El precio de una residencia puede ser hasta siete veces superior según la ciudad y el modelo de alojamiento
Del análisis se colige, eso sí, que la diversidad de precios es muy amplia y está condicionada por la ciudad elegida y el modelo de alojamiento: el mayor coste del estudio, hallado en una residencia barcelonesa, es de 1.418 euros mensuales por una habitación individual con baño y pensión completa. Esta cantidad es casi siete veces mayor que los 230 euros de una residencia evaluada en Sevilla, que sólo da derecho a alojamiento, la mensualidad más económica del estudio.
Se han visitado 86 residencias y colegios mayores en 18 ciudades: Alicante, Barcelona, Bilbao, Córdoba, Granada, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, Salamanca, San Sebastián, Santiago de Compostela, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza. El listado incluye públicas, privadas, concertadas, femeninas, masculinas y mixtas. Más de la mitad de las residencias y colegios mayores estudiados eran mixtos, aunque aún pervive la separación de sexos: casi el 38% eran sólo femeninas y el 11% masculinas.
Por una parte, CONSUMER EROSKI solicitó información a los directores y responsables de cada centro. Por otra, técnicos de esta revista, haciéndose pasar por clientes interesados en alojar en esa residencia a un familiar, visitaron, en julio de este año, cada una de las residencias para comprobar sobre el terreno el estado de las instalaciones y su conservación, la limpieza, los servicios ofertados, la accesibilidad, la seguridad y las condiciones de admisión o normas de cada una de ellas.
Las residencias y colegios mayores analizados aprueban con un poco satisfactorio ‘aceptable’ el examen propuesto por la revista: las de Murcia y Vitoria logran un ‘muy bien’; el ‘bien’ certifica la valoración de las visitadas en Alicante, Bilbao, Córdoba, Málaga y San Sebastián; se quedan en un pobre ‘aceptable’ los centros estudiados en Barcelona, Madrid, Granada, Oviedo, Salamanca, Santiago de Compostela, Valencia, Valladolid y Zaragoza. Las peores calificaciones del informe recaen en las instalaciones observadas en Pamplona y Sevilla, que suspenden con un ‘regular’.
Por apartados, las 86 residencias visitadas obtienen valoraciones positivas en información, limpieza y servicios que ofrecen a sus residentes (el índice medio es de un ‘bien’). Flojean sin embargo en medidas de seguridad ante casos de emergencia (apenas un ‘aceptable’) y suspenden en accesibilidad (‘regular’). De hecho, menos de la mitad de los centros estudiados disponen de habitaciones adaptadas para residentes con discapacidad.
El cambio que representa el inicio de una carrera universitaria se agudiza cuando implica el abandono por primera vez del hogar familiar. La búsqueda del alojamiento adecuado en la ciudad de destino se convierte en una prioridad. Las opciones son múltiples: colegios mayores, residencias, pisos, familias o clubes universitarios. Las posibilidades económicas y la primacía de la independencia personal o la comodidad marcan la decisión final.
- Colegio mayor: El principal atractivo de estos centros es la posibilidad de entablar relaciones sociales en una ciudad desconocida. El estudiante tiene todas las necesidades cubiertas, pero el precio que debe pagar mensualmente por ello es más caro. El punto débil de estos lugares es la sensación de continuar en un ambiente similar al del hogar, con horarios y normas en ocasiones muy estrictas.
- Residencias: Este tipo de centros ofrecen una mayor libertad de movimiento que los colegios mayores. En general, las normas no son tan estrictas. Además, al igual que ellos también son lugares muy solicitados por la posibilidad de conocer a otras personas durante el primer curso.
- Piso compartido: La búsqueda de alojamiento de este tipo es una labor más complicada que la de residencias y colegios mayores. Sin embargo, es la opción preferida por los estudiantes que buscan librarse de ataduras, horarios y normas estrictas. Vivir así supone tener libertad absoluta, aunque en ocasiones el estudiante no es capaz de organizar el ritmo de estudio y trabajo con la rutina de llevar una casa. En muchos casos, los estudiantes tienen más gastos imprevistos que terminan descuadrando el presupuesto.
¿Cuánto cuesta una residencia o colegio mayor?
Alojarse en un colegio mayor o residencia en España supone un desembolso medio de entre 654 y 574 euros al mes. Madrid es la opción más cara, puesto que una habitación individual con baño y pensión completa cuesta una media de 897 euros cada mes (la horquilla va de los 1.135 a los 582 euros), aproximadamente 90 euros más que un cuarto doble con las mismas características. En carestía le sigue Barcelona, aunque los precios medios descienden 75 euros de los de la capital madrileña: una habitación individual con baño y pensión completa asciende, de media, a 822 euros, 83 euros más que la habitación doble con similares características.
En el extremo contrario se encuentran las residencias visitadas en Sevilla: un cuarto individual con baño y pensión completa se queda de media en 519 euros, una diferencia abismal con respecto de Madrid, casi 400 euros de ahorro cada mes. La habitación doble es más barata aún: 462 euros. En el listado de precios menos onerosos también ocupa un puesto destacado Santiago de Compostela: 539 euros al mes la habitación individual con baño y pensión completa y 491 la habitación doble.
La oferta no se limita a la habitación individual o doble con pensión y baño completos. Entre las modalidades más comunes también se encuentran las de habitación individual y doble con baño completo y media pensión. Los precios más onerosos se hallaron de nuevo en Barcelona, con 735 y 709 euros.
También es posible contratar el alojamiento sin ningún tipo de régimen de pensión. Ésta última posibilidad es la más asequible: el precio medio es de 357 euros al mes. Aparte del pago mensual, en la mayoría de las residencias se exige una fianza previa en caso de abandono sin causa justificada, pérdida de la plaza o deterioro de las instalaciones o el mobiliario. Las cantidades, de lo más variadas: desde los 30 y 60 euros que deben abonarse en una residencia de Málaga y de Pamplona, a los 2.000 euros o 1.500 que se solicitan en otras dos ubicadas en Barcelona y Granada.
De los servicios más básicos a las residencias “de lujo”
Un parámetro que habla de la calidad de las residencias de estudiantes universitarios es el de los servicios que ofrece. De las 86 residencias y colegios mayores, tan sólo el 45% disponían de baño completo en las habitaciones, es decir, un aseo que incluía lavabo, ducha e inodoro. El 35% lo había habilitado únicamente en algunas de las estancias, y en el 20% no tenían en ningún cuarto. Destaca el caso de Barcelona, donde en 7 de las 10 residencias estudiadas los baños son compartidos por todos los usuarios.
Más de la mitad ofrecen ropa de cama a sus residentes (en el 50% de las residencias que no lo hacen, se cuenta con la posibilidad de alquilarla), y sólo dos de ellas no contaban con calefacción o elementos imprescindibles como armarios, papeleras y mesas de estudio.
Algunos de los servicios más comunes de una residencia para estudiantes universitarios son la recepción, el comedor (presente incluso en aquellos centros que no ofrecen manutención a sus residentes), la lavandería (en la mayoría de los casos incluida en el precio que paga el usuario), salas para recibir visitas y aulas de estudio.
El 100% de los centros que disponen de sala de ordenadores (64 de las 86 residencias del informe) cuentan con Internet y tres de cada cuatro residencias visitadas ofrece conexión a la red en las propias habitaciones. En las salas multimedia, la dotación media de ordenadores es de ocho terminales. Para fomentar la integración en la vida universitaria, más del 70% de las residencias analizadas organizaba actividades socioculturales durante el curso, especialmente en Madrid, Málaga, Murcia, Santiago de Compostela y Valladolid.
Ante cualquier emergencia, es oportuno que las residencias dispongan de al menos un botiquín, como ocurre en el 75% de los casos estudiados. Algunas de las observadas en Madrid, Málaga y San Sebastián cuentan con enfermería. En alguno de los centros de Oviedo y Pamplona, como ocurre también en Madrid y Málaga, disponen incluso de un médico de forma permanente en sus instalaciones. En cuanto a infraestructuras deportivas, sólo se hallaron en la mitad de las residencias visitadas.
La mayor parte de ellas se encuentran bien conectadas con campus universitarios, centros históricos o principales estaciones de autobús, tren o metro. Aunque el 95% de los centros estudiados no garantizan un servicio de transporte propio (sí en algunas de las visitadas en Pamplona, Córdoba y Oviedo), no hay más de 10 minutos andando, en el peor de los casos, desde la entrada a la residencia a la parada de transporte urbano más cercana.
El 10% de estos centros contaban con un gabinete de atención pedagógica y el 12% con un servicio de apoyo psicológico a los alumnos que residen en sus instalaciones.
Buena limpieza: una máxima que se cumple
Casi en el 40% de las residencias analizadas los propios residentes eran los encargados de limpiar sus habitaciones. Sin embargo, en aquellas donde el precio incluía este servicio, la frecuencia de limpieza era diaria en el 18%; cada dos días en el 10%; cada tres en el 14% y una vez a la semana en el 18%.
