Papá, esta Navidad ¡lo que quiero es jugar!

Los niños solo dedican dos horas diarias al juego durante el curso; la Navidad es la mejor época para recuperar el tiempo perdido
1 diciembre de 2013
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Papá, esta Navidad ¡lo que quiero es jugar!

Los expertos no se cansan de recordar que el juego es la actividad favorita de los niños. Sin embargo, el ritmo diario y las distintas actividades programadas durante el curso impiden que el juego infantil se desarrolle en el espacio y el tiempo adecuados, advierte el Observatorio del Juego Infantil, encargado de defender el derecho al juego de los niños españoles.

El juego desarrolla la comunicación del niño, fomenta su autoestima, hace que crezca su imaginación y mejora sus condiciones físicas y disciplina, entre otras virtudes. Pero, a pesar de sus inmensas ventajas, la mitad de los niños españoles apenas dedican entre una y dos horas a jugar durante sus días lectivos, según el estudio “Percepción adulta de los juguetes”, realizado por el Centro Tecnológico del Juguete.

Y a medida que el menor crece, la cuestión empeora: a partir de los nueve años, los niños españoles ya dedican menos de una hora al día al juego.

Durante la Navidad, sin embargo, el tiempo libre de adultos y niños se multiplica. Y con él las posibilidades de que disfruten de los beneficios del juego. Para que no falten recursos en casa, a continuación se recogen algunas ideas divertidas para que los pequeños jueguen, disfruten y aprendan estas vacaciones.

La búsqueda del tesoro en Navidad

La búsqueda del tesoro es un clásico que siempre resulta divertido. El juego consiste en ocultar un tesoro en algún rincón de la casa (juguete, caja con chucherías, un regalo). Para hacerlo más interesante, hay que esconder, también, diversas pistas. Estas ayudas conducirán unas hasta otras, hasta llegar al tesoro final. Las pistas pueden incluir adivinanzas (“hay que buscar en el sitio más frío de la casa”, en alusión al frigorífico) y pruebas que superar (“cuando resuelvas este puzzle, alguien te dirá la siguiente pista”).

Un cuento entre todos

La propuesta consiste en crear un cuento entre varios niños. El adulto puede asumir el papel de coordinador, para agilizar el juego cuando los pequeños no sepan cómo seguir o la trama se enrede demasiado. El adulto comienza la narración (puede ser de temática navideña). En un momento determinado, preguntará a uno de los niños cómo continuar. El niño contará lo que le parezca mejor y, después, el adulto retoma el relato.

Los niños encontrarán un incentivo adicional en dejárselo difícil al adulto; ¡y ver cómo se las arregla para continuar la historia!

Un gran dibujo navideño colectivo

Este juego es una variante gráfica del anterior. Hay que colgar (o pegar) un papel grande de la pared o una pizarra. Uno de los niños empieza con algunos trazos. El siguiente participante continúa. Y así, uno tras otro. Los niños se divertirán mucho al ver qué dibujan sus amigos sobre el dibujo empezado.

Dibujar a ciegas

Hacen falta papeles, lápices, rotuladores, bolígrafos, etc. Los niños tienen que dibujar pero… ¡con los ojos vendados! El adulto hace propuestas que podrán incluir temas navideños (un árbol, el trineo de Papá Noel, etc.). Los pequeños hacen sus intentos a ciegas. Al final, se quitan las vendas y muestran los dibujos. ¡Se reirán mucho de sus peculiares obras de arte!

Adivina, adivinanza, ¿qué hay en la bolsa?

Este juego exige poca preparación. Hay que buscar objetos con diferentes texturas y meterlos en una bolsa. Los niños no los verán: tratarán de descubrir de qué se trata por su tacto, con los brazos dentro de la bolsa. ¿Cómo lograr un toque navideño? Los objetos pueden ser calcetines, gorros de Papá Noel, bolas, estrellas del árbol de Navidad, etc.

Un gato y un ratón…

Para este juego hacen falta una buena cantidad de niños; al menos, seis o siete. La idea es que se sienten en corro, con dos balones: una será el gato y el otro, el ratón. Los pequeños deben pasar la pelota a quien esté a su derecha, lo más rápido posible. El objetivo es que la pelota “gato” alcance al “ratón”. ¿Quién pierde? El niño en cuyas manos esté el ratón en ese momento, o quien deje escapar un balón. Para hacerlo más divertido, se puede encomendar alguna tarea simpática a los “perdedores”.

Un globo volador navideño

A los niños, sentados en corro, se les asigna un número o un nombre navideño (Papá Noel, Melchor, Gaspar, Baltasar, etc.). Uno de ellos comienza en el centro, de pie, arroja un globo hacia arriba y pronuncia un número o nombre. El niño llamado debe levantarse, dejar su lugar a quien estaba de pie, golpear rápido el globo para mantenerlo en el aire y decir, a su vez, el nombre de otro. Así hasta que el globo toque el suelo.

Videojuegos navideños en familia

Los videojuegos no tienen por qué ser nocivos para los niños, siempre que se disfruten con moderación. El propio Parlamento Europeo reconoce que “un buen uso de los dispositivos de juego promueve habilidades”, como la creatividad infantil y la cooperación. Los mejores videojuegos (sobre todo, durante estas fechas) son los que se pueden jugar en grupo. Es decir, los que no resulten difíciles de entender ni de manejar; y que permitan la interacción de muchos participantes.

Fabricar tarjetas navideñas con los niños

Las manualidades (dibujar, pintar, pegar, colorear o hacer collages) resultan muy atractivas para los niños. Al hacer tarjetas navideñas, se cumple un doble objetivo: el entretenimiento de los pequeños y la confección de regalos para familiares y amigos. Los adultos pueden elaborar postales junto a los pequeños. Y sorprenderlos, con tarjetas desplegables o con dobleces.