El 80% de los profesores y el 92% de los padres aprueba los videojuegos como herramienta educativa, pero qué son, ¿una oportunidad o un riesgo?
Cada juego está diseñado para cada etapa del desarrollo del menor. Incluso en las tiendas virtuales de aplicaciones móviles hay un exhaustivo control en la aprobación de cada app. Pero lo importante es la supervisión familiar y su papel determinante en la evaluación previa del videojuego, antes de dárselo al menor, además de regular su uso.
¿Por qué se debe regular su uso?
El juego por sí solo no entraña riesgos. La industria del videojuego utiliza todos los medios disponibles para proteger a los menores, pero los adultos deben supervisar que ese videojuego sea el adecuado.
¿Qué criterios deben seguir?
Primero han de leer la información del juego y su rango de edad. Luego, probarlo en la consola, tableta o móvil y hacer una evaluación exhaustiva antes de darlo al menor.
Y en el aula, ¿cómo pueden fomentar los profesores un uso seguro de las nuevas tecnologías?
El profesorado debe tener amplio dominio de las nuevas tecnologías y recomendar a los padres el uso de controles parentales. Los sistemas operativos cuentan con herramientas de control muy efectivas para limitar el uso de aplicaciones y acceso a páginas web. No obstante, la industria educativa debería fomentar más el uso de textos digitales con material interactivo, más llamativo e interesante para niños y adolescentes.
¿El control excesivo no puede ser contraproducente?
Una buena educación de los menores en las TIC conlleva el reconocimiento de los peligros a los que se pueden enfrentar. Pero el fin es saber cómo reaccionar en caso de ser víctimas de ellos.
¿Cuántos impactos digitales recibe un menor en un día?
Miles. Queramos o no, tendrá contacto de una u otra forma con las nuevas tecnologías: mp3, tabletas, smartphones, consolas de videojuego, televisión u ordenadores.
¿Cómo se le puede proteger?
Los ordenadores deben estar en un sitio de reunión familiar. El control parental es sinónimo de seguridad. Los padres deben proteger a sus hijos en Internet como lo harían en la vida real, regular el uso de ordenadores, smartphones, tabletas o videoconsolas y saber qué actividades realizan con ellos.
¿Es posible detectar en casa a un menor amenazado o víctima de abusos en la red?
Los adultos deben estar atentos a una serie de alertas: el niño manifesta poco ánimo por ir al colegio, cambios de humor, ansiedad, rendimiento escolar inferior y trastornos del sueño y la alimentación. Muchos casos de anorexia o bulimia tienen como origen un antecedente de bullying.
¿El anonimato es la gran amenaza de Internet?
La principal amenaza para cualquier usuario, adulto o menor, es el desconocimiento de los peligros de la Red. Según un reciente estudio de Panda Software, el 20% de los jóvenes entre 15 y 18 años ha subido a Internet fotos comprometidas de sus amigos y un 67% ha intentado acceder a cuentas de correo electrónico ajenas.
¿Hay una edad de mayor riesgo de acoso?
A partir de los 12 años, cuando el uso de las nuevas tecnologías aumenta.
¿Los acosadores son siempre personas adultas?
No siempre. A veces los menores se convierten en acosadores, incluso de índole sexual, hacia otros menores. Estas conductas están menos perseguidas, por lo que insistimos en la labor de padres y profesores para estar atentos a indicios como un uso excesivo del ordenador, comportamientos agresivos, uso de todo tipo de redes sociales, excesiva intolerancia o falta de participación en las conversaciones familiares.
¿Así pueden los padres anticiparse al peligro?
Debemos estar informados para poder ayudarles, educarles en el buen uso de las nuevas tecnologías y detectar comportamientos no usuales en ellos.
Equilibrio entre control y prohibición.
Control parental no es sinónimo de espionaje férreo. Hay que adaptar la vida real a la virtual y, para ello, el adulto debe acompañar al menor en su primer paseo virtual y darle libertad acorde a la responsabilidad que adquiera en su trayectoria virtual, tal y como hacemos en la vida real. La clave del éxito está en el diálogo. Los menores deben saber que tendrán el apoyo de los padres en todo momento y nunca deben ocultar su experiencias negativas en la red.
Smartphones, Whatsapp, redes sociales… ¿Son nuevas amenazas para los jóvenes?
La tecnología no debe considerarse nunca una amenaza, sino todo lo contrario. Las TIC se convierten en amenaza cuando no se hace un buen uso de ellas o se utilizan de forma imprudente.