¿Qué hago con el ordenador viejo?
El 12 de agosto de 1981 IBM lanzó el primer PC una máquina con 16K de RAM (hoy día tienen 32.000 veces más memoria) y que leía disquetes de 160K (un DVD de una sola capa guarda 29.000 veces más información). A pesar de su precio, cerca de 3.000 euros (hoy cuestan tres veces menos, ¡incluso sin tener en cuenta la inflación!), en pocos meses se vendieron 35.000 equipos, para sorpresa de la propia IBM.
La velocidad a la que, desde entonces, aparecen nuevos y más potentes ordenadores en el mercado sin aumentar su precio, contribuye a que los usuarios se vean tentados a cambiar de máquina mucho antes del final de su vida útil. Los PCs, monitores y periféricos viejos, estropeados o, sencillamente, superados por nuevos modelos, acaban arrinconados en la habitación, en los trasteros o arrojados de mala manera a un contenedor o vertedero improvisado.
¿Pero este avance es necesario? Esa es la primera pregunta que se debe hacer el usuario cuando se dispone a aparcar prematuramente el envejecido PC. Es verdad que a medida que los ordenadores avanzan en prestaciones, la industria se las ingenia para rellenarlos con versiones más pesadas de los programas y nuevos sistemas operativos cada vez más exigentes. Pero los ordenadores viejos servían y sirven perfectamente para gran cantidad de tareas, las más comunes entre los usuarios. Si no existe una necesidad real, como la edición de vídeo o los juegos de última generación, los ordenadores con más de un lustro dan mucho juego.
Un ordenador con un procesador 386 a 33 MHz, con 4MB de RAM y 100MB de disco duro, es decir, de hace más de diez años, puede realizar sin problemas tareas de oficina con un sistema operativo Windows 3.1. A partir de ahí, con procesadores 486 DX2 y sobre todo desde un Pentium a 100 MHz, el ordenador no se quejará al utilizar procesadores de texto, hojas de cálculo, programas de contabilidad o el navegador de Internet y el correo electrónico. No habrá problemas para instalar Windows 95 ni incluso el más exigente Windows 98 (a partir de 32 MB de RAM), ni para grabar CDs, eso sí, a velocidades de 2x. En todos estos casos, también hay versiones específicas del sistema operativo Linux que se adaptan como un guante a estas máquinas antiguas.
Antes de desechar el ordenador antiguo, merece la pena valorar si no basta con actualizar alguno de sus componentes (disco duro, memoria, tarjeta gráfica, etc.) o añadir otros (lector/grabador de DVDs, por ejemplo) para cubrir las necesidades de manera menos onerosa.
Una vez que se ha tomado la decisión de adquirir un nuevo ordenador, lo normal es que el anterior se convierta en una caja gris con la que no se sabe qué hacer. El PC antiguo sirve para infinidad de tareas ‘menores’, como procesar textos, navegar por Internet o jugar partidas de ajedrez, que pueden ser suficiente para hogares donde dos personas necesitan utilizar el PC a la vez (como, por ejemplo, dos escolares). Para ello conviene hacer una buena limpieza, delimitar para qué se va a utilizar e instalar los programas adecuados a su capacidad. Otra opción es conectarlo mediante un cable (o una red inalámbrica) al PC más potente y utilizar todos sus recursos (esto es, el ordenador viejo será una “terminal tonta” del grande, y se comportará casi como si tuviéramos dos ordenadores de última generación ya que se aprovecha de los tiempos en los que el procesador del nuevo permanece inactivo). En última instancia, se puede desmontar y aprovechar algunos de sus componentes. Pero si más que ayudar estorba, todavía es posible encontrar quien le saque algún partido.
Tanto si se trata de un ordenador viejo como si tiene alguna avería, existen organizaciones que se encargan de recogerlo para proyectos sociales, educativos o de ayuda al Tercer Mundo. La Fundación Bip Bip (www.bipbip.es), por ejemplo, recoge ordenadores de empresas y particulares, los pone a punto y los cede a ONGs que los destinan a personas en riesgo de exclusión social. Existen más proyectos, como Presencia Activa (www.abierta.org/donar.htm), que también recogen ordenadores de manera gratuita para donarlos a organizaciones sin ánimo de lucro y otras ONGs que destinan los equipos a países en desarrollo, como Nuevas Tecnologías para África (www.ntafrica.org) y Telecomunicaciones Solidarias (www.renuevate.com/teso/).
Si por fin se decide que el único destino factible para el PC es la basura, queda poner cuidado en cómo deshacerse de él. Se deben desechar a través de los puntos limpios (en Valencia se conocen como ‘eco parques’ o ‘áreas de aportación’, en el País Vasco se llaman ‘garbigune’ y en Cataluña ‘deixalleries’), donde van a parar los residuos domésticos que por su volumen (electrodomésticos, muebles, equipos informáticos…) o peligrosidad (productos químicos, pinturas, aceites, baterías, etc.) no tienen cabida entre la basura normal. Estas instalaciones son sólo para particulares y completamente gratuitas.
Piezas de museo
www.obsoletecomputermuseum.org
Si el ordenador es lo suficientemente viejo y original puede formar parte de un museo. Esta página recopila imágenes (algunas en 3D) de antiguallas como los Amstrad, Commodore o los primeros Apple.
www.computeremuzone.com
Gracias a los emuladores, un PC antiguo (basta un 486) se puede convertir en una máquina de videojuegos, donde jugar clásicos de Spectrum, Atari, Amstrad o Amiga.
Escuela de reciclaje
www.escuelas.consumer.es/reciclaje
Un curso de consumer.es para descubrir cómo hacer un favor al medio ambiente convirtiendo pequeños hábitos en una práctica común.
Linux es un sistema operativo libre (se pueden ver y cambiar sus tripas) y gratuito. Es personalizable y flexible, y su diseño es tan modular que sirve perfectamente tanto para el último de los ordenadores como para una computadora ‘vieja’ (aunque en este caso será menos vistoso y sencillo). Su problema es que todavía no ha conseguido ser tan fácil de manejar en algunos aspectos como Windows, por lo que la mejor opción para iniciarse es acudir a versiones, como Knoppix (www.knoppix.com), que se arrancan directamente desde el CD-ROM (sin instalación ni configuración) y no cambian nada de lo que ya está en el ordenador.
Basta un procesador 386, 8MB de RAM y 50MB de espacio en disco para una instalación mínima (como la de Tiny Linux: http://tiny.seul.org), y con poco más se consigue un sistema Linux completamente funcional con entorno gráfico (X-Window). A partir de ahí se pueden instalar versiones para Linux de todo tipo de aplicaciones. Tiene su paquete ofimático completo (OpenOffice.org), navegadores (Mozilla, Firefox, etc.), programas de retoque fotográfico (GIMP) o de mensajería instantánea (compatibles incluso con los Messenger de Yahoo! y Microsoft). Pero claro, a medida que le exijamos más, el PC deberá ser “menos viejo”.