Cada hogar analizado tira al año 76 kilos de alimentos a la basura
Detengamos el tiempo un momento. Es la hora de comer. Tenemos mucha hambre y llenamos nuestro plato hasta los bordes. Comemos con voracidad, pero cuando ya hemos ingerido la mitad, nos consideramos satisfechos y tiramos a la basura el resto. Rebobinemos: tiramos a la basura el resto. Este gesto tan habitual en cada hogar nos indica que vivimos en una sociedad del usar y tirar. Los datos lo confirman: en los países desarrollados, tiramos cada año 200 millones de toneladas de alimentos; y lo que resulta más dramático, la comida que se desaprovecha en EE.UU. y la Unión Europea podría alimentar a los 1.000 millones de personas que pasan hambre en el mundo. Producción, almacenamiento, transformación, distribución… los alimentos se desperdician en toda la cadena: en Europa, se tira a la basura entre el 20% y el 40% de las frutas y verduras que se producen antes de llegar a las tiendas y cada ciudadano se deshace al año de entre 95 y 110 kilos de comida apta para su consumo. De hecho, según un estudio de la UE el 45% del despilfarro de comida proviene de los hogares.
A este respecto y con el fin de determinar el nivel de desperdicio de alimentos en el ámbito doméstico, HISPACOOP (Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios de la que EROSKI forma parte), controló durante el mes de noviembre los alimentos que desechaban en cada comida o a lo largo del día 413 hogares escogidos de forma aleatoria, además de preguntarles por los motivos por los que habitualmente los rechazaban. Para ello, se realizaron diferentes visitas en distintos horarios y durante siete días consecutivos. Asimismo, para comprobar la percepción de despilfarro de alimentos entre los consumidores, se realizó una encuesta on line y telefónica en las mismas fechas a las personas encargadas de gestionar, almacenar y preparar la comida en sus hogares. Fueron un total de 3.454 originarias de 17 comunidades autónomas: Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Islas Baleares, La Rioja, Murcia, Navarra y País Vasco. Siete de cada diez eran mujeres y su edad media era de 47 años y medio.
Mayor despilfarro del que se cree
La crisis se nota: según más de la mitad de los entrevistados, la situación económica de su hogar ha empeorado respecto al año pasado. Solo cuatro de cada diez declararon que se ha mantenido igual y un 2% afirmó que ha mejorado. Los hogares compuestos por más de tres personas son quienes dicen sufrir una peor situación. Por tanto, resulta vital mantener ajustada una partida tan importante como la de alimentación dentro del presupuesto familiar.
Para la mitad de los entrevistados, este gasto se ha mantenido igual; no obstante, representan una cuarta parte los que consideraron que se ha incrementado (especialmente en los hogares de más de cuatro personas del País Vasco y Aragón) y otra cuarta parte, los que se ha reducido (domicilios unifamiliares, sobre todo). En líneas generales, se comprobó que los consumidores creen desperdiciar menos alimentos de los que en realidad tiran a la basura. Sin embargo, los datos hablan por sí solos. Cada hogar analizado en el estudio es responsable de un total de 76 kilos de alimentos desechados al año, aunque curiosamente solo un 9% de los encuestados reconoce que suele tirarlos a la basura.
550 kilos en una semana
Para realizar esta investigación, se propuso a los responsables de 413 hogares someterse a un control exhaustivo de lo que desechaban y tiraban a la basura durante siete días consecutivos y en cuatro momentos del día: desayuno, comida, cena y otros momentos. En el análisis, se tomaron en consideración aquellos alimentos susceptibles de ser consumidos directamente, por lo que se excluyeron peladuras de patatas, frutas u hortalizas, huesos o cualquier otro componente que no estuviese destinado al consumo directo. Además, tampoco se tuvieron en cuenta todos aquellos desperdicios destinados al abono, a la alimentación de animales y a destinos similares.
En total, durante la ‘semana tipo’ se rechazaron cerca de 554 kilos de alimentos en los 413 hogares del análisis, lo que supone más de 30.000 kilos al año. Los hogares del estudio generaron esa semana 1,3 kilos de desperdicios alimentarios, que sumarían un total de 76 kilos al año, 32 kilos por persona y año si tenemos en cuenta que el promedio de personas por hogar fue de 2,7. El tipo de hogar donde más alimentos se tiran está compuesto por dos personas, cuyo responsable de la gestión de alimentos tiene 60 años o más, mientras que en los hogares con cuatro o más miembros es donde menos se desecha.
Esta bola de basura alimenticia de casi 554 kilos se compone de pan, cereales y otros alimentos de pastelería en un 19%; de frutas y verduras en un 17%; y de leche y derivados, así como de pasta, arroces y legumbres en un 13% respectivamente. El tercio restante son carnes y comidas preparadas o precocinadas (un 6%, respectivamente), embutidos (5%), snacks (4%), alimentos en conserva (otro 4%), pescados y mariscos (3%), huevos (también un 3%) y bebidas (7%).
La comida es el momento del día en el que más alimentos se tiran (un 35% de ellos), seguida de la cena (27%), los desayunos (el 20%) y otros momentos del día (el 19%). Sin embargo, todo depende del tipo de alimento del que se trate. Por ejemplo, la leche y los lácteos se rechazan en mayor proporción en el desayuno; mientras que las pastas, arroces y legumbres se depositan en la basura durante la comida.
El principal motivo aducido por los responsables de su gestión en cada hogar es que se trata de alimentos sobrantes de las comidas: más de ocho de cada diez lo han mencionado en alguna ocasión. Sin embargo, esta decisión también se toma en función del tipo de alimento. Así, entre quienes tiran frutas y verduras, un 73% lo hace por haberse deteriorado debido a su mala conservación o almacenamiento o al exceso de tiempo. Por su parte, entre quienes tiran lácteos, un 40% lo atribuye a los productos caducados; y entre quienes tiran pescado y pasta, en torno a un 56% lo hace por tratarse de alimentos sobrantes destinados al aprovechamiento, pero olvidados para el consumo.
