Tan común como sin solución
Es este un fenómeno muy común: la calvicie afecta tanto a hombres como a mujeres de cualquier edad, y puede deberse a numerosas causas, tanto locales como generales del organismo humano.
El pelo no es un tejido muerto sino que está siempre en crecimiento: cada folículo piloso sigue unas fases concatenadas en su evolución. Durante la primera, denominada anágena, se produce su crecimiento. Dura de 3 a 6 años y comprende el 80-90% de nuestros folículos pilosos.
La segunda etapa, catágena, es de transición o involución. Se prolonga durante 7 a 15 días y afecta al 1% de los cabellos. Por último, la tercera, llamada telógena, dura de 2 a 4 meses en ella se hallan el 15% de los folículos pilosos. Al final de este proceso, se produce la caída del pelo; seguidamente el folículo vuelve a entrar en fase anágena e inicia el crecimiento.
Mucha gente se alarma al descubrir pelo en la almohada, en el peine, en la ducha… Creen que se trata de un problema de la calvicie y acuden a la consulta médica. Pero no hay motivo de alarma: se trata de un proceso normal. Cada día se desprenden del cuero cabelludo entre 50 a 100 pelos; incluso realizando un pequeño tirón, lo más habitual es quedarse con 3 ó 4 cabellos entre los dedos.
Difusa o localizada.
La calvicie puede ser difusa, si afecta a todo el cuero cabelludo o localizada, en el caso de que aparezcan placas de alopecia. La calvicie más frecuente es la androgenética o calvicie común, que afecta a un elevado porcentaje de hombres y que se considera como un proceso casi fisiológico.Consiste en la pérdida progresiva del cabello y se debe a una sensibilización excesiva de los folículos a las hormonas andrógenas circulantes. Por ello afecta fundamentalmente a los hombres, y la pérdida de pelo sigue un patrón determinado: empieza por la frente, apareciendo las famosas “entradas” y la zona de la coronilla, y se va extendiendo al resto de la cabeza con mayor o menor velocidad, pudiendo perderse todo el pelo, aunque lo más habitual es que quede algo por las zonas laterales. Es tan rara en las mujeres como frecuente en los hombres. La alopecia androgenética no tiene tratamiento efectivo.
No hay milagros.
Como remedio de la calvicie se ha probado de todo: vitaminas, oligoelementos, hormonas, sin que se hayan obtenido resultados satisfactorios probados científicamente.
El minoxidil aplicado localmente al 2%-3% mejora un poco, pero muy poco, a sólo un tercio de los afectados. El único tratamiento eficaz desde el punto de vista estético es el autotransplante de cabello, que redistribuye los folículos pilosos de la propia persona en las zonas de calvicie, mediante injertos que pueden tener distintos tamaños, llegando incluso al transplante de pelo a pelo. Da buenos resultados cuando la indicación ha estado bien hecha, ya que no todas las alopecias son tributarias de este tratamiento.
Una reciente técnica, introducir un extensor plástico entre el cuero cabelludo y el cráneo que después se contrae y estira la piel hacia el centro, está dando buenos resultados en cortos periodos de tiempo. El inconveniente es que es muy caro, alrededor de los tres millones de pesetas. La implantación de pelo artificial es más económica pero da lugar a muchas complicaciones y debe desaconsejarse. Las alopecias androgenéticas muy extensas no son tributarias de estos tratamientos y no hay más remedio que aprender a convivir con la calva o recurrir a la peluca. De las alopecias localizadas, la más frecuente es la areata, o aparición de una o varias placas redondeadas u ovaladas sin pelo, y que pueden afectar al cuero cabelludo, a la barba o a las cejas. Sus causas no están claras y, al parecer sobre una base genética intervienen mecanismos autoinmunes y psíquicos. Suelen ser de comienzo súbito, en la adolescencia o infancia, y evoluciona a brotes. A veces se curan espontáneamente y otras evolucionan hacia formas extensas de calvicie.
No existe tampoco un tratamiento eficaz a este problema de calvas muy localizadas, a pesar de que se han ensayado numerosos fármacos. Hay una forma de alopecia difusa, la alopecia por efluvio telogénico, en la que la caída del pelo es lenta y progresiva, pero sin llegar a perder el cabello totalmente en esas zonas. Se nota que se pierde más pelo de lo normal y que la cabellera está poco poblada y es muy poco estética. Este tipo de alopecia está muy relacionada con las situaciones de estrés, infecciones, anorexia nerviosa, hipotiroidismo, etc.. Su pronóstico es, por lo general, bueno ya que se recupera el pelo en unos meses una vez que se soluciona el problema que la generó. Otra forma de alopecia difusa es la de por efluvio anagénico, que se debe a la caída del folículo piloso en fase anagénica. Es típica de los tratamientos anticancerosos a base de radioterapia y citostáticos. El pelo se pierde en poco tiempo, pero se vuelve a recuperar una vez que ceden los tratamientos, aunque si han sido muy prolongados la pérdida del cabello puede ser definitiva, ya que se forma un tejido cicatrizal.
En estos casos, la utilización de pelucas es la única posibilidad para ocultar la calvicie. Hay otras formas de alopecia, menos frecuentes, debidas a infecciones localizadas o generales.
- La pérdida de cabello puede deberse a razones puramente fisiológicas. Es normal perder cada día unos cien pelos, no hay que alarmarse.
- Si nota que su cabello pierde densidad, puede hacer una prueba: si pierde más de 5 pelos con un pequeño tirón es posible que se trate de una caída patológica del pelo y conviene acudir al médico.
- Hay que estar prevenido contra los tratamientos fraudulentos o de dudosa eficacia estética. Cuestan mucho dinero y pueden incluso agravar el problema, acelerando el proceso de calvicie. El famoso minoxidil consigue escasos resultados.
- Los tratamientos quirúrgicos de la alopecia pueden constituir un tratamiento efectivo siempre que la indicación quirúrgica sea correcta. Son caros.
- El implante de pelo artificial es desaconsejable, por las complicaciones que ocasiona.
- El uso de pelucas o similares puede ser una solución rápida, económicamente aceptable, y, en ocasiones, el único tratamiento posible.