Diseñados para dañar
Todo empezó como un reto entre programadores para crear programas que emulasen a los seres vivos. Esto es, una vez libres en su ecosistema (en este caso, las placas de silicio de un ordenador), estas aplicaciones deberían ser capaces de multiplicarse, crecer y perpetuarse. De ahí a que programadores sin escrúpulos manipularan uno de esos “seres” para que traspasara el mero juego en recintos cerrados y se extendiera por el mundo con el fin de dañar sistemas ajenos sólo medió un paso. Así nacieron los virus.
Los virus informáticos más benignos se limitan a mostrar un mensaje que deja patente su presencia en el sistema, pero los hay que pueden llegar a destruir toda la información de la máquina e, incluso, llegan a causar problemas irreparables en el ordenador al obligarle a hacer lecturas y escrituras imposibles en el disco duro. Pero son los menos. Lo más habitual es que se limiten a alterar o borrar los datos contenidos en el equipo, con todo el perjuicio que ello implica.
Electrónicos, no biológicos
Una aclaración: aunque al hablar de estos programas maliciosos se abuse de términos metafóricos (infección, epidemia…) no hay que olvidar que nada tienen de biológicos. Por su naturaleza únicamente electrónica, la eclosión de Internet ha proporcionado el caldo de cultivo ideal para que programadores de todo el mundo confeccionen y extiendan nuevos virus. Lejos están ya los tiempos en los que la principal vía de propagación de estas pandemias eran los disquetes y, en menor medida, las antediluvianas conexiones telemáticas que sólo utilizaban un reducido grupo de privilegiados. Ahora los virus representan un problema que puede afectar a cualquier usuario, por lo que deviene fundamental conocer las vías de protección y defensa más eficaces.
Tipos de virus
Hay virus de diferentes clases, aunque actualmente los más extendidos son los de macro. No son especialmente dañinos, ya que no suelen comprometer datos críticos del sistema, pero pueden resultar extremadamente molestos. Las macros en sí son funciones que incluyen algunos programas como el Word. Su labor es automatizar tareas para que el usuario no se eternice repitiendo procesos mecánicos. Los virus de esta especie se aprovechan de esta funcionalidad para generar rutinas maliciosas. Un ejemplo típico son los virus que se autoenvían por medio del correo electrónico a toda la libreta de direcciones del atacado, extendiendo así la infección en una cadena prácticamente interminable. Una medida básica de protección será abrir todos los documentos sin macros. Hace años ya que los programas advierten antes de abrir un documento con esta característica, por lo que simplemente habrá que indicar al ordenador “Abrir documento sin macros” cuando así lo requiera.
Otros virus, en cambio, cuando son activados, borran o alteran informaciones del disco duro y causan toda clase de disfunciones en el sistema. Las medidas de protección son sencillas y se resumen en una palabra: precaución. Los virus no actúan en el ordenador si el usuario no les abre la puerta, así que bastará con tener un escrupuloso cuidado con qué programas se ejecutan y qué documentos se abren para mantener el computador protegido. Salvo en casos realmente excepcionales, leer un correo electrónico no puede contagiar al PC, sin embargo, los archivos adjuntos que viajan en los emails sí son una vía de infección común. Por tanto, únicamente se deben abrir si se conoce el remitente y se espera la llegada de ese archivo.
Actualizar el antivirus, imprescindible
No olvide que tener un antivirus instalado no es suficiente, resulta imprescindible actualizarlo. Según la compañía antivirus Symantec, cada día surgen del orden de 10 o 15 nuevas infecciones que en pocas horas suelen encontrar remedio. Pero estas soluciones no son más que parches para cada virus, es imposible encontrar una solución global que actúe contra todos ellos. Afortunadamente, Internet, además de ser la vía de contagio más habitual, también ofrece las posibilidades para instruir al antivirus sobre las nuevas plagas contra las que tendrá que bregar.
¿Y si ya está infectado? Seguramente sabrá que está contaminado porque un programa antivirus ha detectado la presencia de uno de estos indeseables moradores. Ante todo, no dejaremos que cunda el pánico. No se debe enviar ningún correo electrónico ni tampoco prestar ningún disquete con información salida del sistema. A partir de ahí, haga una copia de seguridad de todo lo que necesite salvar, aunque lo que saque muy probablemente también estará infectado. Instale o actualice su programa antivirus y ejecútelo. Él se encargará del resto.
Cuando el peligro no existe
Los hoax son tan consustanciales a Internet como el mismo email. Se trata de falsos avisos de virus que la buena fe de los usuarios propaga por el ciberespacio. Estos mensajes electrónicos siempre siguen la misma pauta: alertan sobre la reciente aparición de un virus de efectos devastadores, avalan la información mediante supuestos mensajes de una gran compañía y acaban por exhortar encarecidamente al receptor para que extienda la alarma entre todos sus conocidos. Los usuarios, advertidos, repiten la operación, con lo que la consecuencia más evidente que se deriva es una sobrecarga en los servidores de correo electrónico que en los casos más graves (empresas donde todo el mundo avisa a todo el mundo) puede llegar a convertirse en colapso. Y todo por un virus que jamás existió.
Pero, ¿por qué alguien se toma la molestia en crear un mensaje de alerta falso? En primer lugar por afán de notoriedad. Pero, en otros casos, hay un claro afán de lucro. Los mensajes, al ser reenviados, almacenan la larga cadena de direcciones de correo electrónico por las que han pasado. Estas direcciones son oro puro para los que se dedican a enviar publicidad no solicitada por mail. Esta práctica, conocida como spam, consiste en acumular enormes listados de direcciones electrónicas que se utilizan para enviar anuncios.
La protección frente a los hoax es sencilla: desconfianza sobre cualquier correo electrónico de alarma de esta índole. Si ese virus realmente existe, las grandes compañías antivirus tendrán ya alertas y remedios en sus páginas web.
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Rompecadenas
Su lema lo dice todo: “Todo sobre los hoaxes, spam, virus y otras basuras que nos llegan por e-mail”. Las antiguas cartas-cadena que amenazaban con toda clase de desgracias han mutado para adaptarse a la Red. Esta página ayuda a protegerse. -
Enciclopedia
Completo compendio de virus informáticos. El usuario puede encontrar en un amplio listado alfabético qué tipo de virus está sufriendo y, en algunos casos, el remedio para erradicarlo. -
Monográfico sobre virus
Este extenso artículo clarifica todo lo que rodea a los virus desde una visión no demasiado técnica y que resulta accesible para los no iniciados. La génesis de estas epidemias está muy bien documentada. -
Core War
Al principio los virus eran sólo un pasatiempo entre programadores que se retaban entre sí en las guerras que se desarrollaban en el corazón de los sistemas informáticos. Este entretenimiento, a diferencia de los virus que luego surgieron, no tiene nada de malicioso y los que lo practican lo llegan a comparar con el ajedrez