Lo que pensamos que tiramos
¿Somos realmente conscientes de la cantidad de alimentos que destinamos al cubo de la basura? Los resultados de este estudio sugieren que no. Solo el 5% de los encuestados reconoce que suele tirar comida a la basura, el 95% restante asegura que intenta conservarlos en el frigorífico o congelados, aunque entre ellos hay quienes confiesan que, al final, acaban por tirarlos (el 5% de ellos así lo reconoce).
En este sentido, se enumeraron doce tipos de alimentos para detectar la percepción que tienen los entrevistados sobre la cantidad que tiran de los mismos. Consideran que apenas se tira nada, una creencia extensible a todos los grupos, excepto a las frutas y verduras. Es más, quienes sí reconocen deshacerse de los alimentos lo hacen, de forma mayoritaria, con la idea de que es en poca cantidad.
En cifras, más de la mitad de los encuestados reconoce tirar frutas y verduras, solo uno de cada tres admite deshacerse de cereales, productos de panadería y pastelería; y apenas uno de cada cinco dice hacer lo propio con embutidos, comidas precocinadas y con la pasta, el arroz y las legumbres. Para todos los demás grupos de alimentos, el porcentaje de quienes admiten tirar algo es inferior al 15%.
¿Despilfarras o planificas?
La mejor manera de no despilfarrar comida es planificar. Sin embargo, no todos los hogares tienen esta costumbre. Por ejemplo, siete de cada diez encuestados afirma que comprueba la despensa y el frigorífico antes de comprar nada, y uno de cada cinco, que lo hacen bastantes veces, pero todavía hay un 9% que sale a comprar sin revisar lo que tiene en casa.
Elaborar una lista previa es otro paso clave para no acabar echando comida a la basura. Frente a una mayoría de hogares que sí lo hace (el 68% de las viviendas de 3 o más personas y el 54% de las unipersonales), el 15% de encuestados confirma que nunca van a comprar con una lista o que lo hacen muy pocas veces. Menos aún son las personas que confeccionan un menú antes de pensar en la compra. El 26% de los encuestados dice que casi nunca o nunca lo hace y en las viviendas unipersonales la proporción sube hasta el 33%.
Cuando llega el momento de hacer la compra, los consumidores dicen valorar fundamentalmente dos aspectos: el precio y las ofertas (un 45% de ellos), y la calidad de los productos (un 43%). Sin embargo, en el gesto de situarse frente a un producto, comprobar su precio y su calidad, y finalmente decidir depositarlo o no en la cesta de nuestra compra debe intervenir un hábito importante: fijarse en la fecha de caducidad o de consumo preferente. En la encuesta, admiten hacerlo siete de cada diez personas, pero una cuarta parte asegura que no lo hace en todos los alimentos y el 4% declara que no presta atención a este dato nunca o casi nunca.
Fecha de caducidad y de consumo preferente
La fecha de caducidad indica en qué momento deja el producto de ser seguro para el consumo alimentario. La de consumo preferente señala en qué momento deja el productor de garantizar que sus cualidades organolépticas estén intactas, sin que ello suponga un riesgo para la salud. ¿Distinguen los consumidores ambos conceptos? ¿Saben que es seguro consumir algo fuera de su fecha de consumo preferente, pero no de su fecha de caducidad? Para averiguarlo, se preguntó a los responsables de los alimentos de los hogares sobre estas dos fechas, incluyendo en las opciones de respuesta el significado correcto de cada una y un tercero -falso- que también está extendido en la opinión pública.
Se comprobó así que solo uno de cada diez entrevistados atribuye a ambos conceptos un significado falso. Sin embargo, uno de cada cuatro confunde los dos conceptos. Por un lado, un 26% cree que la fecha de caducidad quiere decir que a partir de esa fecha el alimento ya no conserva sus cualidades específicas pero que es seguro comerlo, un error que puede repercutir en consumir alimentos en mal estado. Y por el otro lado, otro 25% de los hogares analizados opina que la fecha de consumo preferente significa que a partir de esa fecha no es del todo seguro comer ese producto, una creencia que puede provocar que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Otro de los objetivos era conocer el comportamineto de los responsables de la gestión de los alimentos en el hogar respecto a estas dos fechas que miden la vida del producto. Tan solo el 15% de los responsables de alimentos de los hogares tiran todos los alimentos caducados. Pero casi seis de cada diez desechan algunos dependiendo del tipo de alimento o del tiempo transcurrido. En cuanto al comportamiento de los entrevistados cuando lo que ha expirado es la fecha de consumo preferente, el 7% afirma que tiran todos los alimentos, el 44% solo algunos (dependiendo del tipo o del tiempo transcurrido); y casi la mitad declara que nunca o casi nunca los desechan y los aprovechan. En ambos casos, los alimentos que no se tiran son derivados lácteos y se guían por el olor o el gusto para comprobar si el producto está en buen estado.
Bien conservados
Además de planificar y observar las etiquetas con rigor, una conservación adecuada de los alimentos puede ayudar a no despilfarrarlos. En este sentido, solo un 5% los responsables de hogares consultados reconocen que tiran mucha o bastante comida por conservarla de forma inadecuada (mal envasada, mal congelada…). La gran mayoría declara que no tira ningún o casi ningún alimento por ese motivo. Por tanto, los encuestados no creen que deban cambiar en ese aspecto.
