La información sobre inconvenientes y riesgos, fundamental
Desde que dejó de ser un tabú y un lujo, la cirugía estética se ha convertido en uno de los campos médicos que más se han desarrollado en los últimos años, pero también uno de los más conflictivos. El impacto social que generan los presuntos errores médicos en personas sanas se ha convertido en un lastre para la imagen de la profesión, que no se pone de acuerdo sobre la habilitación mínima que debe exigirse a un facultativo para ejercer en este campo. Los médicos que practican intervenciones de cirugía estética han de estar en posesión del título de Especialista en Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, que se obtiene tras licenciarse en Medicina y Cirugía y realizar cinco años de Médico Interno Residente en un hospital acreditado (un año en Cirugía General, otro en especialidades quirúrgicas afines y tres años específicos de Cirugía Plástica).
Cerca de 300.000 personas se sometieron el pasado año a algún tipo de operación de cirugía estética, lo que sitúa a España a la cabeza de Europa y en el tercer lugar del ranking mundial de gasto en medicina estética, con una cifra equivalente a un tercio del presupuesto del Ministerio de Sanidad y Consumo. No en vano este sector mueve seiscientos millones de euros anuales en sus dos vertientes: la cirugía estética, es decir, aquella que busca un cambio del aspecto físico por medio de una operación, y la medicina estética, que también persigue una mejora estética pero sin intervención quirúrgica, aplicando tratamientos que no requieren el uso del bisturí.
Además de distinguir entre cirugía y medicina estética, conviene aclarar la diferencia entre la cirugía estética y la reparadora o reconstructiva. Ambas se engloban dentro la cirugía plástica, especialidad que en nuestro país se conoce como Cirugía Plástica, Reparadora y Estética. Pero mientras la plástica y reparadora atiende a quemados, malformaciones congénitas o adquiridas y se practica en los hospitales del Sistema Nacional de Salud, la estética se realiza para mejorar las estructuras normales del cuerpo con intención de aumentar el atractivo del paciente y su autoestima, y no está incluida en el catálogo de prestaciones de la Seguridad Social.
Contrato de resultados, pero con matices
Cuando una persona libre y voluntariamente se somete a una intervención quirúrgica con la única intención de mejorar su estética, nos encontramos ante un contrato híbrido, a caballo entre el contrato de arrendamiento de servicios, con obligación de medios, y el contrato de obra, con obligación de resultados. En cualquier intervención medica, sea de cirugía estética o no, incide lo que se denomina azar irreductible.
Es decir, podría ocurrir que, a pesar de una actuación médica correcta, el resultado favorable no llegue a alcanzarse. En medicina curativa la obligación médica es de medios: utilizar todos los medios disponibles con diligencia para lograr la curación. En medicina voluntaria a esta obligación medica general se añade un plus cara al resultado, como la consecución de un tamaño de pecho concreto, determinada nariz… Pero si el resultado no se logra puede haber o no responsabilidad médica. Dependerá de si se acredita que hubo o no culpa, impericia o desconocimiento del saber medico, ya que es posible que la no consecución del resultado apetecido se deba no a negligencia médica, sino al azar irreductible. Por ello, el paciente ha de ser informado exhaustivamente de estas cuestiones, es decir, no sólo de los riesgos, sino también del porcentaje de posibilidades de que el resultado no se consiga y de cuantos factores puedan impedirlo. Otra cuestión bien distinta es que no sólo no se alcance el resultado, sino que además se afee o se cause algún tipo de daño al cliente. En este caso, la culpa médica se presume, no hay que probarla. Por tanto, obligación de medios que se aproxima mucho a la de resultados.
Antes de operarse...
No deje que sus ilusiones le cieguen y analice bien todas las posibilidades. Consulte con su entorno (familia, amigos íntimos).
No se opere para gustar a alguien. Es posible que las personas de su entorno respondan positivamente a la intervención, pero la cirugía plástica está pensada para producir cambios en usted, no en los demás.
No oculte datos clínicos o sanitarios por irrelevantes que a usted le parezcan.
No se deje llevar por una publicidad, pues no siempre es tan veraz como debiera. Sepa que desde el punto de vista legal, forma parte del contrato y su contenido es exigible por el usuario como contenido contractual.
Una operación de cirugía plástica implica a profesionales altamente cualificados. No confíe en ofertas estrella ni en precios bajos. Se trata de una intervención que requiere la máxima seguridad.
No se someta a una intervención en peluquerías o centros de belleza.
Valore como algo positivo que traten de disuadirle de la idea de someterse a un tratamiento o una operación. Esto es especialmente aplicable a las liposucciones, apropiadas para personas con peso normal o ligero sobrepeso aunque con acumulación de grasas en el abdomen, caderas… Para pacientes con sobrepeso u obesidad existen otros tratamientos más indicados y que no tienen nada que ver con la liposucción.
