Los cuadernos del siglo XXI
Tomar notas en un cuaderno ya no es lo mismo desde la llegada de las pantallas. Las clásicas libretas de hojas de papel han dado paso a los cuadernos digitales, que aúnan todas las posibilidades de los cuadernos clásicos, pero con la versatilidad del formato digital. Con estos dispositivos es posible escribir en una pantalla como si lo estuviéramos haciendo con lápiz y papel, guardando al instante nuestras anotaciones en archivos, pero con la ventaja de que ya no tenemos un número limitado de páginas. Esa es su primera diferencia con los tradicionales, a las que podemos añadir la capacidad de transformar nuestra letra en texto mecanografiado automáticamente, la posibilidad de sincronizar nuestras anotaciones con nuestro ordenador o móvil, o la comodidad de olvidarnos de comprar otro cuando se acaben las páginas.
No todos valen para lo mismo
Hay un mercado extenso de productos que dicen llamarse “cuadernos digitales”, pero la realidad es que muy pocos deberían tener esta consideración. Podemos hablar de tres categorías de dispositivos: básicos, híbridos y 100% digitales.
La primera categoría es la que más confusión nos puede ocasionar. En esta tipología encontramos dispositivos con un precio que no suele superar los 20 euros, y que incluyen un cuaderno de papel, en el que se supone que podemos reutilizar las páginas, acompañado de un bolígrafo “borrable”. Pero nada de esto es digital, ya que lo que realmente importa es la aplicación que hay que usar, obligatoriamente, para escanear cada página con el móvil y que se encarga de guardarlas y digitalizarlas. Es decir, una vez que se escribe el texto, se tiene que escanear con el móvil para almacenarlo en formato digital. La realidad es que no hay por qué pagar por estos kits, ya que incluso hay aplicaciones gratuitas que pueden escanear nuestras notas, utilizar sistemas de Reconocimiento Óptico de Caracteres (OCR). En esta categoría encontramos dispositivos de marcas como Guyucom, Elfinbook o Homestec.
En el segundo grupo encontramos los dispositivos híbridos o SmartPads. Se trata de una tableta digitalizadora que se coloca bajo un papel. Todo lo que escribimos en la hoja se captura con la tableta y, automáticamente, se va guardando en nuestro móvil. El problema que tienen estos dispositivos es que, pese a que podemos poner cualquier papel sobre su superficie, al final hay que encontrar libretas compatibles con sus tamaños y, habitualmente, solo podemos recurrir a las oficiales que nos ofrece el fabricante. Un ejemplo son los productos de Wacom Bamboo.
Finalmente, la tercera categoría es la de los equipos más completos, aquellos que la propia superficie de la pantalla, gracias a una tecnología de tinta electrónica, permite escribir sobre ella, tienen sus propios sistemas para gestionar, guardar, editar y consultar los documentos escritos y podemos utilizarlos sin necesidad de conexión a otro dispositivo. Son los productos más caros, pero los más interesantes, entre los que podemos nombrar al Remarkable 2, Kobo Elipsa o el reciente Kindle Scribe.
Si queremos iniciarnos en este universo de digitalizar nuestros escritos a mano, lo más sencillo y barato es echar mano de aplicaciones con funciones OCR. Estas siglas se traducen por Optical Character Recon o Reconocimiento Óptico de Caracteres. Esto es algo que lleva tiempo en los escáneres, pero gracias a la mejora de las cámaras de los teléfonos móviles, junto a los sistemas de inteligencia artificial que incorporan, ahora los podemos llevar en el bolsillo. Con poner OCR en cualquier tienda de aplicaciones como Apple Store o Google Play, aparecerán cientos de apps con las que simplemente tenemos que enfocar cualquier papel con una caligrafía medianamente legible para transformarlo en un texto mecanografiado y crear documentos para llevarlos en cualquier dispositivo digital. Hay una enorme oferta de estas aplicaciones, pero destacan Microsoft Lens, Adobe Scan, CamScanner o Docutain.
¿Y por qué no utilizar una tableta?
En los últimos años, algunos fabricantes como Apple con su iPad o Lenovo y Samsung, en el bando Android, entre otros, han lanzado equipos que vienen preparados para utilizar lápices digitales en sus pantallas. Si de verdad queremos la función de cuaderno digital, ¿por qué no aprovechar estos? Hay que tener en cuenta varios factores
El primero es la autonomía. La batería de los cuadernos digitales, con un uso diario intensivo, puede llegar a una semana (incluso más). Si utilizamos una tableta tradicional, es probable que no alcance ni un día. Para usarlas como cuaderno digital, las pantallas de las tabletas, que habitualmente son OLED (tecnología de alta calidad que ilumina cada píxel por separado), están permanentemente encendidas y eso consume mucha energía. Las de los cuadernos digitales basadas en tinta electrónica (e-Ink) son más eficaces energéticamente, ya que solo aplican corriente eléctrica en el momento de mostrar un texto en pantalla o de escribirlo, sin necesidad de gastar más energía para mantenerlos visibles hasta que cambiemos de página.