Son otros los hábitos que creen que deberían mejorar para controlar el despilfarro alimentario. En concreto, planificar mejor la compra de acuerdo al consumo del hogar (un 27% cree que sería la clave), aprender a aprovechar los sobrantes de las comidas cocinadas (un 20% señala esta opción), planificar los menús semanales (15%) y controlar más las fechas de consumo de los alimentos (otro 15%).
Cerca de 9 millones de toneladas de alimentos acaban en la basura cada año. Si bien es cierto que unos 6 millones de toneladas los tiran los productores y distribuidores, también lo es que los hogares son responsables del resto. ¿Qué podemos hacer los consumidores para reducir esta cifra? He aquí unos consejos.
- Planifique la compra: elabore un menú semanal y, después de comprobar lo que le hace falta para elaborarlo, haga una lista de la compra solo con lo que necesita. No vaya a la tienda con hambre y tenga cuidado con dejarse tentar por las ofertas. Compre la fruta y verdura por piezas en lugar de preenvasada para comprar la cantidad justa.
- Compruebe la fecha de caducidad: si no tiene previsto consumir de inmediato un artículo, retrase la compra o escoja el que caduque más tarde.
- Tenga en cuenta su presupuesto: tirar comida equivale a tirar dinero.
- Mantenga el frigorífico en orden: compruebe las juntas y la temperatura del interior. Para garantizar la frescura y longevidad de los alimentos, debe conservarlos a una temperatura comprendida entre 1 y 5° C.
- Almacene los alimentos siguiendo las instrucciones que figuran en el envase.
- Vaya rotando los alimentos en la despensa y el frigorífico: Ponga delante los que vayan a caducar primero y detrás los que acaba de comprar.
- Sirva cantidades pequeñas de comida, dando a entender que todos pueden repetir una vez que hayan acabado lo que tienen en el plato.
- Aproveche los restos: utilícelos para la comida del día siguiente, aprovéchelos como ingredientes para la cena o congélelos. La fruta demasiado madura puede utilizarse para hacer batidos o tartas y las verduras para cremas o sopas.
- Congele: si come poco pan, congélelo por rebanadas y descongele la cantidad que vaya necesitando. Congele alimentos cocinados, así tendrá la cena lista para esas noches en las que está demasiado cansado para cocinar.
- Convierta los residuos en abono para el jardín: examine la posibilidad de convertir los residuos en compost para sus plantas. Existen compostadores domésticos muy sencillos de utilizar.
10 comunidades, una a una
- Andalucía
- Aragón
- Canarias
- Castilla la Mancha
- Castilla y León
- Cataluña
- Comunidad de
Madrid - Comunidad Valenciana
- Galicia
- País Vasco
Andalucía
Despilfarro de alimentos: encuesta a 3.400 consumidores de 17 comunidades autónomas
Un 17% de los entrevistados andaluces reconoce que suele desechar la comida sobrante directamente o al cabo de un tiempo
En Andalucía, se entrevistó a un total de 418 personas responsables de las compras, almacenamiento y preparado de alimentos en el hogar. Dos de cada tres eran mujeres con una media de edad de 48 años. En líneas generales, se comprobó que los consumidores andaluces entrevistados creen desperdiciar muy pocos alimentos: solo un 17% de los encuestados allí reconoce que suele tirarlos a la basura. Sin embargo, uno de cada cuatro confunde los significados de fecha de caducidad y de consumo preferente, lo que puede influir en su salud o que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Lo que pensamos que tiramos
¿Somos realmente conscientes de la cantidad de alimentos que destinamos al cubo de la basura? Solo el 5% de los encuestados andaluces reconoce que suele tirar comida a la basura, el 95% restante asegura que intenta conservarlos en el frigorífico o congelados, aunque entre ellos hay quienes confiesan que, al final, acaban por tirarlos (el 5% de ellos así lo reconoce).
En este sentido, se enumeraron doce tipos de alimentos para detectar la percepción que tienen los entrevistados andaluces sobre la cantidad que tiran de los mismos. Consideran que apenas se tira nada, una creencia extensible a todos los grupos, excepto a las frutas y verduras. Es más, quienes sí reconocen deshacerse de los alimentos lo hacen, de forma mayoritaria, con la idea de que es en poca cantidad. En cifras, la mayor proporción de desechos se concentra en las frutas y verduras (el 52% de los andaluces entrevistados reconoce tirarlas); los cereales, productos de panadería y pastelería (un 37%); y comidas preparadas/precocinadas (un 23%). Para todos los demás grupos de alimentos, el porcentaje de los andaluces que admiten tirar algo es inferior al 18%.
Confusión entre fecha de caducidad y de consumo preferente
La fecha de caducidad indica en qué momento deja el producto de ser seguro para el consumo alimentario. La de consumo preferente señala en qué momento deja el productor de garantizar que sus cualidades organolépticas estén intactas, sin que ello suponga un riesgo para la salud. ¿Distinguen los consumidores andaluces ambos conceptos? Para averiguarlo, se preguntó a los responsables de los alimentos de los hogares andaluces sobre estas dos fechas, incluyendo en las opciones de respuesta el significado correcto de cada una y un tercero ?falso- que también está extendido en la opinión pública.
