Salva vidas y evita lesiones
El cinturón, uno de los mecanismos que más tempranamente se incluyó de serie en la fabricación de automóviles -nada menos que en 1940-, es el elemento que mayor seguridad pasiva aporta a los usuarios en caso de accidente. Hasta el momento no se ha desarrollado ningún otro protector que sustituya su función, aunque sí se han incluido modificaciones en el diseño, incluyendo pretensores mecánicos o pirotécnicos. Desde 1997 los fabricantes de vehículos están obligados a descartar los cinturones convencionales y colocar sistemas de activación ligados a un pretensor, el mecanismo que tensa el cinturón para ajustarlo al cuerpo. La industria ha sumado otros avances en la seguridad de la conducción, como son los frenos ABS, los reposacabezas o la instalación airbag, pero su efectividad real está condicionada por el uso correcto del cinturón. Así, el airbag resulta peligroso si no se lleva el cinturón puesto, ya que el rostro puede entrar en contacto prematuro con la bolsa de aire unas milésimas de segundo antes de que se plegue, lo que puede producir graves lesiones.
Su uso salva vidas
Cuando se produce una colisión, el cuerpo humano se ve sometido a unas fuerzas de inercia que tienden a impulsarlo hacia delante. La misión del cinturón de seguridad consiste en impedir que el pasajero salga despedido fuera del vehículo y evitar en lo posible que se golpee contra el volante, salpicadero, parabrisas o asiento delantero. Según datos de la Dirección General de Tráfico, la mayoría de los usuarios utilizan el cinturón de seguridad cuando salen a la carretera, pero descuidan su uso en vías urbanas y en trayectos cortos. La falta del uso se amplía en los pasajeros en asientos traseros, una medida obligatoria e imprescindible no sólo para su seguridad: se ha demostrado vital para quien conduce o co-pilota, puesto que el peso del viajero de atrás puede invalidar su protección.
Algunos datos
El 17% de los accidentados que no llevaban cinturón fallecieron, frente al 2,3% de entre los que sí lo llevaban, según datos de 2002. Esta cifra nos lleva a la conclusión de que hay 7 veces más probabilidades de morir en el caso de accidente si no se lleva el cinto. En la ciudad, el uso del cinturón marca la diferencia entre salir ileso o herido en un accidente. Los datos revelan que el 1,8% de los que lo utilizaban correctamente resultaron heridos graves, frente al 6,2% de los que no hacían uso de él. En general, sin contemplar en qué ámbito se produce el accidente, la mortalidad del conductor implicado en accidente se sitúa en el 2% utilizando el cinturón, frente al 8% de los que no lo utilizaban en ese momento.
El cinturón en el embarazo
Si el cinturón de seguridad se mantiene holgado sobre el cuerpo, se anula su función. Hay que entender que está diseñado para proteger desde el primer instante en una colisión y para que eso ocurra es necesario que mantenga el contacto directo con el cuerpo, sin holguras y con la presión generada por su mecanismo de recogida. La mujer embaraza está exenta de usar cinturón (al igual que los adultos con una altura inferior a metro y medio), aunque debe viajar con una prescripción médica que lo testifique. Sin embargo, se recomienda que utilice el cinturón mientras su volumen se lo permita, ajustando la cinta entre los senos y por debajo del abdomen, de forma que en ningún momento, en el supuesto de una colisión, el feto se vea oprimido.
Los cinturones traseros
El uso de los cinturones en los viajeros del asiento de atrás, no sólo les protege a sí mismos. El riesgo de fallecimiento para el conductor y el copiloto aunque usen su cinturón de seguridad es hasta cinco veces mayor si los ocupantes de atrás no lo llevan. Un pasajero de unos 50 kilos de peso, que viaja en el asiento trasero de un vehículo a 50 kilómetros por hora puede producir una fuerza de 3.000 kilos en su desplazamiento sobre el asiento delantero.
El cinturón y los niños, un dispositivo especial
El Parlamento Europeo ha aprobado en marzo una nueva directiva que establece el uso obligatorio de cinturones de seguridad o mecanismos de retención especiales para niños. Su adaptación en la legislación de cada país prohibirá a los menores de tres años viajar en vehículos sin este mecanismo de seguridad. El dispositivo de retención, destinado a los niños de estatura inferior al metro y medio, puede tratarse de una silla de bebé, un cojín y otro adaptador sujeto al cinturón normal cuya función es colocar al niño a la altura idónea para que el cinturón haga su función. De igual forma, se prohíbe que los niños vayan en una silla orientada hacia atrás cuando el asiento cuente con airbag, a no ser que esté desactivado. Esta nueva medida se suma a las que ya están en vigor, que determinan la prohibición de llevar niños de menos de 12 años en los asientos delanteros.
El airbag y el cinturón
El airbag tarda 58 milésimas de segundo en hincharse desde que la cápsula recibe un impulso eléctrico que detona el dispositivo explosivo. A las 85 milésimas el viajero retorna a su posición inicial, y 70 milésimas más tarde, la bolsa se deshincha. Durante ese corto espacio de tiempo cumple con su función de amortiguar la caída hacia delante del cuerpo. Pero este mecanismo se torna en peligroso si no se lleva el cinturón, ya que está calculado para recibir el impacto del pasajero después de que los pretensores hayan tensado el cinturón sobre el tórax, y si esta frenada no se produce, la cabeza puede abalanzarse hacia delante sin tiempo suficiente para que la bolsa se llene, con lo que en el mejor de los casos, su función será inútil, y en muchas ocasiones producirá heridas.
Algunas advertencias
No usar nunca el cinturón debajo del brazo. Puede ocasionar una lesión grave al hígado y al bazo, se corre altas probabilidades de sufrir una lesión de cabeza y cuello, y aplica demasiada fuerza a las costillas en el momento de un choque.
No dejar holgado el cinturón. Si no está ajustado, en el momento de un choque el viajero se verá lanzado contra el volante y el salpicadero, y restará efectividad al airbag.
Desenrollar el cinturón. Para que los pretensores actúen correctamente, es necesario que el tejido quede estirado.
- Una vez sentados, con la espalda recta y realizando con las piernas un ángulo no superior a 180 grados, ajustar bien el cinturón. No holgarlo para evitar su incomodidad, pues en caso de un choque, lo primero que sufriremos será el propio impacto del cinturón sobre el tórax y el abdomen.
- La parte superior del cinturón ha de pasar por la clavícula, entre el cuello y el hombro; nunca por el cuello, pues nos podría causar lesiones graves en caso de accidente.
- En su parte inferior, el cinturón debe abarcar perfectamente la zona pélvica y no situarse sobre el abdomen, ya que de producirse una colisión, podríamos sufrir daños graves, incluso deslizarnos por debajo del cinturón.
- Ha de estar ceñido al cuerpo y vigilar que no esté enrollado en ninguna parte de su recorrido.
- En invierno es mejor subir un poco la calefacción que vestir prendas muy gruesas o llevar demasiada ropa, ya que la holgura existente entre el cinturón y el cuerpo nos podrá producir lesiones en caso de accidente o frenazo brusco.
- Nunca se deben utilizar cojines o similares para sentarse, pues restan eficacia al cinturón.
- No reclinar en exceso el respaldo del asiento: favorece la aparición del efecto submarino: el cuerpo del pasajero se escurre por debajo del cinturón, así como la producción de lesiones graves en el cuello.