Juguetes y juegos inclusivos: divertirse y educar en identidad y valores

Son para todos. En los últimos años, las estanterías de las jugueterías se han llenado de productos infantiles que re! ejan la diversidad social y respetan la igualdad de género, contribuyendo a la formación de personas más tolerantes, solidarias y respetuosas.
1 diciembre de 2021

Juguetes y juegos inclusivos: divertirse y educar en identidad y valores

Navidad y Reyes son las épocas del año en las que más juguetes se venden. Muchas veces, los adultos, deseosos de satisfacer las peticiones de los más pequeños, no se paran a pensar si lo que están comprando es lo más adecuado cuando las demandas de los niños y las niñas responden a elaboradas campañas de publicidad o son resultado de modas pasajeras. Antes de comprar un juguete, además de tener en cuenta los gustos de los menores –sin duda, muy importantes–, conviene reflexionar si es adecuado para su edad, su grado de madurez y sus necesidades.

Tal y como explica Juan Cruz Rada, experto en psicología educativa y miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos de La Rioja, “ni los juguetes ni los juegos son inocuos. Un juego muy complejo o con una exigencia alta e inalcanzable no va a ser divertido, va a ser frustrante y va a generar ansiedad y rechazo. Por otra parte, si es demasiado sencillo para la capacidad del menor, no va a representar ni un reto ni un aprendizaje y, probablemente, se aburrirá y acabará por rechazarlo”.

A la hora de elegir hay que tener en cuenta también si el juguete aporta y apuesta por valores como la igualdad, la diversidad y la inclusión. El que sea apto para todos los menores, independientemente de su raza, género, características físicas o psíquicas es, asimismo, primordial. “El juego es importante en el desarrollo de la identidad y como elemento socializador. Si perpetúan estereotipos probablemente los niños y las niñas aprenderán que la realidad está unida a esas diferencias, bien sean de género, culturales o de diversidad funcional”, señala el especialista.

Las circunstancias personales

Todos los niños y las niñas tienen derecho al juego, sin embargo, muchos menores encuentran serias dificultades para participar en ellos. Las investigaciones muestran que las personas con discapacidad funcional pueden experimentar más restricciones y menos oportunidades de acceso y capacidad de juego. Los juguetes inclusivos tratan de solventar estas trabas. En definitiva, son juguetes para todos.

Un juguete inclusivo es aquel que puede ser utilizado por todos los niños y niñas sin importar sus características físicas, psíquicas, cognitivas, afectivo-emocionales, sociales, sexuales, culturales o raciales. El Instituto Tecnológico del Producto Infantil y Ocio (AIJU) –entidad sin ánimo de lucro dedicada a la investigación, la seguridad y la calidad en todos los sectores del producto infantil– considera que un producto puede denominarse así si es adecuado para, como mínimo, dos tipos de discapacidad de las tres existentes: auditiva, visual o motora. O bien, si es adecuado para un tipo de discapacidad y adaptable para otra.

“Jugar de manera inclusiva es fundamental para desarrollar las capacidades de los niños y de las niñas, independientemente de cuáles sean estas. La función de los adultos es la de ser modelos en el juego, apoyo y, en ocasiones, guías”, expone Cruz Rada. Para María López, técnico del departamento de investigación del usuario infantil del AIJU, utilizando juguetes inclusivo los menores “desarrollarán conductas integradoras y socialmente más positivas como la empatía, el respeto o la aceptación. Este enfoque en los juguetes aportará muchos beneficios a largo plazo a la hora de fomentar sociedades más igualitarias”.

Proyecto IncluToys: en busca de un diseño universal

Con el objetivo de poder definir las necesidades de los consumidores sobre el juguete inclusivo y su percepción en la sociedad, el Instituto Tecnológico del Producto Infantil y Ocio ha desarrollado el proyecto IncluToys, un estudio internacional en el que han participado 1.000 familias y que ha permitido crear una herramienta de diseño universal adaptada al sector juguetero, que será de gran utilidad para analizar la accesibilidad de los juguetes actuales por niños y niñas con discapacidad.

“La creación de la herramienta europea TUET (Toys & games Usability Evaluation Tool) permitió evaluar de una forma consensuada y estandarizada el nivel de accesibilidad de los juguetes. El proyecto ha permitido avanzar en la interpretación de esta herramienta, aplicarla en las empresas jugueteras y poder crear una guía que ayude a las empresas a la hora de diseñar y fabricar juguetes más inclusivos”, explica Pablo Busó. “Los datos obtenidos demuestran que es viable y muy enriquecedor el diseño y fabricación de juguetes inclusivos debido a que repercutirían en beneficios a las empresas jugueteras, porque es una temática de gran calado entre la sociedad actual y no supone grandes costes”, recalca Busó.

