Obesidad infantil: la otra gran pandemia silenciosa

Muchos son los factores que influyen en la obesidad infantil y muchas también las herramientas para combatirla. Pero no todas las comunidades autónomas lo hacen de la misma forma y, por eso, el lugar donde vives puede determinar el riesgo de tus hijos de sufrir sobrepeso.
1 enero de 2022

Obesidad infantil: la otra gran pandemia silenciosa

Analizamos una serie de indicadores de cada región para saber cómo se afronta el problema desde tres ámbitos: el entorno, los hábitos saludables y el ejercicio físico. Todavía queda mucho por hacer.

Por primera vez en la historia, la generación actual de niños y niñas vivirá menos que sus padres. El motivo: la obesidad infantil. El exceso de grasa está azuzando la prematura aparición en los jóvenes de enfermedades que hasta ahora habían sido propias de adultos, como la diabetes tipo 2, las enfermedades coronarias, la hipertensión arterial, el infarto cerebral o la apnea del sueño. Y su crecimiento es imparable. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 1975, la obesidad casi se ha triplicado en todo el mundo. Es un hecho global que también afecta a los niños y niñas españoles. Cuatro de cada 10 ya padecen exceso de peso. ¿Qué hay detrás de este cambio? ¿Qué podemos hacer para mitigar sus efectos? ¿Estamos a tiempo?

A lo largo de los últimos nueve meses, EROSKI CONSUMER ha tratado de dar respuestas a estas preguntas acompañados por especialistas de todos los ámbitos de responsabilidad en esta llamada “enfermedad de las enfermedades”: Administración, sanidad, industria, familia, escuelas, científicos, divulgadores y medios de comunicación. Nueve capítulos que nos han invitado a reflexionar y arrojar luz sobre el camino que debemos seguir para frenar a este gigante. En este capítulo final mostramos las conclusiones a las que hemos llegado y ponemos el foco en las comunidades autónomas. Hemos analizado una veintena de variables determinantes en el problema del exceso de peso, con el objeto de discernir hasta qué punto nacer en una comunidad autónoma u otra es determinante.

Cómo influye la pobreza y el gasto sanitario

El entorno en el que vivimos es determinante a la hora de desarrollar obesidad infantil. Las administraciones públicas a través de sus políticas marcan diferencias. Un mayor gasto sanitario, una mejor atención pediátrica en la que los recursos sí importan y, sobre todo, el volumen de población con menos recursos económicos dibujan un mapa en el que la obesidad y el sobrepeso infantil se agravan de norte a sur.

Las instituciones, conscientes de que nos encontramos ante un problema de salud pública, llevan años trabajando. En 2005 el Gobierno de España lanzó la Estrategia NAOS (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad) con el fin de desarrollar acciones o intervenciones, conforme a la evidencia científica y en todos los ámbitos de la sociedad, para invertir la tendencia creciente del sobrepeso entre los españoles. Según reconoció el ministro de Consumo, Alberto Garzón, en la entrevista concedida para este especial sobre la obesidad infantil de EROSKI CONSUMER, la estrategia no está funcionando y todavía se registran “vacíos” que impiden frenar las cifras.

Los datos hablan por sí solos. Según el Ministerio de Sanidad, en 2017, la media de obesidad (índice de masa corporal superior a 30) en niños de 2 a 17 años era del 10,3%. Es más, el Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE), promovido por la Fundación Eroski, revela que la prevalencia de la obesidad en menores de 25 años en España ha aumentado durante el siglo XXI entre un 3% y un 5% en función del grupo de edad. Y este exceso de peso acarreará en la edad adulta numerosas complicaciones de salud, como la diabetes y las cardiopatías, y por primera vez una menor esperanza de vida, tal y como reconoce Idoia Labayen, profesora de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra.

Las diferencias norte-sur

Por comunidades, la más castigada por esta “pandemia” sería Murcia, donde 4 de cada 10 menores tienen sobrepeso y obesidad. Le siguen Canarias con el 35,5% y Andalucía con el 33,4%. Las tres aparecen entre las cinco comunidades con la mayor tasa de pobreza de España. Hablamos del fenómeno conocido como pobresidad, que indica que la tasa de obesidad infantil es el doble entre las familias con unas rentas más bajas que en aquellas con rentas más altas, según datos del informe Aladino 2019, del Ministerio de Consumo y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN).

