El primer dato que surge del estudio es que el coste medio de este carné de conducir en las 210 autoescuelas estudiadas es de 931 euros, lo que equivale a casi 155.000 pesetas. Se ha comprobado también que el de las autoescuelas es un sector que ofrece (salvo excepciones) una información poco transparente y escasamente útil para el consumidor (en tanto que le dificulta comparar los precios), y que la competencia en precios, aun existiendo en todas menos en Santander, es frecuentemente escasa entre las diversas autoescuelas de una misma ciudad.
Por el mismo carné, unas autoescuelas cobran el triple que otras
El año pasado 750.391 personas contrataron en nuestro país los servicios de una autoescuela para conseguir el carné de conducir, lo que no es de extrañar ya que en ese periodo se matricularon casi 1,8 millones de coches nuevos.
El proceso de aprendizaje es tanto teórico como práctico y consta de varias fases, y exige al alumno, además de un considerable esfuerzo, el desembolso de una importante cantidad de dinero. CONSUMER ha comparado los precios que cobran 210 de las autoescuelas más importantes de 14 ciudades, partiendo de un supuesto muy común: carné de conducir tipo B, obteniéndolo “a la primera”, agotando un máximo de tres convocatorias y recibiendo 20 horas de clases prácticas y tres meses de clases teóricas, e incluyendo en el precio final la matrícula, tasas de Tráfico, exámenes, material, gastos de gestión…
El primer dato que surge del estudio es que el coste medio de este carné de conducir en las 210 autoescuelas estudiadas es de 931 euros, lo que equivale a casi 155.000 pesetas. Se ha comprobado también que el de las autoescuelas es un sector que ofrece (salvo excepciones) una información poco transparente y escasamente útil para el consumidor (en tanto que le dificulta comparar los precios), y que la competencia en precios, aun existiendo en todas menos en Santander, es frecuentemente escasa entre las diversas autoescuelas de una misma ciudad.
El informe aporta otras dos conclusiones de gran interés: una, que las tarifas medias de las diversas ciudades son tan dispares que -siempre hablando del supuesto descrito- en A Coruña, la media de lo que cobrarían las 15 autoescuelas estudiadas sería de 463 euros (77.000 pesetas), mientras que en las de Vitoria esta media es de casi el triple, 1.279 euros (213.000 pesetas) y en Pamplona, Logroño, San Sebastián y Castellón supera los 1.080 euros (180.000 pesetas). Y si comparamos entre toda la muestra del estudio, las dos más baratas (una de A Coruña y otra de Burgos) cobran en torno a los 400 euros (66.500 pesetas), mientras que la más cara (una de Vitoria) exigiría 1.372 euros (casi 230.000 pesetas), más que el triple.
El carné es el mismo
Estas diferencias de precios pueden considerarse muy llamativas porque lo que se enseña es lo mismo en todas ellas, porque la cualificación de los profesores es similar en tanto que viene regulada por normativa legal y porque el permiso que se obtiene en unas y otras autoescuelas tiene la misma validez. Es decir, que las diferencias en la calidad de la enseñanza no son importantes entre unas y otras autoescuelas y que, según los expertos consultados, los precios no tienen relación directa con la calidad real del servicio prestado al cliente. Ciertas comodidades o el uso de nuevas tecnologías no son esenciales para aprender mejor o más rápidamente.
Y la segunda conclusión, de carácter aún más práctico para quien piensa sacar el carné de conducir, es que en algunas ciudades el esfuerzo de comparar los precios entre las diversas autoescuelas sale muy a cuenta. Aquellas en las que más evidente es esta disparidad de precios, siempre conveniente para el consumidor en la medida que le permite ahorrar gastos, son Burgos (el ahorro máximo posible es de 355 euros, 59.000 pesetas), Barcelona (323 euros), Pamplona (265 euros), San Sebastián (258 euros), y Málaga, Alicante y Valencia (las tres por encima de 200 euros de ahorro posible). En el otro extremo, el de la escasa o casi nula competencia de precios entre las autoescuelas, figura una sola ciudad, Santander, en la que se registró una diferencia máxima entre las 15 autoescuelas de sólo 2,4 euros. En la capital cántabra el precio medio de este carné del supuesto es de 1.054 euros cuando la media de las 14 ciudades es de 930 euros. En las otras 13 ciudades, el ahorro que puede proporcionar al aspirante a conductor elegir la autoescuela más barata de su ciudad es cuando menos notable. En A Coruña, tras Santander la segunda ciudad en las que es menor el ahorro posible, la diferencia entre la autoescuela más barata y la más cara era de 134 euros (22.000 pesetas). Por tanto, la única ciudad en la que la competencia de precios entre las autoescuelas es inexistente (en el supuesto estudiado) es Santander.
