Una opción que se paga a 7 céntimos el kilómetro
Millones de turismos se desplazan anualmente por autopista, no en vano viajar por ellas reporta al conductor rapidez, tranquilidad y seguridad. Pero circular por estas vías rápidas también supone un considerable aumento de gastos de desplazamiento, ya que las autopistas constituyen siempre la alternativa de pago a una ruta gratuita que une los mismos destinos, pero por carretera general o comarcal. Aunque forman parte de la red viaria del Estado o de la Comunidad Autonómica, las autopistas son gestionadas por empresas que se encargan de su mantenimiento; son éstas las que prestan el servicio al usuario y obtienen por ello beneficios económicos. Así, el precio por kilómetro varía en función de la orografía y la antigüedad de la vía, pero también según el criterio que instaura la empresa adjudicataria. Sin embargo, se puede calcular que de media, el conductor que viaja por autopista en España paga en torno a 7 céntimos de euro por kilómetro que recorre.
El punto de arranque de la construcción de carreteras de alta velocidad con peajes o estaciones de pago coincide en nuestro país con el despegue económico de los años 60. La flota de automóviles -hasta entonces anecdótica- que se multiplicó de forma geométrica gracias a la bonanza económica y el boom de las costas peninsulares como destino turístico motivaron que el Ministerio de Obras Públicas organizase la Comisión Promotora de Autopistas, que otorgó licencias de construcción y explotación de autopistas a entidades privadas, pero siempre bajo el régimen de concesión administrativa. Así ha sido desde que en junio de 1969 se inauguró la primera autopista que unió Barcelona con Mataró, curiosamente el mismo trayecto con el que comenzó el tren en España. Le siguió la vía Bilbao-Behobia, que vertebra en 105 kilómetros el País Vasco desde Vizcaya hasta la frontera con Francia. El último tramo en sumarse a la red de autopistas sortea los 78 kilómetros que separan Alicante de Cartagena. En poco más de tres décadas, aquellos primeros 29 kilómetros de alta velocidad han pasado a ser 2.240 kilómetros de autopistas (800 kilómetros se encuentran adjudicados o en obras), aunque la diferencia resulta más abrumadora al hablar de autovías: los escasos 270 kilómetros de 1970 se han convertido en 25 años en casi 7.000 kilómetros.
En el norte y este del país
Con un golpe de vista al mapa de carreteras se comprueba que la mayoría de kilómetros de pago se encuentran en el norte y este de la Península. Los 627 kilómetros de trayecto por autopista que separan Bilbao y Barcelona le supondrán al conductor -dejando a un lado el carburante- un desembolso de 40,66 euros para un vehículo ligero (motos, coches y furgonetas de un eje). Pero no es ésta la distancia más larga que se puede recorrer sin salir de la autopista: los 660 kilómetros que recorren el litoral mediterráneo, desde La Junquera hasta Alicante, ascienden a 43,91 euros. De Sevilla a Cádiz también se puede optar por la vía rápida pagando 5,64 euros por 110 kilómetros de distancia; de Zaragoza a Pamplona se recorren 176 kilómetros divididos en tres peajes que en total cuestan 11,64 euros. Analizando estas cifras se concluye que las distancias más cortas, como el viaje entre Bilbao y San Sebastián (87 kilómetros) se paga a 10,81 euros o los escasos 73 kilómetros que hay que recorrer para atravesar el puerto que une León con Campomanes y suponen 8,42 euros, resultan los kilómetros más caros para el consumidor.
Tarjetas de ususario
Para potenciar el uso de autopistas y rentabilizar sus altos costes de mantenimiento, en los últimos años sus responsables han comenzado una campaña de promoción de estas vías fundamentada en tarjetas de usuario. Conviene tenerlas presentes si se utilizarán habitualmente los peajes, ya que en ocasiones reportan descuentos (Autopistas de Navarra ofrece el regreso gratuito si se realiza en menos de 72 horas), atención prioritaria (asistencia gratuita por falta de carburante en la A68 -tramo entre Bilbao y Zaragoza-, Telepeaje en la A8 -con una tarjeta en el parabrisas se evita parar en el peaje-), promociones, información, facturación para descarga de IVA… Obtener la tarjeta es relativamente sencillo: en los propios peajes ofrecen el cuestionario para remitirlo a la empresa adjudicataria de la gestión de la vía y el precio ronda los 3 euros, que son descontados si se alcanza a una facturación anual considerable.
Viajar o no por autopista
Abonar el peaje y consumir más combustible a cambio de rapidez en llegar al lugar de destino es la ventaja que las autopistas ofrecen. Comodidad y seguridad también son dos factores a considerar a la hora de planificar un viaje -especialemente si será largo- ya que las autopistas disponen de vías en mejor estado y con menos tráfico. De todos modos, las hay que en horas punta se colapsan, sobre todo en los accesos a ciudades, al igual que una carretera nacional. De cualquier forma, las autopistas son siempre una opción que tiene el usuario, quien ha de ser consciente que con la nueva ley de tráfico, superar los 180 kilómetros por hora se considera infracción muy grave (en la anterior era grave) penada con multas entre de 300 y 600 euros y la retirada del permiso de conducir por un tiempo máximo de 3 meses.
En Europa: gratis, peaje o pegatina
Viajar por autopista en es gratuito en Alemania, Bélgica, Dinamarca, Holanda y el Reino Unido.
Las autopistas de peaje se encuentran en España, Francia (los 588 kilómetros entre Burdeos y París cuestan 42,80 euros), Portugal (entre Lisboa y Oporto hay 305 kilometros de autopista que salen a 15,09 euros) y en Italia, donde se puede pagar la cuota en efectivo o bien usando una tarjeta magnética que vale entre 30 y 60 euros que se puede adquirir en la caseta de peaje.
En otros países el derecho a circular por autopista lo otorga una pegatina que se adquiere en el puesto fronterizo. En Suiza la pegatina tiene una validez de 1 año y el precio aproximado es de 59,28 euros. En Austria se puede elegir la duración de la tarjeta: la de una semana vale 5,08 euros, la de 2 meses 10,90 euros y la anual 40,33 euros. También en la Republica Checa se funciona así, donde la tarjeta anual se adquiere en función de las carreteras que se elijan y su precio varía entre 11,67 euros y 29,17 euros.