La atención y el asesoramiento al cliente de los gimnasios siguen en baja forma
Uno de cada cinco españoles acude habitualmente a alguno de los 7.000 gimnasios censados en nuestro país, un negocio que factura 2.000 millones de euros al año. Sin embargo, la constancia no es el rasgo característico de sus usuarios: la mitad de los que empieza a ir a un gimnasio, muchos de ellos tras los excesos navideños, deja de acudir a los seis primeros meses. Tampoco estas empresas, o, al menos, una parte significativa de ellas, parecen esforzarse en exceso en fidelizar a su clientela: la atención al usuario y el asesoramiento técnico, deportivo y médico al usuario son las principales deficiencias que
CONSUMER EROSKI ha constatado en el análisis realizado en 200 centros de 18 capitales. También las medidas de seguridad (extintores, salidas y luces de emergencia, entre otras medidas) son mejorables en muchos gimnasios.
Los técnicos de esta revista, haciéndose pasar por clientes interesados en inscribirse, han visitado 15 gimnasios en Madrid y Barcelona, 12 en Bilbao, Málaga, Sevilla, Valencia y Zaragoza, y 10 en Alicante, Córdoba, Murcia, Valladolid, A Coruña, Granada, Oviedo, Pamplona, San Sebastián, Vitoria y Logroño. Además de las tarifas y los horarios, también se han analizado aspectos relacionados con los servicios que ofrecen y el estado de las instalaciones (seguridad, limpieza, mantenimiento y equipamiento), así como la atención y el asesoramiento al cliente, incluido si realizan examen médico o velan por su estado físico.
Los gimnasios obtienen una nota media final de “aceptable”, un aprobado “raspado”, y el 14% no logra superar la prueba. No obstante, la proporción de suspensos se ha reducido de forma considerable si se compara con el 50% registrado en estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2004. Otro síntoma evidente de mejora es que un 29% de los 200 locales deportivos sometidos a estudio reciben un “excelente” o un “muy bien”. Pese a la evolución positiva, el cuidado del usuario, un elemento clave para la prestación de un buen servicio, sigue estando en baja forma. De hecho, suspende. Los establecimientos peor parados en este aspecto se ubican en Málaga, Oviedo y Zaragoza, que obtienen un rotundo “mal”, y en A Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Madrid y Vitoria, con un “regular”.
No obstante, los avances, en líneas generales, son significativos. Los más notables se han detectado en los servicios que ofrecen los establecimientos (de un “aceptable” se ha pasado a un “muy bien”). Cada vez es más amplio el abanico de actividades, desde ejercicios al aire libre o encuentros sociales hasta gabinetes estéticos, a lo que hay que añadir el número creciente de gimnasios con zona de aguas o SPA. También se han registrado mejoras en los horarios y los diversos aspectos relacionados con las tarifas. En 2003 los gimnasios suspendían este apartado con un “regular”, mientras que en la actualidad logran el “aceptable” gracias a la mayor oferta horaria. En cuanto al estado de las instalaciones, la situación se mantiene igual que en el estudio anterior y repiten con un “bien”.
Al esfuerzo físico que se realiza en un gimnasio se le suma el económico. La media del importe de la matrícula (la exigen tres de cada cuatro centros visitados) es de 70 euros (90 euros si tiene SPA o zona de aguas, 44 euros si no dispone de estas instalaciones), aunque se han constatado grandes diferencias entre capitales (286 euros de media en Madrid frente a los 26 euros de Valladolid o los 25 de Córdoba y Granada). La cuota mensual media ronda los 56 euros (66 euros con SPA, 48 si no cuenta con este servicio) y, de nuevo, las diferencias entre las capitales, aunque menos acusadas, son significativas.
Si una vez analizada la calidad de los gimnasios se incluye el factor relativo a las tarifas, los establecimientos con una buena relación calidad-precio son los de Bilbao, Córdoba, Logroño y Madrid, así como los de Pamplona, Valencia y Vitoria. En el resto de capitales la valoración es de “aceptable”, salvo en Oviedo, que suspende con un “regular”.
La salud de los socios no parece importar mucho
Los beneficios del ejercicio físico para la salud pueden ser tan grandes como los perjuicios, en especial cuando se practican actividades de forma imprudente, en un estado de forma inadecuado o se realiza un sobreesfuerzo. Es necesario, por tanto, que los centros presten una especial atención a la salud de sus socios y que cuenten con profesionales del sector. No obstante, se ha constatado que el desinterés e incluso las negligencias respecto a esta cuestión están a la orden del día.
Sólo el 14% de los gimnasios asegura realizar un examen médico previo al cliente que acaba de inscribirse con el fin de conocer cuál es su forma física (en 2004 lo hacían dos de cada diez). Eso sí, en seis de cada diez de los que lo hacen, el examen es completo, es decir, llevan a cabo un chequeo, prueba de esfuerzo, análisis de masa ósea y grasa, toma de la presión arterial, etc., mientras que en el resto sólo se realiza una toma de pulsaciones y la recogida de datos del peso y altura… Los gimnasios más profesionales en este aspecto fueron los de A Coruña, Córdoba y Vitoria, frente a los de Murcia, Oviedo, Pamplona, Valencia y Valladolid, los más deficientes en este apartado.
La escasa proporción se repite también en los establecimientos que disponen de consulta médica (de hecho, el porcentaje, un 18%, es incluso inferior al registrado en 2004) y únicamente en dos de cada diez preguntaron al técnico sobre su estado de salud, si padecía alguna lesión o enfermedad o cuestiones como si llevaba una vida sedentaria, si fumaba o tomaba algún tipo de medicación. En ningún centro de Logroño, Valladolid y Zaragoza mostraron interés por estos aspectos, lo contrario de lo que sucedió en la mitad de los visitados en Oviedo y en cuatro de cada diez de Málaga y Vitoria.
La situación se agrava si se tiene en cuenta que sólo el 15% de los gimnasios ofrecía un seguro médico, si bien al menos ocho de cada diez disponían de un seguro de responsabilidad civil, que cubre accidentes y lesiones producidas en este tipo de establecimientos. En diez gimnasios, tres de Zaragoza y Barcelona y uno de A Coruña, Logroño, Madrid y Oviedo, respectivamente, ofrecían la posibilidad de contratar un seguro médico no incluido en la cuota del gimnasio y que habría que abonar aparte.
Cuando una persona acumula años sin hacer deporte o nunca lo ha practicado, debe comenzar de una manera controlada, con actividades acordes a su estado físico y necesidades. Los expertos aconsejan empezar con ejercicios cardiovasculares que ayuden a coger fondo. Para ello se precisa del asesoramiento de un monitor profesional que diseñe una tabla individualizada de ejercicios. Pero en once de los gimnasios señalaron que no ofrecían este servicio (dos en Logroño, Málaga, Murcia y Valencia y uno en Oviedo, Pamplona y Sevilla, respectivamente).
Hay centros en los que parece no importar que todo esté en orden y no surjan contrariedades: en el 16% de los gimnasios no contaban con un monitor en todas las salas que vigilara que todos los usuarios se encontraban bien y que todo transcurría sin problemas. Los centros más afectados por esta carencia fueron los de Córdoba, Logroño y Murcia, frente a los de A Coruña, Barcelona, Oviedo y Valladolid, donde todos los gimnasios visitados cuidaban este aspecto.
El jacuzzi o la sauna pueden resultar muy relajantes, pero se desaconsejan en embarazadas, personas con presión arterial descompensada, cardiopatías severas, varices, etc. No obstante, cuatro de cada diez gimnasios con estos servicios no informaban de los riesgos de su uso. También hay que conocer los efectos secundarios que pueden causar los rayos UVA, como cáncer y enfermedades de la piel y ojos. Sin embargo, uno de cada tres gimnasios no informaba sobre este particular. Los mejores gimnasios en este punto fueron los de Bilbao, Granada y Oviedo. En el lado opuesto, los de Sevilla, Valencia y Valladolid.
En siete de cada diez centros, por otra parte, manifestaron que sus empleados contaban con la titulación adecuada para llevar a cabo su labor profesional. No obstante, en uno de cada cuatro se negaron a contestar esta cuestión cuando el técnico de esta revista, haciéndose pasar por un futuro cliente, se interesó por ello. En el resto de los gimnasios, la respuesta fue ambigua. De hecho, ésta es una de las razones por las que en el 13% de los gimnasios el trato que prestaron al técnico de la revista no fue el que cabía esperar. Los gimnasios en los que la persona que acompañó al técnico a las visitas fue más atenta y mejor información ofreció fueron los de A Coruña y Valencia, a diferencia de los de San Sebastián. Además, uno de cada tres gimnasios carecía de cartel que informara de la existencia de hojas de reclamaciones (ninguno de los visitados en Alicante, Logroño, San Sebastián, Valladolid y Valencia).
Matrícula y cuota
El pago de la matrícula es un requisito obligatorio en la mayoría de los gimnasios. Sólo uno de cada cuatro de los 200 centros analizados no cobraba cantidad alguna por apuntarse. En el resto, la media de la inscripción era de 70 euros. No obstante, se observaron claras diferencias de unos a otros, sobre todo, entre los que tienen SPA o zona de aguas y los que no. El precio medio de la matrícula en los establecimientos que tenían SPA, el 45% de los estudiados, ascendía a 90 euros, aunque con diferencias abismales entre capitales. El importe medio más caro fue el de Madrid (286 euros), los menos onerosos, los visitados en Oviedo (42 euros), Logroño (38 euros) y Valladolid (26 euros).
La inscripción en los gimnasios que carecían de SPA o zona de aguas tenía un coste medio de 44 euros. En este caso las variaciones entre capitales son menores (de los 60-75 euros de media de Sevilla, Córdoba, Vitoria, Oviedo y San Sebastián a los 25 euros de Granada y Málaga).
Al desembolso inicial se suma la cuota mensual, que asciende a una media de 56 euros, aunque esta cantidad también varía de forma considerable si el establecimiento cuenta o no con SPA. En los recintos deportivos con SPA, la mensualidad media es de 66 euros. La mensualidad más onerosa se encontró en un establecimiento de Valencia, donde había que pagar 175 euros todos los meses. El más económico se halló en Barcelona (25 euros mensuales). Es en estas ciudades donde compensa más comparar los diferentes gimnasios, ya que una persona puede llegar a ahorrarse hasta 139 euros en la capital valenciana y casi 70 euros en la barcelonesa.
En los establecimientos que no cuentan con SPA la mensualidad media es de 48 euros. En este caso también se recomienda que los clientes comparen precios antes de apuntarse a un local deportivo, porque en ciudades como Bilbao, Murcia y San Sebastián se pueden llegar a ahorra 70 euros al mes, es decir, casi 840 euros al año.
Por otra parte, en el 65% de los gimnasios analizados los técnicos no vieron las tarifas expuestas, en ninguno de los de Alicante, San Sebastián y Valencia, y sólo en uno de A Coruña y Sevilla.
Los técnicos de esta revista se interesaron por las opciones de pago que ofrece el centro en caso de que el socio vaya a faltar un periodo de tiempo, por ejemplo por vacaciones, y avise con antelación. Un 18% de los gimnasios visitados obligan al cliente a pagar la mensualidad completa durante ese periodo o, en su defecto, a abonar de nuevo la matrícula cuando se reincorpore. En el 37% de los gimnasios exigían el desembolso de una cuota de mantenimiento inferior a la cuota mensual (nueve de cada diez de los de Córdoba y Vitoria). En el 45% restante no obligaban a pagar cantidad alguna en el periodo de ausencia y al volver sólo se abonaba de nuevo la cuota mensual (la mayor parte de los de A Coruña, Alicante, Granada, Málaga, Murcia y Valladolid).
Tarifas y horarios a la carta
Sólo el 15% de los centros estudiados reducía la cuota mensual si el socio optaba por acudir sólo tres días a la semana. La mensualidad media a abonar en estos casos ascendía a 42 euros, aunque en un gimnasio de Pamplona bastaban 15 euros, y por el contrario en uno de Madrid había que pagar 150 euros, siendo la única posibilidad la de ir tres días a la semana. No obstante, casi cuatro de cada diez establecimientos ofrecían mensualidades más baratas en función de la franja horaria a la que se acudía al gimnasio (sin embargo, la mayoría de los de A Coruña, Alicante, Logroño, Murcia, Oviedo, Pamplona, San Sebastián, Valencia y Vitoria no tenía tarifas reducidas). Dos de cada tres establecimientos además ofrecen algún tipo de descuento.
