Una de cada nueve personas en nuestro planeta tiene hambre
El objetivo que se habían impuesto 189 naciones en el año 2000 para reducir la proporción de personas desnutridas a la mitad no se ha cumplido
El hambre es el principal riesgo relacionado con la salud, al que se enfrenta gran parte de la población mundial. Cada año, mata a más personas que el SIDA, la malaria y la tuberculosis juntas, según datos recientes del Programa Mundial de Alimentos (WFP en sus siglas en inglés).
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) recuerda que el hambre y una nutrición inapropiada contribuyen a la muerte prematura de las madres, lactantes y niños pequeños, y al desarrollo físico y cerebral deficiente de los jóvenes. Para Manos Unidas, el hambre mata, mutila, obstaculiza el desarrollo, rebaja los salarios, reduce la asistencia escolar y socava el crecimiento económico.
Pese a todo, impacta saber que el mundo sí es capaz de producir lo suficiente para alimentar a toda la población mundial de 7 mil millones de personas. Y, también, que al mismo tiempo que hay gente sin nada que llevarse a la boca, se producen otras formas de malnutrición que son completamente opuestas al hambre: la alimentación excesiva. Año a año, aumentan las tasas mundiales de sobrepeso y obesidad y, como consecuencia, también la prevalencia de enfermedades crónicas relacionadas, como la diabetes o las dolencias cardiovasculares.
Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Qué es lo que causa el hambre? La pobreza, la falta de inversión agrícola, la inestabilidad de los mercados, el clima y los desastres naturales, las guerras y los desplazamientos, y el desperdicio de alimentos. Estos son los seis principales factores que, interrelacionados, explican por qué existe el hambre en el mundo.
EROSKI CONSUMER ha querido conocer la situación del hambre en el mundo y su afección entre los más pequeños. Para ello, ha realizado un análisis documental, utilizando diversas fuentes: la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (WFP en sus siglas en inglés) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Balance: compromisos y realidad
Compromisos internacionales
2015 es un año para hacer balance y comprobar si se han cumplido los dos compromisos internacionales en la lucha contra el hambre.
El primero se concretó en 1996 en Roma en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA). Representantes de 182 gobiernos se comprometieron a “erradicar el hambre en todos los países, con el objetivo inmediato de reducir el número de personas desnutridas a la mitad de su nivel actual no más tarde del año 2015”.
El segundo se refiere al primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM 1), acordado en 2000 por 189 naciones. Entre sus metas estaba la de “reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre para el año 2015”.
Objetivos incumplidos
795 millones de personas en el mundo no cuentan con suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa. Esto significa que una de cada nueve personas pasa hambre en nuestro planeta. Es una de las conclusiones principales del informe “Estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2015”, publicado por la FAO, la WFP y la FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola).
En líneas generales, no se han cumplido los objetivos internacionales establecidos. Desde 1990, el número de personas que pasan hambre en el mundo ha disminuido en 216 millones (entonces, la cifra se elevaba a más de 1.000 millones). Además, si se deja a un lado el dato bruto y se tiene en cuenta el porcentaje, la proporción de personas subalimentadas respecto de la población (lo que llaman prevalencia de la subalimentación) se ha reducido del 19 % en 1990 hasta el 11 % de las estimaciones entre 2014 y 2016.
Los factores que, según el informe, han impedido unos resultados mejores tienen que ver con cuestiones económicas (la volatilidad de los precios de los productos, el encarecimiento general de los alimentos y de la energía, las crecientes tasas de desempleo y las recesiones económicas globales de finales de la década de 1990 y de los años posteriores a 2008), climáticas (fenómenos meteorológicos extremos y catástrofes naturales cada vez más habituales) y políticas (la inestabilidad política y los conflictos civiles han provocado un aumento sin precedentes de personas desplazadas).
Aun así, hay que tener en cuenta que a pesar del aumento de la población mundial en 1.900 millones de personas, la prevalencia de la subalimentación se ha reducido un 42 % en todo el mundo y un 45 % en los países en desarrollo.
En este sentido, merecen una mención destacada China y la India, como países grandes y muy poblados. Por sí solos, representan el 81 % de la reducción total del número de personas subalimentadas de las regiones en desarrollo entre 1990 y 2015. Y solo China supone casi dos tercios del total: pasó de los 289 millones de personas hambrientas entre 1990 y 1992 a los cerca de 134 millones de las estimaciones entre 2014 y 2015.