- Puede exigir la acreditación, expedida por la Dirección General de Tráfico, de los profesores de la autoescuela.
- Las autoescuelas de pequeñas poblaciones pueden contar con un solo profesor. Las de ciudades deben disponer de al menos dos profesores y un director (pero una misma persona puede ejercer más de una función).
- Las clases prácticas no pueden durar menos de 45 minutos ni más de dos horas seguidas. Deben impartirse en ciudad y no se consideran como tales las impartidas en circuitos cerrados.
- El profesor de las clases prácticas debe acompañar al alumno el día del examen. Y la prueba práctica se realizará con el mismo vehículo con el que el alumno aprendió a conducir, salvo causa justificada para lo contrario.
- Las autoescuelas han de suscribir un contrato de enseñanza con cada alumno, en el que deben especificarse los derechos y deberes de ambas partes.
Cómo se hizo el estudio
Tras los pertinentes contactos con expertos en el sector, que han asesorado este informe, se analizaron y compararon, durante el pasado mes de febrero, los precios de 15 autoescuelas en cada una de estas 14 ciudades: A Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Burgos, Castellón, Logroño, Málaga, Madrid, Pamplona, San Sebastián, Santander, Valencia y Vitoria.
Técnicos de CONSUMER visitaron como clientes ficticios las 210 autoescuelas y preguntaron el precio que costaría obtener el carné de conducir tipo B. Dado que las autoescuelas no trabajan con los mismos conceptos y que algunas los agrupan y facturan de modo distinto, y que no todas ofrecen clases prácticas de 60 minutos, se calculó el coste del carné en cada autoescuela siguiendo un supuesto: el desembolso que supone sacar el carné de conducir B a la primera agotando un máximo de tres convocatorias y recibiendo 20 horas de clases prácticas. En cuanto a las clases teóricas, y considerando que en algunas autoescuelas su precio guarda proporción con el tiempo que se tarda en aprobar “la teórica” o tiene un tiempo de validez limitado, se ha estimado un plazo de tres meses. Así pues, el coste final incluye matrícula, clases teóricas y prácticas, exámenes, tasas de Tráfico, material y gastos de gestión. Para llegar al coste final, se tuvieron en cuenta las ofertas vigentes en el momento de la visita y se eligieron las que mejor se adaptaban al supuesto establecido por esta revista. Y considerando que algunas autoescuelas incluyen en sus ofertas un número determinado de horas prácticas, cuando las horas incluidas en las ofertas no cubrían las 20 horas del supuesto, se ha incorporado el coste previsto para una hora práctica adicional. Los datos (tarifas y ofertas) con los que se ha calculado el coste final del carné del supuesto han sido los facilitados por las propias autoescuelas, por lo que cualquier modificación u oferta que no se hubiera notificado no ha sido tenida en cuenta. Las promociones de precio destinadas a un sector concreto de la población (por ejemplo, menores de 25 años), no se han tenido en cuenta en el cálculo.
Insuficiente transparencia en la información
Aunque la tarea de comparar las tarifas de diversas autoescuelas puede resultar ardua e incluso complicada, el cuantioso ahorro que puede suponer hace que el esfuerzo merezca la pena. Pero hay un problema: la escasa disposición de la mayoría de las autoescuelas para facilitar información detallada al cliente sobre los precios pormenorizados de sus servicios y gestiones, junto al muy heterogéneo modo de presentar sus ofertas dificultan al consumidor la comparación de tarifas. En alguna autoescuela, después de muchas reticencias para que nos desglosaran los precios, llegaron a afirmar que esta tarea había sido una pérdida de tiempo, y en otra confesaron que “con las ofertas, la información la damos sólo a medias”. Esta actitud dista mucho de incorporar los intereses del consumidor a la gestión del negocio, porque el usuario quiere saber la cantidad total que abonará y los conceptos que en ese coste se incluyen.