En cuanto al resto de dependencias de la residencia o colegio mayor, la limpieza era la norma en los interiores de los edificios; la pulcritud marcaba el estado de los aseos (las únicas salvedades: olores desagradables en una residencia salmantina, ni rastro de papel higiénico en alguno visitado en Pamplona y poco jabón de manos en un único centro navarro y dos de Murcia y Valencia). Asimismo, las instalaciones deportivas se encontraban en perfecto estado (salvo el abandono observado en algunas de Valladolid y Madrid).
Sin embargo, sólo había contenedores para depositar papel y cartón en el 62% de las residencias visitadas; recipientes para depositar envases de plástico en la mitad de ellas; recogida de pilas en un 53% y basura orgánica en un 50%.
Murcia, Bilbao y Vitoria, únicos ejemplos positivos en accesibilidad
Una de las mayores deficiencias de estos centros se halló en su adaptación para personas con discapacidad: un 60% de las 86 residencias incluidas en el informe de la revista no disponen ni tan siquiera de una sola habitación adaptada para estos residentes. Las mejores en este campo, las visitadas en Bilbao, Murcia, Alicante y Vitoria. En el extremo contrario, las de Pamplona, Oviedo, Barcelona, Salamanca y Valladolid. Además, los centros de Bilbao y Vitoria son los únicos del estudio con baños especialmente habilitados con hueco debajo del lavabo para una silla de ruedas, plato de ducha sin cortinas y asidero o inodoro adaptado, entre otras medidas.
La situación no mejora ni mucho menos en el resto de la inspección que efectuaron los técnicos tanto del interior como del exterior de la residencia: sólo en 40% de los casos se observaron rampas de acceso en la entrada para salvar escaleras; en algo menos de la mitad las puertas no eran lo suficientemente amplias como para permitir el paso de una silla de ruedas; en uno de cada tres centros no había ascensor para subir a otros pisos o los que se hallaron no eran lo necesariamente amplios. En una gran mayoría, el parking no cuenta con plazas de aparcamiento reservadas para residentes discapacitados.
Un último punto reseñable en este sentido: en apenas una par de colegios mayores y residencias de Murcia, Sevilla y Vitoria se apreciaron los escasos carteles escritos en braille encontrados por los técnicos del informe.
La elección de una residencia en la que vivir durante el curso académico no debe tomarse a la ligera. No se trata tan sólo de un lugar donde dormir sino que, en ocasiones, se convierte en la verdadera casa para aquellos jóvenes que deciden marcharse a una localidad diferente de su lugar de origen para continuar sus estudios universitarios. Así, la residencia o colegio mayor ideal debería contar con:
- Régimen de alojamiento: Lo más cómodo para los residentes es disponer de un régimen de pensión completa, lo que evita gastar tiempo y dinero en comer fuera de la residencia o tener que hacerse su propia comida. Otra opción es la de aquellas habitaciones tipo apartamento que disponen de su propia cocina. Para aquellos residentes que deban seguir una alimentación especial por prescripción médica, lo ideal sería que la residencia pudiera adaptar sus menús a las necesidades especiales de estas personas.
- Servicios: Todas las comodidades para los residentes: lavandería, servicio de enfermería, cafetería-bar, zonas deportivas, estancias amplias y luminosas para el estudio que estén dotadas de ordenadores, así como de una red wifi, y un buen número de volúmenes en la biblioteca; zonas para el ocio o el descanso (salas de estar, para ver la televisión o recibir visitas ajenas a la residencia o colegio mayor); servicio de fotocopistería, envío de correo postal y de fax; parking (para automóviles, ciclomotores y bicicletas); espacios ajardinados o servicio de transporte para ir al campus, al centro de la ciudad o a las principales estaciones de autobús, tren… (o en su defecto, paradas de transporte urbano a pocos minutos de la residencia o colegio mayor). Además, es esencial que tanto las zonas de las habitaciones como las dependencias comunes estén limpias y bien iluminadas.
- Seguridad: Conviene que la residencia disponga de todas las medidas de seguridad necesarias en caso de emergencia durante las 24 horas del día: personal de seguridad o cámaras en los accesos y entradas a las instalaciones, así como toda una serie de dispositivos (en habitaciones y zonas comunes) como luces y salidas de emergencia, extintores, detectores de humo/fuego, bocas de riego, alarma, mangueras?
- Accesibilidad: Los responsables de las residencias deben tener en cuenta que las personas discapacitadas son residentes como los demás y, por tanto, deben tener cubiertas sus necesidades y comodidades. Lo correcto sería que estos estudiantes no tuviesen ningún tipo de problema para poder acceder y desplazarse por la residencia, además de contar con habitaciones, baños, salas comunes e incluso plazas de aparcamiento específicas para ellos.
Medidas de seguridad correctas aunque mejorables y tabla comparativa
El 86% de los colegios mayores o residencias tienen instalado un sistema de alarma, aunque en una docena ubicadas en Barcelona, Córdoba, Granada, Madrid, Málaga, Oviedo, Salamanca, Santiago de Compostela y Sevilla aún no lo han hecho (en las habitaciones, ese porcentaje se reduce hasta un 60%). Extintores, luces y salidas de emergencia se hallaron en la gran mayoría de las residencias. Sin embargo, sólo un 60% de estas salidas estaban correctamente señalizadas. Una deficiencia más: sólo el 22% de las residencias analizadas realizaron algún simulacro de emergencia en el último año.
Normas y admisión, cada residencia es un mundo
Cada residencia o colegio mayor se rige por una serie de normas propias para el buen funcionamiento de las instalaciones y la perfecta convivencia entre los residentes y el personal de estos alojamientos universitarios. Así, a ninguno de los estudiantes alojados en las tres residencias visitadas en la capital murciana, ni tampoco en la mayoría de las examinadas en Santiago de Compostela y Valencia se les permite encender un cigarrillo en sus instalaciones o dependencias.
Las residencias evaluadas en Pamplona son las que más “controlan” la entrada de personas a sus instalaciones: en ninguna de las cuatro analizadas en la capital navarra se permitía la visita de personas ajenas a la residencia. Además, en dos de estos cuatro centros universitarios es obligatorio acudir con asiduidad a las actividades que organizan los responsables del centro (algo similar ocurre en tres de las cuatro residencias malagueñas). En la mitad de las estudiadas en Salamanca se registran las horas de entrada y salida de los residentes del centro.
Ante cualquier falta de disciplina, la mayoría de las residencias prefieren solucionar el problema con los propios jóvenes, ya que desechan informar a los padres de lo sucedido. Sin embargo, un amplio porcentaje de las residencias alicantinas, navarras y barcelonesas visitadas dan buena cuenta a los progenitores del comportamiento o el rendimiento académico de sus hijos.
Respecto a los requisitos de admisión, el catálogo es variado. Estar matriculado en una universidad concreta o demostrar un expediente académico intachable son algunos de los criterios que esgrimen estas residencias para conceder o denegar la plaza a un alumno que desee alojarse en sus instalaciones durante los nueve meses del curso escolar. Éste es el caso de la mayoría de centros examinados en Oviedo (algunas de la residencias analizadas están dirigidas para estudiantes de MIR o BIR), Córdoba, Madrid, Salamanca y Zaragoza. Los responsables de las residencias visitadas en la capital aragonesa, junto con las evaluadas en Madrid, son los que más se fijan en las notas logradas en el bachillerato y la selectividad.
Todos los centros visitados en Pamplona y la mayoría de Barcelona, Salamanca y Valladolid usan, además, los resultados de la entrevista personal previa como criterio y en Málaga, además, ponen especial atención en la renta familiar de cada joven. En el lado opuesto, las residencias visitadas en Bilbao, San Sebastián, Vitoria y Alicante presumen de no tener ni una sola condición en este sentido.
18 ciudades, una a una
- Alicante
- Barcelona
- Bilbao
- Córdoba
- Granada
- Madrid
- Málaga
- Murcia
- Oviedo
- Pamplona
- Salamanca
- San Sebastián
- Santiago de Compostela
- Sevilla
- Valencia
- Valladolid
- Vitoria
- Zaragoza
La capital alicantina es una de las ciudades mejor valoradas del estudio con un ‘bien’, aunque la accesibilidad de las instalaciones es mejorable
En el caso de Alicante, se tomaron como referencia cinco residencias, tres de ellas de titularidad privada, una pública y otra concertada (todas ellas mixtas). La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones es de un ‘bien’, superando la media nacional de ‘aceptable’. El punto débil de las residencias analizadas es, como en la mayor parte de las ciudades del informe, la accesibilidad para estudiantes con discapacidad, apartado en el que la ciudad alicantina se conformó con un ‘aceptable’. Sin embargo, sus puntos fuertes son la seguridad y la información que ofrece a los usuarios.
Alojarse en residencias y colegios mayores de Alicante supone un desembolso medio de 508,5 euros. En concreto, el alumno deberá pagar 634 euros de media por una habitación individual con baño y pensión completa, 509 euros por una doble con las mismas características, 460 euros por una habitación individual con baño completo y media pensión, o 431 euros por una doble con las mismas características. Con todo, el precio más económico es de 273 euros por una habitación doble con baño completo y media pensión, no muy alejado de la tasa mensual más barata hallada en Sevilla, 230 euros, pero en este caso sólo alojamiento.
