Vacaciones peregrinas
Con la llegada del verano, el Camino de Santiago, cuyas sendas ya desperezaron de su letargo después de Semana Santa, se prepara para acoger a miles de peregrinos. Los más aventureros aprovecharán sus días de fiesta para preparar los bártulos y encaminarse hacia Santiago de Compostela donde, según reza la tradición, yacen los restos del Apóstol Santiago el Mayor. En estas vacaciones no tienen cabida ni el lujo ni el descanso físico. Sin embargo, los interminables kilómetros transitados por peregrinos de todo el mundo constituyen el mejor remedio contra el estrés. Desde el hallazgo del sepulcro, hace cerca de 1.200 años, millones de peregrinos venidos desde todos los confines de la Tierra han acudido a la llamada del apóstol a través de un viaje que, para la mayoría, termina por convertirse en una búsqueda interior y en una experiencia para toda la vida. Lejos de remitir, la afluencia de peregrinos, ya sea a pie, en bicicleta o a caballo, no cesa de crecer. De acuerdo a los datos estadísticos que ofrece la oficina de acogida al peregrino, en 2008 fueron 125.141 las personas – frente a las 114.026 de 2007 – que recibieron la Compostela, el certificado que acredita que se han realizado, al menos, los últimos 100 kilómetros a pie o a caballo o los últimos 200 en bicicleta. El Camino de Santiago, además, se prepara para la afluencia masiva del año 2010, último Año Santo antes del 2021. Los dos últimos Años Santos, 1999 y 2004, atrajeron a 154.613 y 179.944 peregrinos.
El Camino Francés, que se inicia desde Saint Jean Pied de Port o Roncesvalles, es el más transitado y cubre una distancia cercana a los 800 kilómetros. No es la única opción. El fervor jacobeo ha generado a lo largo de la Historia distintas rutas que perviven al paso del tiempo por las que transitan cada año más peregrinos: la variante aragonesa del Camino Francés que parte desde el alto de Somport; el Camino del Norte; el Camino Primitivo; la Vía de la Plata; el Camino Sanabrés; el Camino Portugués; el Camino de Levante; el Camino Catalán; el Camino Vasco del Interior o Vía de Bayona, etc.
El recorrido completo de una de las numerosas vías jacobeas no es tarea fácil y es necesaria una labor de documentación previa y un entrenamiento físico adecuado. Ya en marcha, una correcta alimentación, el sentido común y la improvisación frente a los contratiempos hacen el resto para que el viaje sea un éxito.
- La preparación debe comenzar, al menos, dos o tres meses antes de emprender el Camino. Someterse a una prueba de esfuerzo antes de iniciar la aventura nunca está de más y previene más de un susto.
- Es recomendable practicar senderismo al menos una vez a la semana, alternando rutas de entre 15 y 20 kilómetros, además de caminar o practicar footing un par de días entre semana.
- En estas salidas es indispensable utilizar las mismas botas o zapatillas de trekking que se vayan a utilizar durante la peregrinación y cargar con una mochila para habituarse a caminar con peso.
Preparación física y equipamiento
Planificación previa
El viaje comienza en el salón de casa. Es necesario documentarse sobre la ruta que se pretende realizar y establecer un calendario previo atendiendo a los días disponibles y al número de etapas a completar. CONSUMER EROSKI ofrece en su web una guía en la que la persona interesada puede encontrar de forma gratuita rutas, albergues y consejos para afrontar el peregrinaje (https://caminodesantiago.consumer.es/). Es recomendable acudir a una Asociación de Amigos del Camino de Santiago – en España hay cerca de 40- donde aportarán información y consejos útiles y en el que se puede adquirir la credencial. Éste es un documento que sirve de salvoconducto e incluye unas casillas que se deben sellar al menos una vez al día. Es indispensable viajar con ella si se desea pernoctar en los albergues de peregrinos y, una vez en Santiago, atestiguar que se ha realizado la peregrinación y obtener la Compostela.