El servicio que ofrece este tipo de centros es cada vez más amplio. Sólo un 10% cierra sábados y domingos y cuatro de cada diez no cierran ningún día de la semana. A esto hay que sumar una amplia oferta de horarios. Los días laborables los gimnasios están abiertos una media de 14 horas y media, que se reducen a la mitad los sábados y los domingos.
Además, disminuye el número de establecimientos que cierra al mediodía (sólo un 22%), porque cada vez son más las personas que eligen estas horas del día para practicar deporte. La disponibilidad se extiende también al periodo vacacional. Si hace cuatro años el 12% de los gimnasios analizados cerraba en agosto, en la actualidad la proporción se ha reducido al 7,5%.
- Dónde está: lo más adecuado es que se encuentre cerca de las zonas en las que la persona se mueve habitualmente. Así habrá menos excusas para no acudir. Además, si utiliza el coche para desplazarse, es importante la disponibilidad de un parking o la facilidad de aparcamiento.
- Tarifas, precios y compromisos contractuales: es bueno comparar precios y servicios de diferentes centros. Un gimnasio puede tener abundantes instalaciones, pero si no se van a utilizar todas, quizás convenga más inscribirse en otro más modesto y barato. Conviene informarse de los compromisos que se adquieren al adherirse, ya que en algunos centros obligan a domiciliar la cuota, a pagar un mínimo de meses por adelantado, etc. Asimismo, interesa preguntar por la facilidades para desapuntarse o si se debe seguir pagando en periodos en los que no va a acudir al gimnasio, por ejemplo en vacaciones.
- Horarios y calendario: el interesado debe asegurarse de que los horarios de apertura del gimnasio son compatibles con su ritmo de vida. Se recomienda preguntar si cierran al mediodía, los días festivos o en vacaciones.
- Titulación y disposición del personal: es importante que las personas que están a cargo de dirigir las clases, así como de supervisar la actividad de la sala de máquinas y de otros ejercicios cuenten con la titulación adecuada (licenciado en educación física, título homologado de entrenador deportivo…). También debe haber siempre monitores a disposición de los clientes para resolver las dudas, corregir las posturas incorrectas en el uso de máquinas o cuando se realizan ejercicios. En caso de que fuera necesario, deberían diseñar una tabla de ejercicios adaptada a las necesidades de cada persona.
- Servicios y actividades a gusto del cliente: es útil comprobar si el gimnasio cuenta con servicios como guardería, cafetería, restaurante, lavandería y fisioterapia, entre otros.
- Visita guiada: la persona interesada puede solicitar una visita por las instalaciones para observar las clases, el ambiente del gimnasio, la limpieza, el orden o la disponibilidad de monitores. Ver el interior y la actividad del establecimiento ayudará a hacerse una idea y tomar una mejor decisión.
- Instalaciones: es importante que sean suficientes, es decir, que haya más de una máquina para cada ejercicio, que sean espaciosas y que estén bien acondicionadas.
- Estado de conser- vación y limpieza: un gimnasio debe de cumplir estrictamente con las normas de higiene y limpieza, tanto en las salas en las que se realizan ejercicios como en los vestuarios. Además, todo tiene que estar ordenado y el centro debe contar con armarios adecuados para guardar los elementos con los que se práctica deporte, así como con taquillas para que los socios puedan guardas sus pertenencias durante el tiempo que estén ejercitándose.
- Zona de SPA o de aguas: si al futuro cliente le interesa que haya una zona de aguas, conviene que consulte antes de apuntarse: son muchos los gimnasios que carecen de estas instalaciones.
- Examen médico previo: cada persona tiene unas necesidades y una condición física diferentes, por eso es muy importante que antes de comenzar a realizar una tabla de ejercicios determinada se realice un chequeo médico completo.
- Ambiente: conviene elegir un gimnasio al que acudan personas con los mismos intereses que el futuro cliente, en el que se sienta integrado y a gusto. Si no, ésta puede ser una excusa, quizá la perfecta, para dejar de ir.
- Ventilación: conviene comprobar que el establecimiento cuenta con suficientes sistemas de ventilación así como con aire acondicionado.
- Pertenencia a grandes cadenas: algunos gimnasios pertenecen a grandes firmas y permiten a sus socios hacer uso de los diferentes centros que tienen repartidos en diferentes zonas de la ciudad p incluso en otras localidades.
Equipamiento y seguridad y tabla comparativa
El estado de las instalaciones fue, en líneas generales, correcto. Sólo dos de cada diez mostraban un estado obsoleto y viejo. En todos los gimnasios las salas se encontraban en buen estado de limpieza y conservación, contaban con suelo entarimado y espejos, aunque cuatro de diez carecían de bancos y de colgadores para la ropa. En el 30% de los centros tampoco se hallaron fuentes con agua potable en las salas o zona de vestuarios.
El estado y mantenimiento de las máquinas es otro de los elementos que definen la calidad de un gimnasio. Hasta en trece centros había peligro de golpearse con las partes salientes de las máquinas (proporción que aumenta hasta el 30% en el caso de los centros analizados en la capital donostiarra y a dos de cada diez en la capital malagueña y vallisoletana). En la gran mayoría de los gimnasios visitados, el material estaba perfectamente ordenado.
La categoría de un gimnasio, además de por la gama de servicios y actividades que ofrece, también se mide por el estado de los vestuarios, así como por su equipamiento. En ocho de cada diez centros todas las duchas eran individuales, en número suficiente y permitían regular la temperatura del agua. En idéntica proporción contaban con suelo antideslizante. Sin embargo, en el 14% de los gimnasios los vestuarios no eran lo suficientemente espaciosos, aunque el 85% disponía de taquillas.
En cuanto a la seguridad ante posibles emergencias, en seis de cada diez gimnasios había a la vista extintores en número suficiente y distribuidos de forma adecuada. Igual de preocupante es el hecho de que en el 63% de los gimnasios visitados no se hallaron salidas de emergencia, y en el 22% de los centros no se encontraron carteles en los que se informará a los usuarios de cómo actuar en caso de emergencia.
Otros servicios: aparcamiento, cafetería, guardería, taquillas…
Uno de cada diez gimnasios contaba con aparcamiento propio (el 7% en 2004), pero sólo en uno de cada 20 este servicio era gratuito para los socios. También es minoritario el servicio de guardarropa, (circunscrito al 17% de los centros estudiados). Mucho más habitual es la posibilidad de alquilar una taquilla de manera permanente, un servicio disponible en más de la mitad de los centros, si bien hay que puntualizar que tiene un coste medio de seis euros y medio al mes. Además, en dos de cada cinco gimnasios se alquilaban toallas.
Después de haber practicado deporte es recomendable reponer fuerzas y para esto muchas personas toman un café o comen un tentempié, por esto llama la atención que sólo uno de cada tres gimnasios analizados disponía de cafetería, aunque al menos dos de cada tres sí contaban con máquina expendedora de bebidas (el precio medio del botellín de agua era de 0,80 euros). Asimismo, únicamente en el 16% había restaurante, aunque en uno de cada cuatro se encontraron máquinas expendedoras de comida.
Por otro lado, cabe comentar que los técnicos de la revista preguntaron en cada gimnasio con el fin de valorar la accesibilidad de los centros, si era posible que una persona en silla de ruedas se apuntase para hacer uso de las instalaciones y en dos de cada cinco la respuesta fue afirmativa (en ninguno de San Sebastián ni Valladolid).
18 ciudades, una a una
- A Coruña
- Alicante
- Barcelona
- Bilbao
- Córdoba
- Granada
- Logroño
- Madrid
- Málaga
- Murcia
- Oviedo
- Pamplona
- San Sebastián
- Sevilla
- Valencia
- Valladolid
- Vitoria
- Zaragoza
El precio medio de la cuota mensual es de 47 euros (56 euros la media de las 18 ciudades), una de las más económicas del estudio. No obstante, muestran relevantes carencias en seguridad
La cuota media es de 47 euros al mes, un 16% más económico que el coste medio de las 18 capitales analizadas (56 euros). Sin embargo, la competencia de precios en este tipo de establecimientos en la capital coruñesa es de las menores del país: la variación máxima es del 45% (la mitad que la media del estudio), de 35 euros a 64 euros. No obstante, en los establecimientos que cuentan con zona de aguas o SPA la mensualidad asciende a los 53 euros de media, mientras que en los que no tienen este servicio la cuota desciende hasta los 45 euros.
A estas tarifas hay que añadir el importe de la matrícula, ya que en ocho de los diez gimnasios visitados de la capital coruñesa la exigían y el precio medio a desembolsar era de 51 euros, un 27% más barato que el coste a nivel nacional (70 euros). En contra de lo que ocurre en la mayoría de las ciudades, en A Coruña no se registraron diferencias en el importe de la matrícula si el gimnasio contaba o no con SPA o zona de aguas.
Precios aparte, los gimnasios visitados en la capital coruñesa consiguen superar la prueba planteada por la revista CONSUMER EROSKI, pero con un mediocre “aceptable”, al igual que los de la mayoría de las ciudades del estudio. No obstante, han experimentado mejoras, principalmente en los servicios ofertados y en la relación calidad/precio (del suspenso con un “regular” se ha pasado al “aceptable“).
La peor calificación de los gimnasios visitados en A Coruña recae en el asesoramiento y la atención al cliente (suspende con un “regular”, en la media del estudio). Entre las razones, sólo uno de los establecimientos visitados ofrecía seguro médico, frente al 15% de los gimnasios a nivel nacional, el resto se limitaba exclusivamente a contar con un seguro de responsabilidad civil. Igual de grave es que sólo en cuatro de los establecimientos coruñeses afirmaron realizar examen médico al cliente que se inscribe, antes de que comience con la práctica del ejercicio, con el fin de conocer cuál es su forma física. Asimismo, únicamente en tres de los diez centros preguntaron al técnico sobre su estado de salud y sus hábitos de vida, frente al 20% de los que sí se interesaron por esta cuestión a nivel nacional. No obstante, todos ofrecían el asesoramiento de un monitor profesional que facilita al cliente una tabla individualizada de ejercicios. Sin embargo, en seis de los centros a los que se acudió no advertían de los efectos contraproducentes de la sauna y el jacuzzi y sólo en uno de cada tres de los que contaban con servicio de rayos UVA informaban de los peligros que puede entrañar su uso.
Mejor resultó el estado de sus instalaciones, ya que consiguen un “bien” en este apartado, igual a la nota final del país. El equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos son algunos de los elementos que se han valorado en este aspecto. Cabe mencionar que todos los establecimientos, salvo uno, contaban con extintores, aunque en ocho de ellos los que había a la vista eran escasos. Sólo en uno se observaron salidas de emergencia y tampoco se localizaron carteles en los que se informara a los clientes de cómo actuar en caso de evacuación del local.
En cuanto a la oferta de servicios, la calificación es de “muy bien“, en la media del estudio. Tres de cada diez contaban con SPA, el 90% con sauna y la mayoría de ellos ofertaban actividades como aeróbic, step, pilates, etc. Sin embargo, ninguno de los establecimientos disponía de parking propio para el uso de sus socios, aunque en todos los centros se podía regular la temperatura del agua de las duchas, y además la mayoría contaba con rejilla en el suelo.
Respecto a los horarios, tres de los diez gimnasios analizados cerraban al mediodía (a nivel nacional lo hacían dos de cada diez) y los días laborables permanecen abiertos una media de 13 horas, una menos que la media del estudio. Los diez centros coruñeses daban servicio a lo largo de todo el año, ya que ninguno cerraba por vacaciones.
El precio medio de la cuota mensual es de 52 euros (56 euros a nivel nacional) y es posible ahorrarse hasta el 83% en función del centro al que se acuda. Sin embargo, arrastran deficiencias en seguridad
El precio medio por acudir al gimnasio es de 52 euros al mes, un 7% más económico que el coste medio a nivel nacional (56 euros). Además, los alicantinos pueden llegar a ahorrarse hasta un 83% en la cuota mensual dependiendo del establecimiento al que acudan (el ahorro posible a nivel nacional es del 90%), ya que el centro más caro de los visitados en esta ciudad establece un coste de 105 euros, frente a los 18 euros del más económico. No obstante, en los establecimientos que cuentan con zona de aguas o SPA la mensualidad asciende a los 66 euros de media, mientras que en los que no tienen este servicio la cuota desciende a los 38 euros.
A estas tarifas hay que añadir el importe de la matrícula, ya que en todos los gimnasios visitados de la capital levantina la cobraban y el precio medio ha desembolsar era de 56 euros, un 20% más barato que el coste a nivel nacional (70 euros). En este apartado también se registran importantes diferencias en el caso de que el gimnasio tenga SPA, en cuyo caso el precio medio por inscribirse es de 77 euros, frente a los 34 euros si no tiene zona de aguas.
