“¡Quiero una mascota!”. Los niños pronuncian esta frase antes o después. ¿Qué deben hacer los padres: adoptar o no adoptar?
La respuesta depende de la edad que tenga el crío. Si es menor de seis años, hay que pensárselo mucho antes de adoptar un animal, quizá sea mejor esperar. Pero si el niño ya tiene capacidad para poder pasear al perro, para atenderlo y responsabilizarse de él, entonces podemos meditarlo, aunque siempre de forma responsable. Un animal requiere responsabilidad, implica gastos y tiempo. Su adopción no puede ser la respuesta al capricho de un niño.
Algunos estudios demuestran la importancia de la relación de los niños con los animales. Refuerza su autoestima e incluso les ayuda a concentrase en las tareas escolares, según investigaciones realizadas en EE.UU. ¿Cuál es la lección más importante que enseñan perros y gatos a los niños?
La acción que ejercen los perros y los gatos sobre los niños y los bebés es muy positiva, siempre que nuestra estructura familiar lo permita. Los animales ayudan a los pequeños a acercarse a la naturaleza y también son una ayuda para socializarse y relacionarse con otras personas.
Los bebés que viven con perros y con gatos desarrollan menos alergias, crecen más fuertes y su sistema inmune es más resistente, según una investigación de la Universidad de Finlandia. Además, podrían ayudar a reducir el sobrepeso infantil. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Aunque sea intuitivamente, los beneficios de los animales sobre los niños se dan. La afectividad que proporcionan, la responsabilidad que implican y el ejercicio físico que implican sus paseos y juegos ejercen un beneficio anímico y físico sobre los niños. Las mascotas también nos ayudan a sonreír más: tanto a niños como a adultos. Los animales nos enseñan a ver las cosas de otra manera, a ser más felices.
Ocho de cada diez niños prefiere jugar con su gato o con su perro antes que con videojuegos, según un reciente estudio realizado en España. ¿Cuál es su receta para una buena convivencia entre mascotas y niños en casa?
Un perro o un gato es un amigo del niño para toda la vida. Los niños y sus mascotas se entienden a la perfección. No tienen ningún problema para relacionarse, se llevan bien y ambos se benefician de la convivencia: juegan y se cansan mutuamente. La receta es enseñar a los niños a conocer qué es un perro o un gato: sus costumbres, su alimentación, cómo viven, cómo se relacionan con el medio, su sexualidad, etc. Si les ayudamos a comprender a su animal, los niños aprenderán a amarlo tal y como es. Y la vida del animal también será más feliz porque podremos darle lo que necesita.
¿Recomienda involucrar a los niños en el cuidado de sus perros y gatos?
¡Claro! Los niños más mayores pueden ocuparse de los paseos del can y de enseñarles determinadas instrucciones. Los hijos también pueden ponerles la comida, cepillarles y aprender a jugar con su animal: porque no es lo mismo jugar con un gato que con un perro.
¿Puede ser peligroso para un niño convivir con un animal?
Rotundamente, no. No es peligroso, los accidentes o graves ataques que escuchamos en las noticias son excepciones que implican a malos propietarios. También el hecho de que un perro muerda o de que un gato arañe a un niño es anecdótico. Los animales son muy inteligentes. Si están molestos, por lo general, esquivan al niño. Tanto perros como gatos tienen muchísima paciencia. El consejo es conocerlos y enseñar a los niños cómo interactuar con ellos. En cuanto la salud, el animal debe ser desparasitado y vacunado: solo hace falta seguir las directrices del veterinario.
¿Hay mascotas más adecuadas que otras para vivir con niños?
Sí. Cada animal tiene su propia personalidad: por ejemplo, hay perros que son más guardianes y otros más dulces. También hay canes a los que no les gustan tanto los niños, por eso hay que informarse. La recomendación es elegir una mascota acorde a la estructura familiar. Lo mejor es acudir al veterinario para encontrar consejo.
Entonces, ¿ recomienda que los niños crezcan rodeados de perros o gatos?
¡Sí, claro! Un niño rodeado de animales es un niño más feliz. Pero hay que hacer las cosas bien, con conocimiento y dejándose aconsejar. Si no, es preferible no adoptar. Un perro o un gato no es una moto que podemos dejar en el garaje: exige cuidados, cariños, juegos todos los días. Es un ejercicio de responsabilidad.