Mapa del hambre en el mundo, 2015
El hambre de los países en desarrollo
En desarrollo
La gran mayoría de personas que pasan hambre en el mundo viven en países en desarrollo, es decir, en aquellos lugares con una menor esperanza de vida, una menor educación y menos dinero, pero con una tasa de crecimiento superior a los países desarrollados. Concretamente, se calcula que en estas zonas hay en torno a 780 millones de personas subalimentadas, el 13% de la población mundial.
Aun así, un total de 72 países de los 129 considerados en desarrollo (y que han sido objeto de seguimiento) han reducido a la mitad la proporción de las personas con hambre entre 1990 y 2015 (cumplen el objetivo ODM) y 29 de ellos también el número total (satisfacen el objetivo CMA).
Según el estudio de FAO, FIDA y WFP, la mayor parte de ellos disfrutaron de condiciones políticas estables y crecimiento económico, que habitualmente estaban acompañados por políticas de protección social dirigidas a los grupos vulnerables de la población.
Asia
Asia es el continente en el que habita la mayor cantidad de personas con hambre del mundo. En total, 512 millones de personas, es decir, dos tercios del total de personas subalimentadas (795 millones). Concretamente, la región asiática más afectada en términos absolutos es Asia meridional (Afganistán, Bangladesh, India, Irán, Maldivas, Nepal, Pakistán y Sri Lanka) con 281 millones de personas que sufren hambre, es decir, un 35 % del total mundial.
En esta zona, India marca un punto de inflexión, ya que ella sola congrega a cerca de 195 millones de personas subalimentadas, un 25 % del total en el mundo. Aun así, la prevalencia en el país ha mejorado y ha pasado de un 24 % en 1990 al 15 % de personas subalimentadas de la actualidad.
Según el informe de la FAO, FIDA y el Programa Mundial de Alimentos, este pequeño progreso se debe a la escasa influencia del encarecimiento mundial de los alimentos en los precios nacionales del país y los resultados positivos de un programa ampliado de distribución de alimentos. Pero también indican que “el mayor crecimiento económico no se ha traducido plenamente en un aumento del consumo de alimentos, y menos aún en una mejora de las dietas en conjunto, lo que podría indicar que las personas pobres afectadas por el hambre no han conseguido beneficiarse demasiado del crecimiento general”.
África
Con todo, si se dejan a un lado los términos absolutos, es África donde hay una mayor prevalencia de población con hambre: una de cada cinco personas allí presenta desnutrición. El caso más preocupante es el de África subsahariana. En esta región, en 25 años, el número de personas con desnutrición ha aumentado en 44 millones (ahora son 220 millones). Por tanto, en la actualidad, la proporción de personas subalimentadas allí se sitúa cerca de una de cada cuatro.
Para la ONU, la FAO y la FIDA, en esta región, “la lentitud del avance en la lucha contra el hambre a lo largo de los años resulta especialmente preocupante”. Y enumeran tres factores que impiden reducir el número de personas subalimentadas en aquella zona: el encarecimiento de los alimentos, las sequías y la inestabilidad política de algunos países.
Nuevos compromisos
En septiembre, se celebró la Cumbre de las Naciones Unidas sobre la Agenda de Desarrollo Sostenible de 2015. Allí, 193 líderes mundiales se comprometieron a alcanzar 17 objetivos para lograr tres metas en los próximos 15 años: acabar con la pobreza extrema, luchar contra la desigualdad y la injusticia y solucionar el cambio climático. Propósitos que deberán alcanzar todos los países.
Los niños son especialmente vulnerables al hambre. Según Manos Unidas, los niños subnutridos no crecen de forma tan rápida como los niños saludables y, mentalmente, pueden desarrollarse más despacio. Además, la organización recuerda que el hambre constante debilita el sistema inmunológico y les hace más vulnerables a enfermedades e infecciones.
Las organizaciones humanitarias calculan que la nutrición deficiente causa casi la mitad de las muertes en niños menores de cinco años (3,1 millones de niños al año y cerca de 8.500 al día). También que uno de cada cuatro menores en el mundo padece retraso en el crecimiento (en los países en desarrollo, esta proporción se puede elevar a uno de cada tres).
Además, Unicef estima que el 20% de los niños más pobres del mundo tienen alrededor del doble de probabilidades que el 20% de los más ricos de sufrir retraso en el crecimiento debido a la mala alimentación, y de morir antes de su quinto cumpleaños.
Por último, para complementar esta amalgama de cifras impactantes, según el Programa Mundial de Alimentos, 66 millones de niños en edad escolar primaria asisten a clases con hambre en los países en desarrollo. Es más, calculan que solo en África hay 23 millones.