Además de ofrecer precios más económicos que la media, los gimnasios visitados en Alicante consiguen superar la prueba planteada con la valoración final de “bien”, por encima del “aceptable” de media del estudio. Si atendemos a la relación calidad/precio los establecimientos alicantinos han de conformarse, sin embargo, con un ajustado “aceptable“, al igual que a nivel nacional.
El apartado en el que los gimnasios evaluados en Alicante obtienen la peor calificación es el referente al asesoramiento médico y deportivo al usuario y la atención al cliente, ya que suspenden con un “regular”, idéntica valoración a la media nacional. Aunque la mitad de los establecimientos alicantinos visitados ofrecía seguro médico (muy por encima del 15% de la media del informe), sólo en uno de los gimnasios de la ciudad reconocieron realizar examen médico al cliente que se inscribe con el fin de conocer su forma física (afirmaron hacerlo en el 14% de los gimnasios del estudio). Sólo en tres de los diez preguntaron al técnico sobre su estado de salud y sus hábitos de vida, es decir, si padecía alguna lesión o enfermedad o si llevaba una vida sedentaria, fumaba o tomaba algún tipo de medicación. En todos los centros manifestaron que sus empleados contaban con la titulación adecuada para llevar a cabo su labor profesional, salvo en uno. Asimismo, en los diez centros analizados afirmaron que los clientes cuentan con el asesoramiento de un monitor profesional que les facilita una tabla individualizada de ejercicios. Sin embargo, en seis de cada diez no advertían de los efectos contraproducentes de la sauna y el jacuzzi, si bien en tres de cada cuatro de los que contaban con servicio de rayos UVA informaban de los peligros que puede entrañar su uso.
El estado de sus instalaciones recibe un “bien”, igual a la nota media final del estudio. El equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos son algunos de los elementos que se han valorado en este aspecto. En cuanto a seguridad, en dos de los establecimientos no se observaron extintores y ocho carecían de salidas de emergencia a la vista y de carteles en los que se informara a los clientes de cómo actuar en situación de emergencia.
La mejor calificación de los gimnasios alicantinos visitados corresponde a la oferta de servicios básicos que ofertan. Reciben un “excelente“, superior al “muy bien” de media del país. La mitad de los visitados contaba con SPA, todos disponían de sauna y la mayoría de ellos ofertaban actividades como aeróbic, step, pilates, etc. Además, en siete de cada diez impartían clases de baile o danza y en el 80% era posible acudir a clases de artes marciales. En todos los gimnasios se podía regular la temperatura del agua de las duchas, sin embargo, sólo tres de los diez visitados disponía de parking propio para el uso de sus socios. En horarios, los gimnasios evaluados en Alicante obtienen también la nota media de “bien“, de nuevo por encima del “aceptable” de media del país. Prueba de ello es que ninguno de los gimnasios analizados cerraba al mediodía (a nivel nacional lo hacen dos de cada diez) y los días laborables permanecen abiertos una media de 14 horas, similar a la media del estudio. Además, ninguno cerraba por vacaciones.
Pese a las deficiencias, la valoración final es buena, su oferta de servicios es “excelente” y sus cuotas están entre las más económicas del país
Los gimnasios analizados consiguen superar la prueba planteada con la valoración final de “bien”, por encima de la media del estudio de “aceptable”. Los centros de la capital catalana han experimentado mejoras respecto a los resultados de un estudio similar elaborado por esta revista en 2004 (entonces recibieron un mediocre “aceptable”). También, se han registrado avances respecto a la relación calidad/precio, ya que si bien hace cuatro años los establecimientos barceloneses suspendían con un “regular”, en la actualidad obtienen la calificación de “aceptable“.
El apartado en el que los gimnasios de la capital catalana obtienen la peor calificación es en el referente a la atención y el asesoramiento médico-deportivo al cliente. Suspenden con un “regular”, idéntica valoración a la media nacional. Sólo uno de los establecimientos visitados ofrecía seguro médico, frente al 15% de los gimnasios a nivel nacional, y la mayoría se limitaba a contar con un seguro de responsabilidad civil. Además, únicamente en dos de los gimnasios barceloneses afirmaron realizar un examen médico al cliente que se inscribe antes de que comience con la práctica del ejercicio, con el fin de conocer cuál es su forma física (en el 14% de los gimnasios del estudio). A esto hay que de nuevo únicamente en un centro preguntaron al técnico sobre su estado de salud y sus hábitos de vida, es decir, si padecía alguna lesión o enfermedad o si llevaba una vida sedentaria, fumaba o tomaba algún tipo de medicación, frente al 20% de los que sí se interesaron por esta cuestión a nivel nacional.
En tres de cada cuatro centros de la ciudad manifestaron que sus empleados contaban con la titulación adecuada. En el resto se negaron a contestar esta cuestión cuando el técnico, haciéndose pasar por un futuro cliente, preguntó al respecto. En todos los locales analizados señalaron que los clientes cuentan con el asesoramiento de un monitor profesional que les facilita una tabla individualizada de ejercicios. Asimismo, en dos de cada tres advertían de los efectos contraproducentes de la sauna y el jacuzzi, proporción que desciende a seis de cada diez en el caso de los que contaban con servicio de rayos UVA e informaban de los peligros que puede entrañar su uso.
Todos los centros visitados en la ciudad condal contaban con SPA o zona de aguas y el precio medio de la cuota mensual ascendía a 54 euros, un 18% más económico que el coste medio a nivel nacional de los centros que disponen de este servicio (66 euros). Además, los barceloneses pueden llegar a ahorrarse hasta el 74% en la cuota mensual en función del establecimiento al que acudan (de los 94 euros de la cuota más onerosa a los 25 euros de la más económica). A estas tarifas hay que añadir el importe de la matrícula, ya que en todos los gimnasios visitados de la ciudad condal, salvo en uno, la cobraban y el precio medio a desembolsar era de 74 euros, un 17% más barato que el coste medio del estudio en centros con SPA (90 euros). En la oferta horaria, los gimnasios de Barcelona obtienen de nuevo la nota media de “bien”, por encima del “aceptable” a nivel nacional. Ninguno de los gimnasios analizados cerraba al mediodía (a nivel nacional lo hacen dos de cada diez) y los días laborables permanecen abiertos una media de 15 horas, una más que la media del estudio.
El estado de sus instalaciones recibe la valoración de “bien”, idéntica nota a la media final del estudio. El equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos son algunos de los elementos que se han estudiado. No obstante, en uno de cada tres establecimientos no se observaron extintores y sólo cuatro de los quince gimnasios a los que se acudió contaban con salidas de emergencia correctamente señalizadas y libres de obstáculos. A esto hay que añadir que únicamente en dos de cada diez había carteles en los que se informaba a los clientes de cómo actuar en caso de emergencia.
La valoración más positiva que reciben los gimnasios de Barcelona se encuentra en su oferta de servicios básicos: obtienen un “excelente“, por encima de la media del país de “muy bien”. Todos los gimnasios visitados contaban con sauna y la mayoría de ellos ofertaban actividades como aeróbic, step, pilates, etc. Además, en tres de cada cuatro impartían clases de baile danza y en dos de cada tres era posible acudir a clases de artes marciales. Asimismo, en todos los centros, salvo en uno, se podía regular la temperatura del agua de las duchas. Sin embargo, sólo el 20% de los establecimientos disponía de parking propio para el uso de sus socios.
La cuota mensual media en Bilbao es de 71 euros, frente a los 56 euros de media a nacional. No obstante, los gimnasios bilbaínos destacan por su buena relación calidad/precio
La cuota mensual media es de 71 euros al mes, un 27% más que la media de las 18 ciudades comparadas (56 euros). Sin embargo, los bilbaínos pueden llegar a ahorrarse mucho dinero cada mes si eligen el más económico: el gimnasio más caro de los visitados en esta ciudad fija una cuota mensual de 118 euros, frente a los 39 euros del más económico. En los establecimientos con zona de aguas o SPA la mensualidad asciende a 89 euros de media, mientras que en los que no cuentan con este servicio se queda en 62 euros.
A estas tarifas hay que añadir el importe de la matrícula, que se exigía en diez de los doce gimnasios visitados de la capital bilbaína, con una tarifa media de 45 euros, un 36% más barato que el coste a nivel nacional (70 euros). Si el gimnasio tiene SPA, en Bilbao el precio medio por inscribirse es de 61 euros, frente a los 34 euros si no tiene.
Pese a la carestía de sus cuotas, la valoración de los gimnasios visitados en Bilbao tomados en conjunto alcanza el “bien”, superior a la media de todo el informe (que fue un “aceptable”) e idéntica a la obtenida en 2004, cuando CONSUMER EROSKI realizó un estudio similar. De hecho, la relación calidad/precio de los gimnasios de Bilbao es una de las mejores del informe (un “bien” frente a un “aceptable” de media nacional).
También los centros bilbaínos visitados salen bien parados en cuanto a horarios. Ninguno de los analizados cerraba al mediodía (a nivel nacional lo hacen dos de cada diez) y los días laborables permanecen abiertos una media de 14 horas, igual a la media del estudio. Los doce centros bilbaínos daban servicio a lo largo de todo el año, debido a que ninguno cerraba por vacaciones.
En atención y asesoramiento médico-deportivo los gimnasios visitados en Bilbao suspenden con una nota media de “regular”, si bien esta nota media es la misma que la de las 18 ciudades. Ninguno de los visitados en la capital vizcaína ofrecía seguro médico, frente al 15% de los gimnasios que lo hacían a nivel nacional; en Bilbao todos se limitaban a ofrecer un seguro de responsabilidad civil. Y sólo en uno realizaban examen médico previo al cliente que se inscribe con el fin de conocer cuál es su estado de forma; en el resto del país la situación es similar. Y de nuevo únicamente en un centro preguntaron al nuevo cliente sobre su estado de salud y sus hábitos de vida (si padecía alguna lesión o enfermedad o si llevaba una vida sedentaria, fumaba o tomaba algún tipo de medicación). Asimismo, en tres de cada cuatro centros visitados en Bilbao manifestaron que sus empleados contaban con la titulación adecuada para desempeñar su labor profesional. En el resto, se negaron a contestar cuando se les preguntó al respecto. Y ya en el lado positivo, en los doce centros indicaron que los clientes cuentan con el asesoramiento de un monitor profesional que les facilita una tabla individualizada de ejercicios. Además, en nueve de cada diez advertían de los efectos contraproducentes de la sauna y el jacuzzi y en todos los que contaban con rayos UVA informaban de los peligros que entraña su uso.
Los gimnasios de Bilbao analizados cuentan con instalaciones en buen estado: consiguen un “excelente”, la mejor nota del estudio en este apartado (la media de las 18 ciudades fue de un “bien”). El equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos son algunos de los elementos que se han valorado. Además, todos los establecimientos disponían en Bilbao de extintores y de salidas de emergencia señalizadas y libres de obstáculos. Asimismo, en tres de cada cuatro gimnasios bilbaínos había carteles en los que se informaba sobre cómo actuar en caso de emergencia.
En los servicios básicos que ofertan, los centros analizados en la capital vizcaína obtienen un “muy bien“, valoración idéntica a la media del país. Uno de cada tres contaba con SPA, ocho de cada diez con sauna y la mayoría de ellos ofertaban actividades como aeróbic, step, pilates, etc. Además, en la mitad impartían clases de baile o danza, y en cuatro de cada diez era posible acudir a clases de artes marciales. Sin embargo, ninguno de los establecimientos visitados disponía de parking propio para el uso de sus socios y en ocho de cada diez no era posible regular la temperatura del agua de las duchas, si bien todas contaban con rejilla en el suelo.
La atención al cliente y el asesoramiento médico-deportivo al usuario son los principales ámbitos de mejora de los centros cordobeses
Los diez gimnasios visitados consiguen superar la prueba planteada por la revista CONSUMER EROSKI, pero con un mediocre “aceptable”, igual a los de la mayoría de las ciudades del estudio. No obstante, los establecimientos cordobeses se sitúan entre los mejores del país respecto a la relación calidad/precio, ya que reciben la calificación de “bien“, por encima de la media nacional de “aceptable”.