Las habitaciones de las cinco residencias visitadas en Alicante fallan en accesibilidad: una de las cinco no ha adaptado los cuartos y dos de las cinco tampoco los aseos. Además, la mitad de los centros adaptados no cuentan con suelo deslizante, no disponen de ventanas correderas ni muebles con esquinas o ángulos redondeados para evitar golpes, ni enchufes a la altura necesaria para que puedan llegar desde una silla de ruedas.
Por el contrario, en información, el trato recibido por los responsables de las residencias fue bueno y la documentación facilitada fue satisfactoria. Además, cuatro de las residencias visitadas estaban correctamente señalizadas en el exterior, al igual que cada dependencia en el interior. En materia de seguridad, no se hallaron excesivas carencias puesto que las cinco residencias contaban con luces y salidas de emergencia, sistema de alarma y detección de incendios. Además, disponían de un plan de emergencia actualizado.
Las instalaciones de las residencias y colegios mayores estudiados se encontraban en buen estado de mantenimiento, según los técnicos que los visitaron, aunque en uno de los centros se halló algo de suciedad en el interior del edificio. Las habitaciones estaban limpias, así como los aseos donde no se hallaron olores desagradables. Sin embargo, el ‘bien’ con el que se calificó mostraba carencias en la instalación de contenedores de reciclaje, especialmente de envases de plástico y pilas, puesto que cuatro de los centros analizados no disponían de ellos.
Por último, en cuanto a las prestaciones, la totalidad de las residencias y colegios mayores estudiados tenían paradas de autobús urbano. Las habitaciones estaban equipadas con los elementos necesarios (calefacción, mesas de estudio, sillas, estanterías, papeleras, etc.), así como con aulas de estudio y servicio de recepción entre otras cosas. Cuatro de los centros analizados tenían además instalaciones deportivas, pero es destacable que dos de las residencias no contasen con una sala de ordenadores.
La capital catalana es la segunda ciudad más cara, sin embargo, las instalaciones precisan mejoras en accesibilidad, seguridad y prestación de servicios
En el caso de Barcelona, se tomaron como referencia diez residencias, todas ellas de titularidad privada (cinco mixtas y otras cinco que sólo admiten a chicas). La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones es de un ‘aceptable’, igual que la media nacional. Lo peor valorado de las instalaciones estudiadas es la accesibilidad (‘regular’) y la mejor calificación recae en la limpieza y mantenimiento de los edificios e instalaciones y en la información a los residentes (un ‘bien’). Mientras, la seguridad y la oferta de servicios a los residentes se queda en un mediocre ‘aceptable’.
La capital catalana es la segunda más cara del estudio, por detrás de Madrid. Los precios medios son 75 euros más económicos que los de la capital madrileña: una habitación individual con baño y pensión completa asciende, de media, a 822 euros, 83 más que la habitación doble con similares características. Sin embargo, lo más característico es que la habitación más cara del estudio se encontró en la ciudad barcelonesa: nada menos que 1.418 euros, un precio muy alejado de los 420 euros hallados por una habitación (aunque sin baño completo en ella ni manutención).
La carencia más importante de las residencias estudiadas en Barcelona tiene que ver con la accesibilidad. Y es que nueve de los diez centros visitados no disponían de habitaciones ni baños adaptados para posibles residentes discapacitados.
La seguridad y la dotación de servicios tampoco son los puntos fuertes de las residencias estudiantiles barcelonesas. En el primer apartado, se hallaron carencias en el 20% de los centros incluidos en el informe porque no contaban con sistemas de alarma, salidas de emergencia ni servicio de recepción. Además, en cuanto a prestaciones, sólo el 40% de las residencias contaban con instalaciones deportivas, 30% con aparcabicis, el 10% con garaje y cafetería, y una de cada dos con biblioteca y sala de ordenadores.
Pese a todo, la limpieza y mantenimiento de las instalaciones destinadas a jóvenes universitarios es buena. Así, bastan algunos ejemplos para sustentar esa nota: los técnicos de la revista comprobaron que no había suciedad en las habitaciones y aseos, y en general las zonas comunes estaban bien iluminadas y conservadas.
Por último, en información, el trato recibido por los responsables de las residencias fue bueno y la documentación facilitada fue satisfactoria. Dentro de este mismo apartado se incluyen las condiciones exigidas para la admisión y realización de la matrícula pertinente: en todas las residencias estudiadas se precisa mantener una entrevista con el futuro residente como requisito indispensable para entra en ellas; es más, en 9 de cada 10 incluso es necesaria la entrevista con los padres. Y para admitir a un alumno en el 10% de los centros visitados se valora el expediente, pero en ninguna la renta familiar ni las condiciones socio-familiares.
Los centros visitados sobresalen en limpieza, aunque precisan mejoras en la dotación de servicios
En el caso de Bilbao, se tomaron como referencia cuatro residencias, todas ellas de titularidad privada (dos mixtas y dos que sólo admiten a chicas). La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones supera con un ‘bien’ la media nacional (un ‘aceptable’). La mejor valoración recae en la limpieza y mantenimiento de los edificios e instalaciones (‘muy bien’), mientras que la información a los residentes, la accesibilidad para discapacitados y la seguridad logran calificaciones de ‘bien’. Sin embargo, la oferta de servicios a los residentes se queda en un mediocre ‘aceptable’.
En cuanto a precios, el desembolso medio no baja de los 400 euros mensuales. Eso sí, en la modalidad de sólo alojamiento, la más económica. De hecho, las tasas pueden llegar a duplicarse si el estudiante prefiere una habitación de uso individual con baño y pensión completa, supuesto en el que los precios van de los 530 euros al mes a los 878 euros.
Bilbao se encuentra entre las cinco mejores ciudades (junto con Córdoba, Madrid, San Sebastián y Vitoria) en el apartado referido a la limpieza y mantenimiento de estas instalaciones para jóvenes universitarios. Así, bastan algunos ejemplos para sustentar la nota de ‘muy bien’ obtenida:nada de suciedad en habitaciones y aseos, espacios deportivos cuidados y zonas comunes luminosas y bien conservadas.
Sin embargo, la oferta de servicios a los estudiantes en los centros visitados es muy limitada. Ninguno de los visitados cuenta con un gabinete de atención pedagógica o psicológica, tampoco con un servicio de transporte propio a los campus universitarios o al centro de la ciudad. Sólo una residencia contaba con cafetería, la media de ordenadores para los residentes es de apenas 6 (dos menos que el índice medio del estudio) y sólo la mitad de las residencias incluidas en el informe de CONSUMER EROSKI disponía de aparcabicis.
En cuanto a información, los técnicos comprobaron que el trato recibido por los responsables de las residencias fue bueno y la documentación facilitada fue satisfactoria. Dentro de este mismo apartado se incluyen las condiciones exigidas para la admisión y realización de la matrícula pertinente: en tres de las cuatro residencias se informa a los padres del comportamiento de los residentes, en la misma proporción se permite la permanencia en el centro incluso después de finalizar el curso académico. Asimismo, en ninguna de las analizadas se valora la renta familiar o el expediente académico como requisito para conceder una plaza.
Las cuatro residencias seleccionadas en Bilbao también destacan en materia de seguridad: disponen de luces, salidas de emergencia o sistema de alarma. Además, tres de los cuatro centros cuentan con un plan de emergencia.
Por último, los técnicos de la revista comprobaron que los centros visitados en la capital vizcaína pueden presumir de encontrarse entre los mejores puestos (sólo superada por Murcia y Vitoria) en la preocupación por los residentes discapacitados. Todas las residencias estudiadas disponen de habitaciones y baños adaptados, puertas suficientemente anchas como para permitir el paso de una silla de ruedas, rampas de acceso y ascensores.
El precio medio de los centros visitados va de los 307 a los 600 euros en función de la modalidad de alojamiento. Las instalaciones también sobresalen por su limpieza y buena conservación
En el caso de Córdoba, se tomaron como referencia tres residencias, dos de ellas de titularidad privada y una, concertada (una mixta y dos que sólo admiten a mujeres). La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones fue un ‘bien’, superando así la media nacional (un ‘aceptable’). La mejor valoración recae en la limpieza y mantenimiento de los edificios e instalaciones y en la dotación de servicios (calificados los dos apartados con un ‘muy bien’). Por el contrario, falla la accesibilidad (con un ‘regular’) y la seguridad (con un mediocre ‘aceptable’). Por último, la información a los residentes se valoró con un ‘bien’.
En cuanto a precios, el desembolso medio en los centros estudiados no baja de los 300 euros mensuales y se ofertan varias modalidades de alojamiento: si el alumno escoge únicamente la habitación sin manutención, la mensualidad le saldrá por 307 euros; pero si opta por una habitación individual con baño y pensión completa, el precio se incrementa el doble y el desembolso es de 600 euros al mes. En todos los casos, estos precios se hallan ligeramente por debajo de la media del estudio (357 euros en la modalidad de sólo alojamiento y 654 en la opción de habitación individual con baño y pensión completa).
