Ande yo caliente...
Las bajas temperaturas diurnas y nocturnas que, durante meses, sufre gran parte del país invitan a reflexionar sobre cómo ahorrar en la factura de la electricidad, ya que este quinto año de crisis, con el encarecimiento de suministros clave en los hogares, el invierno puede ser más duro. Para evitar que el frío se adueñe de las viviendas y, a la vez, ahorrar dinero en calefacción, es necesario utilizar los recursos de manera eficaz y echar mano de remedios tradicionales a los que ya se recurría hace muchos años.
Calefacción
No todos los ciudadanos tienen la posibilidad de ahorrar bajando el termostato. En las grandes comunidades de vecinos en las que todos pagan por igual, por mucho que uno de los residentes reduzca los grados de su vivienda, abonará la misma cantidad. Eso sí, si todos se ponen de acuerdo en la reunión de propietarios para poner menos horas la calefacción, se reducirá la factura.
Para quienes sí tengan la opción de consumir menos con la calefacción individual -o colectiva de pago por separado-, hay una serie de consejos que les pueden ser de ayuda para combatir el frío sin arruinarse.
- La casa a 20 grados. Es la temperatura que recomienda el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) con el fin de mantenerse confortable en la vivienda durante el día y no derrochar dinero. Por cada grado de más, el gasto en calefacción aumenta en un 7%. A lo largo de la noche, al estar protegidos por edredones y mantas, la temperatura puede bajar a 15 o 17 grados. Durante este tiempo puede permanecer apagada y encenderse por la mañana.
- Colocar termostatos programables. Si la casa está vacía durante muchas horas o sus propietarios pasan varios días fuera, conviene colocar este tipo de reguladores. Se pueden dejar programados para que durante las horas en las que la vivienda esté vacía, esta permanezca a 15 grados y el resto del tiempo suba a 20 grados. Así se ahorra entre un 8% y un 13% de energía.
- No cubrir los radiadores. En ocasiones, los aparatos de calefacción afean la vivienda y se tapan; otras veces se colocan objetos o mobiliario delante y otras muchas sirven de estufas para calentar la ropa mojada o húmeda. Esto hace que el calor no se distribuya de forma adecuada y sea necesario gastar más dinero para subir la temperatura de la estancia.
Aislar la vivienda
A través de las ventanas, aunque estén cerradas, se pierde mucho calor, sobre todo si llevan cristales simples. Por eso, cuando se realice una reforma, es importante colocar cristales dobles o dobles ventanas y carpintería con puente térmico. Pero como no siempre es posible desembolsar grandes cantidades de dinero, hay otras formas de evitar que el calor se escape.
- Cerrar las persianas cuando empieza a anochecer. De esta forma, el calor permanece más tiempo en la vivienda cuando bajan las temperaturas exteriores. Las cortinas, sobre todo si son gruesas, también aíslan bastante, así que es mejor mantenerlas extendidas por la noche. Del mismo modo, conviene tener las persianas abiertas y los toldos subidos durante el día para que entre el sol y suba la temperatura de la casa.
- Ventilar durante el tiempo adecuado. Diez minutos es tiempo más que suficiente para renovar el aire. Sería mejor no hacerlo a primera hora de la mañana, cuando hace más frío, pero por los horarios laborales no siempre es posible.
- Tapar las rendijas. Si no se puede comprar una nueva ventana, es posible tapar los huecos por los que entra el frío con masilla o silicona, una solución barata que permite ahorrar en calefacción. Las cintas selladoras adhesivas también son un buen aislante.
- Utilizar burletes. Muchas veces por debajo de las puertas y por los laterales se cuela aire frío y se crean pequeñas corrientes. Si se utilizan burletes, el calor permanecerá más tiempo en la vivienda. También se pueden poner barras rígidas de madera, aluminio o PVC atornilladas a la parte baja de la puerta; al llevar fieltro por debajo no dejan que entre el frío. Además, si se mantienen cerradas las diferentes estancias, conservarán mejor el calor, sobre todo si alguna de las habitaciones no se utiliza y tiene la calefacción apagada.
- Aprovechar el calor de otras habitaciones. Si por el contrario en una parte de la casa la temperatura es muy alta, se puede dejar salir el calor a otras zonas. Después de una ducha, los grados del termómetro se disparan. En estos casos viene bien utilizar el calor que se crea en el baño para calentar otras habitaciones, en lugar de abrir la ventana, como se hace a veces para evitar que el vapor empañe los cristales.
Otras soluciones
- Colocar alfombras. Las alfombras también ayudan a conservar el calor en la vivienda, sobre todo en suelos de terrazo, que son más fríos que los de madera. Mantienen los pies más calientes y no transmiten el frío del piso al cuerpo.
- Comidas y bebidas calientes. Las sopas, los tés y, en general, las comidas y bebidas calientes son buenas aliadas contra el frío. No en vano, en invierno y con la casa no muy caldeada, es lo que más apetece, puesto que ayudan a subir la temperatura del cuerpo aunque sea durante un rato.
- Utilizar ropa abrigada. Es inútil seguir estas prácticas y estar en la vivienda con una camiseta. Llevar zapatillas de invierno, calcetines y jerséis gordos es una de las formas más baratas de ahorrar calefacción. Esto se aplica también a la cama: usar sábanas de franela en lugar de las de algodón, edredones de plumas, más de una manta gruesa si es necesario y pijamas abrigados son otras claves para no pasar frío por la noche.
- Usar bolsas de agua caliente. Si la cama está fría antes de dormir, nada mejor que pasar una bolsa de agua caliente sobre las sábanas y mantenerla después junto al cuerpo. Es una solución muy económica que se ha utilizado con éxito durante décadas.