Una particularidad muy normal
Gracias al progreso científico y cultural, quienes utilizan la izquierda como mano principal han dejado de ser considerados sujetos de una discapacidad. Esto, que pudiera parecer una obviedad, no lo ha sido tanto hasta los años 70, cuando la comunidad científica definió el ser zurdo como una característica más de la persona y dejó de ser considerado como un defecto a corregir.
Pero todavía hoy esa amplia minoría está obligada a vivir en un mundo diseñado para diestros, en el que las barandillas para subir escaleras piensan en la mano derecha como apoyo principal, el menaje está claramente destinado a los diestros y los instrumentos musicales relegan a la izquierda como mano de comparsa.
Los investigadores no se ponen de acuerdo al determinar el motivo por el que una persona es zurda o diestra. Algunos afirman que si los dos progenitores o uno de ellos son zurdos, las posibilidades de heredar la tendencia aumentan, mientras que otros sostienen que es simplemente una carambola de la naturaleza. En lo que sí hay conformidad es en que las causas son neurológicas, es decir, en que ser diestro o zurdo está determinado por el cerebro, y en que un padre o una madre zurda tendrá mayor conciencia y le resultará más fácil descubrir y colaborar en el desarrollo de un hijo zurdo.
Pero no es hasta una edad en que la autonomía del niño es definida y empieza a escribir, en torno a los 5, 6 ó 7 años, cuando se puede confirmar definitivamente. Antes de llegar ahí, conviene ser paciente y respetuoso si el niño tiende a coger los cubiertos, atarse los cordones o subirse la cremallera con la mano izquierda. Habrá que ayudarle a hacerlo bien, como se ayuda a un diestro, pero respetando esa habilidad natural, vigilando que consiga la destreza suficiente para que no tenga un retraso en el aprendizaje y no imponiéndole nunca el manejo con la otra mano, pues hay que tratar de evitar convertirle en un diestro obligado. Está demostrado que utilizar preferentemente el lado izquierdo no implica retraso en ninguna de las facetas del desarrollo y que, por el contrario, sí puede hacerlo la obligación de utilizar la derecha.
Los expertos señalan que conviene compartir con los educadores en la guardería la duda de si el niño o la niña son zurdos, y si se confirma esta particularidad, advertirlo al profesor de Primaria. Así se le podrán facilitar pequeños detalles, como la ubicación del pupitre, se le ofrecerá la tiza a la mano izquierda cundo tenga que salir a la pizarra o se le enseñará a atarse los zapatos respetando su mano hábil.
En él existen dos hemisferios: el derecho, que dirige los movimientos del lado izquierdo del cuerpo, y el izquierdo, que rige los movimientos del lado derecho. El cerebro controla el cuerpo de un modo cruzado y casi siempre su parte izquierda es la dominante, por lo que la mayoría de órdenes están destinadas a la derecha del cuerpo. Pero los zurdos son la excepción, ya que en ellos sucede al contrario: domina el hemisferio derecho y en consecuencia, dirige el lado izquierdo y es a este lado al que manda las órdenes. Fortalecidas por estas razones neurológicas, algunas investigaciones determinan que el hemisferio izquierdo es el responsable del lenguaje, prueba de ello es que las lesiones de dicho hemisferio están relacionadas con la pérdida del habla, y a partir de ahí diversas teorías afirman que en él se encuentran otras funciones como la escritura, la expresión oral, la lógica y el pensamiento abstracto. Al hemisferio derecho le quedaría relegado el control de la expresión emocional, el lenguaje mímico, la sensibilidad musical y la artística. Esta diferencia llevó a determinar que las funciones que regía el hemisferio izquierdo eran más importantes, por lo que se le pasó a llamar dominante. Las teorías actuales dudan de que el papel desempeñado por el hemisferio derecho, que quedan relacionadas con la creatividad y el ingenio, sean secundarias.
Cuando se aborda el tema de zurdos y diestros sale a relucir un término acuñado para poder determinar el predominio de un hemisferio u otro: la lateraridad. Ésta es pura cuando un hemisferio domina el mismo lado en mano, pie y ojo, mientras que se habla de lateralización cruzada cuando se es diestro de mano y zurdo de ojo, o la inversa. Algunos estudios aseguran que en el hombre primitivo la lateraridad era equidistante y funcionaba de forma indistinta con una mano u otra pero que finalmente decidió manejar la lanza con la derecha, pues así protegía el corazón, la parte más vulnerable en una lucha. Incluso se afirma que al nacer, la mayoría de las personas es ambidiestra, sin embargo, la tendencia hacia el funcionamiento diestro o siniestro se manifiesta en un periodo muy corto. A los dos meses se puede intuir la lateralidad de un bebé, es decir, cómo reparte las responsabilidades hacia la mano derecha o la izquierda, aunque los datos no son concluyentes, pues de nuevo hay que recordar que ser zurdo estaba considerado como una tara, por lo que hay muy pocos estudios al respecto.
- Las cucharitas con las que alimentar a un bebé, ligeramente torcidas para facilitar la “batalla” de ganar la boca del pequeño resultan totalmente inútiles si quien le acerca la comida es zurdo.
- Los abrelatas, para ser usados por un zurdo, precisan de una habilidad circense.
- Las paletas de pescado son cubiertos absurdos en manos de un zurdo, al igual que una cuchara salsera.
- Los palos de golf y cañas de pescar han de tener otro diseño del habitual para los zurdos.
- Los sacapuntas y las tijeras de diestros nunca podrán ser usadas hábilmente por un zurdo. Y la inversa.
Cada vez son más las tiendas especializadas en útiles diseñados para zurdos. Resulta curioso revisar la lista, pues evidencia un ‘mundo al revés’.
Material escolar: se pueden encontrar reglas con los centímetros a la inversa, sacapuntas con la espiral invertida, cuadernos con el lomo blando- el duro dificulta la escritura al zurdo-, bolígrafos con un tope inferior para evitar que los dedos se acerquen a las puntas y que escriben sin necesidad de presionar para que salga la tinta.
Herramientas: hay navajas, tijeras de podar, hoces, paletas y llanas de albañil, guantes para coser velas, metros de costura e incluso limpia-pezuñas de caballo que, al verlos, parecen la herramienta tradicional reflejada en un espejo.
Accesorios deportivos: palos de golf, boomerangs, guantes de béisbol y barajas de póker son cada vez más demandados por zurdos, que exigen que la lateraridad sea respetada.
Tijeras: sin duda, merecen un capítulo aparte, pues fue el primer instrumento doméstico que se adaptó a zurdos. Desde las primeras que datan de mediados del siglo XX y cuyo prototipo ha inspirado todas las demás, se han especializado, y así hay tijeras escolares, de cocina, de modista, de enfermería, de peluquería, de costura y de manicura.