Córdoba se encuentra entre las cinco mejores ciudades (junto con Bilbao, Madrid, San Sebastián y Vitoria) en el apartado referido a la limpieza y mantenimiento de estas instalaciones para jóvenes universitarios. Las razones:nada de suciedad en habitaciones y aseos, espacios deportivos cuidados y zonas comunes luminosas y bien conservadas. Es más, dos de cada tres centros visitados cuentan con contenedores de reciclaje de papel, cartón, plástico, pilas y basura orgánica.
A ello, hay que añadir que la oferta de servicios a los estudiantes en los tres centros visitados es muy completa. Dos de las residencias vistas disponen de alguna instalación deportiva, comedor, servicio de recepción, aula de estudio, biblioteca, sala de estar y sala de ordenadores con conexión a Internet, entre otras prestaciones indispensables.
Sin embargo, no todo es positivo. La accesibilidad es el punto débil de las residencias universitarias y colegios mayores analizados en Córdoba, como también ocurre en la mayoría de los visitados en las 18 capitales. Y es que tan sólo uno de los centros dispone de habitaciones y aseos adaptados con puertas amplias para el paso de una silla de ruedas, persianas con sistema automático y ventanas correderas, aunque sin suelo antideslizante, los muebles no tienen las esquinas o ángulos redondeados para evitar golpes, ni los enchufes a la altura necesaria para llegar desde una silla de ruedas.
Algo similar ocurre en el apartado de la seguridad. Aunque Córdoba supera de forma global el examen de CONSUMER EROSKI, el ‘aceptable’ no es suficiente y viene motivado por una serie de elementos: en una de las residencias faltaban salidas de emergencia, sistema de alarma y detección de incendios, y hasta un plan de emergencia. Además, tan sólo un centro disponía de vigilancia las 24 horas del día.
Por último, en información, los técnicos comprobaron que el trato recibido por los responsables de las residencias fue bueno y la documentación facilitada fue satisfactoria. El responsable de cada centro ofreció información sobre la dotación de servicios, instalaciones del centro, manutención, horarios, etc.
La horquilla de precios medios por alojarse en los centros visitados en Granada va desde los 640 euros a los 714 euros, entre los más caros del país. Las instalaciones visitadas disponen de una dotación de servicios insuficiente
En el caso de Granada, se tomaron como referencia cuatro residencias: tres de titularidad privada, y una, pública (dos mixtas y dos femeninas). La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones no varía de la media nacional (un ‘aceptable’). La mejor valoración recae en la información facilitada (un ‘muy bien’), mientras que la accesibilidad es la peor calificada (con un ‘mal’) y después la dotación de servicios, que suspende con un ‘regular’. Las tareas de limpieza y mantenimiento de las instalaciones, así como las medidas de seguridad se conformaron con un ‘aceptable’.
El precio medio por alojarse en estos centros no baja de los 600 euros: la habitación individual con baño y pensión completa cuesta 714 euros al mes de media, aunque se puede optar por algo más económico como una habitación doble con baño completo y media pensión por 640 euros. En ambas modalidades, estas cantidades se hallan entre las mayores del estudio y por encima del precio medio de las 18 capitales analizadas (654 euros al mes en el caso de una habitación individual con baño y pensión completa y 520 euros por una habitación doble con baño y media pensión).
Las residencias visitadas en Granada arrastran ciertas carencias en materia de accesibilidad, al igual que la mayoría de las incluidas en el informe. Tan sólo una de las cuatro residencias estudiadas dispone de habitaciones adaptadas, aunque estas no cuentan con suelo antideslizante, persianas con sistema automático ni ventanas correderas, entre otros elementos. Y en los aseos ocurre una situación similar.
La dotación de servicios también era limitada, ya que durante la visita y según la información proporcionada por los responsables de los centros, se echaron en falta elementos como instalaciones deportivas (sólo disponía de ellas una residencia), aparcamiento (sólo un centro contaba con él), aulas de estudio (dos centros no las tenían), salas de ordenadores con conexión a Internet (dos centros no contaban con ellas), etc.
La calificación final se eleva por la buena nota obtenida en información, puesto que los técnicos que visitaron las cuatro residencias fueron tratados correctamente y la información que les proporcionaron sobre horarios, tipo de manutención y precios fue satisfactoria.
Otras carencias encontradas en las residencias granadinas tienen que ver con la limpieza y el mantenimiento de los edificios. Aunque el aspecto exterior e interior de las instalaciones es bueno, se echaron en falta contenedores de reciclaje de papel y cartón, así como de plástico y basura orgánica en tres de las cuatro residencias visitadas. Ninguno de los centros contaba con recipientes para reciclar pilas.
Por último, en seguridad, en una de las residencias estudiantiles analizadas no había luces de emergencia ni sistema de alarma. Dos de los cuatro centros estudiados no contaban con sistema de detección de incendios y el servicio de vigilancia era inexistente en tres de las instalaciones visitadas. A pesar de contar con planes de emergencia, en ninguna residencia habían realizado simulacros de emergencia en el último año.
El precio mensual es de 897 euros de media por una habitación individual con baño y pensión completa. Las instalaciones visitadas mostraban carencias en materia de accesibilidad
En el caso de Madrid, se tomaron como referencia diez residencias y colegios mayores, tres de ellas eran de titularidad pública; una, concertada; y el resto, privadas (tres mixtas, una femenina y seis masculinas). La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones es de un ‘aceptable’, igual que la media nacional. Lo peor valorado de las instalaciones estudiadas es la accesibilidad para estudiantes con discapacidad (‘mal’) y la mejor calificación recae en la limpieza y mantenimiento de los edificios e instalaciones y en la dotación de servicio (‘muy bien’). Mientras, la seguridad y la información a los residentes se queda en un mediocre ‘bien’.
Los precios medios de las residencias visitadas en Madrid son los mayores del estudio, seguidos de los recogidos en Barcelona. Las cantidades van desde los 498 a los 897 euros al mes (de 218 a 378 euros más cara que Sevilla, la ciudad más barata del informe) dependiendo de la modalidad de alojamiento que se elija (habitación individual o doble, con baño o sin él, en régimen de pensión completa, media pensión o solo alojamiento). En Madrid, se halló la segunda habitación más cara del estudio: nada menos que una mensualidad de 1.135 euros por un cuarto individual con baño y pensión completa. Aunque fue en Barcelona donde se encontró la más onerosa en la misma modalidad de alojamiento: 1.418 euros al mes.
La carencia más importante de las residencias estudiadas en Madrid tiene que ver con la accesibilidad. Y es que cuatro de los diez centros visitados no disponían de habitaciones adaptadas a personas con discapacidad. La situación se agravaba si se tenían en cuenta los aseos: sólo 2 de cada 10 residencias los habían adaptado con un plato de ducha sin bordes ni cortinas y con asidero (sólo en uno de los centro de los dos adaptados), con un hueco bajo el lavabo para ajustar la silla de ruedas (en todas), pero sin soportes laterales y asidero en el inodoro (en ninguna). A ello hay que añadir que ninguno de los carteles del interior y exterior del edificio se había escrito en braille.
Sin embargo, los puntos fuertes de las residencias estudiantiles y colegios mayores madrileños eran la limpieza y conservación de los edificios y la dotación de servicios. En el primer apartado, los técnicos comprobaron el buen estado general tanto en el exterior como en el interior de las instalaciones. No observaron suciedad en los pasillos, la iluminación era la correcta y las habitaciones y los aseos estaban limpios. Además, en 9 de cada 10 residencias visitadas se encontraron contenedores de reciclaje.
En servicios, las residencias analizadas contaban con los servicios indispensables como instalaciones deportivas en 9 de cada 10 centros visitados, aparcamiento en siete, y servicio de recepción, aulas de estudio, biblioteca y salas de ordenadores en todas las residencias visitadas. Además, todos los centros analizados se encuentran bien situados con paradas cercanas de autobús urbano, taxi y metro.
La seguridad también fue valorada con un ‘bien’, puesto que 9 de cada 10 residencias estudiadas contaban con un plan de emergencia, y contaban con luces y puertas de emergencia, sistema de alarma y detector de humos, además de servicio de vigilancia.
Por último, en información, los técnicos que visitaron las diez residencias fueron tratados correctamente y la información que les proporcionaron como potenciales clientes en relación a horarios, tipo de manutención y precios fue satisfactoria.
Las instalaciones visitadas aprueban el examen de la revista con un ‘bien’, pero fallan en la información que ofrecen a los residentes y en la accesibilidad para universitarios con discapacidad
En el caso de Málaga, se tomaron como referencia cuatro residencias: dos de titularidad privada y dos públicas (tres mixtas y una femenina). La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones supera la media nacional (‘aceptable’) con un ‘bien’. La mejor valoración recae en la limpieza y mantenimiento de sus instalaciones, en la dotación de servicios y en la seguridad (obtienen un ‘bien’), pero fallan en accesibilidad y en la información facilitada a los residentes (con un mediocre ‘aceptable’).