Este estudio corrobora el vínculo obesidad-pobreza. Las familias con las rentas más bajas acuden a establecimientos de comida rápida más a menudo que las más acomodadas por sus bajos precios: un 18,5% come en estos restaurantes al menos una vez por semana frente al 10,7%. Además, los niños con menos recursos consumen más golosinas que los aventajados (11,5% lo hacen varias veces al día frente al 3,9%). Muchas veces, estos productos son la única manera con la que las familias pueden “premiar” a los más pequeños. Conscientes de esta realidad, el pasado enero se aprobó un real decreto ley para proteger a las personas más vulnerables en el consumo, definiendo así mismo la figura de la persona consumidora vulnerable, en la que se incluyen niños y niñas y personas de edad avanzada.

Si Murcia sale mal parada en este ranking, en el otro extremo está Navarra, con la renta más alta de España y también con los mejores datos respecto a esta patología: solo el 1,4% de los menores navarros padece obesidad y el 15% tiene algún tipo de sobrepeso. Le siguen Aragón y Galicia, donde uno de cada cinco menores supera la barrera del exceso de peso. En mitad de la tabla, se encuentran País Vasco y Cataluña. En ambas comunidades se han adoptado distintas estrategias para ser más eficaces en la lucha contra la obesidad y se han adoptado con éxito medidas pioneras, como la subida de impuestos a las bebidas azucaradas que se ha llevado a cabo en Cataluña y que, según se anunció el pasado mes de octubre, iba a hacer suya el Ministerio de Consumo para aplicarse en todo el país. Por su parte, País Vasco ha desarrollado el Plan de los 1.000 días, cuyas conclusiones están a punto de ver la luz. Esta comunidad descarta los planes a muy largo plazo y, por ello, fija 1.000 días para cumplir objetivos saludables, como aumentar en un 20% el número de menores que consumen fruta y verdura, reducir el consumo de sal un 20%, rebajar los azúcares libres en la dieta en un 20% y lograr que el 50% de los agentes e iniciativas que trabajan a favor de la alimentación saludable lo hagan de forma alineada. Objetivos reales en un tiempo razonable.

Las carencias de la sanidad

Lo cierto es que los datos de obesidad en España no mejoran, por lo que aún queda mucho por hacer. Más si cabe si, según los datos de la OMS, esta prevalencia es de las más altas de Europa, solo por detrás de Grecia e Italia. En materia de Sanidad, la incorporación de dietistas-nutricionistas al Sistema Nacional de Salud podría marcar la diferencia. Puede parecernos insólito, pero estos profesionales no se encuentran dentro de la sanidad pública en la mayoría de las comunidades autónomas, aunque sí en otros países europeos como Francia. Su incorporación es una antigua demanda de este sector: si tanto se insiste en que la obesidad infantil es multicausal y debe abordarse de forma multidisciplinar, parece evidente que este profesional titulado, experto en alimentación, puede ser muy eficaz para combatirla.

Según una revisión siste mática publicada en 2015, de la que se hace eco el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (CGCODN), incorporar a estos profe sionales en Atención Primaria podría ahorrar al sistema de salud hasta 105 euros por cada euro invertido, mediante la reducción de las admisiones hospitalarias y el tratamiento médico. Estas cifras están basadas en los datos de varias investigaciones internacionales sobre el tema.

Aunque se ha avanzado mucho en los últimos años, el número de colegiados dietistas-nutricionistas por cada 1.000 habitantes en España sigue siendo insuficiente. Según los últimos datos del CGCODN, en la actualidad hay 5.715 especialistas. ¿Suficientes para atender a ese 40% de la población joven con exceso de peso? Es significativo que la comunidad con menor tasa de sobrepeso es la que más dietistas-nutricionistas tiene. Hablamos de Navarra, donde hay cuatro profesionales por cada 1.000 habitantes. Le sigue Cataluña, la primera comunidad en ofertar estudios superiores de esta especialidad, con dos. A la cola, Extremadura y Canarias, con menos de dos profesionales por cada 1.000 habitantes.

Para el médico José Serrano, miembro de la Asociación Española de Pediatría, los dietistas-nutricionistas deberían tener sus consultas “puerta con puerta” con las de los pediatras en los centros de salud para trabajar de manera coordinada.

Sin embargo, el tratamiento de los problemas derivados de la obesidad infantil sigue recayendo en la Atención Primaria. Un sector que sufre el mismo problema en cuanto a la falta de recursos: la media en España es de un pediatra por cada 1.000 menores.