Cada vez hay más dónde elegir

“Los productos que buscan la inclusión resultan un recurso muy útil, pero lo son especialmente para las familias que tienen que lidiar con estas situaciones. Ahora empiezan a verse reflejados en productos y juegos. Afortunadamente cada vez hay más oferta destinada a menores con discapacidad, e incluso las grandes marcas parecen concienciarse cada vez más, pero aún queda camino por recorrer”, opina Cruz Rada. Casi la mitad de los juguetes de fabricantes españoles (49%) son accesibles a algunas de las tres discapacidades. Este porcentaje disminuye a medida que aumenta la edad a los que se dirigen y es ligeramente inferior si solo se consideran las discapacidades motora y visual.

En general, la industria juguetera española es cada vez más sensible a fabricar este tipo de productos. “Consideran que esto repercutirá positivamente a la hora de generar conciencia social, y que la sociedad ayude a las empresas a mejorar sobre la inclusión aporta mayor valor a los productos y al reconocimiento de marca”, indica María López, representante de AIJU.

No obstante los fabricantes aún tienen inconvenientes. “Les preocupa que se limite el público al que se dirigen, porque el usuario final lo perciba como un producto específico para cierta discapacidad, o que se pierda margen porque no es negocio a nivel de costes”, admite la técnico. Para mejorar esta situación, un grupo de expertos, coordinado por AIJU, asesora a empresas con el objetivo de que optimicen la inclusividad de sus productos. Desde el Instituto Tecnológico aseguran que “la mayoría de los juguetes del mercado podrían ser más accesibles sin incrementar su coste”.

Cómo reconocer un juguete inclusivo

De acuerdo con los estudios realizados por AIJU, la mayoría de las familias españolas sabe identificar los juguetes inclusivos, si bien declaran que les gustaría recibir más información que les permitiese distinguirlos del resto. “Solo una de cada diez familias afirma tener alguno y una de cada cinco no sabe con seguridad si los tiene”, apunta Pablo Busó, coordinador del área de investigación del usuario infantil de AIJU. Las familias los suelen relacionar con cuatro conceptos: la igualdad de género, la discapacidad, las diferencias físicas y la cooperación –el juego en equipo–. Sin embargo, y a pesar de la importancia que le dan a estos productos, “no estarían dispuestas a consumirlos si supone un aumento de precio”, advierte el experto.

Reconocer un juguete inclusivo no siempre es sencillo. Desde AIJU dan unas pistas. “Por un lado, debe cumplirse un diseño para todos, que asegure la participación de los niños y niñas con o sin discapacidad. Los juguetes también deben ser versátiles, han de permitir varias formas de interacción y la posibilidad de adecuar las reglas”, aclara el técnico.

Sostenibilidad y empatía

La sostenibilidad también está presente en la industria juguetera. Iniciativas como Toys for Future (Juguetes para el futuro) son un ejemplo de cómo a través del juego los niños pueden adquirir aprendizajes relacionados con el reciclaje y los materiales renovables. Este proyecto se hace eco de los esfuerzos que el sector juguetero realiza a la hora de escoger materiales más ecológicos, basados en bioplásticos y aditivos sostenibles, para fabricar sus productos. El almidón de maíz, la caña de azúcar o la cáscara de almendras son algunas de las alternativas naturales escogidas por los fabricantes.

Los juguetes también refuerzan la autoestima. La tendencia Be you (Se tú) pone en valor la importancia de respetarse a sí mismo y a los demás. Este tipo de juguetes se consideran inclusivos, ya que muestran tanto la diversidad física como las diferentes personalidades, proponiendo juegos más allá de estereotipos sociales. En muchos casos, también reflejan las características de los niños y niñas con discapacidades o con dificultades de aprendizaje.

¿Hay juguetes para niños y para niñas?

Aunque se ha avanzado mucho en la distinción de los juguetes por género, aún asociamos determinados productos –como muñecas, cocinas, coches, construcciones– con el género del menor. “Hay mucho por mejorar, pero las diferencias en los juguetes de hoy y los de hace 30 años son enormes. Son menos machistas y con menos presencia de estereotipos, y lo mismo ocurre con los juegos y la publicidad. Cada vez que un fabricante cruza alguna línea roja en sus anuncios (machismo, estereotipos de género o raciales), se expone al rechazo.

Marcas muy conocidas ya incluyen entre sus muñecos una mayor diversidad de género, de etnias, de aspecto y de capacidades”, explica el psicólogo Cruz Rada. Preocupados por la existencia de juguetes sesgados por raza o género, en AIJU ha emprendido un nuevo proyecto, Childtizens. Con él buscan fomentar una mayor conciencia social y transmitir valores que dirijan a las nuevas generaciones hacia una ciudadanía activa y crítica. “La elección de juguetes y espacios de juego determinará la construcción de la identidad y, por tanto, la manera en la que interpretarán el mundo y las relaciones. Los fabricantes tienen el interés de avanzar en este sentido, y a través de la creación de esta herramienta se espera que en los próximos años se avance mucho”, cuenta Busó.

