Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 18 ciudades españolas

Los ayuntamientos aumentan el gasto social para los más pobres, pero continúan faltando recursos

-Los servicios asistenciales de alojamiento e higiene priman sobre las ayudas sociales de tipo laboral o sanitario
-La gran diversidad y heterogeneidad de los servicios sociales ofrecidos por los ayuntamientos marca la comparación entre las 18 ciudades seleccionadas por CONSUMER EROSKI
1 enero de 2010
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Los ayuntamientos aumentan el gasto social para los más pobres, pero continúan faltando recursos

La pobreza llama con insistencia a un número cada vez mayor de hogares en nuestro país. El aumento del desempleo, la precariedad laboral y el endeudamiento asociado a las hipotecas han disparado la petición de ayudas, un 40% más en el primer semestre de 2008 según Cáritas. La exclusión social es un drama que se expande a medida que se marchita la economía: un millón y medio de familias viven en España en infraviviendas y hay más de 30.000 personas sin hogar. Sus efectos han impulsado a las Administraciones públicas a potenciar los recursos para mitigar los daños. Es el caso de los ayuntamientos, cuyas partidas para los menos favorecidos han registrado un generalizado incremento en los cinco últimos años (en ciudades como Málaga se han triplicado, mientras que en otras como Pamplona, Madrid y Zaragoza se han duplicado), aunque el presupuesto continúa siendo insuficiente. El gasto en protección social en nuestro país (un 20,9% del PIB) se encuentra seis puntos por debajo de la media europea pese a contar con una mayor proporción de personas con escasos recursos (un 20% frente al 16% europeo). Al margen de cifras estadísticas, aún queda mucho por hacer, tal y como constata el informe de CONSUMER EROSKI que analiza las iniciativas municipales contra la exclusión social en 18 capitales de nuestro país.

La normativa (ley 7/85) establece que cada municipio debe ejercer las competencias que les sean atribuidas en materia de prestación de servicios sociales y de promoción, y favorecer la reinserción social de los ciudadanos que menos recursos tienen. Además, los ayuntamientos de más de 20.000 habitantes están obligados a conceder estas prestaciones sociales.

CONSUMER EROSKI ha fijado su enfoque en los servicios facilitados por los ayuntamientos a personas excluidas (personas sin hogar, transeúntes…), al igual que en un informe publicado a finales de 2005. A Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Burgos, Córdoba, Granada, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, San Sebastián, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza han sido las ciudades incluidas en el estudio. Se ha remitido un cuestionario a los ayuntamientos y se han utilizado los datos aportados en las memorias de ejecución de las áreas sociales municipales. Sevilla y Córdoba han sido los únicos Ayuntamientos que no han respondido a los sucesivos requerimientos por parte de la revista.

La diversidad y heterogeneidad de los servicios sociales municipales marcan, y dificultan, la comparación. Aun con esta salvedad, los presupuestos dedicados a Asuntos Sociales deparan diferencias sustanciales (conviene recordar que la atención a las personas sin hogar supone sólo una pequeña parte de un presupuesto que financia medidas destinadas a personas mayores, infancia y juventud, familias, mujeres, educación social, cooperación al desarrollo…). En Bilbao y Pamplona, los Departamentos de Acción Social y Bienestar Social gestionaron más de 40 millones de euros (45 millones en la capital vizcaína y 43 en la capital navarra), muy por encima de los cerca de 31 millones de euros del consistorio valenciano, capital con una población que duplica los habitantes de Bilbao y cuadruplica los de Pamplona. Llamativo también es el caso de Málaga, que triplica los habitantes de San Sebastián y tuvo una dotación presupuestaria durante 2009 de 27,6 millones de euros para el Área de Bienestar Social (casi cinco millones menos que lo que destinó el Ayuntamiento donostiarra). El mayor presupuesto corresponde a Madrid, que dispuso de 54 millones de euros sólo en los capítulos de atención a personas sin hogar, servicios sociales, emergencia social e inmigración. Le sigue el consistorio vitoriano, con 53,2 millones de euros de presupuesto inicial. Los más ajustados corresponden a los consistorios de Oviedo (8,2 millones de euros), Alicante (casi 11 millones de euros sin contar gastos de personal), A Coruña (más de 12 millones de euros excluidos los gastos de personal), Granada y Córdoba (más de 14 millones cada uno).