Faltan pediatras

La diferencia por comunidades autónomas apenas varía. El rango oscila entre el 1,27 y el 0,87 pediatras por 1.000 menores, con la Comunidad Valenciana, Asturias y Canarias en cabeza. En el otro extremo, Cataluña y Madrid, donde no llegan a uno. Se trata de dos de las cuatro regiones con mayor PIB per cápita. Sin embargo, sendas comunidades se sitúan en la mitad baja de la tabla en lo que respecta al gasto sanitario por habitante. Más de 500 euros por persona de diferencia entre lo que destina Navarra, que se sitúa a la cabeza de esa inversión con 1.843 euros, y Madrid, penúltima en la tabla con 1.320 euros, que apenas aporta 78 euros más que Andalucía. Cataluña se encuentra ligeramente por debajo de la media nacional, que está en los 1.574 euros por ciudadano. Ante esta escasez de medios, existen algunas iniciativas particulares para avanzar en la lucha contra la obesidad infantil.

Un ejemplo es la realizada por el Colegio de Médicos de Bizkaia en 2013 que puso en marcha una campaña formativa para educar a menores y padres sobre la importancia de una buena alimentación. Para expertos como Serrano, colaborador del programa Infancia y Dieta Mediterránea (Infadimed), que promueve la dieta mediterránea entre los alumnos de entre tres y nueve años, estos baremos son insuficientes. “Si permitiesen que la Atención Primaria pudiera dedicar más tiempo, que dietistas-nutricionistas participasen en las consultas, que no dejasen que la industria alimentaria campase a sus anchas y que pusieran impuestos a los productos azucarados, todo llevaría un cauce mucho más lógico”, aseguraba este pediatra a EROSKI CONSUMER en el especial de junio de 2021.

Invertir para ahorrar

Atajar esta enfermedad crónica tendría destacables repercusiones sobre la economía. Según los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la obesidad reduce la producción del mercado de trabajo en nuestro país en una cuantía equivalente a 479.000 trabajadores a tiempo completo por año. Todo ello se traduce en que el sobrepeso reduce el PIB español en un 2,9 %. Para cubrir estos costes, cada ciudadano en España paga 265 euros adicionales de impuestos al año.

En cómputos generales, el gasto público destinado al tratamiento de esta enfermedad y las patologías asociadas asciende a 2.500 millones de euros, el 9,7% del total del gasto en salud del país, según el libro blanco Costes sociales y económicos de la obesidad y patologías. Y va en aumento: la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO, por sus siglas en inglés) estima que, en 2030, la obesidad supondrá un gasto de 3.081 millones de euros anuales para los españoles.

Sin embargo, las actuaciones de salud pública para promocionar estilos de vida saludables tienen un impacto positivo sobre la salud de la población y suponen una excelente inversión. Según desvela la OCDE en el informe La pesada carga de la obesidad, publicado antes de la pandemia, un paquete de comunicaciones con regulación de publicidad, etiquetado de alimentos y campañas de comunicación masiva ahorraría 41 millones de euros en costos en salud en España al año. Adicionalmente, lograr una reducción calórica del 20% en los alimentos con alto contenido en azúcar, sal, calorías y grasas saturadas podría prevenir 472.000 enfermedades no transmisibles de aquí al año 2050, ahorrar 169 millones de euros al año en costes sanitarios y aumentar el empleo y la productividad en una cuantía equivalente a 13.000 trabajadores a tiempo completo por año.

Valoración final

Navarra a la cabeza. Navarra es la comunidad autónoma con la menor tasa global de sobrepeso y obesidad infantil (14,95%). Le sigue, de lejos, Aragón con un 20,71%. Un factor que viene acompañado de la menor tasa de pobreza y de una potente inversión en sanidad: 1.694 euros por habitante, posicionándose como la tercera comunidad que más destina a este apartado. Y aunque apenas cuenta con un pediatra por cada 1.000 menores, es la región con mayor número de dietistas-nutricionistas de España por habitante.

Andalucía cierra la lista. Andalucía, Canarias y Castilla-La Mancha se sitúan en el furgón de cola. Andalucía es la tercera región con los peores datos de obesidad y sobrepeso entre la población infantil en España, con una prevalencia del 33,4%, tras Murcia y Canarias. También es la tercera comunidad con mayor tasa de pobreza (28,5%) tras Extremadura y Canarias. Y es, además, la que menos invierte en sanidad.