Emplee el tiempo necesario en elegir quién le operará. Infórmese de la experiencia del cirujano y de si está colegiado. Pida referencias a las asociaciones profesionales, a su médico de cabecera y a otros doctores.
Pida segundas, terceras y hasta cuartas opiniones. El médico debe asesorarle, no venderle una operación. Desconfíe de quien le prometa imposibles.
Aspectos legales muy a tener en cuenta
Compruebe que la clínica a la que acude está legalizada y dispone de la autorización Administrativa correspondiente, adecuada a la actividad que se realice. Es imprescindible en el caso de la cirugía y habrá de estar en lugar bien visible. Acuda con un testigo que pueda declarar en caso de que la operación sea un fracaso.
Los artículos 4 y 5 de la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, establecen que, siempre que así lo desee usted o las personas a las que haya autorizado, tiene derecho a ser plenamente informado de los inconvenientes y riesgos de la intervención, los efectos colaterales, las implicaciones familiares y laborales (días de baja, reposo, etc.), y sobre todo, de las complicaciones habituales o posibles tanto durante la operación, como en el postoperatorio. Tras algunas intervenciones, como la colocación de implantes mamarios, pueden surgir complicaciones incluso meses después.
Solicite por escrito los resultados que se obtendrán con la operación. Exija que toda la información que le proporcionen sea clara, específica, detallada, comprensible y por escrito. Pida fotografías del antes y del después.
Exija un adecuado control clínico y una monitorización de sus constantes vitales durante la intervención.
Pida el presupuesto por escrito, desglosado y especificando los materiales que se van a utilizar. Solicite factura y copias de los documentos que firme, incluido el consentimiento de la operación. El pago final no debe superar lo presupuestado. No pague nunca con cheque al portador. Sepa que no debe abonar el IVA si la intervención tiene por objeto tratar una enfermedad o sus secuelas. Si se somete a una técnica netamente estética, deberá pagar un IVA reducido del 7%.
Si durante el tratamiento se ha implantado en su organismo algún material (prótesis, rellenos, etc.), exija una Ficha de Registro (en modelo oficial), que especifique todas sus características: marca y modelo, composición, tamaño o volumen, lugar de la implantación, etc.
Cuando entienda que ha existido una asistencia irregular, no dude en solicitar las pertinentes explicaciones. A ser posible, pídalas por escrito.
Recopile todos los datos que demuestren que ha existido negligencia médica.
En caso de fallecimiento o de lesiones graves se puede recurrir a la vía penal (es más rápida y económica) que puede llevar a la inhabilitación y/o prisión para el médico, además de ver resarcido el daño mediante la correspondiente indemnización monetaria. Puede ejercitarse cualquiera que haya sido el centro donde recibió asistencia sanitaria (pública o privada). También puede dirigirse contra la clínica, en este caso por vía civil, en nombre de su representante legal, y contra los profesionales.
Para casos no tan graves, y en el supuesto de haber recibido asistencia sanitaria en un Centro dependiente de un Organismo Público, puede solicitar la correspondiente indemnización monetaria en vía administrativa. En esta vía, única y exclusivamente se puede obtener una compensación económica: no se ejercita acción penal alguna contra el médico responsable. Esta opción se inicia mediante la interposición de una reclamación contra la Administración Sanitaria, denominada Reclamación por Responsabilidad Patrimonial de la Administración Publica. En el supuesto de no obtener contestación en el plazo de 6 meses, debe considerarse que la Reclamación ha sido desestimada. En ese caso habrá otro plazo de 6 meses para acudir a los tribunales e iniciar un procedimiento contencioso-administrativo, finalizando mediante sentencia. La reclamación por responsabilidad patrimonial de la administración se plantea en vía administrativa, no en vía civil. La jurisdicción civil no es competente.
Si la asistencia sanitaria ha sido prestada en un Centro privado, puede solicitar la correspondiente indemnización en reclamación de los daños y perjuicios sufridos ante los Tribunales civiles. Esta opción se inicia mediante la interposición de una demanda contra el centro y/o el médico responsable de la supuesta negligencia médica, dependiendo de los casos, finalizando mediante sentencia.
Antes de interponer una denuncia debe asegurarse de qué medico es el responsable directo del hecho antes de denunciar al equipo médico. Para ello es fundamental el informe pericial y la valoración previa que de las pruebas haga el abogado. El abogado valorará a quien demandar: al cirujano, al anestesista, al equipo encargado del postoperatorio, etc.
Los riesgos de un cuerpo a la carta
La medicina no es una ciencia exacta, y menos cuando hablamos de cirugía, donde no existe la seguridad al 100%. Dentro de este campo, las operaciones de estética cuentan con los mismos riesgos que el resto de intervenciones quirúrgicas a las que los pacientes se someten todos los días. La cirugía y la anestesia, ya sea local, regional o general, puede conllevar alergias, problemas cardiocirculatorios y de cicatrización, hemorragias o infecciones de tejidos, entre otros. Y es que el cuerpo humano puede tener reacciones extrañas hasta para los mismos cirujanos, y se pueden dar situaciones con difícil o ninguna explicación, y con resultados irreparables.