Escasa competencia en precios, y viene de lejos
Para valorar la competencia de precios en el sector, se ha comparado la diferencia de tarifas de las autoescuelas de una misma ciudad. Y se observa que en algunas urbes esa competencia casi no se da. Porque una cosa es que haya diferencias entre las más baratas y las más caras en cada ciudad, y otra que la inmensa mayoría mantengan precios similares. Por ejemplo, dejando a un lado Santander (donde todas las analizadas cobran prácticamente lo mismo) en tres ciudades el grado de competencia es muy escaso: en Madrid, el 93% de las autoescuelas comparadas muestran (en nuestro supuesto) una diferencia máxima entre ellas de sólo 35 euros (el 4,4% del coste medio del carné); en Vitoria, el 60% cobran exactamente lo mismo y en Castellón el 86% de las autoescuelas se mueve en una horquilla de sólo 60 euros. En las ciudades en las que la competencia de precios apenas existe (recordemos que los acuerdos de precios entre empresas distintas están prohibidos y son perseguidos por el Tribunal de Defensa de la Competencia), el factor precio deviene secundario y deberán elegirse la autoescuelas por otros criterios, como la proximidad, la calidad de los servicios prestados de la autoescuela, el parque de automóviles o el trato personal de los profesores.
La sospecha sobre la concertación de precios por las autoescuelas de una misma ciudad es una sombra que se cierne históricamente sobre el sector. Son varias las denuncias que al respecto han conocido resolución. Veamos las más recientes: en 1995, la Unión de Consumidores de Santa Cruz de Tenerife denunció a la Asociación Provincial de Autoescuelas y a 24 de sus asociados por haber acordado los precios de la matrícula y práctica de los cursos de preparación para la obtención de carné de conducir. La denuncia se ha saldado con una multa de 42.070 euros a esa asociación. En el mismo año, en Linares, 11 autoescuelas fueron denunciadas por acuerdos en la fijación de precios. La resolución judicial ha obligado a esas autoescuelas a satisfacer multas de entre 234 y 2.133 euros. El mismo año, el titular de una autoescuela de Collado-Villalba (Madrid) denunció a autoescuelas de esa localidad por acuerdos en la fijación de precios; éstas han sido requeridas a pagar multas de entre 300 y 1.622 euros.
Clases prácticas
Vitoria es la ciudad en la que más cara resulta de media cada clase práctica (37,36 euros, 6.217 ptas), mientras que la más barata se encontró en las autoescuelas de A Coruña (11,11 euros, 1.848 ptas). Una diferencia enorme, de más del triple, como puede comprobarse. La media del coste de una hora de clase práctica es de casi 28 euros, 4.650 ptas.
En la mayor parte de las autoescuelas se comprobó una relación directa entre el precio de las clases prácticas y el coste final del carné, pero hay excepciones. Madrid, por ejemplo, la cuarta ciudad más barata para conseguir el permiso de conducir, destaca por la carestía de las clases prácticas. Esta aparente paradoja tiene su explicación: todas las autoescuelas estudiadas en Madrid incluyen en sus ofertas un buen número de clases prácticas, por lo que el precio unitario de las mismas repercute poco en el precio final. Y en Burgos, la segunda ciudad más barata y con un coste muy inferior al de la media de las 14 ciudades, se sitúa en la media en lo que al precio de las horas prácticas se refiere. El motivo es el mismo que el de Madrid. Al revés, en Logroño el precio de las clases prácticas es ligeramente inferior al de la media pero el coste relativamente elevado del resto de conceptos (principalmente, la matrícula y las clases teóricas) hace que la capital riojana sea la tercera más cara para sacarse el carné de conducir. El resto de ciudades, con variaciones mínimas, siguen una cierta proporcionalidad en lo que respecta al coste total del carné y el de las clases prácticas.
Sacar el carné por libre: poco habitual pero posible
Quienes no acuden a una autoescuela y optan por conseguir el carné “por libre” constituyen hoy una minoría cada año más exigua. La ayuda que prestan las autoescuelas es de gran valor para el aspirante a conductor. Pero, de todos modos, quienes deciden sacar el carné de conducir “por libre” han de seguir los siguientes pasos:
- Realizar una solicitud en la delegación correspondiente de la Dirección General de Tráfico.
- Pagar 70,80 euros para tener derecho a convocatoria.
- Adjuntar una fotocopia del DNI, el certificado médico y dos fotografías. Si tras suspender la primera convocatoria se decide acudir a una autoescuela para preparar de forma convencional la segunda oportunidad que queda, hay que pagar cerca de 6 euros para trasladar el expediente.
Aprobado el teórico, es imprescindible acudir al examen práctico con un coche doble mando, y debido a que lo habitual es no disponer de él, se debe pasar por una autoescuela, pagar la matrícula, alguna clase de conducir y el coste del examen práctico. Esto explica que la mayoría de los consumidores prefiera matricularse en autoescuelas para realizar las dos partes del examen.