La importancia de comer bien y dormir lo necesario

Los cambios sociales están trastocando los hábitos saludables y, por ende, abriendo las puertas a la obesidad. La falta de tiempo en una sociedad que ha pisado el acelerador ha favorecido el que los ultraprocesados y la comida rápida hayan sustituido en nuestros menús a la dieta mediterránea. Considerada por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, este patrón de alimentación saludable también incluye entre sus recomendaciones ejercicio físico y un descanso adecuado.

Conscientes de ello, las instituciones han acelerado el ritmo para actuar en estos frentes. En octubre de 2021, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, anunció que regularía los horarios para emitir publicidad de alimentos y bebidas no saludables, dirigida a la población infantil y adolescente. Unas semanas después, el ministerio publicaba en colaboración con la nutricionista Marián García, la popular Boticaria García, el recetario Comida rápida, barata y saludable, basado en el modelo del Plato de Harvard, una guía diseñada por la Escuela de Salud Pública de Harvard para crear comidas saludables y equilibradas, que defiende que el aporte principal del día debe proceder de frutas, vegetales y hortalizas.

El poder de la industria

Estas medidas, que buscan incentivar el consumo de productos más saludables, han recibido críticas por cierto sector de la industria alimentaria. Una industria que está controlada por 10 grandes multinacionales: la suiza Nestlé, la francesa Danone, la británica Associated British Foods y las estadounidenses PepsiCo, Unilever, Coca-Cola, Mars, Mondelez, General Mills y Kellogg’s. Se trata de grandes conglomerados con una amplia oferta de productos, a menudo poco recomendables y en tamaños que distorsionan la idea de ración. Detrás de los alimentos favoritos entre los niños hay mucho azúcar, pero también sal y grasa.

La industria no crea esa necesidad en los pequeños, pero la aprovecha y amplifica añadiendo azúcares. También abusa del sabor fácil de lo salado o de las texturas jugosas que aportan los alimentos grasos. Una industria que emplea estrategias de neuromarketing para aumentar sus ventas y ganarse a este público. Regalos, promociones, descuentos, avales de sociedades científico-sanitarias y alegaciones como “fresco”, “natural”, “bueno para los huesos” o “ayuda al crecimiento de los niños”.

En España existe una guía por la que la propia industria autorregula la publicidad de alimentos dirigida a menores de 12 años, el Código PAOS, pero los expertos coinciden en que no funciona. “Los acuerdos voluntarios solo serán efectivos si las autoridades los supervisan y cuentan con sanciones. Habría que establecer una regulación específica para los productos dirigidos a menores de 16 años, como ya hacen en Portugal”, explicaba el experto en Alimentación, Seguridad Alimentaria y Nutrición Rafael Urrialde en el número de mayo de 2021 de EROSKI CONSUMER.

La dieta meditarránea

Una buena alimentación, es decir, una dieta suficiente y equilibrada, combinada con ejercicio físico regular, es clave para combatir la obesidad y otras enfermedades. Por ello, debemos tener cuidado con lo que nos llevamos a la boca. Para Andreu Raya Demidoff , presidente de la ONG Deporte para la Educación y la Salud, la receta mágica para comer saludable es cocinar. “La falta de tiempo y de ganas para cocinar impiden seguir la dieta mediterránea, que tan buenos resultados ofrece en materia de salud y sostenibilidad”, explica.

Con el objeto de demostrar que este tipo de alimentación es eficaz para combatir la obesidad juvenil y para promover un estilo de vida más saludable, el centro tecnológico Eurecat inició el pasado año en el proyecto europeo Med4Youth, el primer estudio clínico de intervención nutricional que evalúa los efectos de la dieta mediterránea frente a la obesidad en adolescentes de entre 13 y 17 años en España, Portugal e Italia. La obesidad no deja de ser una enfermedad social que tiene que ver con aspectos económicos y culturales. En las últimas décadas ha crecido de manera exponencial el consumo de ultraprocesados por la combinación de bajos precios, alta palatabilidad que estimula una mayor ingesta, y agresivas campañas de publicidad, que convierten a estos productos en “un problema de salud pública de primer orden”, admite Miguel Ángel Royo-Bordonada, presidente de la Asociación Madrileña de Salud Pública.