No obstante, la estética es una cirugía que en la mayoría de casos no es intracavitaria, es decir, craneal, torácica o abdominal, y requiere una anestesia menos profunda. Si a esto unimos el hecho de que esta clase de operaciones suelen darse por razones voluntarias, por el único deseo de cambiar alguna parte del cuerpo, los pacientes que se enfrentan a ellas suelen gozar de buena salud, el porcentaje de riesgo y las complicaciones son menores que en otro tipo de intervenciones.
Mamoplastias y liposucciones, intervenciones arriesgadas
El implante mamario es una de las operaciones de estética más demandadas, pero también una de las que más riesgos conlleva. Las complicaciones locales que pueden surgir en el transcurso de la operación, o durante el postoperatorio, son dolor, deformidad o infecciones graves. Uno de los riesgos es la contractura de la cápsula. Esto ocurre cuando la cicatriz del tejido que se forma en torno al implante engruesa y lo aprieta. Suele aparecer tras la infección y puede necesitar de cirugía adicional para corregirla, que puede consistir desde la extirpación del tejido implantado hasta un posible reimplante de este tejido. Otro de los riesgos más comunes es la deflación, roturas o pérdidas que se pueden producir en los implantes. Las mujeres a los pocos meses de la operación pueden notar una reducción en el tamaño de la mama, dolor, o hinchazón y todo esto puede ser causado por la ruptura de los implantes de silicona Los implantes formados con solución salina pueden desinflarse incluso pocos días después de la operación. Además de esto la posibilidad de dolores, o infecciones puede repercutir en complicaciones que lleven a una necesaria cirugía adicional.
La liposucción es otra de las operaciones estrella. El hecho de que no sea una operación complicada conlleva a que en ocasiones sea practicada por cirujanos no capacitados que la llevan a cabo en muchos casos en la propia consulta del médico, algo que hace que el factor riesgo aumente ya que de producirse en un hospital, si hay complicaciones, la asistencia sanitaria es mayor y de manera más rápida, lo que no ocurre igual en la consulta del médico.
La causa de la muerte por esta operación es debida en una trombosis pulmonar causada por un coágulo de sangre en los pulmones. Esto suele ocurrir al día siguiente de la operación una vez el paciente ya está en casa. El ponerse en manos de un buen especialista, el lugar donde se practica y las prisas o el tiempo que se emplea para ello, son factores que aumentan o disminuyen el riesgo en esta operación.
Otoño, la mejor época para cambiar de imagen
- Tómese el tiempo necesario para plantearse la operación con calma. No se deje llevar por las prisas de lucir su nueva figura en la playa de inmediato. Piense en objetivos a largo plazo: Navidad o el verano que viene.
- La temperatura más fresca del otoño favorece la buena cicatrización y disminuye el riesgo de infecciones, mientras que el exceso de sudoración propio del verano no ayuda a la recuperación.
- Tenga en cuenta que el uso de fajas compresoras, necesarias en el postoperatorio de intervenciones como liposucciones o abdominoplastias, es bastante más llevadero con el clima otoñal.
- Sepa que en la mayoría de los postoperatorios están contraindicados los baños prolongados tanto en bañeras como en piscinas o mar, lo que es más difícil de cumplir en la época estival, y más si se está de vacaciones.
- No olvide que el sol es un enemigo de las operaciones de estética. La exposición a sus rayos está prohibida en los días posteriores a la intervención para evitar cicatrices indeseables.
- Tiempo, reposo y recuperación son las claves del postoperatorio de cualquier intervención de cirugía estética. Destierre la equivocada creencia de que en Cirugía Estética casi todo lo podemos hacer en un fin de semana. La recuperación depende tanto de la magnitud de la intervención como de la capacidad individual y personal de recuperarse.
El precio de la cirugía estética
Cara
- Aumento de pómulos: 900 / 2.500 euros
- Blefaroplastia (párpados): 1.500 / 2.400 euros
- Lifting cervicofacial (cara+cuello): 4.800 / 5.500 euros
- Liposucción de papada: 600 / 1.200 euros
- Otoplastia (orejas de soplillo): 1.500 / 3.000 euros
- Queiloplastia (intervención de labios): 1.200 / 2.000 euros
- Rinoplastia (corrección de nariz): 3.000 / 5.700 euros
Cuerpo
- Abdominoplastia (estiramiento del vientre): 3.700 / 5.500 euros
- Mamoplastia:
- Aumento: 2.400 / 6.000 euros
- Reducción: 3.900 / 4.800 euros
- Lifting de brazos: 2.400 / 3.000 euros
- Liposucción de abdomen: 1.500 / 2.000 euros
- Liposucción muslos y caderas: 2.500 / 5.500 euros