La cuota media es de 54 euros al mes, muy similar al coste medio a nivel nacional (56 euros). Sin embargo, los cordobeses pueden llegar a ahorrarse hasta el 59% en la cuota mensual dependiendo del establecimiento al que acudan (la cuota más onerosa es de 73 euros y 34 la más económica). No obstante, en los establecimientos que cuentan con zona de aguas o SPA la mensualidad asciende a los 62 euros de media, mientras que en los que no tienen este servicio la cuota desciende hasta los 47 euros. A estas tarifas hay que añadir el importe de la matrícula, requisito en siete de los diez gimnasios visitados de la capital cordobesa, cuyo precio medio es de 95 euros, un 36% más que el promedio del estudio (70 euros). En este apartado también se registran diferencias en el caso de que el gimnasio tenga SPA, en cuyo caso el precio medio por inscribirse es de 115 euros, frente a los 70 euros si no tiene zona de aguas.
Los gimnasios de la capital cordobesa aprueban con un ajustado “aceptable” en el apartado referente al asesoramiento médico-deportivo y la atención al cliente, por encima, eso sí, del mediocre “regular” de media nacional. Ninguno de los establecimientos visitados ofrecía seguro médico, frente al 15% de los gimnasios a nivel nacional, y en la mayoría la cobertura se limitaba a contar con un seguro de responsabilidad civil. En tres de los diez gimnasios cordobeses visitados reconocieron realizar examen médico al cliente que se inscribe, antes de que comience con la práctica del ejercicio, con el fin de conocer cuál es su forma física (afirmaron hacerlo en el 14% de los gimnasios del estudio). En idéntica proporción, los centros preguntaron al técnico sobre su estado de salud y sus hábitos de vida. Destaca además que en ocho centros manifestaron que sus empleados contaban con la titulación adecuada para llevar a cabo su labor profesional. No obstante, en el resto de los centros se negaron a contestar esta cuestión cuando el técnico, haciéndose pasar por un futuro cliente, preguntó al respecto. En el lado positivo, todos los establecimientos ofrecían asesoramiento de un monitor profesional que facilitaba al cliente una tabla individualizada de ejercicios. Sin embargo, sólo en cuatro de cada diez advertían de los efectos contraproducentes de la sauna y el jacuzzi y en la misma proporción de los que contaban con servicio de rayos UVA informaban de los peligros que puede entrañar su uso.
El estado de las instalaciones de estos centros cordobeses también consigue aprobar por los pelos, con un “aceptable“, por debajo del “bien” de nota media final del estudio. El equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos son algunos de los elementos que se han valorado en este aspecto. Cabe mencionar que todos los establecimientos contaban con extintores, si bien en seis de cada diez los que había a la vista eran escasos. El aspecto más negativo es que en ninguno de los gimnasios se observaron salidas de emergencia ni carteles en los que se informara a los clientes de cómo actuar en caso de emergencia.
Los gimnasios de la capital cordobesa obtienen la mejor calificación en el apartado referente a los servicios básicos que ofertan, con un “muy bien“, valoración idéntica a la media del país. La mitad contaba con SPA, siete de cada diez con sauna y la mayoría de ellos ofertaban actividades como aeróbic, step, pilates, etc. Además, en el 60% impartían clases de baile o danza y de artes marciales. Asimismo, en todos los locales se podía regular la temperatura del agua de las duchas. Destaca en lo negativo que ninguno de los establecimientos disponía de parking propio para el uso de sus socios.
Respecto a los horarios y tarifas, los gimnasios de la ciudad andaluza obtienen de nuevo la nota media de “aceptable”, también idéntica a la nota final del estudio. Seis de los diez gimnasios cordobeses analizados cerraban al mediodía (a nivel nacional lo hacen dos de cada diez), no obstante los días laborables permanecen abiertos una media de 14 horas, igual a la media del estudio. Positivamente, todos los centros de Córdoba daban servicio a lo largo de todo el año, debido a que ninguno cerraba por vacaciones. Sin embargo, en cuatro de cada diez establecimientos los socios estaban obligados a domiciliar las cuotas, proporción, no obstante, similar a la media del estudio.
El precio medio de la cuota mensual es 40 euros (56 euros a nivel nacional). Las principales deficiencias se han hallado en atención y asesoramiento médico-deportivo al cliente
La cuota mensual media es de 40 euros, un 28% más económico que el coste medio de las 18 capitales analizadas (56 euros). Además, los granadinos pueden llegar a ahorrarse hasta el 55% en la cuota mensual dependiendo del establecimiento al que acudan (aunque el ahorro posible a nivel nacional es del 90%), ya que el centro más caro de los visitados en esta ciudad establece un coste de 64 euros, frente a los 29 euros del más barato. No obstante, en los establecimientos que cuentan con zona de aguas o SPA la mensualidad asciende a los 52 euros de media, mientras que en los que no tienen este servicio la cuota desciende hasta los 38 euros.
A estas tarifas hay que añadir el importe de la matrícula, requisito exigido en cuatro de los diez centros visitados. En este caso, el precio medio a desembolsar era de 41 euros, un 41% más barato que el coste a nivel nacional (70 euros). En este apartado también se registran diferencias si el gimnasio tiene SPA, en cuyo caso el precio medio por inscribirse es de 57 euros, frente a los 25 euros si no tiene zona de aguas.
Precios aparte, los gimnasios visitados de Granada consiguen superar la prueba planteada por la revista CONSUMER EROSKI, pero con un mediocre “aceptable”, medial igual que la de los de la mayoría de las ciudades del estudio, tal y como sucede también en la relación calidad/precio.
La peor calificación de los gimnasios visitados en Granada recae en el asesoramiento y la atención al cliente (han de conformarse con un mediocre “aceptable“, no obstante valoración por encima del “regular” de media nacional). Entre las razones, ninguno de los establecimientos visitados ofrecía seguro médico, frente al 15% de los gimnasios a nivel nacional, y la mayoría se limitaba a contar con un seguro de responsabilidad civil. Igual de grave es que tan sólo en uno de los gimnasios de Granada afirmaron realizar examen médico al cliente que se inscribe, antes de que comience con la práctica del ejercicio, con el fin de conocer cuál es su forma física (aseguraron hacerlo en el 14% de los gimnasios del estudio). En este contexto, no es de extrañar que en nueve de los diez gimnasios no preguntaran al técnico sobre su estado de salud y sus hábitos de vida, frente al 20% de los que sí se interesaron por esta cuestión a nivel nacional. Asimismo, en siete de cada diez centros manifestaron que sus empleados contaban con la titulación adecuada para llevar a cabo su labor profesional. No obstante, en dos se negaron a contestar esta cuestión cuando el técnico, haciéndose pasar por un futuro cliente, preguntó al respecto, y en el resto de establecimientos la respuesta que ofrecieron no fue determinante. Sin embargo, en todos los centros analizados señalaron que los clientes cuentan con el asesoramiento de un monitor profesional que les facilita una tabla individualizada de ejercicios. Además, en todos los que contaban con servicio de rayos UVA informaban de los peligros que puede entrañar su uso y en siete de cada diez advertían de los efectos contraproducentes de la sauna y el jacuzzi.
Mejor valoración recibió el estado de sus instalaciones, ya que consiguen un “bien” en este apartado, igual a la nota final del país. El equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos son algunos de los elementos que se han valorado en este aspecto. Todos los establecimientos contaban con extintores, aunque sólo en uno se observaron salidas de emergencia. Además, en ningún gimnasio de la ciudad andaluza se localizaron carteles a la vista en los que se informara a los clientes de cómo actuar en caso de emergencia.
En cuanto a la oferta de servicios, los gimnasios visitados en la capital granadina logran un “bien“, por debajo del “muy bien” de media del país. El 20% contaba con SPA, siete de cada diez con sauna y la mayoría de ellos ofertaban actividades como aeróbic, step, pilates, etc. Además, en ocho de cada diez impartían clases de baile o danza y de artes marciales. Sin embargo, tan sólo uno de los establecimientos disponía de parking propio para el uso de sus socios y únicamente en dos de los diez centros se podía regular la temperatura del agua de las duchas.
Respecto a los horarios, los gimnasios de Granada obtienen la nota media de “bien”, por encima del “aceptable” a nivel nacional. Sin embargo, tres de los diez gimnasios analizados cerraban al mediodía (a nivel nacional lo hacen dos de cada diez), aunque los días laborables permanecen abiertos una media de 14 horas, igual a la media del estudio. Destaca en lo positivo que los diez centros granadinos daban servicio a lo largo de todo el año, ya que ninguno cerraba por vacaciones.
El precio medio de la cuota mensual es de 49 euros (56 euros a nivel nacional). La oferta horaria y la atención y asesoramiento
médico-deportivo al cliente, principales ámbitos de mejora
Consiguen superar la prueba planteada por la revista CONSUMER EROSKI, pero con un mediocre “aceptable”, al igual que los de la mayoría de las ciudades del estudio. No obstante, se encuentran entre los mejores del país con respecto a la relación calidad/precio, ya que logran la calificación de “bien“, por encima de la media del país, de nuevo “aceptable”.
La cuota mensual media es de 49 euros, un 13% más económico que el coste medio de las 18 capitales analizadas (56 euros). Los logroñeses pueden llegar a ahorrarse hasta el 49% en la cuota mensual dependiendo del establecimiento al que acudan (aunque el ahorro posible a nivel nacional es del 90%), ya que el centro más caro de los visitados en esta ciudad establece un coste de 69 euros, frente a los 35 euros del más barato. No obstante, en los establecimientos que cuentan con zona de aguas o SPA, la mensualidad asciende a los 58 euros de media, mientras que en los que no tienen este servicio la cuota desciende hasta los 42 euros.
A estas tarifas hay que añadir el importe de la matrícula, ya que en nueve de los diez gimnasios visitados de la capital riojana la exigían y el precio medio a desembolsar era de 36 euros, un 49% más barato que el coste a nivel nacional (70 euros). En contra de lo que ocurre en la mayoría de las ciudades, en Logroño apenas se registraron diferencias en el importe de la matrícula si el gimnasio contaba o no con SPA.
Los gimnasios visitados en la capital riojana obtienen un “aceptable” en asesoramiento médico-deportivo y atención al cliente, por encima del mediocre “regular” de media nacional. Sin embargo, sólo en dos de los diez establecimientos visitados ofrecían seguro médico (15% de los gimnasios a nivel nacional) y en el resto se limitaban a contar con un seguro de responsabilidad civil. Igual de grave es que sólo en uno de los gimnasios logroñeses afirmaron realizar examen médico al cliente que se inscribe, antes de que comience con la práctica del ejercicio, con el fin de conocer cuál es su forma física (afirmaron hacerlo en el 14% de los gimnasios del estudio). La situación, lejos de mejorar, empeora si se añade que en ningún centro de la ciudad preguntaron al técnico sobre su estado de salud y sus hábitos de vida, frente al 20% de los que sí se interesaron por esta cuestión a nivel nacional. Asimismo, en cuatro de los diez centros manifestaron que sus empleados contaban con la titulación adecuada para llevar a cabo su labor profesional. No obstante, en el resto de los centros se negaron a contestar cuando el técnico, haciéndose pasar por un futuro cliente, preguntó a este respecto. Por otra parte, en ocho de cada diez locales señalaron que los clientes cuentan con el asesoramiento de un monitor profesional que les facilita una tabla individualizada de ejercicios. Además, en seis de cada diez advertían de los efectos contraproducentes de la sauna y el jacuzzi, pero en ninguno de los que contaban con servicio de rayos UVA informaban de los peligros que puede entrañar su uso.
Mejor valoración mereció el estado de sus instalaciones, ya que consiguen un “bien” en este apartado, igual a la nota final del país. El equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos son algunos de los elementos que se han valorado en este aspecto. En sólo dos de los diez establecimientos contaban con extintores a la vista y en únicamente cuatro de los diez centros disponían de salidas de emergencia correctamente señalizadas y libres de obstáculos, y sólo en tres se localizaron carteles en los que se informaba a los clientes de cómo actuar en caso de emergencia.
Más positiva es todavía la nota que reciben los gimnasios de la capital riojana con respecto a los servicios básicos que ofertan, con un “muy bien“, en la media del estudio. Cuatro de cada diez contaban con SPA, el 70% con sauna y la mayoría de ellos ofertaban actividades como aeróbic, step, pilates, etc. Sin embargo, sólo en dos de los diez impartían clases de baile o danza y en seis de los diez era posible acudir a clases de artes marciales. En lo negativo, ninguno de los establecimientos disponía de parking propio para el uso de sus socios, aunque en todos los centros era posible regular la temperatura del agua de las duchas.
El apartado en el que los establecimientos de Logroño obtienen la peor valoración es en el referente a los horarios y tarifas, ya que suspenden con un “regular“, frente al “aceptable” a nivel nacional. Seis de los diez gimnasios analizados cerraban al mediodía (a nivel nacional lo hacen dos de cada diez) y los días laborables permanecen abiertos una media de 13 horas, una menos que la media del estudio. Además, dos de los diez centros logroñeses cerraban unos días al año por vacaciones (el 7% de media del estudio). Asimismo, en cuatro de cada diez establecimientos los socios estaban obligados a domiciliar las cuotas, proporción, no obstante, similar a la media del estudio.
