Lactozumos: ni mucha leche, ni tanto zumo
Mezclar leche y zumo siempre ha sido una especie de tabú en nuestra gastronomía. No solo por la dificultad técnica de conseguirlo, dado que eso hace que la leche se corte, sino también porque en el imaginario colectivo es una práctica que se asocia a supuestos riesgos para la salud. Por eso, la irrupción de estos productos en el mercado, en el año 1997, causó asombro entre muchas personas. Con el tiempo nos hemos habituado a su presencia y su consumo se ha normalizado. Por ejemplo, lo utilizamos como refresco entre horas o incluso como complemento en desayunos y meriendas infantiles, ya que suele ser percibido como una bebida nutritiva y saludable. Pero, ¿es así? ¿qué elementos debemos tener en consideración para hacer una buena elección?
¿Qué es realmente este producto?
Para conocer las características de estos productos es importante leer la etiqueta y más concretamente la denominación de venta, que se muestra junto a la lista de ingredientes. La legislación no recoge una denominación ni una definición específica para este tipo de bebidas, así que lo que se utiliza como denominación de venta es una descripción del producto, lo más fiel posible.
En las bebidas de la marca Pascual esto no se indica, por lo que inclumple la legislación, pero sí en las de Don Simón (por ejemplo, “bebida refrescante mixta de zumo de frutas y leche. Con edulcorante”) y, sobre todo, en Eroski, donde la descripción es muy detallada (por ejemplo, “bebida refrescante mixta pasterizada de zumo de frutas y avena, con edulcorante, con vitamina A, C y E. 33% zumo”). Después de leer la denominación de venta podría parecer que estas bebidas están constituidas casi exclusivamente por leche y zumo. Pero si leemos la composición con detenimiento, veremos que el ingrediente principal es el agua y que, tanto el zumo como la leche, se encuentran en proporciones bastante escasas.
Un compuesto no tan principal
Los productos que contienen más cantidad de zumo son Don Simón Zero Multifrutas (35%) y Eroski Avena Mediterráneo (33%), mientras que los que presentan los contenidos más bajos son Pascual Tropical y Pascual Zero Tropical, con tan solo un 7%. En todos los casos se trata, además, de zumo a partir de concentrado, que es de una categoría comercial inferior que el zumo exprimido, debido sobre todo a que durante su proceso de elaboración se pierden parte de los compuestos que aportan matices de sabor. Lo que se hace para obtener ese tipo de zumo es reconstituir con agua un zumo de frutas concentrado, es decir, que ha sido sometido a una operación para eliminar el agua (normalmente aplicando un calentamiento).
En muchos alimentos se utilizan zumos a partir de concentrado como ingrediente en lugar de zumos “frescos” porque además de ser más barato, se pueden conservar mejor y durante más tiempo hasta el momento de la elaboración. En los productos analizados, los zumos están compuestos por mezclas de diferentes frutas. Por ejemplo, en Pascual Tropical se trata de una combinación de piña y mango, mientras que en Eroski Avena Mediterráneo encontramos hasta siete vegetales: uva, naranja, piña, manzana, zanahoria, mango y melocotón. Muchas de ellas se destacan en la parte frontal del envase por medio de imágenes. Al tratarse de zumo a partir de concentrado y estar formado por pequeñas cantidades de diferentes vegetales en proporción variable, no es necesario especificar el porcentaje concreto de cada uno de ellos.
Para realizar esta guía de compra se seleccionaron diferentes lactozumos elaborados por marcas líderes en el mercado, en los que se analizó:
- Puntuación Nutri-Score. La valoración viene muy determinada por la cantidad de azúcares, grasa y proteínas.
- Los ingredientes. Revisamos la cantidad de leche y de zumo.
- La información comercial. Analizamos si aporta información de valor o si esta puede resultar confusa o llevar a engaño al consumidor.
- Precio. No fue un criterio para evaluar la calidad del producto, pero la calidad/precio se ha tenido en cuenta para las posiciones del ranking.
- El etiquetado. Se examinó si cumple con la legislación vigente.
