La reanimación consiste en mantener las funciones vitales alternando la respiración boca a boca y el masaje cardiaco
Actuar con rapidez es fundamental
Se calcula que cada año fallecen en nuestro país alrededor de 16.000 personas como consecuencia un infarto de miocardio y sin recibir asistencia especializada en los minutos inmediatamente posteriores al ataque. En muchos casos la víctima de un ataque al corazón muere precisamente en ese breve lapso de tiempo, por lo que proporcionarle asistencia médica cuanto antes deviene fundamental. La gran mayoría de estos fallecimientos se deben a la fibrilación ventricular, esto es, el corazón se contrae de forma muy rápida, tanto, que es como si no lo hiciese, ya que no puede expulsar sangre. No obstante, la parada cardiorrespiratoria puede deberse también a otras causas: traumatismo, ahogamiento, intoxicación por drogas, asfixia, intoxicación por monóxido de carbono, etc. Sea cual sea el motivo de la parada cardiopulmonar, cuando una persona está inconsciente, no respira y no tiene pulso, hay que solicitar ayuda. Pero en tanto llega ésta, hay que intentar mantener a la víctima con vida. Y ello se consigue aplicando la reanimación cardiopulmonar, la más simple de las medidas de emergencia inmediatas, que tiene como objetivo principal restaurar la circulación de sangre oxigenada.
Respiración boca a boca
- Hay que colocar a la víctima tumbada, boca arriba, inclinarle la cabeza hacia atrás y levantarle la barbilla, así aseguramos que la vía respiratoria queda libre.
- La persona que realiza la reanimación ha de colocarse en ángulo recto junto al hombro del paciente, pasarle una mano por la nuca y ponerle la otra en la frente, al mismo tiempo que con los dedos pulgar e índice le cierra las fosas nasales para que el aire que le va a insuflar no salga por ellas.
- Después hay que inspirar profundamente, poner la boca sobre la de la víctima y expeler el aire.
- Tras una insuflación, se apartar la boca, se aspira nuevamente y se repite la operación. Las personas que sientan reparos para realizar la reanimación pueden colocar un pañuelo o una gasa sobre la boca del paciente, ya que no impide el paso del aire.
Masaje cardiaco
Para restablecer la circulación sanguínea hay que realizar el masaje cardiaco. Esta maniobra consiste en comprimir el corazón entre el esternón y la columna vertebral, para que expulse la sangre que contiene.
- Hay que arrodillarse al lado de la víctima, que debe estar tumbada en una superficie dura, en posición perpendicular a su pecho.
- Se ha de buscar la base del esternón, en el centro del tórax, donde las costillas forman una V. En este punto se coloca el talón de una mano y encima la otra, entrelazando los dedos.
- Después se presiona con fuerza, descargando todo el peso del cuerpo para hacerle bajar el pecho, sin miedo, ya que hay que aplicar fuerza para que la maniobra sea eficaz. Hacerlo con temor y sin decisión puede no servir.
Combinar respiración boca a boca y masaje cardiaco puede salvar una vida si se hace correctamente.
Ritmo y duración
El ritmo óptimo para aplicar la reanimación cardiopulmonar es de una insuflación boca a boca y cinco compresiones cardiacas. También se pueden aplicar dos insuflaciones seguidas y 15 compresiones. Lo importante es efectuar 12-15 insuflaciones potentes y 60 compresiones cardiacas en un minuto. Pero, ¿durante cuánto tiempo hay que prolongar la reanimación? Es difícil responder a esta pregunta, lo aconsejable es no desanimarse. Algunos enfermos han precisado varios minutos hasta recobrar la respiración. Si el enfermo no reacciona, se recomienda practicar la reanimación hasta que llegue la asistencia médica.
Una o dos personas
Una sola persona puede aplicar la reanimación cardiopulmonar, pero es preferible que dos personas se turnen, ya que a veces la maniobra hay que prolongarla hasta que llegue el servicio especializado y puede ser cansado. Los principios básicos de la reanimación son similares cuando lo practican una o dos personas. En este segundo caso, mientras una realiza la respiración artificial, la otra se centra en el masaje cardiaco. Para ello, quien va a efectuar el masaje cardiaco se sitúa a horcajadas a la cabecera del accidentado y la otra en perpendicular a la altura del hombro. Si la maniobra se tiene que prolongar durante varios minutos, es conveniente alternarse para evitar el cansancio. Cuando hay dos personas realizando la reanimación se aplica una insuflación potente cada 5-6 compresiones cardiacas. Si hubiese una persona más podría colaborar elevando las extremidades inferiores del accidentado: de ese modo se consigue que la sangre que hay en ellas se dirija hacia el tronco y se aumenta el volumen de sangre disponible para garantizar un aporte suficiente a los órganos vitales: corazón y cerebro.
El cerebro es el órgano más sensible a la anoxia o falta de oxígeno y sufrirá un daño irreversible en poco tiempo: entre 4 y 6 minutos sin oxígeno son suficientes para producir lesiones graves en él, por lo que las medidas de emergencia deben instaurarse en ese breve periodo de tiempo.
Lo primero que hay que hacer es una triple comprobación:
- Comprobar el pulso arterial: la mejor zona del cuerpo para hacerlo es el cuello, a nivel de la carótida.
- Comprobar la respiración: colocando el oído encima de la boca del accidentado y observando si el pecho sube y baja al respirar.
- Examinar la boca: para asegurarse de que no hay en ella cuerpos extraños que obstruyan las vías aéreas.
Si no hay pulso ni respiración hay que actuar, ya que reaccionar a tiempo es fundamental. La reanimación consiste en mantener las funciones vitales alternando la respiración boca a boca y el masaje cardiaco.