El precio medio ha bajado en Madrid un 12% desde 2002.
La cuota mensual media de los 15 gimnasios visitados es de 79 euros, un 41% más caro que el coste medio de las 18 capitales analizadas (56 euros). Sin embargo, los madrileños pueden llegar a ahorrarse hasta el 76% en la cuota mensual dependiendo del establecimiento al que acudan (aunque el ahorro posible a nivel nacional es del 90%), ya que el centro más caro de los visitados en esta ciudad establece un coste de 167 euros, frente a los 40 euros del más económico. No obstante, en los establecimientos que cuentan con zona de aguas o SPA, la mensualidad asciende a los 118 euros de media, mientras que en los que no tienen este servicio la cuota desciende hasta los 53 euros.
A estas tarifas hay que añadir el importe de la matrícula, ya que en trece de los quince gimnasios visitados de la capital madrileña el precio medio a desembolsar era de 151 euros, más del doble del coste medio en las 18 capitales (70 euros). En este apartado también se registran diferencias en el caso de que el gimnasio tenga SPA, en cuyo caso el precio medio por inscribirse es de 286 euros, frente a los 35 euros de los que no cuentan con zona de aguas.
Los gimnasios visitados en la capital madrileña consiguen superar la prueba planteada por la revista CONSUMER EROSKI, pero con un mediocre “aceptable”, al igual que los de la mayoría de las ciudades del estudio y a la calificación obtenida en el año 2004, cuando esta revista realizó un estudio similar.
La peor calificación de los gimnasios visitados en Madrid recae en el asesoramiento médico-deportivo y la atención al cliente, ámbito en el que suspenden con un “regular”, en la media del estudio. Ninguno de los establecimientos visitados ofrecía seguro médico, frente al 15% de los gimnasios a nivel nacional, y dos de cada tres se limitaban exclusivamente a contar con un seguro de responsabilidad civil. Sólo en dos de cada diez gimnasios de la capital aseguraron realizar examen médico al cliente que se inscribe, antes de que comience con la práctica del ejercicio, con el fin de conocer cuál es su forma física (afirmaron hacerlo en el 14% de los gimnasios del estudio). Únicamente en uno de cada tres centros preguntaron al técnico sobre su estado de salud y sus hábitos de vida, frente al 20% de los que sí se interesaron por esta cuestión a nivel nacional. Asimismo, en seis de cada diez establecimientos visitados en Madrid manifestaron que sus empleados contaban con la titulación adecuada para llevar a cabo su labor profesional. En el resto se negaron a contestar esta cuestión cuando el técnico, haciéndose pasar por un futuro cliente, preguntó al respecto. Sin embargo, en los quince centros analizados señalaron que los clientes cuentan con el asesoramiento de un monitor profesional que les facilita al cliente una tabla individualizada de ejercicios. Además, en ocho de cada diez advertían de los efectos contraproducentes de la sauna y el jacuzzi y en tres de cada cuatro de los que contaban con servicio de rayos UVA alertaban de los peligros que puede entrañar su uso.
Mejor valoración mereció el estado de sus instalaciones, calificado con un “muy bien”, en la media del estudio. El equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos son algunos de los elementos que se han valorado en este aspecto. Cabe mencionar que todos los establecimientos, salvo uno, contaban con extintores y tres de cada cuatro disponían de salidas de emergencia correctamente señalizadas y libres de obstáculos. Sin embargo, sólo en siete de los quince se localizaba a la vista carteles en los que se informaba a los clientes de cómo actuar en caso de emergencia.
La oferta de servicios también recibe una nota de “muy bien”, en la media del estudio. Cuatro de cada diez contaban con SPA, el 73% con sauna y la mayoría de ellos ofertaban actividades como aeróbic, step, pilates, etc. Además, en tres de cada cuatro impartían clases de baile o danza y en la mitad era posible acudir a clases de artes marciales. Asimismo, en todos los locales se podía regular la temperatura del agua de las duchas. Sin embargo, sólo dos de los quince establecimientos disponía de parking propio para el uso de sus socios. Respecto a los horarios, los gimnasios de la capital del país obtienen la nota media de “bien”, por encima del “aceptable” a nivel nacional. Ninguno de los gimnasios analizados cerraba al mediodía (a nivel nacional lo hacen dos de cada diez) y los días laborables permanecen abiertos una media de 15 horas, una más que la media del estudio. Además, en los quince centros madrileños daban servicio a lo largo de todo el año, ya que ninguno cerraba por vacaciones.
El precio medio de la cuota mensual es de 51 euros (56 euros a nivel nacional), si bien el coste medio de la matrícula, 83 euros, es un 18% más caro que la media
Los doce gimnasios visitados consiguen superar la prueba planteada por la revista CONSUMER EROSKI, pero con un mediocre “aceptable”, al igual que los de la mayoría de las ciudades del estudio. No obstante, han experimentado mejoras, principalmente en los servicios ofertados y en relación calidad/precio (del “regular” se ha pasado al “aceptable“).
La cuota media es de 51 euros al mes, un 9% más económico que el coste medio de las 18 capitales analizadas (56 euros). Además, los malagueños pueden llegar a ahorrarse hasta el 55% en la cuota mensual dependiendo del establecimiento al que acudan (aunque el ahorro posible a nivel nacional es del 90%), ya que el centro más caro de los visitados en esta ciudad establece un coste de 78 euros, frente a los 35 euros del más económico. No obstante, en los establecimientos que cuentan con zona de aguas o SPA la mensualidad asciende a los 58 euros de media, mientras que en los que no cuentan con este servicio la cuota desciende hasta los 45 euros.
A estas tarifas hay que añadir el importe de la matrícula, exigida en la mitad de los gimnasios visitados en la capital malagueña, cuyo precio medio es de 83 euros, un 18% más que el coste a nivel nacional (70 euros). En este apartado también se registran diferencias cuando el gimnasio cuenta con SPA, en cuyo caso el precio medio por inscribirse es de 112 euros, frente a los 25 euros si no tiene zona de aguas.
La peor calificación de los gimnasios visitados en Málaga recae en el asesoramiento médico-deportivo y la atención al cliente: suspenden con un rotundo “mal”, la peor nota del estudio en este aspecto, por debajo del “regular” de media nacional. Entre las razones, sólo uno de cada tres establecimientos visitados ofrecía seguro médico, el resto se limitaba a contar con un seguro de responsabilidad civil. Además, únicamente en uno de cada cuatro gimnasios malagueños afirmaron realizar examen médico al cliente que se inscribe con el fin de conocer cuál es su forma física. Hay que añadir que en cinco de los doce centros visitados preguntaron al técnico sobre su estado de salud y sus hábitos de vida, frente a sólo el 20% de los que sí se interesaron por esta cuestión a nivel nacional.
Por otra parte, en ocho de cada diez centros manifestaron que sus empleados contaban con la titulación adecuada para llevar a cabo su labor profesional. No obstante, en el resto de los centros se negaron a contestar esta cuestión cuando el técnico, haciéndose pasar por un futuro cliente, preguntó al respecto. Sin embargo, ocho de los doce establecimientos ofrecían el asesoramiento de un monitor profesional que facilita al cliente una tabla individualizada de ejercicios, frente al 94% a nivel nacional. Asimismo, en todos los establecimientos que contaban con servicio de rayos UVA informaban de los peligros que puede entrañar su uso, aunque en dos de los doce centros no advertían de los efectos contraproducentes de la sauna y el jacuzzi.
Mejor valoración mereció el estado de sus instalaciones, ya que consiguen un “bien” en este apartado, igual a la nota final del estudio. El equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos son algunos de los elementos que se han valorado en este aspecto. Respecto a la seguridad, todos los establecimientos, excepto uno, contaban con extintores, aunque en cuatro de cada diez centros no se localizaron salidas de emergencia y tan sólo en dos de los doce gimnasios malagueños se observaron carteles en los que se informaba a los clientes de cómo actuar en caso de evacuación del local.
La oferta de servicios se ha valorado con un “muy bien”, en la media del informe. Cinco de los doce contaban con SPA, tres de cada cuatro con sauna y la mayoría de ellos ofertaban actividades como aeróbic, step, pilates, etc. Asimismo, en nueve de los analizados impartían clases de baile o danza y de artes marciales. Sin embargo, sólo dos de los doce establecimientos disponían de parking propio para el uso de sus socios. Respecto a los horarios, los gimnasios de Málaga obtienen la nota media de “muy bien”, por encima del “aceptable” a nivel nacional. Ninguno de los establecimientos analizados cerraba al mediodía (a nivel nacional lo hacen dos de cada diez) y los días laborables permanecen abiertos una media de 14 horas, igual a la media del estudio. Asimismo, todos los centros, salvo uno, daban servicio a lo largo de todo el año, ya que no cerraban por vacaciones.
La cuota mensual media es de 60 euros (ligeramente por encima de la media del estudio, 56 euros). Destacan por el buen estado de las instalaciones y la amplia oferta de servicios
Se han visitado diez gimnasios y se ha experimentado una mejora notable respecto a un estudio similar realizado por la revista CONSUMER EROSKI en 2004: un “bien” frente al suspenso recibido hace cuatro años. Sin embargo, en lo referente a la relación calidad-precio, los centros murcianos mantienen la misma situación que hace tres años con un ajustado “aceptable”, idéntica calificación a la media nacional.
La inscripción en los establecimientos que no cuentan con SPA es de 28 euros, mientras que la media del estudio asciende a 44 euros. Ninguno de los centros con SPA cobraba matrícula a los clientes nuevos y entre el 70% de los que no tenían zona de aguas sólo tres cobraban por inscribirse. El usuario se puede llegar a ahorrar en este concepto hasta 27 euros si compara entre los diferentes establecimientos de la ciudad, ya que ésta es la diferencia entre la matrícula más cara y la más barata. Por su parte, la cuota mensual media asciende a 60 euros, un 6% más cara que el importe medio del estudio (56 euros). En los centros que cuentan con SPA la mensualidad es de 63 euros mientras que en los que no cuentan con este servicio es de 58 euros. En este concepto, el cliente se puede llegar a ahorrar hasta un 73% (un 90% a nivel nacional), así, la diferencia entre el gimnasio con la cuota mensual más onerosa y la más barata es una de las mayores del país (150 euros frente a 40).
En el apartado de horarios y aspectos relacionados con las tarifas los gimnasios de Murcia se equiparan a la media del estudio con un “aceptable”, aunque se aprecia una mejora significativa respecto al “muy mal” obtenido en 2004. Permanecen abiertos una media de casi 14 horas, media hora menos que lo reflejado en la media del país y el 40% de los centros visitados cierra al mediodía (un 22% a nivel nacional). Asimismo, dos de cada diez cerraban por vacaciones, frente al 7,5% que lo hace a nivel nacional. Todos los gimnasios murcianos visitados cerraban el domingo, (el 59% de los del estudio cierra algún día de la semana). Sin embargo, mientras que el 47% de los centros del país obligaban a domiciliar la cuota, en Murcia esta proporción se reducía al 30%. Por otra parte, si un socio no acude al gimnasio durante un periodo de tiempo, por ejemplo, por vacaciones, en el 20% de los centros debía seguir pagando la cuota íntegra o, de lo contrario, debía abonar de nuevo la matrícula. Teniendo en cuenta el mismo caso, en uno de cada diez gimnasios el pago al que se debía enfrentar el cliente se reducía a una cuota de mantenimiento inferior a la mensualidad. No obstante, en el 70% de los establecimientos analizados se eximía al cliente de pagar cantidad alguna durante ese periodo de tiempo.
En atención al cliente y asesoramiento médico-deportivo, los gimnasios de Murcia aprueban con un “aceptable” y superan la calificación obtenida hace tres años y la de la media del estudio, en ambos casos de “regular”. Entre las razones, ningún centro contemplaba un seguro médico (el 15% de los del estudio), aunque el 70% de los establecimientos afirmaron incluir en el precio un seguro de responsabilidad civil. Igual de grave es que tampoco realizaban un examen médico previo (el 14% a nivel nacional) ni pedían certificado médico al cliente inscrito, antes de que comenzara con la práctica del ejercicio, con el fin de conocer cuál es su forma física. Al menos, en dos de cada diez, la misma proporción a la media del estudio, le preguntaron al técnico sobre su estado de salud y sus hábitos de vida, frente al 20% de los establecimientos visitados en la capital murciana que se negaron a informar sobre la titulación de sus monitores. En otro 20% no dieron una respuesta satisfactoria, y sólo en seis de cada diez afirmaron contar con profesionales del sector. En lo positivo destaca que en todos los establecimientos, excepto en dos, se le ofrecía la posibilidad a un socio nuevo de que un monitor elaborara una tabla de ejercicios personalizada. Sin embargo, en el 40% de los centros no había una persona que se responsabilizara de la sala y ayudara a los usuarios en caso de que fuera necesario.