Leche o avena
En los productos que contienen leche (todos salvo dos) este ingrediente también se encuentra en una proporción muy baja, concretamente del 10%. En todos los casos se trata, además, de leche desnatada. De este modo se consigue que el producto no contenga grasa, tal y como se destaca en la parte frontal de los envases, ya sea con el mensaje “zero materia grasa”, como en Pascual y Don Simón, o con la indicación “0% materia grasa”, como en Eroski.
A pesar de la mala fama que todavía hoy tiene la grasa y los productos que la contienen, como la leche entera, hay que aclarar que este nutriente es necesario para el buen funcionamiento de nuestro organismo y, sobre todo, que no todas las grasas son iguales (por ejemplo, no es lo mismo el aceite de palma que el de oliva). En el caso de la leche, no debería preocuparnos optar por la versión con grasa, ya que no se considera que tenga un efecto negativo sobre la salud. Por el contrario, las indicaciones que vemos en muchas etiquetas, del tipo “light”, “bajo en grasa” o “sin grasa”, pueden llevarnos a pensar que se trata de productos saludables, cuando en muchos casos no es así.
Los dos productos que no contienen leche son Eroski Avena Mediterráneo y Eroski Avena Tropical. En lugar de tener este ingrediente están compuestas por bebida de avena, también en una proporción del 10%, si bien hay que tener en cuenta que dicha bebida está compuesta por agua y solo un 1,4% de ese cereal.
El azúcar sí que importa
LOS QUE MÁS
- Pascual Tropical: 15,84 g
- Don Simón Zero Multifrutas: 15,84 g
- Eroski Avena Mediterráneo: 14,85 g
LOS QUE MENOS
- Pascual Zero Tropical: 5,94 g
- Eroski Tropical: 8,25 g
- Pascual Zero Mediterráneo: 8,58 g
Cantidad de azúcar por unidad, es decir, envase de 330 ml.
El ‘ranking’ del zumo
- Don Simón Multifrutas: 35%
- Eroski Mediterráneo con avena: 33%
- Don Simón Zero Tropical: 20%
- Don Simón Zero Mediterráneo: 20%
- Don Simón Zero Caribe: 20%
- Eroski Avena Tropical: 19%
- Pascual Zero Mediterráneo: 18%
- Eroski Tropical: 15%
- Pascual Tropical: 7%
- Pascual Zero Tropical: 7%
Porcentaje de zumo que posee cada producto.
Existe la creencia popular de que después de beber leche no se debe tomar nada (por ejemplo, yogur, queso, fruta o zumo) porque eso hace que “se corte” en el estómago y nos siente mal. Sin embargo, es un mito sin fundamento. De hecho, la leche se corta en el estómago cada vez que la bebemos, debido a la acidez del jugo gástrico, pero eso no la hace perjudicial.
Si asociamos ese proceso del “cortado” con efectos adversos sobre la salud es porque cuando la leche se estropea (por ejemplo, si la dejamos fuera del frigorífico), en ella se desarrollan bacterias que fermentan la lactosa (el azúcar de la leche), provocando un descenso del pH (un aumento de la acidez). Eso hace que las proteínas se desestabilicen y se unan entre sí, formando grumos. Decimos entonces que la leche se ha cortado.
Entre esas bacterias, algunas pueden ser patógenas y provocarnos enfermedades. Por eso asociamos ese proceso con efectos perjudiciales para la salud. Sin embargo, parte de esas bacterias son inocuas, o incluso beneficiosas, como las que utilizamos para elaborar un yogur o un queso, que a grandes rasgos, se fabrican precisamente a base de “leche cortada”.
La pregunta es obvia: ¿cómo se consigue elaborar una bebida a base de leche y zumo sin que esta se corte? Para ello se utilizan estabilizantes, concretamente pectina, un compuesto presente de forma natural en muchas frutas (por ejemplo, en la piel de la naranja), que “protege” las proteínas de la leche frente a esa bajada del pH.
¿Azúcar o edulcorantes?
En la parte frontal de la mayoría de estos productos, junto a las indicaciones que hacen referencia a la ausencia de grasa, podemos encontrar otras que indican la ausencia de azúcares añadidos. Eso nos da una pista de que el producto contiene edulcorantes, tal y como podemos confirmar en la lista de ingredientes. Todos los productos analizados –salvo Pascual Tropical, que posee azúcar–, contienen sucralosa, un edulcorante que se obtiene a partir de la sacarosa, es decir, del azúcar de mesa y que cada vez se utiliza en más productos debido a las ventajas que presenta:
- Sabor. Es bastante parecido al del azúcar y no deja un regusto extraño, como puede ocurrir con otros edulcorantes como el aspartamo o los glucósidos de esteviol (conocidos como “estevia”).
