lo que pasa es que hay que creérselo y pelear para que esto sea así, mande quien mande. El cine sí es arte pero también industria y es la quilla de toda una imagen exterior en el mundo.

Aparte de Almodóvar, ¿hay algún otro que piense así?

Almodóvar y los Trueba por ejemplo venden muy bien su cine. Lo saben hacer bien. Amenábar también, porque además de hacer una buena película hay que saberla vender muy bien, si no te la comes con patatas.

¿Y ése es el modelo que debe seguir?

Sí, sí.

Por tercer año consecutivo baja el número de entradas que se venden en los cines. De 144 millones en 2004 se ha pasado a 104 en 2007, ¿a qué se debe?

Eso se debe a que el dvd y la piratería acaba con todo.

Cuando usted conoce a alguien o le cuentan que ha pirateado una película, ¿qué les dice?

Cuando me lo contó mi hijo por mi primera vez, yo le dije: “no lo hagas, yo te pago la descarga”. “¿Quieres que se rían de mí en el colegio?”, me respondió. Es una pena porque es muy difícil llenar una sala hoy, es una heroicidad, y además vender entradas y ganar dinero.

Así es muy difícil que el cine se mantenga como un acto cultural y social, tal y como usted defiende.

Claro. Por eso yo hago una cruzada en defensa del cine en sala y contra la piratería.

¿El cine en casa acabará con el cine?

Cierto cine en casa ya está acabando con el cine en las salas.

¿Alguna solución?

Debemos ser muy estrictos desde abajo, en los hogares y en los colegios. La educación debe partir de educadores, de los colegios, que creen forum, cine clubes, que utilicen las películas para aprender, para debatir… Pero claro, si en los colegios jamás escuchan hablar de cine, si nunca oyen a un profesor opinar sobre una película, si nunca en su casa ven a sus padres ir a las salas de cine, ni consumir cine… todo eso lo absorben los chavales.

¿Con qué frecuencia va usted al cine?

Hombre, mi caso es especial. El 60% del cine que veo lo hago de forma profesional, en festivales, pases privados que les hacen a los periodistas….. De todas maneras los sábados y domingos me voy con mi chica a ver lo que llamamos arte y ensayo. Alguna vez he ido con mis hijos a ver películas espectáculo, tipo ‘La guerra de las Galaxias’ o ‘El Señor de los Anillos’ porque también eso hay que verlo.

¿Y sus hijos?

Ven menos cine del que yo quisiera porque claro, es que el cine es caro, y con el dinero que les doy de paga… Ahora, a mí no me importa darles más dinero para que vayan al cine, pero me tienen que enseñar la entrada.

¿Debería ser más barato?

Quizá sí, pero la lógica de mercado dice que una subida es muy posible y una bajada muy improbable.