Mejor resultó el estado de sus instalaciones, ya que reciben un “bien” en este apartado, igual a la nota final del país y de la calificación obtenida en el estudio elaborado en 2004. El equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos son algunos de los elementos que se han valorado en este aspecto. Cabe destacar que en la mitad de los gimnasios no se observaron puertas de emergencia y que en el 90% no se localizaron carteles para indicar a los usuarios cómo actuar en caso de emergencia. En el lado positivo, el suelo de los vestuarios de todos los gimnasios analizados era antideslizante.
En cuanto a la oferta de servicios, la calificación es de “muy bien”, en la media del estudio y mucho mejor que el “regular” de hace cuatro años. La mayoría de los establecimientos ofrecía actividades como aeróbic, step, pilates y spining, entre otras, y aunque sólo el 30% contaba con SPA y el 20% con jacuzzi, en todos los establecimientos se podía hacer uso del servicio de sauna y en todos se podía regular la temperatura del agua de las duchas. Asimismo, en seis de cada diez centros el cliente podía disponer de una taquilla de manera permanente frente a la mitad de los analizados a nivel nacional. Sin embargo, se hallaron algunos aspectos a mejorar como que sólo el 20% de los centros disponía de servicio de alquiler de toallas y ninguno tenía parking.
Pese a las deficiencias, el estado de las instalaciones y la oferta de servicios es “muy buena”. Además, sus precios están entre los más económicos del estudio
La atención al cliente y el asesoramiento técnico, deportivo y médico al usuario son las principales deficiencias que ha desvelado el análisis realizado por CONSUMER EROSKI en 200 gimnasios de 18 capitales de todo el país. También las medidas de seguridad (extintores, salidas y luces de emergencia, entre otras) son mejorables. La principal conclusión del informe es que en estos últimos cuatro años han mejorado los servicios y actividades que ofrecen los gimnasios y que sus horarios se han ampliado. Pero uno de cada siete de los 200 analizados suspende el examen, debido fundamentalmente a una mala atención al usuario y a un inexistente o inadecuado asesoramiento técnico, médico y deportivo. Y hay motivos para exigir esa atención personalizada, ya que es necesaria para no correr riesgos de lesiones o sufrir o agudizar problemas de salud y para lograr el mayor rendimiento posible a las instalaciones y equipamiento del gimnasio y al tiempo y al esfuerzo del usuario, que no es sólo físico sino también económico.
Los gimnasios analizados en Oviedo se hallan entre los más baratos del estudio. En seis de ellos, se exige el pago inicial de una matrícula (el 75% en el conjunto del informe), con un coste medio de 45 euros (un 36% más económico que el importe medio de la matrícula a nivel nacional que asciende a 70 euros), uno de los más económicos del país, junto con los de Logroño, Murcia y Valladolid. La cuota mensual asciende a 46 euros de media tanto en los gimnasios que cuentan con SPA como en los que no ofrecen este servicio. Esto supone que la mensualidad media de los centros de Oviedo es un 18% más barata que el importe medio del estudio (56 euros).
Los gimnasios visitados en la capital ovetense consiguen superar la prueba planteada por la revista CONSUMER EROSKI, pero con un mediocre “aceptable”, al igual que la nota media final del estudio. Peores son los resultados en cuanto la relación calidad-precio, ya que estos centros suspenden con un “regular”, por debajo del “aceptable” de la media de las 18 capitales.
La peor calificación de los gimnasios visitados en Oviedo recae en la atención y el asesoramiento médico y deportivo al cliente (suspenden con un rotundo “mal”, peor resultado que la media del estudio, un “regular”). Entre las razones, ninguno incluía un seguro médico, aunque la inmensa mayoría sí contaba con un seguro de responsabilidad civil. Tampoco realizaban un examen médico previo, a lo que hay que sumar que sólo uno pedía certificado médico. Al menos, en la mitad de los establecimientos deportivos preguntaban a la persona interesada en inscribirse por su estado de salud y sus hábitos de vida. En todos los gimnasios visitados afirmaron que el personal contaba con la titulación adecuada para trabajar en el sector, y en todos había un profesional colocado en cada sala para estar al tanto de lo que sucedía en ella y ayudar a los usuarios en caso de que fuera necesario. En el 90% se ofrecía a un socio nuevo la posibilidad de que un monitor elaborara una tabla de ejercicios personalizada.
Mejor resultó el estado de las instalaciones, ya que consiguen un “muy bien” (un “bien” a nivel nacional). El equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos son algunos de los elementos que se han valorado en este aspecto. También se ha tenido en cuenta la seguridad. Aunque sólo en uno de los diez centros se vieron carteles para informar a los clientes de cómo actuar en caso de emergencia, en nueve de los diez se detectaron salidas de emergencia y suelo antideslizante en los vestuarios.
En cuanto a la oferta de servicios, la calificación es de “muy bien”, en la media del estudio. Cuatro de cada diez gimnasios visitados en la ciudad contaban con SPA, todos tenían servicio de sauna y el 30% disponía de jacuzzi. Además, la mayoría ofrecía actividades como aeróbic, step, y pilates, así como spining, entre otras. En ocho de cada diez también se impartían clases de baile, frente al 62% que lo hacía a nivel nacional. Mientras que en la mitad de los gimnasios analizados a nivel nacional el cliente podía disponer de una taquilla de manera permanente, en Oviedo esta proporción se elevaba al 60%. Asimismo, en el 40% había servicio de alquiler de toalla. Sin embargo, sólo el 20% tenía parking propio.
En el apartado de horarios los gimnasios de la ciudad reciben un “bien”, mejor que la calificación obtenida a nivel nacional, un “aceptable”. Permanecen abiertos una media de 14 horas los días laborales, al igual que la media del país, y sólo uno de los 10 centros analizados cierra al mediodía (el 22% a nivel nacional). A esto hay que añadir que seis de cada diez cierran los domingos (el 59% de los del estudio cierra algún día de la semana). Sin embargo, ninguno cierra por vacaciones. En seis de los diez gimnasios visitados se eximía al usuario de pagar si anunciaba con antelación su ausencia por vacaciones.
Se observan deficiencias en el apartado de atención y asesoramiento médico y deportivo al cliente. Su oferta de servicios básicos está por debajo de la media
Los gimnasios analizados, consiguen superar la prueba planteada, pero con un mediocre “aceptable”, al igual que la mayoría de las ciudades del estudio y que la calificación obtenida en un estudio similar realizado en 2004. No obstante, han experimentado mejoras en la relación calidad-precio, ya que los centros pamploneses obtienen un “bien”, por encima del “aceptable” de la media nacional y de la nota de hace cuatro años.
En cuanto a los precios, cinco de ellos (el 75% en el conjunto del estudio) exigían como requisito el pago de una matrícula, cuyo coste medio es ligeramente inferior a la media a nivel nacional, de 68 euros (100 euros en los centros con SPA y 47 euros en los establecimientos que no lo tienen). A ello hay que sumar la cuota mensual, que asciende a 56 euros de media en la capital navarra (al igual que la media del estudio). En los centros que cuentan con SPA la mensualidad es de 67 euros, mientras que en los que no disponen de este servicio es de 52 euros.
Los gimnasios de Pamplona están entre los pocos que aprueban el apartado referente al asesoramiento médico y deportivo al usuario y la atención al cliente, eso sí, con un ajustado “aceptable”. Las razones: ninguno ofrecía un seguro médico, aunque el 70% afirmó incluir en el precio un seguro de responsabilidad civil, en ninguno se pedía un certificado médico, ni se realizaba un examen médico previo. A esto hay que añadir que sólo en el 20% de los gimnasios (la misma proporción que a nivel nacional) preguntaron al técnico sobre su estado de salud y sus hábitos de vida. Además, en el 60% de los centros se negaron a informar sobre la titulación de los monitores (sucedió en uno de cada cuatro a nivel nacional), sólo en cuatro de los diez afirmaron que eran profesionales del sector. No obstante, en todos los gimnasios, excepto en uno, ofrecían el asesoramiento de un monitor profesional que facilita al cliente una tabla individualizada de ejercicios, y el 70% de los establecimientos disponían de un profesional en cada sala para ayudar a los usuarios en caso de que fuera necesario (en el 83% a nivel nacional). En lo positivo destaca que en el 75% de los gimnasios con sauna, jacuzzi y /o rayos UVA había carteles que informaban acerca de las contraindicaciones y peligros que puede acarrear el uso de estos servicios.
También es positivo el estado de las instalaciones de los gimnasios de la capital pamplonesa, que alcanza una nota media de “bien”, idéntica a la media a nivel nacional y a la obtenida hace cuatro años. El equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos son algunos de los elementos que se han valorado en este aspecto. Asimismo, se ha tenido en cuenta la seguridad. En este contexto, llama la atención que en seis de cada diez centros no se detectaron salidas de emergencia y en el 70% tampoco se localizaron carteles para informar a los clientes de cómo actuar en caso de emergencia. Al menos, en ocho de los diez gimnasios el suelo de los vestuarios era antideslizante.
En cuanto a la oferta de servicios, la calificación de los establecimientos de la capital navarra alcanzan un “bien”, por debajo de la media del estudio, un “muy bien. El 80% de los gimnasios contaba con servicio de sauna, el 40% con jacuzzi, mientras que sólo tres de los diez visitados tenían SPA y únicamente uno contaba con parking propio. Asimismo, mientras que en la mitad de los gimnasios analizados a nivel nacional se podía disponer de una taquilla de manera permanente en Pamplona esta proporción se reducía al 10%. A esto hay que añadir que en el 40% de los centros no se podía regular la temperatura del agua de las duchas.
Respecto a los horarios, los gimnasios de la capital navarra obtienen un “aceptable” (en la media del informe). Estos establecimientos permanecen abiertos una media de 14 horas los días laborales, al igual que la media del país. Sin embargo, cinco de los diez cerraban al mediodía (un 22% en las 18 capitales). A esto hay que añadir que seis de cada diez cierra el domingo. Ninguno de los centros visitados en la ciudad pamplonesa cierra por vacaciones (el 7,5% de los del estudio lo hacía). Por otra parte, si un socio no acude durante un periodo de tiempo, por ejemplo, por vacaciones, sólo en tres de los diez el usuario estaba exento de pagar durante ese periodo de tiempo.
La atención y el asesoramiento al cliente, así como los servicios ofertados, son los apartados con mejor valoración. Las principales deficiencias se hallan en horarios, tarifas y estado de las instalaciones
En seis de los diez gimnasios visitados se exige el pago de una matrícula. El precio medio por inscribirse es de 85 euros (un 21% más caro que la media del estudio, 70 euros), promedio que sube a 134 euros en los centros con SPA y baja a 60 euros en los establecimientos que no lo tienen. Sin embargo, los donostiarras pueden llegar a ahorrarse hasta 165 euros (diferencia entre la matrícula más onerosa y la más económica). La cuota mensual media asciende a 58 euros, un 4% más que el importe medio del estudio (56 euros). En los centros que cuentan con SPA la mensualidad es de 88 euros de media, mientras que en los que no cuentan con este servicio es de 51 euros. Al igual que sucede con la matrícula, hay grandes diferencias entre unos centros y otros: la diferencia entre el gimnasio con la cuota mensual más onerosa y la más económica es de un 84% (114 euros frente a 19).
Pese a la carestía de las cuotas, la valoración de los gimnasios visitados en San Sebastián alcanza el “bien”, por encima de la calificación media del estudio, un “aceptable”. Destaca su mejora respecto a un estudio similar realizado en 2004, en el que los centros evaluados merecían el suspenso. En lo referente a la relación calidad-precio, los centros de San Sebastián logran la misma nota que hace tres años y obtienen el aprobado con un “aceptable” (idéntica calificación que la media nacional).