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Calidad de la enseñanza:
Es un factor determinante en la elección de una autoescuela. Se trata de un concepto directamente relacionado con la calidad técnica y pedagógica de los profesionales de la autoescuela. Según los especialistas, el mejor indicador de la calidad de enseñanza de una autoescuela es su porcentaje de aprobados. Puede solicitarse en la propia autoescuela o consultarse en el Registro de Autoescuelas. También pueden pedirse referencias en la Confederación de Autoescuelas. -
Precio:
Invirtamos tiempo en comparar tarifas, de veras que merece la pena. Recorramos varias autoescuelas de nuestra ciudad analizando los precios que cobran por cada concepto. Y, si nuestra ciudad es de las más caras, valoremos la posibilidad de acudir a una autoescuela de otra ciudad o provincia. Distingamos entre las ofertas. Algunas del tipo “matrícula gratis” pueden ser, al final, muy poco interesantes. Para poder comparar y elegir, pidamos que nos desglosen los conceptos por los que nos van a cobrar. Si la matrícula (o la oferta) incluye distintos conceptos, conviene saber cuáles son. De lo contrario, podemos pasar por alto algunos, como las tasas de tráfico, que al final deberemos pagar. - En algunas autoescuelas, el pago por las clases teóricas es único y no hay un plazo máximo para aprobar el examen teórico. Pero en otras hay que volver a abonar esa cantidad si el teórico no se saca en un plazo estipulado por la autoescuela. Habrá que estimar, en función de las horas que se prevé ir a clase y la disponibilidad de tiempo para hacer test, el tiempo aproximado que invertiremos en esta prueba.
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La duración de las clases prácticas varía:
Por el mismo precio algunas autoescuelas ofrecen clases de una hora, mientras otras las realizan de 45, 50 ó 55 minutos (recordemos que tres clases de una hora equivalen a cuatro de 45 minutos). En algunas autoescuelas, la matrícula del carné de conducir tiene un periodo de validez limitado. Conviene, en ese caso, informarse sobre este plazo y no dejar pasar el tiempo, ya que una vez transcurrido la autoescuela puede rescindir el contrato. Y, entonces, el alumno sólo podrá recuperar las tasas de tráfico, si las ha abonado. -
Avances tecnológicos:
Algunas autoescuelas incorporan tests por ordenador o vía Internet, simuladores de conducción, etc. Son avances que pueden amenizar las clases pero se estiman prescindibles para el aprendizaje. -
Compatibilidad de horarios entre clases teóricas y prácticas:
Quizá los horarios de ciertas autoescuelas no son compatibles con los suyos. Infórmese. -
La proximidad de la autoescuela:
Aunque para algunos usuarios puede ser un condicionante, no debería esgrimirse como un criterio de elección importante.
La nueva Ley de Tráfico y las autoescuelas
La nueva Ley, que entró en vigor el pasado enero de 2002, nació con el objetivo de adaptarse a los cambios que se han producido en el mundo del automóvil y para dar cobertura legal a situaciones que así lo requerían. También introduce mejoras, unas de carácter técnico y otras de procedimiento administrativo. Una de las modificaciones es la prohibición del uso de teléfonos móviles y de emisoras de radio dotadas de micrófono mientras se conduce, salvo que sean del tipo ‘manos libres’ que no requiera manipulación manual ni ningún otro dispositivo como cascos o auriculares. Igualmente, se prohíbe el uso de equipos técnicos para detectar y anular los controles de velocidad del radar.
Las novedades de esta ley que más afectan a las autoescuelas son dos: por un lado, a los conductores que en dos años consecutivos cometan tres infracciones muy graves, además de una sanción económica, se les impondrá la pérdida definitiva del permiso conducir. No obstante, a estos conductores se les ofrece la posibilidad de solicitar que se deje sin efecto la revocación del carné de conducir, para lo que deberán superar un curso de reciclaje y sensibilización en un centro autorizado (presumiblemente, en autoescuelas), y así la revocación o pérdida del permiso será sustituida por una sanción de suspensión por un período de hasta tres meses. Incumplir la suspensión supondrá una nueva suspensión por un año; y una segunda infracción de la suspensión daría lugar a la revocación ya definitiva del permiso de conducir. La Ley, además del curso de reciclaje, permite otra opción: volver a examinarse de nuevo del carne de conducir, aunque no será posible obtener una nueva autorización mientras no se haya cancelado la sanción que dio origen a la revocación. Otra novedad de esta Ley que, presumiblemente, afectará a las autoescuelas es que parte de las multas -hasta el 30 %- se podrá rebajar si el infractor realiza un curso de comportamiento en materia de seguridad vial o módulos de concienciación sobre las consecuencias de los accidentes de tráfico. Todo esto significa que, si finalmente imparten estos cursos, las autoescuelas deberán adaptarse a este nuevo tipo de alumno que en breve les llegará.