Auge de los ultraprocesados

En 2019, el Informe del Consumo Alimentario en España, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, desvelaba que una de cada tres personas escoge la comida rápida frente a opciones más saludables a la hora de comer fuera de casa. Ese mismo informe reflejaba que, de media, cada español consume 5,81 kilos de bollería al año. En este sentido, el Ministerio de Consumo ha comenzado a trabajar en una ley que limitará los anuncios de alimentos perjudiciales para los niños y niñas patrocinados por famosos, aumentará el target de edad hasta los 15 años y restringirá el margen de lo que se considera “comida saludable”.

El objetivo es evitar la sobreexposición de los niños a la publicidad de productos que contribuyen al sobrepeso y a la mala nutrición. La incorporación a la dieta de este tipo de productos, unido a una escasez de nutrientes como ácidos grasos omega-3, hierro, calcio y vitaminas A, C y D, demuestra que la pauta de alimentación que siguen los niños y niñas españolas “es mejorable”, según ha revelado recientemente el estudio EsNuPI, promovido por la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT) y la Fundación Española de la Nutrición (FEN). Esta investigación indica, además, que sus dietas tienen un déficit de lácteos y que ingieren excesivas grasas saturadas, azúcares y proteínas.

De manera complementaria, el estudio sobre Conductas de los Escolares Relacionadas con la Salud (Health Behaviour in School-aged Children, HBSC, por sus siglas en inglés), publicado en 2020 y reconocido como estudio colaborador por la OMS, revela que solo el 34,7% de los españoles de entre 11 y 18 años come frutas a diario, que el 15,2% consume cada día dulces y el 24,6%, refrescos. Estos dos últimos indicadores son un ejemplo de alimentos y bebidas ricas en azúcares, sal y grasas de baja calidad, que para Royo-Bordonada, son el principal factor causante de la malnutrición en el mundo. “Los productos ultraprocesados y su consumo no solo provocan obesidad por exceso de ingesta calórica, sino también alimentación insalubre y desnutrición por mala calidad nutricional y desplazamiento en la dieta de alimentos saludables, frescos o mínimamente procesados”, explica.

Según el estudio, que se basa en una encuesta a 40.495 adolescentes españoles, se observan diferencias entre las comunidades del norte y del sur. País Vasco y La Rioja son las que obtienen mejores notas en buenos hábitos alimenticios. A estos se suman Navarra, que destaca por el bajo consumo de dulces y refrescos; Asturias y Aragón, por superar la media del consumo de frutas diarias, y Cantabria, por ser la segunda comunidad donde menos dulces comen los jóvenes, tras Navarra. En el otro extremo, se posicionarían los dos archipiélagos y Cataluña como las regiones que menos frutas consumen; Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura destacan por la notable ingesta de dulces y refrescos.

El sueño afecta al sobrepeso

La relación entre el sueño y la obesidad lleva apenas unos años encima de la mesa. Estudios como el elaborado por la neurofisióloga Teresa Canet y publicado en la Revista de Neurología mostraba ya en 2016 ese estrecho vínculo y concluía que los niños que dormían menos de lo necesario desde los tres años tenían más probabilidad de padecer sobrepeso a los siete años.

El sueño regula el equilibrio entre la leptina, la hormona que disminuye el apetito, y la producción de grelina , hormona que lo aumenta. Si dormimos poco o mal, aumenta la grelina y, por tanto, nuestro apetito. Sin embargo, esta hormona, como explica Canet, es caprichosa y siente predilección por alimentos de alta densidad energética como las grasas o hidratos de carbono refinados. Esto favorece la prevalencia del sobrepeso y la obesidad y, a largo plazo, de la diabetes tipo 2. Más aún, “al estar más cansados se reduce el ejercicio físico y aumenta el sedentarismo durante el día”, asegura. ¿Y cómo duermen nuestros jóvenes? Según la Asociación Española de Pediatría, los adolescentes necesitan dormir entre 8 y 10 horas diarias. Ninguna comunidad autónoma lo cumple. El Estudio HBSC revela que duermen entre las 7 horas y 49 minutos de los jóvenes vascos y las 7 horas y 29 minutos de los murcianos.