En la amplitud de horarios, los gimnasios donostiarras obtienen la misma calificación que en 2004 y deben conformarse con un “aceptable” (en la media del estudio). Los días laborales permanecen abiertos una media de 13 horas y media, casi una hora menos que lo reflejado en la media del país. Sin embargo, sólo uno de los 10 visitados cerraba al mediodía (un 22% a nivel nacional). Tres de cada diez cerraban los domingos (el 59% de los del estudio cierra algún día de la semana) y sólo uno de los centros cerraba por vacaciones. En el lado negativo, ninguno de los establecimientos ofrecía descuento alguno frente al 67% que lo hacía a nivel nacional. Asimismo, hay que señalar que si un socio no acude durante un periodo de tiempo, por ejemplo, por vacaciones, en la mitad de los centros visitados en San Sebastián era necesario pagar la cuota íntegra o, de lo contrario, había que abonar de nuevo la matrícula. Ante el mismo caso, en uno de los establecimientos el socio debía desembolsar una cuota de mantenimiento y en los cuatro restantes éste estaba exento de pagar durante ese periodo de tiempo.
Los gimnasios de San Sebastián han mejorado mucho en lo referente a la atención y al asesoramiento respecto al informe de 2004 . De hecho, aprueban con un “bien” (la calificación media del estudio es un “regular”) frente al “mal” que obtuvieron entonces. Aun así, se observaron carencias importantes, ya que en el 20% de los establecimientos afirmaron que el precio ni siquiera incluía un seguro de responsabilidad civil, y en ningún caso un seguro médico. Igualmente malo es que sólo en uno de los 10 centros visitados se realizaba un examen médico previo. Pero al menos, el 20% de los gimnasios donostiarras contaba con un servicio médico (el 14% a nivel nacional).
En todos los establecimientos visitados en la capital donostiarra se negaron a informar sobre la titulación de sus monitores. No obstante, en todos los gimnasios se ofrecía la posibilidad a un socio nuevo de que un monitor elaborara una tabla de ejercicios personalizada, y en el 90% de los establecimientos había un profesional en cada sala para ayudar a los usuarios si es necesario. En cuatro de los diez centros se ofrecía la posibilidad de contratar un entrenador personal (el 36% a nivel nacional).
Los gimnasios de San Sebastián analizados cuentan con instalaciones que alcanzan una nota media de “aceptable”, por debajo de la media del estudio, un “bien”. El equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos son algunos de los elementos que se han valorado. Asimismo, se ha tenido en cuenta la seguridad. En siete de cada diez centros deportivos no se detectaron salidas de emergencia y en ninguno se localizaron carteles para informar a los clientes de cómo actuar en caso de emergencia. Al menos, el suelo de los vestuarios de todos los gimnasios era antideslizante.
En los servicios básicos que ofertan, los centros analizados en San Sebastián alcanzan un “bien” (la nota media del estudio es de “muy bien”). A pesar de que han mejorado respecto a 2004, ya que entonces se tuvieron que conformar con un “aceptable”, se sitúan entre los peores del país en este apartado. Sin embargo, todos tenían servicio de sauna y la mayoría ofrecía actividades como step o pilates, entre otras. Además, la mitad de los centros contaba con un servicio de alquiler de toallas y en ocho de la cada diez (el 52% del estudio) el cliente podía disponer de una taquilla de manera permanente. Sin embargo, en el 40% de los centros no se impartía aeróbic ni en el 70% spining. Sólo dos de los diez gimnasios visitados contaban con SPA y uno con jacuzzi, a lo que hay que añadir que ninguno tenía parking propio.
Las principales deficiencias se han observado en medidas de seguridad y prevención. La cuota mensual media, 49 euros, está por debajo del promedio del estudio (56 euros)
Los gimnasios analizados salen airosos de la prueba. Logran una valoración de “bien”, por encima de la calificación media del estudio, un “aceptable”. No obstante, en la relación calidad-precio, los centros de Sevilla logran el aprobado con un ajustado “aceptable”, idéntica calificación que la media nacional.
El primer coste que debe afrontar un cliente en tres de cada cuatro gimnasios sevillanos visitados es la matrícula, que tiene un precio medio de 81 euros (un 15% más caro que la media del estudio, 70 euros), 85 euros en los centros con SPA y 75 euros en los establecimientos que no lo tienen. No obstante, las diferencias son notables. Así, el usuario se puede llegar a ahorrar hasta 135 euros si compara entre los diferentes establecimientos de la ciudad, ya que ésta es la diferencia entre la matrícula más cara y la más barata. La cuota mensual media asciende a 49 euros, un 12% más económico que el importe medio del estudio (56 euros). En los centros que cuentan con SPA la mensualidad es de 62 euros mientras que en los que no disponen de este servicio es de 43 euros. Al igual que sucede con la matrícula, hay diferencias entre unos centros y otros (66 euros frente a 36).
La amplitud horaria de los gimnasios visitados en Sevilla (con un “bien”) también supera la valoración media del estudio, un “aceptable”. Entre las razones de esta calificación, destacan que los días laborales permanecen abiertos una media de 15 horas, casi una hora más que la media del país, y que sólo uno de los doce visitados cierra al mediodía (un 22% a nivel nacional). Asimismo, ninguno de los analizados cierra por vacaciones. No obstante, siete de los doce centros visitados cierran el domingo. Si un socio no acude durante un periodo de tiempo, por ejemplo, por vacaciones, sólo en la mitad de los establecimientos analizados se exime al cliente a pagar cantidad alguna durante ese periodo de tiempo.
En la atención al cliente y asesoramiento médico y deportivo, los gimnasios visitados en Sevilla aprueban con un “aceptable” y superan la calificación media del estudio (un”regular”). Todos los establecimientos afirmaron incluir en el precio un seguro de responsabilidad civil, y el 58% también un seguro médico (muy por encima del 15% de los del estudio). En uno de cada cuatro gimnasios se realizaba un examen médico previo (el 14% a nivel nacional), pero en ninguno se pedía un certificado médico antes de empezar a acudir al centro. Al menos, en uno de cada cuatro le preguntaban a la persona interesada en apuntarse por su estado de salud y sus hábitos de vida.
Por el contrario, resulta llamativo que en cuatro de cada diez establecimientos visitados en la capital hispalense se negaron a informar sobre la titulación de sus monitores, en el resto afirmaron contar con profesionales del sector. En lo positivo destaca que en todos los gimnasios, excepto en uno, se ofrecía la posibilidad a un socio nuevo de que un monitor elaborara una tabla de ejercicios personalizada. Sin embargo, en el 25% no había una persona en cada sala encargada de estar al tanto de los que sucedía en ella y ayudar a los usuarios en caso de que fuera necesario.
El estado de las instalaciones de los gimnasios de Sevilla merece una calificación de “bien”, al igual que la media obtenida a nivel nacional. Se han observado aspectos relacionados con el equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación, y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos. Asimismo, se ha tenido en cuenta la seguridad. Mención aparte merece este punto por encontrarse deficiencias, como que en cinco de cada seis gimnasios no se hallaron puertas de emergencia ni carteles para indicar a los usuarios cómo actuar en caso de emergencia, y que en la mitad de los vestuarios el suelo no era antideslizante.
Los establecimientos de la capital hispalense alcanzan un “muy bien” en la oferta de servicios básicos, idéntica a la del estudio. La mayoría de los establecimientos ofrecía actividades como aerobic, step, pilates y spining, entre otras. Además, aunque sólo uno de cada tres de los analizados contara con SPA, los mismos que tenían jacuzzi, en el 75% de los centros se podía hacer uso del servicio de sauna y en todos se podía regular la temperatura del agua de las duchas. Sin embargo, se hallaron algunos aspectos mejorables: en dos de cada tres no había servicio de alquiler de toallas ni parking y en el 75% de los establecimientos el cliente tampoco podía disponer de una taquilla de manera permanente.
La limitada oferta de horarios y la falta de interés por la salud del cliente son las principales deficiencias de los establecimientos valencianos
Los 12 gimnasios visitados consiguen superar la prueba planteada por esta revista, si bien lo hacen con un ajustado “aceptable”, al igual que la nota media final del estudio. No obstante, han mejorado respecto a un estudio similar realizado en 2004, ya que entonces la calificación media fue un suspenso. Además, la relación calidad/precio es de “bien” (por encima de la media nacional de “aceptable”) frente al “regular de hace cuatro años.
La inscripción en los centros evaluados en Valencia tiene un coste medio de 71 euros (un euro por encima del importe medio de la matrícula a nivel nacional), 89 euros en los centros con SPA y 35 euros en los establecimientos que no lo tienen. De hecho, en todos los gimnasios el gasto de matrícula es obligatorio (por encima de la media del estudio, un 75%). No obstante, el usuario se puede llegar a ahorrar hasta 210 euros si compara entre los diferentes establecimientos de la ciudad (ésta es la diferencia entre la matrícula más cara y la más barata). La cuota mensual asciende a una media de 59 euros, un 6% más que el importe medio del estudio (56 euros). En los centros que cuentan con SPA la mensualidad media es de 67 euros mientras que en los que no disponen de este servicio es de 44 euros. Al igual que sucede con la matrícula, hay grandes diferencias entre unos centros y otros, así, el cliente puede llegar a ahorrar hasta un 81% (un 90% a nivel nacional), la diferencia entre el gimnasio con la cuota mensual más onerosa y la más económica (175 euros frente a 34 euros).
El único apartado en el que los gimnasios visitados en Valencia suspenden es el de la oferta horaria. Permanecen abiertos una media de 14 horas los días laborales, al igual que la media del país, pero la mitad cierra al mediodía (un 22% a nivel nacional). A esto hay que añadir que tres de cada cuatro cierra los domingos (el 59% de los del estudio cierra algún día de la semana). Asimismo, hay que señalar que si un socio no acude durante un periodo de tiempo, por ejemplo, por vacaciones, debe pagar una cuota de mantenimiento inferior a la mensualidad en el 58% de los centros visitados en la ciudad, incluso en el 25% de éstos debe seguir pagando la cuota íntegra o si no al volver tiene la obligación de abonar de nuevo la matrícula. De hecho, sólo en el 17% se eximía al usuario de pagar durante ese periodo de tiempo. Dos de cada tres establecimientos analizados en la capital valenciana obligan a sus clientes a domiciliar la cuota, frente a casi la mitad que lo hace a nivel nacional. En el lado positivo destaca que ninguno de los gimnasios visitados cerraba por vacaciones.
En lo referente a la atención y al asesoramiento los gimnasios de Valencia obtienen un “aceptable” y superan así el “regular” de la nota media del estudio y el “mal” que recibieron hace cuatro años. En nueve de los doce gimnasios analizados afirmaron que el personal que trabajaba en el centro contaba con la titulación adecuada. Asimismo, en el 83% de los establecimientos visitados los socios nuevos tenían la posibilidad de solicitar que un profesional elaborara una tabla de ejercicios personalizada y, en idéntica proporción de centros, había un monitor en cada sala para ayudar a los usuarios en caso de que fuera necesario. Sin embargo, más de la mitad de los gimnasios afirmaron no incluir un seguro de responsabilidad civil en el precio y tampoco un seguro médico. A esto hay que añadir que ninguno hacía un examen médico previo ni pedía a los socios nuevos certificado médico alguno. La ausencia de interés por la salud de los clientes se confirma en el hecho de que sólo dos de los doce gimnasios preguntaron por los hábitos de vida de la persona interesada en apuntarse.
El estado de las instalaciones de los gimnasios de Valencia alcanza una nota media de “bien”, idéntica a la calificación a nivel nacional y a la valoración obtenida hace cuatro años en este mismo aparatado. Se han observado aspectos relacionados con el equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos. Asimismo, se ha tenido en cuenta la seguridad: en nueve de cada diez centros no se detectaron salidas de emergencia y en ocho de cada diez no se observaron carteles para informar a los clientes de cómo actuar en caso de emergencia.
Los establecimientos de la capital valenciana alcanzan un “muy bien” en la oferta de servicios básicos, al igual que la valoración final del estudio. Dos de cada tres centros contaban con SPA y con sauna. La mayoría ofrecía actividades como aeróbic, step y pilates, entre otras. Además, en nueve de cada diez los socios podían disponer de una taquilla de manera permanente y en la mitad se ofrecía servicio de alquiler de toalla. Como elemento negativo, ninguno de los gimnasios analizados en Valencia contaba con parking propio.
El precio medio de la matrícula es de 34 euros, frente a los 70 de la media, y la cuota mensual es de 48 euros, ocho menos que el promedio
Los precios medios de los diez gimnasios visitados se hallan entre los más económicos del estudio. Un primer dato es que la proporción de gimnasios que exige el pago de una matrícula inicial es menor que la media (un 60% frente a un 75%). Además, el coste medio de la inscripción es de 34 euros, un 51% más económico que la media del estudio (70 euros). Asimismo, el usuario puede llegar a ahorrar hasta un 80% si compara entre los diferentes establecimientos de la ciudad, ya que ésta es la diferencia entre la matrícula más cara y la más barata (60 euros frente a 12).
