Plan Nacional de Consumo de Frutas y Verduras en las Escuelas | Ácido oxálico | Cantidad diaria recomendada de azúcar | Diferencias nutricionales entre margarina y mantequilla | El hierro de los frutos secos
Se habla de: Plan Nacional de Consumo de Frutas y Verduras en las Escuelas
Los malos hábitos alimentarios identificados en niños y adolescentes, entre los que destaca el insuficiente consumo de frutas y hortalizas, sumado al ascenso continuo de la obesidad infantil, obliga a tomar iniciativas nacionales que contribuyan a mejorar sus hábitos alimentarios.
El último proyecto aprobado por el Parlamento Europeo a finales de 2008 es el “Plan Nacional de Consumo de Fruta fresca en las Escuelas” (School Fruit Scheme). España se ha sumado a esta iniciativa saludable, que arrancará este mes en 5.900 centros escolares, incluidas guarderías, centros preescolares y escuelas de enseñanza primaria y secundaria. Esto significa que más de 1.200.000 niños y niñas de entre 3 y 18 años tendrán la posibilidad de comer fruta gratis en la escuela.
Uno de los objetivos es eliminar de los almuerzos bollos , snacks, refrescos o zumos azucarados y sustituirlos por fruta.
Según datos del Panel de Alimentación que elabora el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, el consumo de frutas y hortalizas es menor en los hogares con niños. Todavía son muchos los menores que no llegan a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de consumir unos 400 gramos al día de frutas y verduras. Por eso, los alimentos que ofrecen dentro del Plan son fruta fresca, verduras y hortalizas frescas, verduras y hortalizas procesadas (o de cuarta gama) y zumo de frutas (no a base de concentrados ni néctares de frutas) y se da prioridad a los productos locales y de temporada.
Además, dentro del Plan a los escolares se les ofrece la posibilidad de conocer mejor los productos agrícolas, su valor nutritivo, la repercusión de su consumo en la salud y los sistemas de producción o de comercialización.
Niños y frutas
CONSUMER EROSKI, en su Escuela para prevenir la obesidad infantil, dedica uno de sus capítulos a dar ideas para fomentar el consumo de las frutas entre los más pequeños. Si el niño ve en casa el frutero siempre lleno y con variedad de frutas de temporada se habituará con más facilidad a tomar fruta y a que ésta le guste. Por ello, hay que procurar que comience el día comiendo fruta, bien en zumo o entera, en el desayuno o el almuerzo. El objetivo es hacer partícipe al niño tanto en la compra como en la preparación de la fruta. Con ellos se pueden elaborar sencillas y vistosas recetas con frutas, como granizados, helados, batidos, gelatinas, macedonias o crepes, entre otros. Este hábito que comienza en casa ha de continuar en el colegio.
En el canal de Alimentación del web de CONSUMER EROSKI se puede ampliar esta información y contar con múltiples recetas con las frutas como ingrediente principal.
El ABC de la Nutrición: Ácido oxálico
Se trata de un ácido orgánico incluido en diferentes vegetales que dificulta la asimilación de algunos minerales, como el hierro, el calcio y el magnesio, debido a que forma con ellos sales de oxalato. También es un producto no esencial del metabolismo intermediario de nuestros tejidos. En caso de padecer cálculos renales, y siempre que estos sean de oxalato cálcico (son los más comunes), conviene limitar de la dieta tanto los alimentos ricos en calcio como los ricos en ácido oxálico. Los vegetales con mayor concentración de oxalato (más de 100 mg/100 g) son la espinaca, remolacha y cacao en polvo, y entre los vegetales cuyo contenido es moderado (10-100 mg/100 g) se encuentran el puerro, la frambuesa, la escarola, la calabaza y el apio.
