Máxima capacidad, mínimo coste

Grabar CDs es una forma económica y relativamente sencilla de guardar grandes cantidades de información

1 marzo de 2002
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Grabar CDs es una forma económica y relativamente sencilla de guardar grandes cantidades de información

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Imagine una montaña de 451 disquetes. Imagine toda la información allí contenida. Imagine que hay un dispositivo circular de 6 centímetros de radio en el que caben todos esos datos. Deje de imaginar. En un único CD-ROM (un CD que almacena datos de forma permanente) entran 650 megabytes o ‘megas’ de información o 74 minutos de música grabados de forma convencional. Su coste, lejos de dispararse, está muy por debajo de otros dispositivos de menor capacidad (pero más sencillos de utilizar) como los discos ZIP. Por todo ello, resulta lógico el auge que han experimentado los grabadores caseros de discos compactos.

Sin embargo, grabar un compacto nada tiene que ver con guardar datos en un disquete o en el mismo disco duro del ordenador. Desde la irrupción de los sistemas operativos gráficos (primero el de Macintosh, luego el de Microsoft y después los de Linux) grabar cualquier elemento en un disquete resulta tan sencillo como arrastrar con el ratón un elemento al icono de la disquetera. Rápido, cómodo y sin complicaciones. Sin embargo, su limitada capacidad (1,44 megabytes, frente a los 650 “megas” de un CD o los varios miles de “megas” de un DVD) arrinconan progresivamente a este elemento que se ensambla en los ordenadores desde hace más de una década.

Datos o música
En un CD-ROM entran 650 megas de información ó 74 minutos de música grabados de forma convencional

Aunque físicamente todos los CDs con mayor o menor fortuna sirvan para todos los propósitos, el formato en el que se graben determinará que el compacto en cuestión cumpla una u otra función. Esto es, nada tiene que ver grabar datos (documentos de word, fotografías jpeg o animaciones flash) con almacenar música. La mayoría de los programas para la tarea (como el Easy CD o el Nero) tienen simplificada esta elección con vistosos menús, pero conocer qué escogemos con cada opción, permitirá crear compactos “a medida”.

El formato primigenio de CDs fue el de audio. Éste es el sistema que aún leen las cadenas de música y tiene ciertas limitaciones que condicionan su grabación, como el hecho de que sólo permite guardar una sesión, pero ¿qué es una sesión? Durante la grabación de un compacto, el láser quema (“tuesta”) el anverso del disco. El tiempo que transcurre entre que el láser empieza y termina la grabación (que no se puede interrumpir) se llama sesión. Por lo tanto, es imprescindible grabarlo de una tacada. Los CDs de datos sí permiten la grabación en varias sesiones, aunque entre una y otra se desaprovecharán irremisiblemente unos cincuenta “megas” de información (la 13ª parte del contenido total del CD). Por lo tanto, también estos compactos conviene grabarlos de una vez, o, al menos, no estar continuamente introduciendo materiales nuevos.

Formatos de grabación

Los formatos de CDs de datos no son uniformes, pero la mayoría de computadores actuales son capaces de leer todos los sistemas. El problema surge con los nombres de los archivos que quizá se trastoquen e incorporen caracteres extraños al ser leídos en otro ordenador. Obviando este inconveniente, los textos, vídeos o fotografías que lleven esos archivos no se modificará.

Las recomendaciones para conseguir un “tueste único” son sencillas: ante todo, planifique qué va a guardar y procure hacerlo de una sola vez. Cuando se disponga a guardar datos en un compacto, tenga abierto sólo el programa-grabador, ya que si el ordenador está muy atareado y no es capaz de suministrar datos de forma continua, el disco resultará inservible.

Regrabables

¿Qué ocurre con los CDs regrabables? En principio, el CD-RW (regrabable) parecía un formato abocado a hacer de puente entre los disquetes tradicionales y los CDs que sólo permiten ser “tostados” una vez. Sin embargo, la manifiesta incompatibilidad de estos discos con CD-ROMs antiguos y con algunas cadenas de música actuales, unida al bajo precio de los discos que sólo pueden ser grabados una vez han marginado este sistema, que, aunque muchas grabadoras incorporan, pocos usuarios utilizan.

Cuando la grabadora esté recién instalada, o se haya incorporado al PC algún periférico nuevo conviene hacer simulaciones. Esta opción que incorporan las aplicaciones de grabación prueba de forma fidedigna si el ordenador hubiera sido capaz de grabar un compacto en una serie de circunstancias. De esta manera, se podrá definir la máxima velocidad a la que se puede “tostar” sin correr el riesgo de perder ningún CD en el test. Y es que, puede que el ordenador no aguante la velocidad máxima de grabación y haya que contener a la grabadora escogiendo una velocidad menor.

En el mercado doméstico hay grabadoras de 4x (16 minutos para “tostar” un CD completo), 8x (8 minutos) y 16x (4 minutos). La velocidad de las grabadoras viene determinada por dos números: el primero indica la velocidad de grabación, y el segundo de lectura. En el caso de las regrabadoras se incorpora un tercer número que indica la velocidad de regrabación (4x, 4x, 32x).

Panes y peces digitales

En un CD caben siempre 650 megas, ni más ni menos. Entonces, ¿por qué dependiendo del formato de grabación escogido, la cantidad de música que se puede almacenar en un mismo compacto oscila entre los 74 minutos y los 888 minutos? Todo lo explica el formato.

De la misma manera que hay personas que necesitan hablar durante media hora para decir lo mismo que otros resuelven con dos frases, los unos y ceros (la información digital) que lleva un CD se pueden aprovechar mejor o peor. Hay formatos (como el del CD de música convencional) que priman la pureza del sonido, aunque no haya oído humano que perciba ese grado de nitidez. Otros sistemas, como el MP3, prescinden de esas frecuencias muertas (y de otras que no lo son tanto) para conseguir canciones audibles pero con una ligera pérdida de calidad. A cambio, estos formatos comprimidos ocupan mucho menos espacio. De ahí la revolución del MP3, que consigue comprimir 12 horas de melodías en un único compacto con una calidad cercana a los CDs tradicionales de música.

Algo similar ocurre con el vídeo. El formato DiVX 😉 comprime un DVD en un CD, aunque, en este caso, la pérdida de calidad que el proceso comporta es más evidente.

Navegar a la carta
  • Nero burning room Uno de los programas de grabación de CDs para Windows que más opciones incorpora cuenta con una versión de evaluación que cualquier usuario puede descargar gratuitamente desde Internet para valorar si le compensa adquirirlo.
  • Vinilo en CD Los vinilos que queden por casa se puede pasar a CD para evitar su deterioro. En esta web se detallan los pasos a seguir para migrar de un formato a otro manteniendo, incluso, “la fritura” entre canciones.
  • DiVX 😉 DivX 😉 es la tecnología que permite almacenar dos horas de vídeo en un CD con una calidad suficiente. En esta web se informa en castellano de cómo funciona, y se dan las claves para que cualquier usuario la utilice en su ordenador.