La videocámara menguante
Las videocámaras constituyen la mejor herramienta para congelar parte de nuestra vida a un precio y tamaño cada vez más reducido. Ésta es la razón de que en los últimos años las cámaras fotográficas digitales hayan encontrado en estos dispositivos su perfecta compañera en viajes, actos familiares y cuestiones de trabajo. Poco más grandes que una cámara compacta, las actuales videocámaras, ligeras y portátiles, se han popularizado y perfeccionado hasta dotarse de la más alta definición, gracias a la cual se pueden captar imágenes para ser vistas con todo lujo de detalles en televisores de planos de última generación. Éstas no son las únicas virtudes que caracterizan a las nuevas generaciones de videocámaras para usuarios. Su precio es otra de sus ventajas, pues se pueden conseguir videocámaras a partir de 250 euros y un máximo en torno a los 1.500 euros. El mayor o menor desembolso lo condicionarán, entre otras prestaciones, la calidad de la imagen grabada y el sistema de almacenamiento.
Criterios que priman en la elección de una videocámara
Un usuario medio -que quiere grabaciones de calidad pero sin aspirar a obtener resultados artísticos o profesionales- debe buscar el equilibrio entre funcionalidad y prestaciones. Funcionalidad en el momento de grabar las imágenes y también cuando desee editarlas. En cuanto a las prestaciones, conviene diferenciar lo necesario de lo accesorio. Así se podrá ponderar si merece la pena o no pagar un mayor precio.
Sistema óptico
Respecto a la vertiente óptica, uno de los aspectos más importantes es el tipo de zoom que utiliza la cámara. Hay dos sistemas de calidad y precio muy distinto: el zoom óptico y el digital. Como en las cámaras fotográficas digitales, el zoom óptico se basa en un juego de lentes físicas. Es la mejor alternativa, pero también es la más cara. El zoom digital es un sistema electrónico cuyos resultados son inferiores y que, siempre que se pueda y el presupuesto lo permita, conviene rechazar.
Otro factor es el sensor. Se trata del sistema encargado de captar la imagen y transformarla en digital. Se dispone de dos tecnologías de sensores en el mercado, la CCD y la CMOS. Ambas proporcionan calidades de imagen muy similares, por lo que no son un factor determinante. La CCD, sin embargo, contiene un sistema llamado 3 CCD que capta la imagen con mayor sensibilidad.
Ahora bien, lo más importante no es cómo se capta la imagen, sino la calidad del resultado final. En otras palabras, la definición que ofrece la videocámara. En estos momentos los modelos más económicos proporcionan una calidad 720p, también llamada HD Ready, que posibilita visualizar la imagen con una definición de 1280 x 720 pixeles. Se pueden conseguir por precios en torno a los 400 euros. Si se desea calidad Full HD, que implica una mayor definición de la imagen (1920 x 1080 píxeles), el precio es superior.
Parámetros físicos
Pero no sólo el apartado óptico es determinante en el funcionamiento y resultados de una videocámara digital. Una vez capturada la imagen, el modo en que se almacena en la videocámara determinará si es cómodo o no manipularla, reproducirla en otro aparato o editarla con un programa de ordenador. Durante mucho tiempo fueron muy populares las cintas de vídeo, y hoy en día todavía hay cámaras que las usan. Sin embargo, no es un sistema propicio para visualizar la grabación en un ordenador, ya que precisa de adaptadores especiales. Otras utilizan un disco DVD, pero tampoco es fácil extraer la imagen.
Lo más práctico son las cámaras que contienen un disco duro, o las que usan tarjetas de memoria SD, ya que basta con insertar un cable USB entre la cámara y el ordenador para transferir la grabación, o bien introducir la tarjeta SD en la ranura correspondiente en el PC. Su capacidad de memoria es, en general, elevada, ya que un registro de imagen ocupa mucho espacio.
Cuanto mayor sea la capacidad del disco duro, más horas de grabaciones se podrán almacenar, aunque esta opción acarrea inconvenientes. El primero es que un disco duro con capacidad elevada implica más peso de la videocámara y un mayor tamaño, lo que influye de forma negativa en la portabilidad de la videocámara. El mercado ofrece modelos con discos duros de gran capacidad y poco peso, pero en general se corresponden con los aparatos más caros. La opción de la tarjeta SD no condiciona el peso ni las dimensiones del aparato, pero su límite de memoria son 32 gigabytes. Si se desea obtener más capacidad, la única opción es llevar encima tarjetas de repuesto.
Una vez que se ha logrado descargar la grabación al disco duro del ordenador, se puede proceder a su edición, pero antes hay que asegurarse de que el formato de compresión que utiliza la videocámara para registrar la imagen es compatible con los reproductores multimedia que se usan en el ordenador. Los formatos de compresión más habituales, y que reconocen tanto reproductores como programas de edición, son Theora, DivX, MPEG-2, MPEG-4, WMV o FLV.
Si la cámara graba en un formato diferente, se pueden encontrar en Internet los códigos adecuados para leer dicho formato y reconvertirlo a otro aceptado por el programa de edición. Sin embargo, esta práctica puede incidir en una menor calidad de la imagen.
Por último, hay que asegurarse del tipo de conexiones que admite la videocámara, ya que de ellas dependerá que se la pueda conectar directamente tanto a un ordenador como a una pantalla de televisión o cualquier otro aparato. Debe disponer como mínimo de un puerto USB y conectores Super Vídeo o Vídeo Compuesto. Si graba en HD es imprescindible que contenga un conector HDMI como puerto de salida de vídeo que permita su conexión a un televisor HD.