La elección del calzado y la mochila
Entre Saint Jean Pied de Port y Santiago de Compostela el pie del peregrino descubre todas las superficies posibles: el asfalto, el hormigón, la zahorra de las pistas agrícolas, la incómoda gravilla, los suelos terrizos, arcillosos o calizos, etc. Tal disparidad origina serias dudas en la elección del calzado que mejor se adapte a todas y cada una de las superficies descritas. Se necesita un calzado ni muy ligero ni muy pesado, que sea flexible y que aporte una buena estabilidad. Todas estas características las reúne el tipo de zapatilla que utilizan los corredores que compiten en las carreras de montaña. Se conocen como zapatillas de trail (a partir de 80 euros). Son más ligeras que las botas de senderismo y aportan mayor flexibilidad y amortiguación. La suela es más resistente y soporta mejor los impactos que la de una zapatilla para correr convencional. El tejido impermeable y transpirable Gore-Tex evitará que se moje el pie y evacuará el sudor al exterior.
- Su capacidad debería rondar entre los 40 y 50 litros y su peso, una vez llena, no debería superar el 10% del peso del caminante que la porte. Por ejemplo, una persona de 70 kilos deberá cargar una mochila de entre 7 u 8 kilos. Todo el peso que rebase esta cifra pasará factura, tras varios días, en forma de rozaduras, sobrecargas o contracturas musculares.
- Sus costuras deben ser fuertes, las hombreras acolchadas y debe contar con un sistema que permita su regulación según la altura de cada usuario. La funda impermeable es imprescindible para cubrirla en días de lluvia.
Viajar con lo indispensable
La provisión de ropa dependerá de la época, pero, además de lo puesto, hay que llevar en cualquier caso:
- Un saco de dormir ligero. Salvo contadas excepciones, en primavera y verano no hace frío dentro de los albergues – además allí hay mantas – así que es inútil cargar con un saco pesado ideado para dormir en el exterior a temperaturas bajo cero.
- Una cantimplora de un litro.
- Un par de mudas.
- Dos pares de calcetines de senderismo.
- Un par de camisetas de poliéster, una de manga corta y otra de manga larga (nunca de algodón, ya que no transpiran y tardan en secar).
- Pantalones de senderismo convertibles.
- Una sudadera, un chubasquero ligero o cortavientos y un poncho para la lluvia.
- Una visera o un gorro que proteja el cuello.
- Una toalla, aunque mejor una gamuza de secado. Están fabricadas en poliéster y poliamida y se secan con rapidez. Se pueden encontrar en tiendas deportivas
- Chanclas para la ducha.
- Un neceser con un cepillo y pasta de dientes, un par de pastillas de jabón que sirvan tanto para el aseo como para lavar la ropa y, para quién lo necesite, unas cuchillas de afeitar. Una navaja también es recomendable.
- Pequeño botiquín con aspirinas o ibuprofeno, crema solar de alta protección, tiritas, yodo y agujas esterilizadas para pinchar y curar las ampollas. Son muy recomendables las cremas o vaselinas para limitar la aparición de ampollas y también para evitar las heridas por los continuos rozamientos de la piel con la ropa. Si se hace el Camino en compañía, lo más sensato es llevar un botiquín conjunto y repartir el peso.
- El DNI, la Tarjeta Sanitaria, una tarjeta de crédito y la credencial del peregrino.
- Imperdibles y varias pinzas para la ropa, muy útiles para secar la ropa durante o al final de la etapa.
Presupuesto, alimentación, albergues
El presupuesto
El esfuerzo económico, más en los tiempos que corren, es otro elemento a tener en cuenta. El gasto por pernoctar en un albergue puede cifrarse en una media de cinco o seis euros, si se incluyen albergues privados, públicos y parroquiales, ya que el precio en estos últimos es inferior. A ello se suman los gastos en comida, cena y bebida. Además, hay que añadir un suplemento por el resto de gastos que origina el Camino, como el uso de la lavadora y secadora en los albergues, la visita a algún monumento, compras imprevistas, etc. En total, el coste medio es de 30 euros al día. Si se hace el Camino Francés a pie, que consta de unas 30 etapas, tres más si se continúa hasta Finisterre, el desembolso rondará los 1.000 euros.