Se comprobó así que solo un 9% de los entrevistados en Andalucía atribuye a ambos conceptos un significado falso. Sin embargo, algo más de uno de cada cuatro los confunde. Por un lado, un 28% cree que la fecha de caducidad quiere decir que a partir de esa fecha el alimento ya no conserva sus cualidades específicas pero que es seguro comerlo, un error que puede repercutir en consumir alimentos en mal estado. Y por el otro lado, otro 28% de los hogares analizados en Andalucía opina que la fecha de consumo preferente significa que a partir de esa fecha no es del todo seguro comer ese producto, una creencia que puede provocar que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Aragón
Despilfarro de alimentos: encuesta a 3.400 consumidores de 17 comunidades autónomas
Un 11% de los entrevistados aragoneses reconoce que suele desechar la comida sobrante directamente o al cabo de un tiempo
En Aragón, se entrevistó a un total de 115 personas responsables de las compras, almacenamiento y preparado de alimentos en el hogar. Dos de cada tres eran mujeres con una media de edad de 47 años. En líneas generales, se comprobó que los consumidores aragoneses entrevistados creen desperdiciar muy pocos alimentos: solo un 11% de los encuestados allí reconoce que suele tirarlos a la basura. Sin embargo, casi tres de cada diez confunde los significados de fecha de caducidad y de consumo preferente, lo que puede influir en su salud o que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Lo que pensamos que tiramos
¿Somos realmente conscientes de la cantidad de alimentos que destinamos al cubo de la basura? Solo el 11% de los encuestados aragoneses reconoce que suele tirar comida a la basura, el 89% restante asegura que intenta conservarlos en el frigorífico o congelados, aunque entre ellos hay quienes confiesan que, al final, acaban por tirarlos (el 2% de ellos así lo reconoce).
En este sentido, se enumeraron doce tipos de alimentos para detectar la percepción que tienen los entrevistados castellanos sobre la cantidad que tiran de los mismos. Consideran que apenas se tira nada, una creencia extensible a todos los grupos, excepto a las frutas y verduras. Es más, quienes sí reconocen deshacerse de los alimentos lo hacen, de forma mayoritaria, con la idea de que es en poca cantidad. En cifras, la mayor proporción de desechos se concentra en las frutas y verduras (el 60% de los aragoneses entrevistados reconoce tirarlas); los cereales, productos de panadería y pastelería, y los huevos (un 30%, respectivamente); y carnes y embutidos (un 18%, respectivamente). Para todos los demás grupos de alimentos, el porcentaje de los aragoneses que admiten tirar algo es inferior al 16%.
Confusión entre fecha de caducidad y de consumo preferente
La fecha de caducidad indica en qué momento deja el producto de ser seguro para el consumo alimentario. La de consumo preferente señala en qué momento deja el productor de garantizar que sus cualidades organolépticas estén intactas, sin que ello suponga un riesgo para la salud. ¿Distinguen los consumidores aragoneses ambos conceptos? Para averiguarlo, se preguntó a los responsables de los alimentos de los hogares aragoneses sobre estas dos fechas, incluyendo en las opciones de respuesta el significado correcto de cada una y un tercero ?falso- que también está extendido en la opinión pública.
Se comprobó así que solo un 6% de los entrevistados en Aragón atribuye a ambos conceptos un significado falso. Sin embargo, casi tres de cada diez los confunde. Por un lado, un 34% cree que la fecha de caducidad quiere decir que a partir de esa fecha el alimento ya no conserva sus cualidades específicas pero que es seguro comerlo, un error que puede repercutir en consumir alimentos en mal estado. Y por el otro lado, otro 21% de los hogares analizados en Aragón opina que la fecha de consumo preferente significa que a partir de esa fecha no es del todo seguro comer ese producto, una creencia que puede provocar que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Canarias
Despilfarro de alimentos: encuesta a 3.400 consumidores de 17 comunidades autónomas
Un 18% de los entrevistados canarios reconoce que suele desechar la comida sobrante directamente o al cabo de un tiempo
En Canarias, se entrevistó a un total de 104 personas responsables de las compras, almacenamiento y preparado de alimentos en el hogar. Tres de cada cuatro eran mujeres con una media de edad de 46 años y medio. En líneas generales, se comprobó que los consumidores canarios entrevistados creen desperdiciar muy pocos alimentos: solo un 18% de los encuestados allí reconoce que suele tirarlos a la basura. Sin embargo, uno de cada cuatro confunde los significados de fecha de caducidad y de consumo preferente, lo que puede influir en su salud o que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Lo que pensamos que tiramos
¿Somos realmente conscientes de la cantidad de alimentos que destinamos al cubo de la basura? Solo el 6% de los encuestados canarios reconoce que suele tirar comida a la basura, el 94% restante asegura que intenta conservarlos en el frigorífico o congelados, aunque entre ellos hay quienes confiesan que, al final, acaban por tirarlos (el 7% de ellos así lo reconoce).
En este sentido, se enumeraron doce tipos de alimentos para detectar la percepción que tienen los entrevistados canarios sobre la cantidad que tiran de los mismos. Consideran que apenas se tira nada, una creencia extensible a todos los grupos, excepto a las frutas y verduras. Es más, quienes sí reconocen deshacerse de los alimentos lo hacen, de forma mayoritaria, con la idea de que es en poca cantidad. En cifras, la mayor proporción de desechos se concentra en las frutas y verduras (el 54% de los canarios entrevistados reconoce tirarlas); los cereales, productos de panadería y pastelería (un 38%); embutidos (un 29%); pasta, arroz y legumbres (un 25%); y comidas preparadas/precocinadas (un 23%). Para todos los demás grupos de alimentos, el porcentaje de los canarios que admiten tirar algo es inferior al 16%.
Confusión entre fecha de caducidad y de consumo preferente
La fecha de caducidad indica en qué momento deja el producto de ser seguro para el consumo alimentario. La de consumo preferente señala en qué momento deja el productor de garantizar que sus cualidades organolépticas estén intactas, sin que ello suponga un riesgo para la salud. ¿Distinguen los consumidores canarios ambos conceptos? Para averiguarlo, se preguntó a los responsables de los alimentos de los hogares canarios sobre estas dos fechas, incluyendo en las opciones de respuesta el significado correcto de cada una y un tercero ?falso- que también está extendido en la opinión pública.