La cuota mensual asciende a 48 euros de media, ocho euros por debajo de la media del estudio. En los centros que cuentan con SPA la mensualidad media es de 57 euros mientras que en los que no cuentan con este servicio es de 45 euros. En el pago mensual, el ahorro puede llegar al 53% debido a la diferencia entre el gimnasio con la cuota mensual más cara y la más económica (70 euros frente a 33).
Los gimnasios visitados en Valladolid consiguen superar la prueba planteada por esta revista, si bien lo hacen con un ajustado “aceptable”, al igual que la nota media final del estudio. Idéntica calificación obtienen en la relación calidad/precio.
En atención al cliente y asesoramiento médico y deportivo, los gimnasios visitados en la capital vallisoletana aprueban con un “aceptable”, por encima del “regular” de la nota media del estudio. Todos los centros afirmaron contar con personal con la titulación adecuada y se comprobó que en cada sala había un monitor encargado de ayudar a los socios en caso de que fuera necesario. También en la totalidad de los establecimientos, los socios nuevos tenían la posibilidad de solicitar que un monitor elaborara una tabla de ejercicios personalizada. Sin embargo, seis de los diez gimnasios analizados en Valladolid no incluían en el precio un seguro de responsabilidad civil o un seguro médico. Además, en ninguno se realizaba un examen médico previo y tampoco se preguntaba por el estado de salud o los hábitos de vida de la persona interesada en apuntarse.
El estado de las instalaciones de los gimnasios de Valladolid recibe una nota media de “aceptable” (por debajo del “bien” de la media del estudio). Se han observado aspectos relacionados con el equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos. Asimismo, se ha tenido en cuenta la seguridad. A este respecto, en ninguno de los centros se observaron salidas de emergencia y únicamente en uno había carteles para informar a los usuarios de cómo actuar en caso de emergencia. En cuatro de los diez centros, el suelo de los vestuarios no era antideslizante.
Los establecimientos de la capital vallisoletana obtienen un “bien” en la oferta de servicios básicos, por debajo del “muy bien” de la nota media del estudio y entre los peores del país en este apartado. Sólo tres de los diez contaban con SPA, y aunque en siete se disponía de sauna, todos carecían de jacuzzi. Además, a pesar de que en la mayoría se ofrecían actividades como aerobic, step o gimnasia de mantenimiento, se observaron algunas deficiencias en cuanto a servicios. Por ejemplo, ninguno de los establecimientos analizados contaba con parking propio, el 80% carecía de cafetería, en el 70% no había servicio de alquiler de toallas y en el 30% no había duchas suficientes en los vestuarios.
En cuanto a los horarios, los gimnasios visitados en Valladolid obtienen un “aceptable”, en la media del estudio. Los centros de la ciudad permanecen abiertos una media de 13 horas los días laborales, una menos que la media del país, y la mitad de los analizados cierra al mediodía (un 22% a nivel nacional). Además, ocho de cada diez cierra algún día de la semana, frente al 59% que lo hace a nivel nacional. No obstante, sólo uno de los diez establecimientos deportivos analizados cierra por vacaciones y nueve de los diez (el 45% a nivel nacional) exime a sus socios de pagar la cuota mensual en caso de que falte en un periodo de tiempo, por ejemplo, por vacaciones.
Los gimnasios examinados en Vitoria, cuya relación calidad/precio es buena, logran como calificación global sólo un aprobado. Los casi 60 euros de cuota mensual, cercanos a la media nacional
Todos obligan a sus nuevos clientes a pagar una matrícula de inscripción (el 75% a nivel nacional) cuyo precio medio es de 70 euros (el mismo que el importe medio de los 200 centros estudiados en todo el país), que se convierte en 79 euros si se trata de centros con SPA o zona de aguas y se queda en 61 euros en los que no lo tienen. En Vitoria conviene preguntar en varios centros y comparar precios, pues la diferencia entre la matrícula más cara y la más barata de los gimnasios estudiados en la capital alavesa es de 125 euros. La cuota mensual representa de media en los gimnasios de Vitoria 59 euros, un poco más (el 6%) que la cuota mensual media de las 18 ciudades (56 euros). En los gimnasios vitorianos con SPA la mensualidad media alcanza los 67 euros mientras que en los que no cuentan con este servicio se queda en 51 euros. Al igual que sucede con la matrícula, en Vitoria se registraron enormes diferencias entre unos centros y otros en las cuotas mensuales: desde los 98 euros mensuales del más caro hasta los 35 euros mensuales del más barato.
Los gimnasios visitados en Vitoria tomados en conjunto superan la prueba planteada por esta revista, si bien lo hacen con un mediocre “aceptable”, que los sitúa al mismo nivel de la media de las 18 ciudades, si bien cabe señalar que han empeorado respecto a un estudio similar realizado por CONSUMER EROSKI en 2004, ya que entonces la calificación media en Vitoria fue “bien”. Mejor parados quedan los gimnasios vitorianos en la relación calidad-precio, reciben un “bien”, que les sitúa por encima del “aceptable” de la media del estudio y del “regular” de hace cuatro años.
En atención y asesoramiento médico-deportivo los gimnasios visitados en Vitoria suspenden con una nota media de “regular”, si bien esta calificación es la misma que la de las 18 ciudades. Aunque todos los gimnasios vitorianos incluían en su cuota mensual un seguro de responsabilidad civil, sólo uno de los diez estudiados contemplaba además un seguro médico, y únicamente en tres de los diez realizaban examen médico previo. En seis obviaron preguntar por el estado de salud o los hábitos de vida del nuevo cliente. Al menos, en todos se ofrecía al hipotético nuevo cliente la posibilidad de que un monitor le creara una tabla de ejercicios personalizada, y en el 90% de los establecimientos vitorianos visitados había, como es de desear, un profesional en cada sala para orientar, supervisar y ayudar a los usuarios.
El estado de las instalaciones (equipamiento de las salas, iluminación, ventilación, y limpieza tanto de máquinas y vestuarios como de aseos) de los gimnasios de la capital alavesa alcanza una media de “muy bien” (mejor que el “bien” de la media nacional). En seguridad, la situación es peor: en cuatro de cada diez centros vitorianos no se vieron salidas de emergencia ni había suelo antideslizante en los vestuarios, y en siete tampoco se exponían carteles para informar a los clientes sobre cómo actuar en caso de emergencia.
La valoración se queda en un “bien” en servicios básicos, por debajo de la media del estudio (“muy bien”). La mitad de los gimnasios vitorianos contaba con SPA, todos tenían sauna, cuatro de cada diez disponían de jacuzzi y la mayoría ofrecía actividades como aerobic, step y pilates. Sin embargo, sólo uno de los diez tenía parking y servicio de alquiler de toallas. Además, mientras que en la mitad de los 200 gimnasios analizados a nivel nacional se podía disponer de una taquilla permanente, en Vitoria esta proporción se reducía al 20%. Y en el 60% de los gimnasios vitorianos no se podía regular la temperatura del agua de las duchas.
En el apartado de horarios los gimnasios vitorianos obtienen la misma calificación que en 2004 y deben conformarse con un “aceptable” (idéntica valoración a la del estudio). Permanecen abiertos una media de 14 horas los días laborales, al igual que la media del país, y el 30% cierra al mediodía (un 22% a nivel nacional). A esto hay que añadir que seis de cada diez cierran los domingos (el 59% de los del estudio cierra algún día de la semana). El 50% de los centros cierra por vacaciones, frente al 7,5% de los visitados a nivel nacional. Si un socio no acude durante un periodo de tiempo, por ejemplo por vacaciones, debe pagar una cuota de mantenimiento en la mayoría de los centros visitados en la ciudad. De hecho, en ninguno se eximía al usuario de pagar durante ese periodo de tiempo.
El estado de sus instalaciones es “muy bueno” y la oferta de servicios básicos, “excelente”. El precio: la matrícula, 58 euros de media, y la cuota mensual, 60 euros de media
Los 12 gimnasios visitados consiguen superar la prueba planteada por esta revista, si bien lo hacen con un ajustado “aceptable”, en la media del estudio, calificación que se repite en la relación calidad/precio. La principal deficiencia se ha observado en la atención al usuario y el asesoramiento médico y deportivo, aspecto en el que los centros zaragozanos suspenden con un rotundo “mal”, lo que les sitúa entre los peores del país (la media del estudio es un “regular”).
A pesar de que todos los establecimientos incluyen en el precio un seguro de responsabilidad civil y el 75% un seguro médico, los datos revelan que los centros no se preocupan por la salud de sus socios. En ninguno de los visitados se solicitó un certificado médico a sus clientes y tampoco se preguntó por el estado de salud o lo hábitos de vida de la persona interesada en inscribirse. Además, sólo dos afirmaron realizar un examen médico previo. A esto hay que añadir deficiencias tales como que en más de nueve de cada diez no había indicaciones sobre la existencia de hojas de reclamación y que en el 75% tampoco informaban sobre la prohibición del uso del teléfono móvil. Al menos, en once de los establecimientos aseguraron contar con personal con la titulación adecuada y el técnico de CONSUMER EROSKI comprobó la presencia de un monitor en cada sala para ayudar u orientar a los usuarios en caso de que fuera necesario. Asimismo, en todos los centros el nuevo socio podía pedir que un monitor elaborara una tabla de ejercicios personalizada.
En cuanto a los precios, todos los centros visitados en Zaragoza, salvo uno, exigen el pago de una matrícula, cuyo coste medio es de 58 euros (doce euros por debajo del importe medio de la matrícula a nivel nacional), 64 euros en los centros con SPA y 41 euros en los establecimientos que no lo tienen. El usuario se puede llegar a ahorrar hasta 114 euros si compara entre los distintos establecimientos de la ciudad, ya que ésta es la diferencia entre la matrícula más cara y la más barata. La cuota mensual asciende a 60 euros de media, un 6% más que el importe medio del estudio (56 euros). No hay grandes diferencias entre las tarifas de unos centros y otros, así, los clientes de los gimnasios de la capital aragonesa son los que menos posibilidad de ahorro tienen de todo el estudio, tan solo un 37% (un 90% a nivel nacional), la diferencia entre el gimnasio con la cuota mensual más onerosa y la más económica (78 euros frente a 49).
En el apartado de horarios, los gimnasios zaragozanos destacan por encima del “aceptable” de la media del estudio y obtienen un “bien”. Permanecen abiertos una media de casi 15 horas y media los días laborales, una más que la media del país, y sólo uno de los doce analizados cierra al mediodía (un 22% a nivel nacional). A esto hay que añadir que uno de cada cuatro, el porcentaje más bajo de todo el estudio, cierra los domingos (a nivel nacional el 59% cierra algún día de la semana) y que sólo el 8% cerraba por vacaciones.
Si un socio no acude durante un periodo de tiempo, por ejemplo, por vacaciones, en el 25% de los establecimientos visitados en la capital aragonesa debe pagar la cuota íntegra o, si no, abonar de nuevo la matrícula. En cambio, en cinco de los doce gimnasios se exime al usuario de pagar durante ese periodo de tiempo.
El estado de las instalaciones de los gimnasios de Zaragoza alcanza una nota media de “muy bien” (un “bien” a nivel nacional). Se han observado aspectos relacionados con el equipamiento de las salas, la iluminación, la ventilación, y la limpieza tanto de las máquinas como de los vestuarios y aseos. Asimismo, se ha tenido en cuenta la seguridad. En dos de cada tres centros no se detectaron salidas de emergencia y en la mitad tampoco había carteles para informar a los usuarios de cómo actuar en caso de emergencia. Como dato positivo, el suelo de todos los vestuarios era antideslizante.
Los establecimientos de la capital aragonesa logran la máxima calificación, un “excelente”, en la oferta de servicios básicos, lo que les ubica entre los mejores del país en este apartado. Los gimnasios de Zaragoza se caracterizan por su amplia oferta de actividades, de modo que en todos se podía realizar aerobic, step y gap, en el 75% cabía la posibilidad de acudir a clases de baile y en más de la mitad el cliente podía iniciarse o mejorar en técnicas relacionadas con las artes marciales. Además, tres de cada cuatro establecimientos contaban con SPA, el 92% tenía servicio de sauna y la mitad, jacuzzi. A esto hay que sumar que en todos los establecimientos deportivos visitados en Zaragoza el cliente podía alquilar una taquilla de manera permanente y en casi seis de cada diez también había servicio de alquiler de toallas.