Jugar con el PC, ¿una alternativa práctica?
“¿Me compro una consola o añado al PC los complementos para poder jugar con él a los videojuegos más potentes?” Es una pregunta que se formulan miles de usuarios ante la perspectiva de iniciarse en el mundo del software de ocio y entretenimiento. Y la respuesta no es sencilla porque intervienen más factores que el económico. En la actualidad se pueden conseguir las videoconsolas más potentes por entre 300 euros y 400 euros, tanto la Playstation de Sony con 60 Gigabytes de memoria de disco duro, como la Wii o la Xbox 360 Elite.
Dotar a un ordenador medio de las mismas capacidades que una de estas consolas puede ser una opción interesante pero, desde luego, no gratuita, porque será imprescindible mejorar las características del ordenador. Esto implica la adquisición de dispositivos adicionales. En el mercado también se pueden encontrar ordenadores diseñados para jugar con videojuegos, que disponen de procesadores más potentes que los pensados para el trabajo ofimático.
Se pueden conseguir verdaderas gangas en materia de tarjetas gráficas, de sonido, palancas de mandos, altavoces, etc., pero también, si se aspira a lo mejor y lo más nuevo, puede acabar uno gastándose en las tiendas mucho más que los 400 euros que cuestan de media las videoconsolas.
Una razón de peso para inclinarse por el ordenador es que permite jugar a los videojuegos de la variedad multijugador, o videjuegos masivos (MMOG), que están teniendo un gran éxito. A estos videojuegos se juega con otros jugadores a través de Internet, algo para lo que el PC está más preparado que las videoconsolas, aunque ya las haya dotadas de conexión wifi.
Lo que es seguro es que si se decide por el PC, el usuario tendrá que hacérselo todo él mismo; nada le vendrá dado de fábrica y deberá conseguir por su cuenta los dispositivos necesarios.
- Tarjeta gráfica: Podría decirse que es el complemento más importante, y casi imprescindible en muchos casos, si se desea jugar a los juegos de gráficos más complejos. Los ordenadores llevan ya una tarjeta gráfica por defecto, pero aun así no está de más sustituirla por otra que descargue al resto del ordenador de las operaciones más complicadas.
La tarjeta gráfica liberará al procesador del ordenador de la función de interpretar y mostrar en la pantalla (renderizar) los gráficos más detallados, con todos sus matices. Por sí solo, un procesador necesita ser muy potente para cumplir estas funciones, y esto sólo está al alcance de los ordenadores de sobremesa más caros.
Si bien es cierto que los procesadores actuales pueden tener una respuesta bastante buena frente a un videojuego de gran potencia, ésta nunca será óptima. Además, se calentará el aparato de forma innecesaria y las funciones se ejecutarán de forma más lenta de lo normal.
Las tarjetas gráficas solucionan todos estos problemas por un coste inferior a los 100 euros. Las dos marcas principales de tarjetas gráficas son ATI y Nvidia, y ambas cuentan con modelos que responden bien ante los videojuegos más exigentes.
Como las evoluciones en este sector se suceden de forma constante, es conveniente seguir los consejos del vendedor o informarse en foros especializados. A grandes rasgos, es importante fijarse en que la memoria de la tarjeta sea de 256 Megabytes o más, pues allí se irán acumulando los gráficos que tiene que mostrar en pantalla, y que la tarjeta sea completamente compatible con el procesador del ordenador para que su rendimiento sea óptimo.
Las tarjetas gráficas suelen ser dispositivos internos que se insertan en las ranuras traseras de las torretas de los ordenadores de sobremesa, aunque también cuentan con versiones para portátiles que se insertan en los puertos PCMCIA o se conectan por puertos USB. - Palanca de mandos: Es casi tan imprescindible como la tarjeta gráfica. Si bien se puede jugar a los videojuegos con el teclado y el ratón, no resulta una opción nada cómoda cuando se tienen que hacer combinaciones complicadas de movimientos.
Es mejor inclinarse por comprar una palanca de mandos (o ‘joystick’) adecuada para los juegos a los que se desee jugar. Se conectan con USB y la mayoría no superan los 100 euros de precio. Las hay incluso con forma de volante (para los juegos de carreras) y, con el adaptador adecuado, se puede utilizar la palanca de mandos de la videoconsola Playstation. - Monitor: Por mucho que el usuario adquiera la mejor tarjeta gráfica del mercado, si no posee un monitor de dimensiones adecuadas no podrá disfrutar de su máximo rendimiento. No es lo mismo jugar en la pantalla de 17 pulgadas que en un televisor de 32 pulgadas. Para una buena tarjeta se precisa una buena definición de pantalla, y esto sólo se consigue en los monitores TFT y LCD de alta definición en los que la imagen no tenga que ir comprimida en una superficie reducida.
Muchos usuarios tienen monitores de menos superficie de pantalla (entre 15,4 pulgadas y 19 pulgadas), pues para las funciones ordinarias de un ordenador suele ser suficiente. Sin embargo, si se quiere transformar el PC en una máquina para jugar, habrá que pensar en una pantalla mayor.
Es importante, además, que el monitor que se adquiera tenga elevada conectividad, con alargadores de puertos USB a ser posible, pues algunas tarjetas gráficas se conectan directamente por USB con el monitor para ser así más eficientes.
Pero los monitores no son baratos, ya que su precio, a 22 pulgadas, oscila entre los 200 euros y los 600 euros, bastante más que la videoconsola más cara. Aunque no es lo mismo, se puede jugar sin problemas en pantallas pequeñas, si bien el usuario se quedará lejos de ver toda la calidad gráfica que puede ofrecer una buena tarjeta.
Otros dispositivos complementarios no tan imprescindibles son una tarjeta de sonido y un juego de altavoces para ordenador con sonido envolvente. La combinación de ambas cosas puede mejorar mucho el sonido del juego y dar más sensación de realidad al jugador, aunque sin ellos se puede pasar bien. Además, para cargar los juegos, es imprescindible que el ordenador que se use conste de lector de discos ópticos.