La salud se enseña

Inculcar los buenos hábitos pasa por educar en las familias y en las escuelas. En algunas comunidades esta educación nutricional ya viene recogida en los pliegos de contratación de los comedores escolares, aunque las asociaciones de padres y madres insisten en que es insuficiente. Castilla y León anunció en noviembre que el próximo curso pondrá en marcha una red que fomentará un estilo de vida saludable entre los escolares. El proyecto Hábitos saludables en la escuela se centra en la alimentación, la actividad física, la prevención del consumo de sustancias adictivas, la seguridad vial y el autocuidado. Aquellos colegios e institutos que apliquen con éxito estas medidas recibirán un incremento de la partida para gastos de funcionamiento.

Otro ejemplo es el Programa Educativo en Alimentación y Hábitos de Vida Saludables (PEAHS), que la Fundación Eroski puso en marcha en 2013 y en el que, hasta la fecha, han participado más de un millón de escolares. Esta iniciativa dota de herramientas a los centros educativos y a las familias para poder disfrutar de una vida saludable y sostenible a través de la alimentación y el ejercicio físico. Galicia, Baleares, Aragón y Cataluña son las cuatro comunidades autónomas con más escolares que participan en este programa. A la cola se sitúan Madrid y Valencia.

​​Valoración final

Los buenos hábitos se extienden por el País Vasco. El País Vasco se desmarca por sus buenos hábitos en alimentación y sueño, según el estudio elaborado por EROSKI CONSUMER. Es la comunidad cuyos jóvenes consumen más fruta, beben menos refrescos y duermen más tiempo. Además, está muy bien posicionada en cuanto a horas que dedican a la práctica deportiva fuera de las aulas y no abusan del consumo de dulces. Tras ella, a cierta distancia, se sitúan Galicia, Navarra y La Rioja.

Los menores andaluces, los que peor se alimentan. Los jóvenes andaluces abusan de los productos ultraprocesados, según los datos analizados Son de los que más consumen dulces y refrescos. Además, es la cuarta comunidad que come menos fruta y practica menos deporte.

Niños más activos en casa y en la escuela

En la lucha contra la obesidad infantil, el ejercicio físico es esa píldora que hace bajar los niveles de grasa en el cuerpo y mejorar nuestra salud y estado físico. El siglo XXI ha traído consigo muchos cambios, pero entre ellos se ha afianzado el sedentarismo. Hemos pasado de llevar una vida activa en las calles a permanecer en los hogares y sumergirnos delante de una pantalla. El problema es que nuestros cuerpos están diseñados para mantenernos activos y no hacerlo deteriora poco a poco nuestro organismo. La ciencia ha demostrado que practicar ejercicio físico incrementa de forma considerable las posibilidades de que nuestros hijos no sufran enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes o diferentes tipos de cáncer en su edad adulta. Además, la actividad física también ayuda a socializar, favorece la autoestima y mejora el rendimiento académico.

Las ventajas son obvias y, sin embargo, la última edición del estudio Conductas de los Escolares Relacionadas con la Salud (HBSC, por sus siglas el inglés), indica que solo el 34,8% de los españoles entre 11 y 18 años realiza actividad física al menos cuatro días a la semana fuera del horario escolar. Pero no todos nos movemos igual. Los jóvenes asturianos son los más activos de la península y 4 de cada 10 practica deporte fuera de la escuela al menos cuatro días a la semana. Le siguen Castilla-La Mancha, con el 38,6%, y Canarias, con el 38,5%. En la zona baja de la tabla se encuentran Valencia (30,7%), Madrid (33,5%) y Castilla y León (33,9%).

Y sí, el sexo importa. El interés de la mujer por el deporte crece cada año. Prueba de ello es que en la primera encuesta de hábitos deportivos que se hizo en España en 1968, un 6,8% de las mujeres españolas practicaba algún deporte, frente a más del 18% de los hombres. Hoy en día, un 44,4% de españolas practican deporte habitualmente, pero son ellos los que todavía más deporte realizan: un 51% de los hombres. Para recortar esta distancia es necesario una mayor aceptación social de la mujer deportista, comenzando por la figura de la madre activa, incorporar referentes en el deporte femenino como modelos en las aulas o hacer actividades deportivas en familia.

Activos desde pequeños

Para Carmen Pérez-Rodrigo, experta en Medicina Preventiva y Salud Pública y profesora de la Universidad del País Vasco, “la actividad física hay que fomentarla desde que los niños son lactantes, ya que es entonces cuando los pequeños aprenden a moverse y adquieren todas esas habilidades que les van a permitir desplazarse con más destreza y, por lo tanto, disfrutar mientras se mueven”.