- Poder edulcorante. Resulta unas 600 veces superior al del azúcar, así que basta con utilizar una pequeña cantidad para lograr aportar sabor dulce.
- Resiste bien el calor y a las variaciones de pH. A diferencia de lo que ocurre con algunos edulcorantes como el aspartamo. Esto es una ventaja en productos como los zumos, dado su bajo pH y el calentamiento que sufren durante el proceso de pasteurización.
- Comparten algunas ventajas con otros edulcorantes: no aporta calorías, no es cariogénico (no produce caries) y es apto para personas con diabetes.
Eso sí, no todo son ventajas. Los edulcorantes no son eficaces para combatir el sobrepeso y la obesidad y, aunque su consumo es seguro, se ha asociado a posibles alteraciones de la microbiota intestinal. ¿Deberíamos optar entonces por la versión azucarada y sin edulcorantes de estos productos? En este caso, solamente una de las bebidas analizadas cumple esas características. Se trata de Pascual Tropical, que contiene aproximadamente unos 3 gramos de azúcares añadidos por cada 100 ml de producto, a juzgar por la composición de su versión sin azúcares añadidos, Pascual Zero Tropical. Ninguna de las dos versiones, con y sin azúcares añadidos, se puede considerar saludable.
Debemos tener en cuenta que todos los productos contienen azúcares procedentes tanto de la leche como del zumo. Por eso Don Simón Zero Multifruta y Eroski Avena Mediterráneo son dos de los que presentan la cantidad de azúcares más alta (4,8% y 4,5%, respectivamente), dado que son también de los que tienen una mayor cantidad de zumo (35% y 33%, respectivamente). Junto a ellos, el otro producto que más cantidad de azúcares contiene es Pascual Tropical (4,8%), dado que, además de los azúcares naturalmente presentes en la leche y el zumo, contiene azúcares añadidos.
En todos estos casos los azúcares se encuentran en forma libre, ya que no están incluidos en una matriz alimentaria, como sí ocurre por ejemplo en la fruta entera. Eso significa que cuando los consumimos, nuestro organismo los absorbe y metaboliza muy rápidamente, y eso puede tener consecuencias negativas sobre la salud si lo hacemos habitualmente o en exceso, ya que se asocia con enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2 y otros problemas relacionados. En principio, la cantidad de azúcares en estos productos no parece muy elevada (un 4,8% en el peor de los casos), pero debemos considerar que eso supone un aporte de casi 16 gramos de azúcares libres por cada envase de 330 ml, es decir, unas cuatro cucharaditas de azúcar, lo cual puede ser significativo, especialmente si consumimos estos productos a menudo o si forman parte de una dieta en la que también comemos otros productos con aportes notables de azúcares (galletas, bollería, refrescos, lácteos azucarados…).
Enriquecidos en vitaminas
Todos los productos están enriquecidos con vitaminas A, C y E. Concretamente, los lactozumos Don Simón y Pascual aportan un 49,5% del valor de referencia de estos nutrientes para un adulto, mientras que los lactozumos Eroski tienen un 25%. Para hacernos una idea, un vaso de leche (250 ml) aporta de forma natural unos 110 microgramos de vitamina A, lo que supone el 14%.
Nuestro organismo requiere vitaminas para funcionar correctamente, pero eso no significa que necesitemos consumir alimentos enriquecidos. En nuestro entorno, una dieta equilibrada aporta suficiente cantidad de vitaminas A, C y E, así que, por lo general, no sufrimos déficit de estos nutrientes. En caso de déficit, deberíamos acudir a un profesional sanitario (médico o dietista-nutricionista) para recibir un diagnóstico y, en caso necesario, nos pautaría un suplemento dietético adecuado, con una cantidad suficiente de los nutrientes que necesitamos (generalmente mucho mayor de la que podemos encontrar en un alimento).
¿Son saludables?