El precio medio en la única modalidad de alojamiento hallada en estos centros (sólo habitación sin incluir la manutención) es de 318 euros al mes (la mensualidad máxima que se halló fue de 395 euros, y la mínima, de 240 euros). Este coste es 39 euros menor que la media global en esta misma modalidad del resto de las ciudades incluidas en el estudio de esta revista.
Las residencias visitadas en Málaga arrastran carencias en materia de accesibilidad, al igual que la mayoría de las ciudades incluidas en el informe. No obstante, estos centros superan la media nacional en este apartado: obtienen un ‘aceptable’ algo mejor que el ‘regular’ general. Tres de las cuatro residencias estudiadas disponen de habitaciones adaptadas, aunque no todas cuentan con suelo antideslizante, puertas amplias para el paso de sillas de ruedas y persianas con sistema automático. En los aseos la situación empeora, ya que sólo dos de los centros estudiados los han adaptado para personas con algún tipo de discapacidad.
La información que ofrece a los residentes tampoco es un punto a su favor. Más bien todo lo contrario, puesto que mientras la media global es de un ‘bien’, Málaga obtiene un justo ‘aceptable’. Los principales motivos que explican esta valoración son que una de las cuatro residencias no cuenta con señalización en el exterior que la identifique, y en la mitad de ellas no hay carteles que identifiquen claramente las dependencias del interior del edificio. Además, el trato recibido en una de las residencias fue regular y en tres, la información ofrecida al técnico de la revista, que se hizo pasar por cliente, fue muy escasa.
En servicios, la oferta era la adecuada porque se hallaron prestaciones indispensables para la vida universitaria como un servicio de recepción, aulas de estudio, biblioteca, fotocopistería, etc. Sin embargo, se echaron en falta instalaciones deportivas y un aparcamiento en tres de las cuatro residencias estudiadas. Además, no había sala de ordenadores con conexión a Internet en la mitad de los centros visitados.
Los técnicos de CONSUMER EROSKI observaron que la limpieza y el mantenimiento de los edificios era la correcta. Tanto el exterior como el interior de las instalaciones se hallaban en buen estado y sin suciedad, al igual que los aseos y las habitaciones. Sin embargo, en materia de reciclaje aún quedaban aspectos por mejorar. Faltaban contenedores para reciclar papel, cartón, plástico, basura orgánica y pilas en la mitad de las residencias estudiadas.
Por último, en seguridad, todas las residencias contaban con un plan de emergencia, luces y salidas de emergencia. Sin embargo, en un centro faltaba el sistema de alarma y detección de humos, y en ninguna de ellas se había realizado simulacros en el último año.
El precio medio por mes en los centros estudiados asciende a 526 euros. La accesibilidad para estudiantes con discapacidad y la seguridad son los puntos fuertes de los centros visitados
En el caso de Murcia, se tomaron como referencia tres residencias, dos de titularidad pública y otra privada (dos mixtas y una que sólo admitía mujeres). La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a los tres centros ha sido una de las mejores del estudio: un ‘muy bien’ (una calificación que comparte con Vitoria), mientras que la media del estudio es un muy mejorable ‘aceptable’.
Esta diferencia viene motivada en gran parte por el buen trabajo realizado en materia de seguridad y accesibilidad. Y es que mientras que en este último apartado la media es de un ‘regular’, la capital murciana logra la mejor nota: un ‘muy bien’. A ello, hay que añadir la seguridad, que se también se valoró con un ‘muy bien’ (por encima de la media global, ‘aceptable’).
Las principales razones: en todos los centros las habitaciones se encuentran adaptadas con puertas amplias para el paso de una silla de ruedas, ventanas correderas y muebles con ángulos redondeados para evitar golpes. Además, los baños disponen de suficiente espacio debajo del lavabo para una silla de ruedas, el plato de ducha no tiene bordes ni cortinas, y sí asidero, las puertas del baño son correderas, tienen pasamanos y el inodoro también tiene asidero.
En seguridad, las habitaciones tienen detector de humos, alarma, y dos de cada tres residencias analizadas disponen de un plan de emergencia. Además, todos los centros cuentan con servicio de vigilancia las 24 horas del día.
La diferencia con respecto al resto de ciudades incluidas en el informe también es apreciable en el equipamiento de las instalaciones, que se calificó con un ‘bien’ por encima de la media nacional de ‘aceptable’. Y es que contaban con servicios tan útiles como conexión a Internet, instalaciones deportivas, aulas de estudio, biblioteca y sala de ordenadores, entre otras prestaciones.
Las instalaciones estudiadas en Murcia obtienen una calificación de ‘bien’ en limpieza y mantenimiento (igual que la media global), debido al buen estado de conservación del exterior y del interior de los edificios. Además, se hallaron contenedores de reciclaje de envases de plástico, papel y cartón. La iluminación de los cuartos y baños era correcta, así como la limpieza.
Por último, en el apartado de información, los técnicos comprobaron que la residencia se encontraba claramente identificada en el exterior, y también las dependencias del interior. Además, los responsables del centro proporcionaron toda la información necesaria sobre la dotación de instalaciones, habitaciones, actividades que se realizan y el tipo de manutención, entre otras cuestiones.
La horquilla de precios se mueve, en función de la modalidad de alojamiento, entre los 480 euros y los 800
En el caso de Oviedo, se tomaron como referencia seis residencias y colegios mayores, todas ellas de titularidad privada (tres mixtas y tres femeninas). La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones es de un ‘aceptable’, igual que la media nacional. Lo peor valorado de las instalaciones estudiadas es la accesibilidad y las medidas de seguridad (‘mal’) y la mejor calificación recae en la limpieza y mantenimiento de los edificios e instalaciones y en la información facilitada (‘bien’). Mientras, la dotación de servicios se queda en un mediocre ‘aceptable’.
La horquilla de precios de las residencias visitadas se mueve, en función de la modalidad de alojamiento, entre los 480 euros, la oferta más barata por una habitación doble con baño y media pensión, y los 800 euros, la cantidad mayor fijada por una de las residencias por una habitación individual con baño propio y pensión completa. De cualquier modo, los precios medios registrados se sitúan dentro de los promedios del estudio.
La carencia más importante de las residencias estudiadas en Oviedo tiene que ver con la accesibilidad. Y es que ninguno de los centros visitados había adaptado las habitaciones ni los baños en previsión de que se instalasen residentes con alguna discapacidad. A ello hay que añadir que tampoco se habían escrito en braille las instrucciones de los carteles instalados en los seis centros.
Los fallos también eran evidentes en materia de seguridad. La mitad de las residencias o colegios mayores visitados en la capital ovetense no disponían de plan de emergencia y en ninguno de ellos se había realizado simulacros en el último año. Además, en uno de los centros analizados no se habían instalado luces de emergencia, en cuatro de ellos tampoco salidas de emergencia ni sistema de detección de humos, y en la mitad de las residencias faltaba un sistema de alarma.
Sin embargo, los puntos fuertes de las residencias estudiantiles y colegios mayores visitados en la capital asturiana eran la limpieza y conservación de los edificios y la información ofrecida a los residentes. En el primer apartado, los técnicos comprobaron el buen estado general tanto en el exterior como en el interior de las instalaciones. No observaron suciedad en los pasillos, la iluminación era la correcta y las habitaciones y los aseos estaban limpios. Además, en todos los centros visitados había contenedores para reciclar papel y cartón, y pilas.
El apartado de información también fue valorado positivamente. Los técnicos que visitaron las seis residencias fueron tratados correctamente y la información que les proporcionaron como supuestos clientes en relación a horarios, tipo de manutención y precios fue satisfactoria.
Por último, en servicios, se evidenciaron algunas carencias: en la mitad de los centros visitados no había instalaciones deportivas, en dos de ellos faltaba el servicio de recepción, y en uno no había siquiera biblioteca, sala de visitas o sala de ordenadores con conexión a Internet. Eso sí, todas las residencias se encontraban bien comunicadas con los centros de estudio con paradas de autobuses urbanos.
El precio medio por mes asciende a 659 euros en la modalidad de alojamiento y manutención, en la media del estudio. Los centros estudiados tampoco superaron el examen en materia de servicios ofertados a los alumnos
En el caso de Pamplona, se tomaron como referencia cuatro residencias (una masculina y tres mixtas), y todas ellas eran de titularidad privada. Las cuatro ofrecían alojamiento y manutención, y el precio por este servicio era de 659 euros al mes de media. Pamplona se queda así en la media nacional (654 euros) de coste de este tipo de alojamiento, 238 euros más económico que en Madrid (897 euros de media) y 140 euros más caro que Sevilla (519 euros).
La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a los dos centros ha sido una de las peores del estudio: un ‘regular’ (una calificación que comparte con Sevilla), mientras que la media del estudio es un ‘aceptable’.