Se comprobó así que solo un 10% de los entrevistados en Canarias atribuye a ambos conceptos un significado falso. Sin embargo, uno de cada cuatro los confunde. Por un lado, un 19% cree que la fecha de caducidad quiere decir que a partir de esa fecha el alimento ya no conserva sus cualidades específicas pero que es seguro comerlo, un error que puede repercutir en consumir alimentos en mal estado. Y por el otro lado, otro 30% de los hogares analizados en Canarias opina que la fecha de consumo preferente significa que a partir de esa fecha no es del todo seguro comer ese producto, una creencia que puede provocar que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Castilla la Mancha
Despilfarro de alimentos: encuesta a 3.400 consumidores de 17 comunidades autónomas
Un 15% de los entrevistados manchegos reconoce que suele desechar la comida sobrante directamente o al cabo de un tiempo
En Castilla La Mancha, se entrevistó a un total de 128 personas responsables de las compras, almacenamiento y preparado de alimentos en el hogar. Tres de cada cuatro eran mujeres con una media de edad de 45 años. En líneas generales, se comprobó que los consumidores manchegos entrevistados creen desperdiciar muy pocos alimentos: solo un 15% de los encuestados allí reconoce que suele tirarlos a la basura. Sin embargo, tres de cada diez confunde los significados de fecha de caducidad y de consumo preferente, lo que puede influir en su salud o que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Lo que pensamos que tiramos
¿Somos realmente conscientes de la cantidad de alimentos que destinamos al cubo de la basura? Solo el 7% de los encuestados manchegos reconoce que suele tirar comida a la basura, el 93% restante asegura que intenta conservarlos en el frigorífico o congelados, aunque entre ellos hay quienes confiesan que, al final, acaban por tirarlos (el 6% de ellos así lo reconoce).
En este sentido, se enumeraron doce tipos de alimentos para detectar la percepción que tienen los entrevistados manchegos sobre la cantidad que tiran de los mismos. Consideran que apenas se tira nada, una creencia extensible a todos los grupos, excepto a las frutas y verduras. Es más, quienes sí reconocen deshacerse de los alimentos lo hacen, de forma mayoritaria, con la idea de que es en poca cantidad. En cifras, la mayor proporción de desechos se concentra en las frutas y verduras (el 51% de los manchegos entrevistados reconoce tirarlas); los cereales, productos de panadería y pastelería (un 37%); pasta, arroz y legumbres (un 25%); y embutidos (un 21%). Para todos los demás grupos de alimentos, el porcentaje de los manchegos que admiten tirar algo es inferior al 18%.
Confusión entre fecha de caducidad y de consumo preferente
La fecha de caducidad indica en qué momento deja el producto de ser seguro para el consumo alimentario. La de consumo preferente señala en qué momento deja el productor de garantizar que sus cualidades organolépticas estén intactas, sin que ello suponga un riesgo para la salud. ¿Distinguen los consumidores manchegos ambos conceptos? Para averiguarlo, se preguntó a los responsables de los alimentos de los hogares manchegos sobre estas dos fechas, incluyendo en las opciones de respuesta el significado correcto de cada una y un tercero ?falso- que también está extendido en la opinión pública.
Se comprobó así que solo un 6% de los entrevistados en Castilla La Mancha atribuye a ambos conceptos un significado falso. Sin embargo, tres de cada diez los confunden. Por un lado, un 32% cree que la fecha de caducidad quiere decir que a partir de esa fecha el alimento ya no conserva sus cualidades específicas pero que es seguro comerlo, un error que puede repercutir en consumir alimentos en mal estado. Y por el otro lado, otro 31% de los hogares analizados en Castilla La Mancha opina que la fecha de consumo preferente significa que a partir de esa fecha no es del todo seguro comer ese producto, una creencia que puede provocar que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Castilla y León
Despilfarro de alimentos: encuesta a 3.400 consumidores de 17 comunidades autónomas
Un 4% de los entrevistados castellanos reconoce que suele desechar la comida sobrante directamente o al cabo de un tiempo
En Castilla y León, se entrevistó a un total de 210 personas responsables de las compras, almacenamiento y preparado de alimentos en el hogar. Tres de cada cuatro eran mujeres con una media de edad de 47 años. En líneas generales, se comprobó que los consumidores castellanos entrevistados creen desperdiciar muy pocos alimentos: solo un 4% de los encuestados allí reconoce que suele tirarlos a la basura. Sin embargo, uno de cada cinco confunde los significados de fecha de caducidad y de consumo preferente, lo que puede influir en su salud o que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Lo que pensamos que tiramos
¿Somos realmente conscientes de la cantidad de alimentos que destinamos al cubo de la basura? Solo el 1% de los encuestados castellanos reconoce que suele tirar comida a la basura, el 99% restante asegura que intenta conservarlos en el frigorífico o congelados, aunque entre ellos hay quienes confiesan que, al final, acaban por tirarlos (el 3% de ellos así lo reconoce).
En este sentido, se enumeraron doce tipos de alimentos para detectar la percepción que tienen los entrevistados castellanos sobre la cantidad que tiran de los mismos. Consideran que apenas se tira nada, una creencia extensible a todos los grupos, excepto a las frutas y verduras. Es más, quienes sí reconocen deshacerse de los alimentos lo hacen, de forma mayoritaria, con la idea de que es en poca cantidad. En cifras, la mayor proporción de desechos se concentra en las frutas y verduras (el 54% de los castellanos entrevistados reconoce tirarlas); los cereales, productos de panadería y pastelería (un 40%); pescados y mariscos (un 24%); carnes (un 22%); y comidas preparadas/precocinadas, embutidos, y pasta, arroz y legumbres (un 20%, respectivamente). y comidas preparadas/precocinadas (un 23%). Para todos los demás grupos de alimentos, el porcentaje de los castellanoleoneses que admiten tirar algo es inferior al 17%.
