Tamara García Cid, profesora de Comportamiento y Convivencia con Animales en la Universidad Autónoma de Madrid

"Toda relación entre animales y niños deberían supervisarla los padres"

1 marzo de 2015
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En España, al menos 142.000 perros y gatos son abandonados cada año, según un estudio del Observatorio de la Fundación Affinity. ¿Deben los padres adoptar cuando sus hijos les piden una mascota?

Incrementar la familia con un animal es maravilloso, pero la decisión supone una responsabilidad y no debe tomarse a la ligera. Hay que sopesarlo y hacer entender al pequeño el cambio de rutina y las nuevas tareas que suponen la llegada de una mascota.

Visitar a un conocido que ya conviva con un animal puede ayudarnos a tomar la decisión, servirá para saber si para el niño la mascota es solo un capricho o se trata de un anhelo más profundo.

La Federación Europea de Fabricantes de Alimento para Mascotas señala que, en los hogares españoles, viven 5,4 millones de perros y 4 millones de gatos. ¿Qué lecciones aprenden los niños de sus animales?

Compartir la vida con un animal es una gran experiencia para un niño. El querer, cuidar, dormir, acariciar y jugar con un animal implica una estimulación sensorial, mental, motora y emocional muy importante en el desarrollo infantil. El animal también es una fuente de motivación para los pequeños: podemos instarles a que hagan sus deberes y, como recompensa, les ofrecemos jugar con la mascota.

¿Cuál es la receta para una buena convivencia entre animales y niños?

Incluye estos ingredientes: paseos, juegos, estimulación y vínculo. Los niños deben ser partícipes de la educación del animal y responsabilizarse con su cuidado. Los críos pueden apuntarse a actividades de grupo con su mascota, como el agility, recorrido en pista de obstáculos, que une deporte y juego con el perro. Además, la labor del profesional es esencial para prevenir y solucionar posibles problemas de comportamiento del animal en casa, ya que estos son una de las causas fundamentales de los abandonos.

¿Qué hay que enseñar a un niño sobre su animal?

Hay ejercicios que ayudan a los pequeños a identificar el estado de ánimo de su mascota: averiguar qué dice cuando mueve la cola, cuando pone las orejas para delante, hacia detrás, etc. Estos juegos sencillos ayudan al niño a descifrar cuándo su animal está contento o triste, cuándo se quiere ir o cuándo quiere jugar. Los padres deben hacer entender a los niños cuáles son las necesidades de su mascota, explicarle qué cosas pueden hacer y cuáles no.

¿Se debe involucrar a los niños en el cuidado de sus perros y gatos?

Sí, y cuanto más, mejor. Sin embargo, las tareas dependerán de la edad del niño. Hay que empezar con labores sencillas, como ponerle el agua o la comida a la mascota, ofrecerle los premios. También las salidas con su animal son importantes para los niños: debemos enseñarles a disfrutarlas y mostrarles cómo pasear con la correa sin tirones y sin hacerles daño.

¿Cuál es el error más frecuente que cometen los padres cuando conviven niños y animales en casa?

No supervisar el contacto entre sus hijos y sus animales. Nos fiamos por completo de nuestras mascotas, pero estas pueden levantarse, asustarse, hacer que el niño se caiga o darle con la pata sin querer y crear daños. Toda la relación entre animales y niños debería estar bajo la supervisión de los padres.

¿Puede ser peligroso para un niño convivir con un animal?

Sí, puede ser peligroso. Por eso, es tan importante la supervisión y la interacción guiada del niño con la mascota. El exceso de cariño de un niño puede resultar muy agobiante para un animal, que puede tratar de defenderse enseñando los dientes o mordiendo. Los perros avisan de que están molestos, pero si los padres no saben leerlo, puede que al final muerda como única forma de liberarse.

¿Existen perros y gatos niñeros?

Sí, pero no todos los animales son tan mimosos, ni a todos les gusta el contacto. Por ello, no debemos dejarnos llevar por el aspecto físico del animal, sino fijarnos en su carácter y dejarnos asesorar. Además, los perros pequeños pueden parecer más manejables para los niños, pero tienen más actividad. Los canes grandes, sin embargo, suelen ser más tranquilos y resisten mejor los abrazos y el contacto de los pequeños.

Entonces, ¿recomienda que los niños crezcan rodeados de perros o gatos?

¡Sí, sin duda! Pero teniendo en cuenta todos los puntos mencionados porque, si no, hay muchas posibilidades de que salga mal.