Esta mala valoración viene motivada en gran parte por la falta de accesibilidad y prestaciones en sus instalaciones. Y es que en el primer apartado la capital navarra suspende con un ‘muy mal’ (la media nacional tampoco aprueba, se conforman con un ‘regular’) y en servicios la situación no mejora en exceso: logra únicamente un ‘regular’, mientras que la nota global aprueba con un ‘aceptable’.
Las principales razones: ningún centro ha adaptado las habitaciones ni los aseos en previsión de que los usen estudiantes con algún tipo de discapacidad. En servicios, en el 75% de los casos los baños son compartidos, no hay instalaciones deportivas, ni aparcamiento, ni servicio de recepción, y en la mitad de los centros estudiados ni siquiera hay una sala de ordenadores.
En el resto de apartados, información, limpieza y seguridad, la situación mejora, aunque se califica con un mejorable ‘aceptable’. En primer lugar, los técnicos comprobaron que todas las residencias estaban correctamente identificadas en el exterior, y en tres de los centros estudiados también lo estaban las dependencias del interior. Sin embargo, faltaban carteles con información para el usuario (normas, derechos y deberes del usuario y del personal, información sobre actividades, etc.), entre otras cosas.
El estado de conservación y la limpieza de los edificios eran buenos, pero en la mitad de las residencias estudiadas no se hallaron contenedores de reciclaje de papel, cartón, vidrio y envases de plástico. En materia de seguridad, la situación era similar. Aunque las habitaciones de los centros estudiados disponían de luces de emergencia y salidas de emergencia, en una no contaban con detector de humos y, en tres, las habitaciones no tenían un cartel con instrucciones de evacuación en caso de emergencia.
Los precios de los centros visitados van de los 550 euros al mes a los 970 euros, ambos por una habitación individual con baño completo
En el caso de San Sebastián, se tomaron como referencia dos residencias, ambas de titularidad privada (una mixta y otra que sólo admiten a chicas). La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones supera, con un ‘bien’, la media nacional (un ‘aceptable’). La mejor valoración recae en la limpieza y mantenimiento de los edificios e instalaciones (‘muy bien’), mientras que la información a los residentes y la seguridad del centro logran sendas calificaciones de ‘bien’. Sin embargo, la oferta de servicios a los residentes y la adaptación de la residencia para personas discapacitadas se quedan con un mediocre ‘aceptable’.
En cuanto a precios, el desembolso más asequible no baja de los 550 euros mensuales por una habitación individual con baño y pensión completa. La misma oferta, sin embargo, puede duplicarse en el centro más oneroso de los dos escogidos para el estudio de la revista (970 euros).
San Sebastián se encuentra entre las cinco mejores ciudades (junto con Córdoba, Madrid, Bilbao y Vitoria) en el apartado referido a la limpieza y mantenimiento de estas instalaciones para jóvenes universitarios. Algunas muestras:no se halló suciedad en habitaciones y aseos, los espacios deportivos y ajardinados estaban cuidados y las zonas comunes eran luminosas y bien conservadas.
Sin embargo, la oferta de servicios a los estudiantes en los centros visitados es más bien pobre: ninguna tiene aparcamiento propio, sólo en una de las dos residencias visitadas se preparan menús especiales por prescripción médica o aptos para celíacos, en una de ellas no existe biblioteca ni tampoco instalaciones deportivas. Idéntica situación (con una nota de un mejorable ‘aceptable’) encontraron los técnicos de CONSUMER EROSKI en la evaluación de la accesibilidad de sendos colegios mayores. Los accesos a la residencia sólo están acondicionados para discapacitados en uno de los dos centros, no todos los baños están adaptados, ni rastro de carteles escritos en braille ni de ordenadores adaptados e incluso una de las dos residencias donostiarras visitadas no disponía de ninguna habitación que cumpliese unos mínimos en materia de accesibilidad.
En cuanto al apartado de información y seguridad, los técnicos otorgaron buenas calificaciones en ambos casos. Así, comprobaron que el trato recibido por los responsables de las residencias fue muy bueno, al igual que la documentación facilitada en las dos residencias visitadas por los técnicos de la revista.
En lo que a seguridad se refiere: extintores a la vista en ambos casos, salidas de emergencia sin obstáculos y que se abren con facilidad, luces de emergencia y sistema de alarma en los dos centros escogidos para el informe. Pese a la buena impresión general dada en este aspecto, también se observaron algunos fallos: sólo en una de las dos se ha realizado un simulacro de emergencia en el último año y en uno de los dos centros hay vigilancia en el recinto de la residencia universitaria.
Los centros visitados en la ciudad castellana arrastran carencias en tareas de limpieza y seguridad de sus instalaciones. En oferta de servicios, sin embargo, superan la media nacional
En el caso de Salamanca, se tomaron como referencia cinco residencias, cuatro privadas y una pública. Tres de ellas son mixtas y las otras dos sólo admiten a chicas. La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones no varía de la media nacional (concretada en un ‘aceptable’). La mejor valoración recae en la información facilitada y en la dotación de servicios (‘bien’), mientras que las tareas de limpieza y las medidas de seguridad obtienen un aprobado justo (‘aceptable’). Con todo, las mayores carencias en los cinco centros salmantinos se observaron en la accesibilidad de los espacios para garantizar la movilidad de los residentes discapacitados (suspende con un ‘mal’).
En cuanto a los precios, el desembolso medio no baja de los 607 euros mensuales en el caso de una habitación individual con aseo y pensión completa, mientras que si la habitación es para dos personas con las mismas características, el coste se reduce hasta los 560 euros que deben abonarse a principios de cada mes. En ambos casos, los precios se hallan en la media del estudio.
Las residencias visitadas en Salamanca se encuentran entre las seis peores ciudades (junto con Granada, Madrid, Oviedo, Pamplona y Santiago de Compostela) en el apartado referido a las medidas de accesibilidad presentes en las residencias. Las causas: en cuatro de los cinco centros visitados no existe ni una sola habitación adaptada, mientras que en lo referente a los aseos la situación es más grave (en ninguna de los centros visitados). Los técnicos comprobaron, además, que en la mayoría de las residencias universitarias de Salamanca que forman parte del informe de CONSUMER EROSKI, las puertas eran estrechas, con lo que difícilmente puede pasar con comodidad una persona en silla de ruedas.
También son bajas las calificaciones otorgadas en limpieza y seguridad, aunque no descienden más de un ‘aceptable’, aprobado justo. El aspecto exterior de edificios y jardines es correcto. Sin embargo, en el interior de algunas de las residencias visitadas los técnicos de CONSUMER EROSKI apreciaron suciedad y olores desagradables en aseos (tanto de las propias habitaciones como de las dependencias comunes).
También se hallaron deficiencias en las medidas con que cuentan estas residencias en caso de emergencia: no hay detector de humo en las habitaciones de la mayoría de los centros visitados, en una de las residencias no hay sistema de alarma en caso de que se produzca un fuego y ninguno de estas cinco residencias ha realizado un simulacro de emergencia con el personal y los residentes en el último año.
Por último, en servicios, todas las residencias visitadas se encuentran bien situadas, ya sea cerca del centro histórico de la ciudad o de los campus universitarios (las más alejadas, disponen además de paradas de transporte urbano en las inmediaciones). La mayoría cuenta con una recepción a la entrada de la residencia, aulas de estudio y salas para recibir a visitas externas a la residencia. Como fallos: uno de los cinco centros no ofrece sala con ordenadores para sus alumnos, en dos no se da la comida los domingos y en otros dos colegios mayores no se adapta el menú para los residentes celíacos. En cualquier caso, los técnicos otorgaron a las cinco residencias vistas en Salamanca una nota de ‘bien’, compartida con el apartado de la información facilitada y el trato recibido.
La capital gallega es la segunda ciudad menos onerosa de las 18 analizadas. Sin embargo, las instalaciones visitadas suspenden en accesibilidad
En el caso de Santiago de Compostela, se tomaron como referencia cinco residencias, dos de ellas de titularidad pública y el resto privadas (dos mixtas y otras tres que sólo admiten a chicas). La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones es de un ‘aceptable’, igual que la media nacional. Lo peor valorado es la accesibilidad, apartado en el que la ciudad gallega suspendió con un ‘mal’. Por el contrario, la mejor calificación recae en la información a los residentes (un ‘bien’). Mientras, la limpieza y el mantenimiento de los centros, su seguridad y la oferta de servicios a los residentes se queda en un mediocre ‘aceptable’.
La capital coruñesa es la segunda más barata del estudio, por detrás de Sevilla. De hecho, allí se halló uno de los precios más baratos: 244 euros al mes por una habitación sin baño completo ni manutención (la media del estudio es de 357 euros en esta misma modalidad). Con todo, los precios medios en otros tipos de alojamiento son 539 euros (115 euros menos que la media) por una habitación individual con baño y pensión completa, 48 euros más barato que la doble con las mismas características.