Confusión entre fecha de caducidad y de consumo preferente
La fecha de caducidad indica en qué momento deja el producto de ser seguro para el consumo alimentario. La de consumo preferente señala en qué momento deja el productor de garantizar que sus cualidades organolépticas estén intactas, sin que ello suponga un riesgo para la salud. ¿Distinguen los consumidores castellanos ambos conceptos? Para averiguarlo, se preguntó a los responsables de los alimentos de los hogares castellanos sobre estas dos fechas, incluyendo en las opciones de respuesta el significado correcto de cada una y un tercero ?falso- que también está extendido en la opinión pública.
Se comprobó así que solo un 9% de los entrevistados en Castilla y León atribuye a ambos conceptos un significado falso. Sin embargo, uno de cada cinco los confunde. Por un lado, un 20% cree que la fecha de caducidad quiere decir que a partir de esa fecha el alimento ya no conserva sus cualidades específicas pero que es seguro comerlo, un error que puede repercutir en consumir alimentos en mal estado. Y por el otro lado, otro 22% de los hogares analizados en Castilla y León opina que la fecha de consumo preferente significa que a partir de esa fecha no es del todo seguro comer ese producto, una creencia que puede provocar que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Cataluña
Despilfarro de alimentos: encuesta a 3.400 consumidores de 17 comunidades autónomas
Solo un 8% de los entrevistados catalanes reconoce que suele desechar la comida sobrante directamente o al cabo de un tiempo
En Cataluña, se entrevistó a un total de 535 personas responsables de las compras, almacenamiento y preparado de alimentos en el hogar. Tres de cada cuatro eran mujeres con una media de edad de 48 años. En líneas generales, se comprobó que los consumidores catalanes entrevistados creen desperdiciar muy pocos alimentos: solo un 8% de los encuestados allí reconoce que suele tirarlos a la basura. Sin embargo, uno de cada cuatro confunde los significados de fecha de caducidad y de consumo preferente, lo que puede influir en su salud o en que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Lo que pensamos que tiramos
¿Somos realmente conscientes de la cantidad de alimentos que destinamos al cubo de la basura? Solo el 5% de los encuestados catalanes reconoce que suele tirar comida a la basura, el 95% restante asegura que intenta conservarlos en el frigorífico o congelados, aunque entre ellos hay quienes confiesan que, al final, acaban por tirarlos (el 3% de ellos así lo reconoce).
En este sentido, se enumeraron doce tipos de alimentos para detectar la percepción que tienen los entrevistados catalanes sobre la cantidad que tiran de los mismos. Consideran que apenas se tira nada, una creencia extensible a todos los grupos, excepto a las frutas y verduras. Es más, quienes sí reconocen deshacerse de los alimentos lo hacen, de forma mayoritaria, con la idea de que es en poca cantidad. En cifras, la mayor proporción de desechos se concentra en las frutas y verduras (el 53% de los catalanes entrevistados reconoce tirarlas); los cereales, productos de panadería y pastelería (un 30%); leche, yogures, quesos y derivados lácteos (un 19%); y embutidos y comidas preparadas/precocinadas (un 18%, respectivamente). Para todos los demás grupos de alimentos, el porcentaje de los catalanes que admiten tirar algo es inferior al 16%.
Confusión entre fecha de caducidad y de consumo preferente
La fecha de caducidad indica en qué momento deja el producto de ser seguro para el consumo alimentario. La de consumo preferente señala en qué momento deja el productor de garantizar que sus cualidades organolépticas estén intactas, sin que ello suponga un riesgo para la salud. ¿Distinguen los consumidores catalanes ambos conceptos? Para averiguarlo, se preguntó a los responsables de los alimentos de los hogares catalanes sobre estas dos fechas, incluyendo en las opciones de respuesta el significado correcto de cada una y un tercero ?falso- que también está extendido en la opinión pública.
Se comprobó así que solo un 6% de los entrevistados en Cataluña atribuye a ambos conceptos un significado falso. Sin embargo, algo más de uno de cada cuatro los confunde. Por un lado, un 31% cree que la fecha de caducidad quiere decir que a partir de esa fecha el alimento ya no conserva sus cualidades específicas pero que es seguro comerlo, un error que puede repercutir en consumir alimentos en mal estado. Y por el otro lado, otro 25% de los hogares analizados en Cataluña opina que la fecha de consumo preferente significa que a partir de esa fecha no es del todo seguro comer ese producto, una creencia que puede provocar que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Comunidad de Madrid
Despilfarro de alimentos: encuesta a 3.400 consumidores de 17 comunidades autónomas
Un 6% de los entrevistados madrileños reconoce que suele desechar la comida sobrante directamente o al cabo de un tiempo
En la Comunidad de Madrid, se entrevistó a un total de 602 personas responsables de las compras, almacenamiento y preparado de alimentos en el hogar. Siete de cada diez eran mujeres con una media de edad de 48 años. En líneas generales, se comprobó que los consumidores madrileños entrevistados creen desperdiciar muy pocos alimentos: solo un 6% de los encuestados allí reconoce que suele tirarlos a la basura. Sin embargo, uno de cada cinco confunde los significados de fecha de caducidad y de consumo preferente, lo que puede influir en su salud o que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Lo que pensamos que tiramos
¿Somos realmente conscientes de la cantidad de alimentos que destinamos al cubo de la basura? Solo el 4% de los encuestados madrileños reconoce que suele tirar comida a la basura, el 96% restante asegura que intenta conservarlos en el frigorífico o congelados, aunque entre ellos hay quienes confiesan que, al final, acaban por tirarlos (el 4% de ellos así lo reconoce).