En el sedentarismo de los más pequeños también entran en juego las pantallas. Si antes cuando nuestros hijos e hijas se aburrían salían a la calle a correr, saltar o jugar al escondite, hoy en día se dejan seducir por el móvil. Un estudio elaborado por la Universidad Internacional de Barcelona (UIC Barcelona) y publicado en febrero de 2021 por la revista Healthcare, demuestra que el uso abusivo de las pantallas aumenta el riesgo de obesidad en los más pequeños. Según el estudio, existe una estrecha relación entre estar sentado delante de una pantalla y la ingesta de los alimentos poco saludables. Además, los niños que pasan más de una hora frente a ellas comen más dulces, bebidas azucaradas, comida rápida y snacks que aquellos que ocupan su tiempo libre practicando deporte.

La última Encuesta Nacional de Salud de España (ENSE) revela datos tan preocupantes como el hecho de que 9 de cada 10 escolares de hasta 14 años de Baleares y Extremadura pasan más de una hora diaria de lunes a viernes frente a una pantalla. Si tenemos en cuenta la apretada agenda de los alumnos hoy en día y que se pasan sentados detrás del pupitre un mínimo de siete horas al día, dedicar tiempo frente a una pantalla los días lectivos supondrá en muchos casos arañar minutos al movimiento activo y la práctica deportiva. La diferencia con quienes menos usan las pantallas de lunes a viernes se reduce a prácticamente la mitad. Solo el 47,9% de los cántabros y el 55,2% de vascos siguen este mal hábito.

Los progenitores tienen mucho que decir y hacer en la regulación de estas horas delante de una pantalla y en animar a los jóvenes a hacer deporte. No hay que olvidar que los adultos ejercen un papel referente, como así ha demostrado un estudio realizado por la Universidad de La Rioja y publicado en el Journal of Sports Sciencie and Medicine. Tras analizar a 1.978 alumnos entre 12 y 16 años, demostró que, si un adolescente era inactivo, era cuatro veces más probable que sus padres nunca hubieran participado en actividades físico-deportivas en su tiempo libre.

El papel de la escuela

El colegio también desempeña un papel crucial en la adquisición de esas competencias necesarias para la práctica de la actividad física y para que disfruten realizándola, sobre todo porque un 80% de los menores solo la hace durante el horario escolar. Y aquí las instituciones tienen trabajo por hacer. España es uno de los países europeos que dedica menos horas semanales a la Educación Física. La media en Primaria es de dos horas a la semana, la mitad que en Alemania.

En España, la Educación Física ha sido objeto de recortes por los distintos sistemas educativos que se han sucedido en las últimas décadas. El nuevo currículum que prepara el Ministerio de Educación y Formación Profesional para el próximo curso y cuyo borrador se publicó en diciembre reduce a menos de hora y media las horas de Educación Física a la semana, es decir, un 5% menos que en la actualidad. Un recorte que denuncian desde el Consejo General de la Educación Física y Deportiva de España (COLEF) por incumplir el mínimo de tres horas semanales que pide la Unesco, el Consejo de Europa y el Parlamento Europeo a sus estados miembros. Las comunidades autónomas se encuentran en estos momentos trabajando sobre este proyecto para establecer sus complementos horarios. Sin embargo, desde COLEF advierten que ni siquiera con esos incrementos se podrá llegar a ese ansiado mínimo de tres horas.

De momento y hasta que se produzca el cambio, en el curso actual solo hay dos comunidades autónomas que alcanzan las tres horas semanales en Primaria: Aragón, que lo viene haciendo desde hace unos años, y de manera más reciente Andalucía. En el caso contrario están Madrid –que apenas dedica la mitad, es decir, una hora y media– y Navarra, con una media de 1,65 horas. País Vasco, Cataluña y Valencia tampoco alcanzan las dos horas de media a la semana.

En Secundaria, los datos se unifican. Salvo Andalucía, que de manera reciente acaba de impartir una tercera hora en los primeros cursos de Secundaria, el resto solo realiza dos horas semanales. Madrid aplazó en junio su propuesta de ampliar a tres horas en Primaria y Secundaria. No obstante, desde COLEF admiten que se trataba de una ampliación relativa, ya que no era obligatoria y dependía de cada centro educativo. Lejos estamos del modelo francés de Secundaria, que consiste en dos horas de Educación Física y tres de actividades físico-deportivas, un total de cinco horas a la semana. En España, en la etapa escolar, las horas dedicadas a la educación física son, para Idoia Labayen, profesora de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra, claramente insuficientes. Además, las actividades deportivas en muchos casos están pensadas con un espíritu muy competitivo que deja fuera a los niños y las niñas con menos destrezas.