El dato: 75 gramos
Es la cantidad máxima de consumo de azúcar recomendada como saludable en la dieta de una mujer adulta, que requiere unas 2.000 calorías diarias. No es difícil llegar a esta cifra si se tiene en cuenta la gran oferta de alimentos azucarados que se ingieren de forma habitual: magdalena (8-10 g de azúcar), pieza de bollería (15 g), sobre de azúcar (8-10 g), puñado de chucherías (40-50 g), flanes o natillas (15-20 g), refrescos (35 g en una lata), dos puñados de cereales azucarados, chocolateados o con miel (15 g). Además del azúcar de estos alimentos se ha de contemplar la incluida de manera natural en las frutas (una pieza mediana tienes 10-15 g de azúcar -fructosa-), un vaso de zumo (15 g), un vaso de leche (9 g) o un yogur (6,25 g).
Consultorio
Entre la mantequilla y la margarina hay muchas diferencias: de origen, de elaboración y de composición nutricional. Sí tienen en común su elevado aporte de grasas y de calorías, aunque son dos productos de distinta naturaleza. Mientras la mantequilla procede de la grasa de la leche y en su composición abundan los ácidos grasos saturados y el colesterol, la margarina se elabora de manera habitual a partir de aceites vegetales, por lo que entre sus componentes sobresalen los ácidos grasos insaturados. No obstante, algunos fabricantes utilizan en la elaboración de la margarina aceites vegetales parcialmente hidrogenados, lo que le da esa textura untuosa que tanto gusta, aunque devalúa en gran medida el valor nutricional y saludable de la margarina.
Los aceites parcialmente hidrogenados son ricos en grasas trans, que tienen un mayor efecto pernicioso que las grasas saturadas en la salud cardiovascular. Mientras estas últimas se asocian a una mayor capacidad de aumentar los niveles de colesterol plasmático (LDL colesterol) siempre que se ingieran en exceso, las grasas trans no sólo aumentan el colesterol perjudicial (LDL), el que se adhiere a las arterias, sino que disminuyen el HDL o colesterol beneficioso. Por este motivo, se catalogan como las más perjudiciales para el corazón y las arterias. En todas las mantequillas abundarán las grasas saturadas, mientras que se pueden encontrar margarinas 100% vegetales que no llevan aceites parcialmente hidrogenados y, por tanto, serán más ricas en ácidos grasos insaturados, mejores para la salud cardiovascular.
El análisis comparativo elaborado este año por CONSUMER EROSKI sobre 6 muestras de mantequilla y 4 de margarina concluyó que la margarina tiene menos grasa y aporta menos calorías. Además, el perfil de su grasa es más saludable, por incluir menos grasas saturadas e, incluso, menos grasas trans.
En cuestión de calorías, tanto una como otra contienen, en término medio, unos 80 gramos de grasa por 100 gramos de producto, lo que se traduce en unas 720 calorías. No obstante, hay distintos tipos de mantequillas (light), y margarinas (margarina ¾, minarina, light…) con un menor contenido en grasa, incluso la mitad y, por tanto, con menor aporte calórico.
Todos los frutos secos son alimentos ricos en hierro. El contenido de este mineral en la mayoría de los frutos secos es similar al de la carne roja: entre 2,5 y 4 miligramos por 100 gramos e, incluso, hasta 9 mg/100 gramos en las semillas de sésamo. No obstante, el hierro de los frutos secos es hierro no hemo, una forma química que el organismo no aprovecha con tanta eficacia como el hierro hemo en las carnes y vísceras.
Esta carencia se palía cuando se toma con alimentos ricos en vitamina C, ya que la combinación de nutrientes favorece la absorción del hierro. Se trata, por tanto, de tomar los frutos secos acompañados de un zumo de naranja, un kiwi, un trozo de piña, unas mandarinas, una pieza de cualquier fruta tropical (papaya o mango), o bien tomar los frutos secos en una ensalada que lleve tomate, también rico en dicha vitamina. Esta combinación de alimentos garantiza una buena aportación de hierro al organismo, en especial si se tiene tendencia sufrir anemia.
Los frutos secos que más hierro concentran son: las semillas de sésamo (9 m/100 g), los pistachos (7 mg/100 g), las pipas de girasol (6,4 mg/100 g), los piñones (5,6 mg/100 g), las almendras (4 mg/100 g) y el resto (cacahuete, chufa, nueces, avellanas), contienen entre 2,5 y 3,5 mg/100 g.