En este sentido, se enumeraron doce tipos de alimentos para detectar la percepción que tienen los entrevistados madrileños sobre la cantidad que tiran de los mismos. Consideran que apenas se tira nada, una creencia extensible a todos los grupos, excepto a las frutas y verduras. Es más, quienes sí reconocen deshacerse de los alimentos lo hacen, de forma mayoritaria, con la idea de que es en poca cantidad. En cifras, la mayor proporción de desechos se concentra en las frutas y verduras (el 57% de los madrileños entrevistados reconoce tirarlas); los cereales, productos de panadería y pastelería (un 31%); comidas preparadas/precocinadas, y embutidos (un 23%, respectivamente). Para todos los demás grupos de alimentos, el porcentaje de los madrileños que admiten tirar algo es inferior al 18%.
Confusión entre fecha de caducidad y de consumo preferente
La fecha de caducidad indica en qué momento deja el producto de ser seguro para el consumo alimentario. La de consumo preferente señala en qué momento deja el productor de garantizar que sus cualidades organolépticas estén intactas, sin que ello suponga un riesgo para la salud. ¿Distinguen los consumidores madrileños ambos conceptos? Para averiguarlo, se preguntó a los responsables de los alimentos de los hogares madrileños sobre estas dos fechas, incluyendo en las opciones de respuesta el significado correcto de cada una y un tercero ?falso- que también está extendido en la opinión pública.
Se comprobó así que solo un 8% de los entrevistados en la Comunidad de Madrid atribuye a ambos conceptos un significado falso. Sin embargo, uno de cada cinco los confunde. Por un lado, un 25% cree que la fecha de caducidad quiere decir que a partir de esa fecha el alimento ya no conserva sus cualidades específicas pero que es seguro comerlo, un error que puede repercutir en consumir alimentos en mal estado. Y por el otro lado, otro 20% de los hogares analizados en la Comunidad de Madrid opina que la fecha de consumo preferente significa que a partir de esa fecha no es del todo seguro comer ese producto, una creencia que puede provocar que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Comunidad Valenciana
Despilfarro de alimentos: encuesta a 3.400 consumidores de 17 comunidades autónomas
Un 13% de los entrevistados valencianos reconoce que suele desechar la comida sobrante directamente o al cabo de un tiempo
En la Comunidad Valenciana, se entrevistó a un total de 371 personas responsables de las compras, almacenamiento y preparado de alimentos en el hogar. Tres de cada cuatro eran mujeres con una media de edad de 48 años. En líneas generales, se comprobó que los consumidores valencianos entrevistados creen desperdiciar muy pocos alimentos: solo un 13% de los encuestados allí reconoce que suele tirarlos a la basura. Sin embargo, uno de cada cuatro confunde los significados de fecha de caducidad y de consumo preferente, lo que puede influir en su salud o que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Lo que pensamos que tiramos
¿Somos realmente conscientes de la cantidad de alimentos que destinamos al cubo de la basura? Solo el 6% de los encuestados valencianos reconoce que suele tirar comida a la basura, el 94% restante asegura que intenta conservarlos en el frigorífico o congelados, aunque entre ellos hay quienes confiesan que, al final, acaban por tirarlos (el 8% de ellos así lo reconoce).
En este sentido, se enumeraron doce tipos de alimentos para detectar la percepción que tienen los entrevistados valencianos sobre la cantidad que tiran de los mismos. Consideran que apenas se tira nada, una creencia extensible a todos los grupos, excepto a las frutas y verduras. Es más, quienes sí reconocen deshacerse de los alimentos lo hacen, de forma mayoritaria, con la idea de que es en poca cantidad. En cifras, la mayor proporción de desechos se concentra en las frutas y verduras (el 56% de los valencianos entrevistados reconoce tirarlas); los cereales, productos de panadería y pastelería (un 34%); comidas preparadas/precocinadas, y leche, yogures, quesos y derivados lácteos (un 19%, respectivamente). Para todos los demás grupos de alimentos, el porcentaje de los valencianos que admiten tirar algo es inferior al 18%.
Confusión entre fecha de caducidad y de consumo preferente
La fecha de caducidad indica en qué momento deja el producto de ser seguro para el consumo alimentario. La de consumo preferente señala en qué momento deja el productor de garantizar que sus cualidades organolépticas estén intactas, sin que ello suponga un riesgo para la salud. ¿Distinguen los consumidores valencianos ambos conceptos? Para averiguarlo, se preguntó a los responsables de los alimentos de los hogares valencianos sobre estas dos fechas, incluyendo en las opciones de respuesta el significado correcto de cada una y un tercero ?falso- que también está extendido en la opinión pública.
Se comprobó así que solo un 10% de los entrevistados en la Comunidad Valenciana atribuye a ambos conceptos un significado falso. Sin embargo, uno de cada cuatro los confunde. Por un lado, un 22% cree que la fecha de caducidad quiere decir que a partir de esa fecha el alimento ya no conserva sus cualidades específicas pero que es seguro comerlo, un error que puede repercutir en consumir alimentos en mal estado. Y por el otro lado, otro 28% de los hogares analizados en la Comunidad Valenciana opina que la fecha de consumo preferente significa que a partir de esa fecha no es del todo seguro comer ese producto, una creencia que puede provocar que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Galicia
Despilfarro de alimentos: encuesta a 3.400 consumidores de 17 comunidades autónomas
Solo un 9% de los entrevistados gallegos reconoce que suele desechar la comida sobrante directamente o al cabo de un tiempo
En Galicia, se entrevistó a un total de 195 personas responsables de las compras, almacenamiento y preparado de alimentos en el hogar. Siete de cada diez eran mujeres con una media de edad de 46 años y medio. En líneas generales, se comprobó que los consumidores gallegos entrevistados creen desperdiciar muy pocos alimentos: solo un 9% reconoce que suele tirarlos a la basura. Sin embargo, uno de cada cuatro confunde los significados de fecha de caducidad y de consumo preferente, lo que puede influir en su salud o que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Lo que pensamos que tiramos
¿Somos realmente conscientes de la cantidad de alimentos que destinamos al cubo de la basura? Solo el 5% de los encuestados gallegos reconoce que suele tirar comida a la basura, el 95% restante asegura que intenta conservarlos en el frigorífico o congelados, aunque entre ellos hay quienes confiesan que, al final, acaban por tirarlos (el 4% de ellos así lo reconoce).