Acciones como Let Toys Be Toys (Dejad que los juguetes sean juguetes), liderada por una asociación de consumidores británica, lleva años pidiendo a las industrias juguetera y editorial que dejen de limitar los intereses de los niños promocionando algunos juguetes y libros como solo aptos para ciertos géneros. Con su campaña han conseguido que muchos fabricantes y minoristas de Reino Unido eliminen las distinciones explícitas en sus productos. Además, para ayudar al consumidor a reconocer cuáles son los comercios y los sitios web que apuestan por estos juguetes, han creado un sello distintivo, bautizado como Toymark.

Accesibilidad para menores con discapacidad

La guía Juego, juguetes y discapacidad. La importancia del diseño universal aborda las barreras que afrontan las personas con discapacidad funcional a la hora de jugar y la realidad del mercado. También establece qué tipo de juguetes son los más y los menos accesibles para personas con discapacidad auditiva, motora y visual.

DISCAPACIDAD AUDITIVA

  • Con control de volumen y salida opcional de auriculares para adaptarse a la audición del niño o de la niña.
  • Si tiene efectos sonoros, deben acompañarse de otros efectos perceptibles.

DISCAPACIDAD MOTORA

  • Manipulables mediante técnicas motrices controladas por los propios menores.
  • Con pulsadores o botones muy accesibles y fáciles de accionar.
  • Con piezas que sean fáciles de encajar.
  • En estructuras grandes, tipo mobiliario, con dimensiones que permitan introducir las sillas de ruedas o que posibiliten un sencillo desglose en módulos para poder utilizarlos desmontados sobre una superficie.
  • De fácil acceso a todas sus posibilidades o funciones.
  • Si son juguetes de sobremesa, han de incluir antideslizantes en su parte inferior.
  • No han de exigir mucha rapidez de movimientos o deben permitir regular los tiempos de respuesta.
  • No deben obligar a efectuar movimientos simultáneos.

DISCAPACIDAD VISUAL

  • Diseño sencillo, realista y fácil de identificar al tacto.
  • Objetos o complementos fáciles de manipular.
  • Con efectos sonoros y distintas texturas.
  • No deben incluir muchas piezas de pequeño tamaño. Si lo hacen, deber permitir una cómoda y rápida clasificación al tacto.
  • Colores muy vivos y contrastados para que puedan ser percibidos por niños y niñas que conserven parte de la capacidad visual.
  • Compactos, no deben desmontarse fácilmente.

La edad sí importa

Los juguetes evolucionan con los niños y las niñas. Dependiendo de su edad, hay opciones más o menos apropiadas.

0-1. Los juguetes de primera infancia pueden ser un excelente aliado para dar a conocer al bebé, de forma placentera y segura, el mundo que le rodea. Mantas de actividades, peluches con sonido, encajables o bloques de construcción son algunas propuestas.

1-3. En este periodo pasan de ser bebés a niños. El desarrollo cerebral y la capacidad de aprendizaje son mucho mayores que en otras etapas. Los juegos de reglas, simbólicos, de ensamblaje y los peluches interactivos son adecuados para estas edades.

3-6. Alcanzan una cierta autonomía y autosuficiencia. Juego y vida cotidiana van estrechamente unidos, ya que tienden a experimentar, entender y aprender con una actitud lúdica. El tipo de juguetes es muy similar a la anterior etapa, pero con un mayor grado de complejidad.

6-9. Asumen más responsabilidades y se muestran más independientes. Siguen disfrutando mucho de la actividad lúdica. Aunque el juego simbólico y de movimiento aún tiene un papel relevante, el interés por los juegos de reglas, las manualidades, las construcciones y los videojuegos se incrementa.

9+. Es el fin de la niñez y el paso a la edad adulta. Los juegos de reglas, las manualidades, las construcciones complejas, los juegos deportivos, de ordenador y videojuegos son las actividades lúdicas más atractivas a partir de esta edad.

Fuente: Guía de juegos y juguetes AIJU 3.0.

Antes de comprar, hay que preguntarse… 

En el mundo se fabrican cientos de miles de juguetes, pero no todos son iguales ni buenos para todos los pequeños de la casa. Antes de comprar un producto infantil, se recomienda formularse estas preguntas:

  • ¿Es seguro, duradero y atractivo?
  • ¿Cuenta con unas instrucciones completas y comprensibles?
  • ¿No transmiten valores negativos , como el machismo, sexismo, racismo o violencia?
  • ¿Les permite ser el protagonista del juego?
  • ¿Cuánto tiempo lo podrán utilizar?
  • ¿Es acorde a su edad?
  • ¿Será manejable?
  • ¿Complementa a los juguetes que ya tiene?
  • ¿Dispone del espacio necesario para jugar con él?
  • ¿Es para jugar con amigos y amigas o en familia?