Como en la mayor parte de las ciudades analizadas, la carencia más importante de las residencias estudiadas en Santiago de Compostela tiene que ver con la accesibilidad. Y es que el 60% de los centros visitados no disponían de habitaciones ni baños adaptados para posibles residentes discapacitados. Es mas, entre el 40% que sí estaban adaptados la mitad no contaban con suelo antideslizante, ni persianas con sistema automático, muebles sin esquinas o ángulos redondeados para evitar golpes y puertas correderas, entre otros elementos.
La limpieza y mantenimiento, la seguridad y la dotación de servicios tampoco son los puntos fuertes de las residencias estudiantiles de Santiago de Compostela. En el primer apartado, pese a que el exterior se encontraba en buenas condiciones, en el 20% de las residencias y colegios mayores estudiados el interior se encontraba en un regular estado de conservación, las habitaciones tenían un aspecto antiguo y en algunas faltaban las papeleras. Además, en el 60% de los casos no había contenedores de reciclaje de papel y cartón, y en el 80% tampoco de envases de plástico ni basura orgánica.
Por otra parte, también se hallaron carencias en materia de seguridad. El 40% de las residencias analizadas no disponían de un plan de emergencia y tampoco tenían vigilancia, y en el 20% de los centros incluidos en el informe no tenían sistema de detención de incendios. Además, en cuanto a prestaciones, el 20% de las residencias visitadas contaban con paradas cercanas de autobús urbano y taxi; y el 80% no disponían de ningún tipo de instalación deportiva.
Por último, en información, el trato recibido por los responsables de las residencias fue muy bueno y la documentación facilitada fue satisfactoria. Además, las residencias visitadas estaban correctamente señalizadas en el exterior, al igual que cada dependencia en el interior.
Los centros visitados en la capital hispalense se hallan entre los más económicos de las 18 capitales analizadas
En el caso de Sevilla, se tomaron como referencia seis residencias de estudiantes, cinco privadas y una pública. La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI fue de un insatisfactorio ‘regular’, por debajo incluso de la media del informe, un ‘aceptable’. Precisamente, como ‘aceptable’ se ha catalogado la información facilitada por los responsables del centro y las condiciones de admisión que exigen a la hora de otorgar una plaza, así como las medidas de seguridad de las instalaciones y los servicios que ofrecen para garantizar el confort de los residentes. Con todo, las mayores carencias en los seis centros de la capital hispalense se observaron en la accesibilidad y las tareas de limpieza y mantenimiento (los técnicos suspendieron ambos apartados al darles sendas notas de ‘regular’).
En cuanto a los precios, las residencias sevillanas visitadas cuentan con la tarifa más económica (230 euros al mes) en la modalidad de sólo alojamiento de todos los centros analizados que cuentan con esta opción (la media del estudio es de 357 euros). El resto de cantidades analizadas: de los 519 euros de media que cuesta alojarse en una habitación individual con baño y pensión completa a los 462 si se trata de un cuarto doble con las mismas características, en ambos casos también muy por debajo de la media del estudio en estos supuestos (654 euros y 574 euros).
En limpieza, el cuidado de habitaciones y aseos es correcto pero sin llegar a ser impoluta. Aparte de dejar que sean los estudiantes los que se encarguen de limpiar sus propias habitaciones, en tres residencias es el personal del centro el que se encarga de esta tarea que sólo realizan una vez a la semana.
Respecto a la accesibilidad, en dos de las residencias visitadas no se había habilitado ninguna habitación o baño de una forma especial para personas con discapacidad y en cinco de los seis centros las puertas no eran lo suficientemente anchas para permitir el paso de una silla de ruedas.
También es preciso mejorar las medidas de seguridad de estas tres residencias así como la oferta de servicios a disposición de sus residentes y la información facilitada. En el primero de los casos, las carencias son evidentes: los técnicos no observaron en una de las seis residencias ni luces ni salidas de emergencia, ni sistemas de alarma y tampoco detectores de humo. Además, los responsables de los seis centros reconocen que no han llevado a cabo ningún simulacro de emergencia en el último año. Por otro lado, en la dotación de servicios, los técnicos comprobaron que sólo tres de los seis centros visitados contaban con salas de estudio o bibliotecas y, en la misma proporción con sala de ordenadores con conexión a Internet o comedor. Apenas un par de las residencias vistas ofrecen menús especiales por prescripción médica y ninguna de las seis cuenta con un gabinete de atención psicológica o pedagógica.
La valoración general de los centros valencianos visitados, que destacan de forma positiva en información facilitada y limpieza, se halla en la media del estudio
En el caso de Valencia, se tomaron como referencia tres residencias: dos de ellas de titularidad pública y una privada. Las dos primeras alojan tanto a chicas como a chicos y la privada es sólo femenina. La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones no varía de la media nacional (un ‘aceptable’). La mejor valoración recae en la información facilitada y las condiciones de admisión que exigen para otorgar una plaza, así como en la limpieza/mantenimiento de los centros (todas ellas con un ‘bien’), mientras que dotación de servicios y las medidas de seguridad obtienen un aprobado justo (‘aceptable’). Con todo, las mayores carencias en los tres centros visitados en la capital valenciana se observaron en la accesibilidad de los espacios para garantizar la movilidad de los residentes discapacitados (los técnicos suspendieron este apartado al darle una nota de ‘regular’).
En cuanto a los precios, únicamente se obtuvieron precios de las habitaciones individuales con baño propio para cada residente y pensión completa. Así, el desembolso es de 570 euros mensuales en los casos más económicos y de 653 en el ejemplo más oneroso de los tres estudiados en la capital valenciana. La media, 601 euros, se halla por debajo del promedio del estudio en esta modalidad de alojamiento (654 euros).
Valencia se encuentra en la media (un insatisfactorio ‘regular’) de las ciudades españolas del estudio en accesibilidad para estudiantes con discapacidad. Los fallos se concretan en los siguientes ejemplos: dos de las residencias vistas en Valencia carecían de habitaciones y baños específicamente adaptados para estos residentes. No obstante, en una de las residencias visitadas se hallaron rampas mecánicas para que personas en silla de ruedas puedan salvar desniveles o subir a pisos superiores.
También es preciso mejorar las medidas de seguridad de estas tres residencias así como la oferta de servicios a disposición de sus residentes. Con todo, merece la pena reseñar, de forma positiva, que todas las residencias visitadas en Valencia por los técnicos de CONSUMER EROSKI cuentan con luces y salidas de emergencia, sistema de alarma o sistema de detección de incendios. Los fallos se concretan en la ausencia de simulacros de emergencia, falta de vigilancia en las instalaciones o desconocimiento por parte de los residentes de ciertos planes de evacuación implantados en los tres centros valencianos. En la dotación de servicios, las principales carencias fueron: poca conexión a Internet en las instalaciones, escasos espacios deportivos o falta de salas con ordenadores como aspectos negativos. Por el contrario, las tres residencias contaban con bibliotecas y espacios ajardinados, manutención todos los días de la semana, lavandería en dos de los tres centros y botiquín en todas estas instalaciones.
Las dos únicas valoraciones satisfactorias se refieren a la información facilitada y el trato recibido, así como a la limpieza y el mantenimiento de estos edificios e instalaciones para estudiantes universitarios. En este último aspecto, se constató algún que otro pequeño desperfecto en las instalaciones deportivas de una residencia, y la ausencia de suciedad, papeles, manchas o goteras en las dependencias comunes y habitaciones de estas tres residencias. La limpieza de aseos individuales y habitaciones no es excelente pero tampoco descuidada y sucia.
La valoración de los centros vallisoletanos coincide con la media nacional, un aprobado justo, del resto de ciudades incluidas en el estudio
En el caso de Valladolid, se tomaron como referencia cinco residencias: cuatro de titularidad privada y una pública. Ninguna de ellas es mixta y sólo admiten a chicos (en tres casos) o a chicas (en los dos restantes). La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones no varía de la media nacional (concretada en un ‘aceptable’). La mejor valoración recae en la información facilitada por los responsables de los centros y las condiciones de admisión que exigen para otorgar una plaza (‘bien’), mientras que dotación de servicios y las medidas de seguridad obtienen un aprobado justo (‘aceptable’). Con todo, las mayores carencias en los cinco centros de la capital castellana se observaron en la accesibilidad de los espacios para garantizar la movilidad de los residentes discapacitados y en la limpieza (los técnicos suspendieron ambos apartados al darles una nota de ‘regular’).
En cuanto a los precios, el desembolso medio se encuentra entre los 500 y 570 euros cada mes en el caso de elegir una habitación doble o individual, respectivamente, con baño en el interior del cuarto y pensión completa. Estas tasas se reducen entre 50 y 80 euros mensuales, en cada uno de los casos, cuando la manutención es sólo desayuno y comida o desayuno y cena. En todas estas modalidades, los precios medios se encuentran por debajo de la media del estudio (654 euros al mes por una habitación individual con baño y pensión completa, 534 si es media pensión; 574 por una habitación doble por una habitación doble con baño y pensión completa, 520 si es media pensión).