En este sentido, se enumeraron doce tipos de alimentos para detectar la percepción que tienen los entrevistados gallegos sobre la cantidad que tiran de los mismos. Consideran que apenas se tira nada, una creencia extensible a todos los grupos, excepto a las frutas y verduras. Es más, quienes sí reconocen deshacerse de los alimentos lo hacen, de forma mayoritaria, con la idea de que es en poca cantidad. En cifras, la mayor proporción de desechos se concentra en las frutas y verduras (el 57% de los gallegos entrevistados reconoce tirarlas); los cereales, productos de panadería y pastelería (un 36%); los embutidos (un 31%); leche, yogures, quesos y derivados lácteos (un 21%); y pasta, arroz y legumbres (un 20%). Para todos los demás grupos de alimentos, el porcentaje de los gallegos que admiten tirar algo es inferior al 18%.
Confusión entre fecha de caducidad y de consumo preferente
La fecha de caducidad indica en qué momento deja el producto de ser seguro para el consumo alimentario. La de consumo preferente señala en qué momento deja el productor de garantizar que sus cualidades organolépticas estén intactas, sin que ello suponga un riesgo para la salud. ¿Distinguen los consumidores gallegos ambos conceptos? Para averiguarlo, se preguntó a los responsables de los alimentos de los hogares gallegos sobre estas dos fechas, incluyendo en las opciones de respuesta el significado correcto de cada una y un tercero ?falso- que también está extendido en la opinión pública.
Se comprobó así que solo uno de cada siete entrevistados en Galicia atribuye a ambos conceptos un significado falso. Sin embargo, uno de cada cuatro los confunde. Por un lado, un 24% cree que la fecha de caducidad quiere decir que a partir de esa fecha el alimento ya no conserva sus cualidades específicas pero que es seguro comerlo, un error que puede repercutir en consumir alimentos en mal estado. Y por el otro lado, otro 23% de los hogares analizados en Galicia opina que la fecha de consumo preferente significa que a partir de esa fecha no es del todo seguro comer ese producto, una creencia que puede provocar que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
País Vasco
Despilfarro de alimentos: encuesta a 3.400 consumidores de 17 comunidades autónomas
Solo un 6% de los entrevistados vascos reconoce que suele desechar la comida sobrante directamente o al cabo de un tiempo
En el País Vasco, se entrevistó a un total de 336 personas responsables de las compras, almacenamiento y preparado de alimentos en el hogar. Siete de cada diez eran mujeres con una media de edad de 46 años). En líneas generales, se comprobó que los consumidores vascos entrevistados creen desperdiciar muy pocos alimentos: solo un 6% de los encuestados allí reconoce que suele tirarlos a la basura. Sin embargo, uno de cada cuatro confunde los significados de fecha de caducidad y de consumo preferente, lo que puede influir en su salud o que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.
Lo que pensamos que tiramos
¿Somos realmente conscientes de la cantidad de alimentos que destinamos al cubo de la basura? Solo el 5% de los encuestados vascos reconoce que suele tirar comida a la basura, el 94% restante asegura que intenta conservarlos en el frigorífico o congelados, aunque entre ellos hay quienes confiesan que, al final, acaban por tirarlos (el 6% de ellos así lo reconoce).
En este sentido, se enumeraron doce tipos de alimentos para detectar la percepción que tienen los entrevistados vascos sobre la cantidad que tiran de los mismos. Consideran que apenas se tira nada, una creencia extensible a todos los grupos, excepto a las frutas y verduras. Es más, quienes sí reconocen deshacerse de los alimentos lo hacen, de forma mayoritaria, con la idea de que es en poca cantidad. En cifras, la mayor proporción de desechos se concentra en las frutas y verduras (el 50% de los vascos entrevistados reconoce tirarlas); los cereales, productos de panadería y pastelería (un 40%); y embutidos (un 20%). Para todos los demás grupos de alimentos, el porcentaje de los vascos que admiten tirar algo es inferior al 16%.
Confusión entre fecha de caducidad y de consumo preferente
La fecha de caducidad indica en qué momento deja el producto de ser seguro para el consumo alimentario. La de consumo preferente señala en qué momento deja el productor de garantizar que sus cualidades organolépticas estén intactas, sin que ello suponga un riesgo para la salud. ¿Distinguen los consumidores vascos ambos conceptos? Para averiguarlo, se preguntó a los responsables de los alimentos de los hogares vascos sobre estas dos fechas, incluyendo en las opciones de respuesta el significado correcto de cada una y un tercero ?falso- que también está extendido en la opinión pública.
Se comprobó así que solo un 7% de los entrevistados en el País Vasco atribuye a ambos conceptos un significado falso. Sin embargo, uno de cada cuatro los confunde. Por un lado, un 21% cree que la fecha de caducidad quiere decir que a partir de esa fecha el alimento ya no conserva sus cualidades específicas pero que es seguro comerlo, un error que puede repercutir en consumir alimentos en mal estado. Y por el otro lado, otro 25% de los hogares analizados en el País Vasco opina que la fecha de consumo preferente significa que a partir de esa fecha no es del todo seguro comer ese producto, una creencia que puede provocar que gran cantidad de alimentos perfectamente válidos para el consumo vayan a parar al cubo de la basura.