Si se fija como referente el presupuesto de 2004, todos los ayuntamientos han aumentado de forma considerable la dotación en prestaciones sociales. Los crecimientos más llamativos se observan en Málaga (triplica el presupuesto de 2004), y en Zaragoza, Madrid y Pamplona, más del doble. El resto de ciudades experimentaron un aumento del presupuesto entre un 32% y un 79%, muy por encima en todo caso de la subida del IPC en este periodo, un 9,4%.

El número de camas para los sin techo es otro de los indicadores de estas prestaciones municipales. La regla general apunta que a mayor tamaño de la ciudad, mayor es la dotación. Y así lo constatan las 1.246 camas en Madrid, las 948 repartidas por Barcelona o el medio millar contabilizadas en la capital valenciana y en Murcia. En el extremo contrario: las 40 plazas del centro de acogida municipal de San Sebastián, las 54 del centro integral de atención a personas sin hogar de Pamplona (se pone en marcha este mismo año) o las 58 del centro municipal vallisoletano. En el resto de ciudades estudiadas, las plazas están entre las 100 y las 200 camas.

Pura subsistencia

La preeminencia de los servicios de información, manutención, primera acogida, alojamiento e higiene sobre los de reinserción socio-laboral, los formativos, o los de atención sanitaria y psicológica es patente. Gran parte están concertados o los proporcionan ONG (Cáritas, Cruz Roja) que reciben de las administraciones públicas subvenciones en forma de dotación económica, material o cesión de espacios municipales y que se han mantenido en los últimos años. Sin embargo, el desequilibrio entre demanda (incrementada por la crisis económica) y oferta eleva la dependencia de la labor de voluntarios que, de forma desinteresada, trabajan con estas entidades.

Comedores sociales

Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos (acuciados por la recesión) y deben recurrir a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones, convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. Todos los comedores incluidos en el estudio son gratuitos y no suponen coste alguno para los usuarios. Además, en la mayoría de las ciudades no se pide requisito alguno para poder entrar y beneficiarse de esta prestación. Su número va de los doce de Madrid al único comedor de Murcia, Oviedo, Valladolid y Vitoria. Por número de plazas, sobresalen las 942 de Barcelona, muy por encima de buena parte del resto de las ciudades, que se mueven entre las 50 y las 170 plazas (en Valencia son 700 plazas, Vitoria cuenta con 400 y Murcia con 300). En la mayoría se ofrecen comida y cena y en uno de cada dos los usuarios pueden elegir menú por prescripción médica o motivos religiosos. En todas las capitales estudiadas, el servicio permanece abierto todo el año (en los lugares que no es así durante el mes de agosto o en fines de semana se entregan vales o comida preparada).

Las nuevas caras de la pobreza
  • La pobreza tiene nuevas caras. En poco más de un año, la crisis económica mundial se ha traducido en un aumento de la pobreza en España. Y eso que los datos oficiales recogidos antes de la recesión ya eran poco esperanzadores: uno de cada cinco españoles se encontraba por debajo del umbral de pobreza relativa, con lo que más de nueve millones de personas vivían con menos de 7.753,3 euros al año en hogares formados por una sola persona y 16.282 euros al año en hogares de dos adultos y dos niños.
  • Por entonces, la pobreza afectaba especialmente a las personas mayores, los niños, las mujeres y los inmigrantes. En poco más de un año, la fuerte caída del empleo ha dañado la renta de muchos hogares y ha engrosado la lista de quienes viven en situación de precariedad económica, en especial con jóvenes y con personas sin cualificación académica o profesional.
  • La tasa de paro entre menores de 30 años se ha multiplicado por dos en los últimos dos años. Esta situación se agrava a causa de su acceso limitado a las prestaciones contributivas de desempleo. Lo más habitual es que estén buscando su primer trabajo o que sus trayectorias laborales sean aún breves. Este problema puede ser particularmente dramático para quienes acaban de independizarse.
  • La crisis también ha golpeado con crudeza a quienes tienen menor nivel de estudios y contratos más precarios: en el tercer trimestre de 2009, el índice de desempleo entre las personas con un menor nivel de estudios doblaba el de aquellas con educación superior.
  • Cáritas también ha percibido un cambio entre las personas que solicitan su ayuda. Aumentan entre los demandantes mujeres solas con cargas familiares y problemas de conciliación entre la vida familiar y laboral, mujeres inmigrantes de más de 40 años que buscan trabajo por primera vez (generalmente esposas de maridos en paro), hombres con una baja cualificación en paro recientemente (proceden de los sectores de la construcción y la hostelería y muchos son inmigrantes con permiso de trabajo) y familias jóvenes de 20 a 40 años con niños pequeños.