No podemos olvidarnos de nuestra vista. Una pantalla OLED emite, constantemente, luz y radiación, aunque pongamos el “modo lectura” que la coloca en un tono anaranjado. La de un cuaderno inteligente no tiene este efecto, por lo que es prácticamente igual de cómodo para nuestros ojos
que leer sobre el papel tradicional, ya que no impacta en nuestra retina ningún tipo de emisión de luz artificial.
La tercera razón también tiene que ver con la pantalla, pero en este caso con su superficie. Mientras que las tabletas tienen un cristal sobre el que escribimos y que, mediante movimientos y vibración háptica (pequeña vibración que se siente cuando se pulsa la pantalla), que simula la sensación que puede ofrecer un bolígrafo sobre el papel, las de tinta electrónica vienen tratadas para que el tacto sea similar al del papel y que, al deslizar el puntero, la sensación es real. Esto tiene una contrapartida y es que las puntas de los lápices digitales para estas pantallas se desgastan y hay que cambiarlas cada cierto tiempo.
El mercado de los cuadernos digitales ha sufrido un terremoto en 2022. Hasta ahora estaba dominado por marcas independientes como Remarkable y Kobo. Pero este año, el gigante y líder indiscutible de otra categoría de productos de tinta electrónica, el de los libros electrónicos, lanzaba finalmente una versión de sus Kindle que no solo sirven para leer, sino también para escribir, los Kindle Scribe. Este movimiento marca un antes y un después: primero en precios, ya que ha hecho que las marcas de precio más elevado, como Remarkable, los bajen, y Kobo, que ya pelea en el mercado de los e-books contra Amazon, tenga ahora un equipo muy similar en diseño, que lo supera ligeramente en prestaciones a un precio algo inferior.
Esto hace que un mercado que era muy específico se haya puesto de moda y tenga competencia. Algo que se demostrará con los próximos lanzamientos. De esta manera, comprobaremos si hay sitio para todas las marcas o si, por el contrario, Amazon y sus productos, que llevan asociados todos los servicios de Kindle como el acceso a una inmensa biblioteca de libros, se imponen sobre el resto.
Cómo elegir un cuaderno inteligente
En la primera clasificación ya adelantamos que los dispositivos que se basan en una aplicación que escanea lo que escribimos y con un precio medio que no supera los 20 euros no pueden considerarse cuaderno inteligentes, así que nos centraremos en los híbridos y los 100% digitales. Para elegir el que mejor se adapte a nuestras necesidades hay que tener en cuenta:
- Tamaño. Lo habitual es encontrar dispositivos en formato A4, es decir, el tamaño de papel más común, o A5, la mitad. Los segundos suelen ser más económicos, son útiles si queremos ir anotando sobre la marcha ideas o pequeños textos. Pero si de verdad queremos desterrar de mochilas y maletines los cuadernos de papel, es conveniente acercarse a los de mayor tamaño, pese a tener un precio más elevado, ya que no solo será más cómodo escribir sobre ellos por tener más espacio de pantalla, sino que, a la hora de anotar sobre documentos como PDF o PowerPoint, es mucho más práctico.
- Lápiz o puntero. La mayoría de las veces va incluido al comprar el dispositivo, pero no todos son iguales. Hay que fijarse si necesita pilas, se puede cargar por USB o, directamente, no hace falta cargarlo nunca. El gran peligro de estos dispositivos y su principal hándicap frente a un cuaderno tradicional es ese, quedarnos sin batería en alguno de los elementos y, por tanto, sin poder apuntar o consultar nada de lo que hay en ellos.
- Densidad de pantalla. Si atendemos a los elementos técnicos, la característica clave es la densidad de la pantalla, que no es lo mismo que la resolución. Esta se mide en puntos por pulgadas (ppp). La conclusión para interpretarlo es sencilla: cuantos más puntos por cada pulgada, más fácil será escribir de forma más definida y nítida. Hay quien dirá que también los niveles de presión (ndp) son importantes –suelen estar entre los 1.024 ndp y los 5.000 ndp–, pero realmente esto solo afecta a quien quiera dibujar, ya que podrá aplicar más o menos presión para difuminar su trazo. A la hora de escribir, es un parámetro que no influye tanto.