Las residencias visitadas en Valladolid se hallan en la media del estudio, un insuficiente ‘regular’, en las medidas de accesibilidad presentes en las residencias estudiadas en cada una de estas capitales. Las principales carencias: de las cinco residencias visitadas por los técnicos de la revista, sólo una cuenta con habitaciones adaptadas para discapacitados en sus instalaciones (todas ellas perfectamente equipadas con suelo antideslizante, persianas con sistema automático, ventanas correderas y puertas lo suficientemente anchas). En idéntica proporción resultan accesibles los aseos de estos centros.
Igual de escasa y mejorable es la limpieza de estas cinco residencias de Valladolid analizadas por CONSUMER EROSKI (una nota más baja incluso que la media nacional del informe). Así, apenas hay contenedores de reciclaje en la mayoría de estos centros, los espacios verdes observados por los técnicos de la revista estaban muy mal cuidados y bastante deteriorados (realidad similar a la encontrada en algunas instalaciones deportivas de estas residencias examinadas). Por último, la limpieza no es del todo impoluta en aseos y habitaciones de dos de los centros visitados.
En cuanto a las medidas de seguridad, en una residencia visitada en la capital castellano leonesa las salidas de emergencia no estaban debidamente señalizadas (aunque estaban totalmente libres de obstáculos y se abrían con facilidad, como ocurre en el resto de centros vistos) y en otra ni siquiera existían. También en dos de los centros los técnicos no vieron luces de emergencia o sistema de detección de humo. Como dato especialmente negativo, ninguna de las residencias vallisoletanas del informe ha realizado un simulacro de emergencia en los últimos 12 meses.
El pago por la habitación incluye, además del alojamiento y la manutención en algunos casos, la prestación de una serie de servicios extras. Sin embargo, una residencia de las examinadas en Valladolid no disponía de Internet en las habitaciones ni de sala con ordenadores, y ninguna contaba con bar o cafetería. Todas las residencias de esta ciudad que forman parte del estudio de CONSUMER EROSKI disponían de comedor en sus instalaciones.
Como condiciones de admisión, en la mayoría de estos centros no es preciso tener un buen expediente académico, aunque sí es necesaria una entrevista con el responsable del centro en cuatro de las cinco residencias. Además, en todas estas residencias se exige el pago de una fianza previa a la entrada del residente.
El precio medio por mes asciende a 358 euros en la modalidad de sólo alojamiento. La accesibilidad para estudiantes con discapacidad de estos centros es una de las mejores de las 18 ciudades del estudio, así como la información que ofrecen al usuario
En el caso de Vitoria, se tomaron como referencia dos residencias, una de titularidad privada y otra concertada. Ambas ofrecían el alojamiento sin incluir la manutención, y el precio por este servicio era de 358 euros al mes de media. Vitoria se queda así en la media nacional (357 euros) de coste de este tipo de alojamiento, 140 euros más económico que en Madrid (498 euros de media) y 114 euros más caro que Santiago de Compostela (244 euros).
La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a los dos centros ha sido una de las mejores del estudio: un ‘muy bien’ (una calificación que comparte con Murcia), mientras que la media del estudio es un muy mejorable ‘aceptable’.
Esta diferencia viene motivada en gran parte por el buen trabajo realizado en materia de información y accesibilidad. Y es que mientras que en este último apartado la media es de un ‘regular’, la capital alavesa logra la mejor nota: un ‘muy bien’. A ello, hay que añadir que el usuario se encuentra convenientemente informado (se calificó con un ‘excelente’, muy lejos del ‘bien’ de la media nacional).
Las principales razones: en todos los centros las habitaciones se encuentran adaptadas con puertas amplias para el paso de una silla de ruedas, ventanas correderas y muebles con ángulos redondeados para evitar golpes, entre otros elementos. Además, los baños disponen de suficiente espacio debajo del lavabo para una silla de ruedas, el plato de ducha no tiene bordes ni cortinas, y sí asidero, las puertas del baño son correderas, tienen pasamanos y el inodoro también tiene asidero, entre otras cosas.
En información, los técnicos comprobaron que la residencia se encontraba claramente identificada en el exterior, y también cada dependencia en el interior. Además, los responsables del centro proporcionaron toda la información necesaria sobre la dotación de instalaciones, habitaciones, actividades que se realizan y el tipo de manutención, entre otras cuestiones. También es muy positivo que las residencias sean mixtas, de libre acceso de día y de noche, y que no cierren ningún día del año.
Las dos residencias seleccionadas en Vitoria también destacan en limpieza y mantenimiento, y en seguridad. Mientras que en el primer apartado la media es de ‘bien’, la capital alavesa supera con creces esta calificación con un ‘muy bien’. En seguridad, la diferencia es mayor: la media nacional es de un ‘aceptable’, y Vitoria obtiene un ‘muy bien’.
Las instalaciones visitadas se encontraban en muy buen estado de conservación tanto en el exterior como en el interior. Las habitaciones y los aseos estaban limpios, tenían buena iluminación y contenían la mayor parte de los elementos necesarios, como armarios, papel higiénico, espejo y papeleras, entre otras cosas. En materia de seguridad, las dos residencias disponían de luces y salidas de emergencia, sistema de alarma y sistema de detección de incendios, así como vigilancia las 24 horas del día y un plan de emergencia.
Por último, el equipamiento de las instalaciones se calificó con un ‘bien’, por encima de la media nacional de ‘aceptable’. Y es que aunque contaban con servicios tan útiles como conexión a Internet, instalaciones deportivas, aparcamientos y aulas de estudio, faltaban otras prestaciones, como una cafetería y en una de las residencias, un comedor.
Las residencias universitarias visitadas en Zaragoza se hallan entre las más económicas del país
Los centros visitados en la capital aragonesa obtienen una buena valoración en la información facilitada y en la dotación de servicios para sus residentes, aunque fallan en accesibilidad para personas discapacitadas
En el caso de Zaragoza, se tomaron como referencia cinco residencias: dos de gerencia pública, otras dos privadas y una concertada. La nota global obtenida tras el examen exhaustivo al que CONSUMER EROSKI sometió a estas instalaciones no varía de la media nacional (concretada en un ‘aceptable’). La mejor valoración recae en la información facilitada y en la dotación de servicios (‘bien’), mientras que las tareas de limpieza y las medidas de seguridad obtienen un aprobado justo (‘aceptable’). Con todo, las mayores carencias en los cinco centros zaragozanos se observaron en la accesibilidad de los espacios para garantizar la movilidad de los residentes discapacitados (suspende con un ‘regular’).
En cuanto a los precios, el desembolso medio no baja de los 560 euros mensuales en el caso de una habitación individual con aseo y pensión completa (200 euros menos si es media pensión), mientras que si la habitación es doble, el coste se reduce hasta los 383 euros que deben abonarse a principios de cada mes. Estos precios se hallan por debajo de la media del estudio en estas modalidades (654 euros al mes por un habitación individual con baño y pensión completa, 574 euros por una doble con las mismas características y 534 por una habitación individual con baño y media pensión). De hecho, se encuentran entre los más económicos de todo el estudio en sus categorías.
Zaragoza se encuentra en la media de las ciudades españolas del estudio en medidas de accesibilidad presentes en las residencias estudiadas en cada una de estas capitales. Las carencias se concretan: sólo la mitad de los centros visitados disponen de habitaciones perfectamente adaptadas para acoger a personas discapacitadas (aunque no todas cuentan con suelo antideslizante, persianas con sistema automático o enchufes a una altura necesaria); en la misma proporción de residencias, los técnicos encontraron aseos accesibles, pero no todos los baños contaban con soportes laterales o asidero en el inodoro o la ducha. A modo de ejemplo positivo, destaca el hecho de que todas las residencias analizadas disponen de puertas lo suficientemente anchas como para permitir el paso de una silla de ruedas.
También bajas son las calificaciones otorgadas en limpieza y seguridad. El aspecto exterior de edificios y jardines es correcto en la mayoría de las instalaciones examinadas, sin embargo en el interior de la mitad de las residencias, la limpieza de los aseos no era excelente y la iluminación de algunas dependencias no era del todo correcta.
Pequeños fallos que también se pusieron de evidencia en las medidas con que cuentan estas residencias en caso de emergencia: en tres de los cinco centros universitarios hay salidas de emergencia pero no están debidamente señalizadas; los técnicos tuvieron dificultad para encontrar extintores a la vista en la misma proporción de residencias y ni una sola residencia del total de las visitadas en Zaragoza había instalado extintor de incendios en el interior de las propias residencias.
Todas las residencias visitadas se encuentran bien situadas, ya sea cerca del centro histórico de la ciudad o de los campus universitarios (las más alejadas, disponen además de paradas de transporte urbano en las inmediaciones). Más de la mitad de las residencias ofrecen ropa de cama y toallas a los residentes, todos los centros disponen de aulas de estudio, salas para recibir las visitas externas y comedor. Como fallo: apenas la mitad de los centros zaragozanos incluidos en el estudio disponen de conexión a Internet o wifi en las propias habitaciones.