Talleres de inserción laboral

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima.

Ayudas económicas directas

La variedad de iniciativas y programas define la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas para aprevenir situaciones de exclusión. Cubren gastos para la alimentación básica, vestido, mantenimiento de la vivienda, educación, atención sanitaria no cubierta por los sistemas públicos, deudas previas originadas por atender necesidades básicas, etc. Para este tipo de prestaciones, se exige mayoría de edad y estar empadronado con una antigüedad de un año en el municipio en el que se solicita la ayuda, a lo que se suman otros baremos y criterios que delimitan la cuantía.

También se subvenciona la labor de asociaciones y ONG que realizan tareas de acción social en cada municipio. El listado de beneficiarias es amplio, aunque la mayoría de los ayuntamientos cita a Cáritas y Cruz Roja, diversas asociaciones de ayuda al colectivo gitano, fundaciones y congregaciones religiosas.

Otros recursos sociales para los 'sin techo'

Las iniciativas sociales que tratan de cubrir las necesidades básicas de los más necesitados no acaban en comedores sociales, centros de acogida, renta básica o ayudas de emergencia social. El esfuerzo por socorrer a los menos favorecidos adopta otras formas:

Equipaminento

  • Centro de estancia nocturna: acoge a personas en una situación extrema de exclusión social. En estos centros es posible pernoctar sin necesidad de requerimientos especiales (trámites burocráticos, obligatoriedad de identificarse, etc.), aunque deben cumplir la normativa del centro: no consumir drogas ni emplear la violencia contra las personas o equipamientos del centro, por ejemplo. En ocasiones, además del alojamiento nocturno, disponen de atención médica, ropa, servicio de higiene y alimentación.
  • Pisos tutelados o de emergencia social: su objetivo es facilitar la inserción social de familias, por lo que es habitual que cuenten con apoyo socioeducativo. Permiten que las personas sin recursos disfruten de una vivienda digna.
  • Centros de información y orientación: son lugares donde se informa y asesora sobre los recursos sociales disponibles en un municipio a las personas con algún tipo de necesidad social. También se encargan de gestionar y tramitar ayudas, así como diseñar proyectos para la inserción social.
  • Servicio/equipo de emergencia móvil: se trata de un equipo humano que detecta en la vía pública y atiende situaciones de emergencia social: personas sin techo o que practican la mendicidad, asentamientos, etc. Su función principal es tratar de incorporarlos a la sociedad.

Prestaciones económicas

  • Ayudas a alquileres: son prestaciones dirigidas a familias que carecen de una vivienda digna o no pueden pagarla. Se sufraga el alquiler por un periodo de tiempo determinado y se proporcionan recursos para facilitar el acceso a una vivienda digna.
  • Prestación económica para los servicios funerarios de personas sin recursos económicos: es una prestación económica que cubre el coste de los servicios funerarios prestados a personas con recursos económicos insuficientes, es decir, que no dispongan de cobertura aseguradora ni de familiares que los asuman.

