Hay que adaptarlo a cada vivienda
Expertos en domótica y arquitectura de interiores señalan que para combatir el calor veraniego dentro del hogar debe lograrse una diferencia de alrededor de 10 grados respecto al exterior. Una de las maneras de conseguirlo es utilizar un sistema de aire acondicionado, que permite rebajar la temperatura interior. Los especialistas aseguran que, considerando la capacidad de adaptación del cuerpo a las condiciones climáticas y que en los meses de más calor vestimos prendas más ligeras, una temperatura de entre 21 y 25 grados es más que suficiente para sentirse cómodo en casa o en la oficina. Menos grados no son saludables: los resfriados que se atribuyen al aire acondicionado se deben tanto a las bajas temperaturas a las que se utilizan estos aparatos como a la cercanía de algunos usuarios a la corriente de aire frío, que sale a chorros a una temperatura de entre 10 y 15 grados. Y si la salud no fuera un argumento de peso para optar por esa temperatura, otro dato puede resultar persuasivo: por cada grado de más que se enfría una casa, se gasta un 8% más de energía.
Aire acondicionado, aire refrigerado y climatizador
Un error muy común es aplicar el término aire acondicionado al aire refrigerado y confundir acondicionar con climatizar. El aire refrigerado consiste en unidades equipadas con ventiladores que se limitan a proporcionar un flujo de aire fresco filtrado. Para que el sistema de refrigeración sea aire acondicionado debe estar compuesto por un conjunto de equipos que funcionan de forma encadenada y proporcionan aire controlado al ambiente, seleccionando la temperatura. Y si nos referimos a un climatizador, no se trata sólo de elegir los grados mediante un aparato, sino de corregir la humedad del ambiente. Por ello, acondicionar una vivienda no es lo mismo que climatizarla. Generalmente los aparatos que logran una temperatura de entre 21 y 25 grados, llamada de confort, no están preparados para respetar la humedad relativa de ambiente. Este sistema es mucho más complejo, bastante más caro y no del todo imprescindible en un hogar, donde sólo es necesario determinados meses al año.
Instalar el aire acondicionado
En la colocación de aparatos domésticos de aire acondicionado, habitualmente con el modelo split (un compresor que se ubica en el exterior y equipos evaporadores en el interior) no es necesaria excesiva obra. Pero es importante contar con el permiso de la comunidad de vecinos, pues será necesario utilizar la fachada interior del edificio para colocar el compresor, y estar dispuesto a agujerear paredes por donde deben discurrir los desagües, aunque se disimulan con canaletas. Los profesionales precisan de 2 días para terminar la obra y el coste ronda los 800 euros. Un inconveniente reconocido de estos aparatos es que en regiones muy cálidas donde el transformador (normalmente situado en el balcón o fachada) permanece en contacto con temperaturas muy altas, las averías son más frecuentes, pues debe realizar mucho más trabajo.
La bomba de calor, el sistema actual más utilizado
Con un gasto un poco mayor se puede instalar una bomba de calor, que ofrece la ventaja de ser utilizada como calefacción en invierno y como aire acondicionado en verano. Su tecnología se basa en el principio de Carnot, descubierto en 1824 y utilizado también para enfriar el frigorífico. El mecanismo se compone de una unidad exterior y otra interior. La tarea de la bomba de calor es transportar calor hacia el interior o el exterior de la casa, según se busque enfriar o calentar la vivienda. Para la operación de refrigeración, el aire de la casa pasa a través del tubo interno. Se absorbe el calor del aire interior y el aire más frío resultante vuelve a hacerse circular por la casa a través de los conductos del sistema. El calor de la casa sale por el tubo exterior. En el caso de la calefacción, la bomba de calor básicamente invierte el proceso de refrigeración para calentar la casa durante el frío. El precio del aparato es algo más caro, depende del tamaño de la habitación que se quiera enfriar, pero hay modelos en el mercado desde 750 euros. La instalación y su coste son similares a la de los aparatos de aire tradicionales.
En cuanto al consumo diario, las bombas de calor presentaban hasta hace dos años un gran inconveniente: el consumo excesivo de energía. Pero es precisamente en este campo donde mayor desarrollo han experimentado y en el que más se ha rentabilizado el consumo. Una unidad colocada en un dormitorio gasta unos 0.06 euros a la hora y una colocada en un comedor unos 0.09. Estos consumos son mucho menores que los del microondas o el lavaplatos.
- Split fijo. Además de ser el más demandado del mercado, es el más económico en su instalación (unos 300 euros) y mantenimiento. Está compuesto por una unidad interior y otra exterior, que se conectan a través de un tubo. Se instala en el techo o en la pared, según el modelo. Su precio oscila entre 600 euros y 1.200 euros.
- Split móvil. Se puede trasladar de habitación, teniendo en cuenta hay que contar con disponer de una salida al exterior de la bomba de agua. Su instalación no requiere la intervención de un profesional. La gama de potencias es limitada y consume mucha energía. Sólo resulta aconsejable cuando la complejidad de la instalación hace inviable otro tipo de aire. Se vende desde 800 euros.
- Multisplit. Se trata de un sistema split con varias unidades interiores, lo que permite acondicionar toda la vivienda (recomendable en casas de más de 100 metros cuadrados y en las unifamiliares ubicadas en zonas de climas muy calurosos). El precio varía en función del número de consolas que se incorporen: dos unidades desde 1.200 euros y tres desde 2.200 euros.
- Aire zone. Consta de un aparato central que distribuye el frío mediante conductos, y dispone de un termostato que abre o cierra el paso del aire en función de la habitación, esté o no ocupada. Para un domicilio de 90 metros cuadrados, el precio por el aparato y su instalación oscila entre 3.500 y 4.500 euros. A pesar de su elevado coste, este sistema resulta rentable a largo plazo debido al ahorro energético que permite.