La mayoría de estos productos está constituida por ingredientes muy parecidos, que, salvo excepciones son básicamente: agua, zumo de frutas, leche desnatada y un edulcorante. Eso explica que su composición nutricional sea también muy parecida, al igual que sus puntuaciones en el sistema Nutri-Score. Como tienen una cantidad de leche muy pequeña, el aporte de proteínas también lo es (apenas un 0,5%, es decir, unos 1,7 gramos por cada envase de 330 ml). Y como esta es desnatada, el producto no contiene grasa. Además, la cantidad de zumo también es escasa, así que la cantidad de fruta y de fibra son muy bajas y no contribuyen a mejorar la puntuación en el sistema Nutri-Score.
A pesar de ello, sí que aportan cierta cantidad de azúcares, lo que explica no solo la mala puntuación de estos productos, sino también las diferencias que existen entre algunos de ellos: la mayoría obtiene una C, salvo Pascual Tropical, Don Simón Zero Multifrutas y Eroski Avena Mediterráneo, que al contener más azúcares, obtienen una D. En definitiva, la solución pasa por reducir o tratar de evitar en la medida de lo posible el consumo de estos productos y optar por otros saludables, como el agua, la leche o la fruta entera.
El precio no siempre está justificado
La composición de los productos analizados es muy similar, pero hay diferencias en el precio que en algunos casos son muy significativas. Por ejemplo, el precio de los lactozumos Pascual (0,66 € por envase) es el doble que el de los de marca Don Simón (0,33 €). Aparentemente esta diferencia no está justificada, más aún cuando la cantidad de zumo presente en estos últimos supera la de los primeros; por ejemplo, Don Simón Zero Multifrutas contiene un 35% de zumo, frente al 7% de Pascual Tropical y Pascual Zero Tropical. También existe mucha diferencia entre Pascual Tropical y Eroski Topical: el contenido de los ingredientes principales es similar, pero el precio del producto de Pascual es más del doble.
Conclusiones
Los lactozumos se perciben a menudo como bebidas saludables y nutritivas, porque se suele pensar que están compuestas principalmente por leche y zumo. Sin embargo, el ingrediente principal es el agua y esos ingredientes que le dan su buena fama se encuentran en cantidades muy pequeñas (un 10% de leche desnatada y entre un 7% y un 35% de zumo).
Es decir, no son nutritivas (apenas aportan proteínas y fibra y no contienen grasa ni otros nutrientes de interés, aparte de las vitaminas añadidas). Lo que sí pueden aportar es azúcar en forma libre, especialmente si contienen azúcares añadidos o si su proporción de zumo es notable. La composición de todos los productos es muy similar, salvo los dos de Eroski que contienen bebida de avena, así que las diferencias en los precios, que en algunos casos son grandes, no parece estar justificada.
Si tenemos en cuenta la relación calidad/precio, considerando sobre todo la cantidad de zumo, el producto más atractivo es Don Simón Zero Multifrutas, con un 35% de zumo y 0,33 €/unidad. Pero eso significa que también aporta una cantidad significativa de azúcares libres (16 g/envase). Si consideramos el producto en conjunto, teniendo en cuenta los ingredientes, la composición nutricional y el precio, el más atractivo es Eroski Zero Tropical.
Recomendaciones de compra
A la hora de elegir estos productos deberíamos fijarnos especialmente en algunos aspectos:
- La denominación legal de venta, para tener una idea global de sus características.
- La lista de ingredientes para conocer, sobre todo, la cantidad de zumo y de leche que contiene.
- El aporte de azúcares, tanto añadidos como presentes de forma natural. Para ello debemos leer la lista de ingredientes y la información nutricional.
- Eroski Tropical: 96€
- Don Simón Zero Tropical: 120€
- Don Simón Zero Mediterráneo: 120€
- Don Simón Zero Caribe: 120€
- Don Simón Zero Multifrutas: 120€
- Eroski Zero Tropical: 175,2€
- Eroski Zero Mediterráneo: 175,2€
- Pascual Tropical: 238,8€
- Pascual Zero Tropical: 238,8€
- Pascual Zero Mediterráneo: 238,8€
Cifras de lo que supone el consumo de dos unidades 3 diarias, cinco veces por semana durante 9 meses.