Recreos para todos

Promover la actividad deportiva también se logra con la apuesta de patios inclusivos que favorezcan la práctica de ejercicio por todos los jóvenes. En los últimos años, centros escolares e instituciones han apostado por rediseñar estos escenarios para romper con los patios tradicionales en los que el campo de fútbol ha venido siendo el centro y único espacio de recreo, obligando a muchas niñas y niños a permanecer inactivos. Instituciones como el Gobierno vasco subvencionan este cambio, como también hace con la habilitación de caminos escolares. No obstante, desde la asociación de padres de la escuela pública vasca, Ehige, aseguran que la partida presupuestaria para estos proyectos es tan escasa que muchos centros se quedan fuera.

Evitar los desplazamientos en vehículos, apostando por caminos seguros, sostenibles y saludables, es una apuesta a la que se suman todas las comunidades. No obstante, de los 7.331 centros escolares de Educación Primaria y ESO que hay en España, solo 521 tienen en marcha esta iniciativa. Es decir, 7 de cada 100. Una cifra baja que no se debe tanto al desinterés de las escuelas, sino a la pobre aportación económica de las administraciones, como sucede en País Vasco.

Entre las que mejor lo están haciendo destaca Galicia, donde el 17,3% de los centros públicos cuenta con estos itinerarios promovidos por la Dirección General de Tráfico, que invitan a los pequeños a ir andando al colegio. Barcelona cuenta desde hace años con un programa que denominan Camino Escolar, Espacio Amigo, al que se han adherido 145 escuelas. En el otro lado de la balanza, Baleares y Canarias carecen de estos caminos adheridos al programa de la DGT, y en Cantabria apenas lo tiene un 1,9%.

Ciudades para el deporte

Se trata de acercar el deporte a las personas, por lo que las Administraciones tienen que ser capaces de poner en práctica políticas que lo hagan posible. Hablamos de generar una mayor proximidad entre instalaciones deportivas, creando espacios públicos multifuncionales que fomenten el ocio y el deporte al aire libre o desarrollando ciudades más sostenibles. Vitoria-Gasteiz se convirtió en 2012 en Capital Verde de Europa, y en 2019 fue proclamada Ciudad Verde Global. Lo consiguió por contar con más de 200 espacios para practicar numerosas disciplinas, por combinar deporte y naturaleza con parques que rodean la ciudad.

Para que una ciudad se convierta en líder en políticas de deporte asociado a la salud, es necesario invertir. Pero no todas las comunidades gastan lo mismo. Según el anuario de estadísticas deportivas del Ministerio de Cultura y Deporte publicado en 2021 (con datos de 2019), Navarra destina 25,93 euros por cada habitante y se posiciona a la cabeza. Le sigue La Rioja con 18,63 euros y Baleares y Extremadura, que superan los 17 euros. La diferencia con el farolillo rojo del ranking es abismal. Allí se sitúa Castilla-La Mancha, que apenas destina 3,25 euros por habitante, por detrás de Murcia, que roza los 3,8, o Andalucía y Valencia, que no llegan a los 5 euros.

​​Valoración final

Aragón se lo pone fácil al deporte. Aragón, seguida muy de cerca de Navarra, mantiene un buen posicionamiento en los distintos aspectos analizados por EROSKI CONSUMER para medir la lucha contra el sedentarismo como buena práctica contra la obesidad infantil. Es la comunidad que más horas dedica a la Educación Física en Primaria, junto con Andalucía, y donde las familias invierten más en deporte. Además, está muy bien posicionada en cuanto al número de instalaciones deportivas, en colegios que cuentan con caminos escolares y su población joven es de las que menos tiempo pasa delante de pantallas.

Madrid, la región menos activa. La Comunidad de Madrid debe trabajar para fomentar la actividad deportiva entre sus jóvenes y adolescentes, ya que se hallan entre los que más horas pasan ante una pantalla y menos ejercicio realizan. Se sitúa a la cola en cuanto al número de horas que destinan sus escuelas de Primaria a Educación Física y en instalaciones y espacios deportivos por cada 1.000 habitantes. Ser la comunidad con una mayor densidad de población no ayuda.