Mochila a cuestas, bordón en mano y a caminar:
Recorrer etapas largas y a buen ritmo los primeros días surte el mismo efecto que sacarse el carné de conducir, comprarse un Ferrari y ponerlo a 200 kilómetros por hora a la salida del concesionario. El riesgo de accidente, en nuestro caso lesión, rondará el 100 %. El refrán “camina como un viejo y llegarás como un joven” es el mejor consejo que puede recibir un peregrino profano. Durante las tres primeras jornadas, si no se está acostumbrado a caminar con peso, no es recomendable recorrer más de 20 kilómetros al día. Desaparecidas las agujetas y las molestias iniciales, se puede aumentar el número de kilómetros por día hasta los 30 ó 35 kilómetros. En el Camino abundan los deportistas que se atreven con caminatas de 40 y 45 kilómetros diarios, aunque muchos de ellos son víctimas de las temidas tendinitis. Las más frecuentes son las del tendón peroneo y las del talón de Aquiles. Para prevenir posibles lesiones hay que realizar una sencilla tabla de estiramientos antes de andar y al finalizar el ejercicio. Las partes del cuerpo que más sufren son los pies, los tobillos, las piernas, la espalda y los hombros.
Los albergues, el distintivo del Camino:
Públicos, parroquiales o privados, los albergues de peregrinos son una más de las numerosas señas de identidad del Camino de Santiago. En los últimos años se han construido de acuerdo a la gran afluencia de visitantes, sobre todo los privados. Sólo en el Camino Francés hay más de 200, situación que favorece variadas posibilidades para pernoctar y, por ende, una división de etapas entre localidades menos encorsetada. En casi todos estos alojamientos, salvo en algunos privados, no está permitida la reserva y se ocupan según el orden de llegada, liderando las prioridades quienes hacen el recorrido a pie, seguido de quienes lo transitan a caballo o en bicicleta. Para alojarse en ellos es indispensable portar la credencial. La estancia se limita a una noche, salvo por enfermedad o fuerza mayor.
- El desayuno debe ser completo, a base de cereales, lácteos, zumo y fruta.
- Durante la marcha es necesario tomar agua o bebidas energéticas cada hora y no esperar a tener sed.
- No hay nada mejor que la fruta, los frutos secos, las barritas de cereales y el chocolate para reponer el gasto calórico.
- Caminar con el estómago lleno no es saludable. La comida más importante del día hay que hacerla al final de la etapa y, si la jornada se alarga y es necesario comer durante la marcha, conviene optar por un bocadillo o un plato ligero de pasta o verdura.
Cómo comenzar el Camino
Cómo llegar hasta Roncesvalles, Saint Jean Pied de Port o Somport:
Los peregrinos que tengan previsto comenzar en Roncesvalles o Saint Jean Pied de Port deberán viajar primero hasta Pamplona. Los horarios del autobús entre Pamplona y Roncesvalles son los siguientes:
- Del 1 de julio al 1 de septiembre: de lunes a viernes sale a las 10:00 y a las 18:00 horas. Los sábados a las 9:30 y a las 16:00 horas. Los domingos y festivos no hay servicio, así que para viajar en domingo hay que tomar un taxi desde Pamplona. La opción más económica es unirse con otros peregrinos y pagar el taxi entre varios. Los teléfonos de Teletaxi son el 948 23 23 00 y el 948 35 13 35.
- El resto del año: de lunes a viernes el autobús sale a las 18:00 horas. Es el único horario. Los sábados a las 16:00 horas y los domingos y festivos no hay servicio. Pagando un suplemento de 6 euros se permiten transportar las bicicletas en el maletero del autobús.
- Para más información contactar con Autocares Artieda en el teléfono: 948 30 02 87. La estación de autobuses de Pamplona se encuentra en la calle Yanguas y Miranda, 2 y su teléfono es el 948 20 35 66. Más información en www.estaciondeautobusesdepamplona.com
- Una vez en Roncesvalles hay un servicio de taxis esperando a los peregrinos que quieran bajar a Saint Jean Pied de Port.
- Los que decidan partir desde Somport para iniciar el Camino Aragonés, que se une en Puente la Reina con la ruta francesa, deben viajar a Jaca y allí tomar el autobús hasta el alto de Somport. La estación de Jaca está situada en la avenida la Jacetania, s/n y su teléfono es el 974 35 50 60. El servicio de la Mancomunidad del Alto Valle del Aragón ofrece cinco frecuencias diarias: a las 8:20, 11:30, 14:55, 19:30 y 21:55. Su teléfono es el 974 37 34 20 y conviene informarse con antelación ya que los horarios pueden variar según la época del año.