Albergues municipales, otros recursos residenciales y tablas comparativas

En casi todos los municipios, los albergues son privados pero están concertados entre el Ayuntamiento y asociaciones, en su mayoría congregaciones religiosas. Empujados por la demanda creciente, los ayuntamientos han habilitado centros, pisos, apartamentos tutelados o estancias en pensiones para alojar a estas personas sin recursos y que carecen de domicilio. Madrid es la que tiene un mayor número de recursos residenciales de titularidad municipal: ocho centros de acogida, siete centros para inmigrantes sin recursos y una treintena de pisos compartidos para población sin domicilio ni recursos (además del medio centenar de camas habilitadas en pensiones de Madrid con las que se suscriben convenios de colaboración). Tras ella se sitúa Barcelona, con 11 alojamientos municipales, y Bilbao, con siete espacios gestionados por la administración local. A ello hay que sumar los bonos o vales que distribuyen los consistorios para que estas personas sin recursos duerman en pensiones u hostales con las que se establecen convenios de colaboración. Esta infraestructura asistencial permanece abierta todos los días del año. El servicio de higiene se presta tanto en estos albergues y centros como en edificios específicos para este cometido como es el caso de Barcelona, Bilbao, Madrid, Valencia, Pamplona y Vitoria, que disponen de casa de duchas y baños públicos. En todos los casos, esta prestación no tiene coste alguno (en Madrid se pide al usuario un pago de 0,15 euros además de llevar jabón y toalla; sin embargo, también se permite usar este servicio de forma gratuita a quienes ni siquiera pueden hacer frente a este gasto).

Las pernoctaciones se limitan entre tres días y algo más de una semana cada mes, aunque la estancia de cada usuario en el centro depende de si se trata de un transeúnte que acaba de llegar a la ciudad y se marchará en unos días o de una persona que se encuentra en pleno proceso de reinserción social y laboral o que por motivos de salud tenga que alargar su estancia. En Alicante, Bilbao, Madrid, Valencia y Vitoria, la duración depende de la valoración de los responsables de Servicios Sociales. Los centros de Madrid recibieron el mayor número de pernoctaciones (que no personas) de todo el estudio en 2008: más de 300.000.

Para los días más fríos de invierno, los ayuntamientos aumentan las plazas de estos centros (así lo hacen en Alicante, Barcelona, Pamplona, Vitoria o Valladolid) o habilitan espacios concretos (albergues de frío) para que las personas sin hogar no pasen la noche al raso soportando gélidas temperaturas (casos de Bilbao, Barcelona, Madrid, Murcia, San Sebastián, Valencia y Zaragoza).

Algunos albergues exigen que los usuarios cumplan ciertos requisitos: ser mayor de 18 años (los menores deben estar acompañados por sus padres o bien por un tutor), tener documentos de identificación, carecer de recursos económicos para poder vivir por cuenta propia, poder valerse por sí mismo, comprometerse a iniciar un proceso de inserción socio-laboral y, además de cumplir con las normas establecidas en estos centros, no consumir alcohol o drogas ni mostrar un comportamiento violento hacia los responsables y trabajadores del centro o hacia el resto de personas que utilizan el servicio.

15 ciudades, una a una

A Coruña

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas A Coruña

A Coruña aumenta el gasto social para los más pobres, pero continúan faltando recursos

  • El área de Servicios Sociales, donde se incluyen las iniciativas para ciudadanos sin hogar, gestionó el pasado 2009 más de 12 millones de euros, un 21% más que hace cinco años
  • En los cuatro centros de acogida concertados de A Coruña se realizaron 300 estancias. La ciudad cuenta, asimismo, con dos comedores sociales para colectivos sin recursos (uno municipal y otro concertado)

En el caso de A Coruña, se estudió la infraestructura social disponible para atender a las personas sin recursos de la capital coruñesa (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). Según los datos del ayuntamiento, aproximadamente una docena de personas viven en la calle en la ciudad gallega. Personas, en su mayoría, con problemas de alcoholismo y/o enfermedades mentales y que reciben la atención de profesionales mediante un programa de asistencia en la calle subvencionado por el Ayuntamiento y en colaboración con una institución benéfica. El área de Servicios Sociales, donde se incluyen las medidas asistenciales para personas sin hogar ni recursos económicos, gestionó el pasado 2009 más de 12 millones de euros (sin incluir los gastos de personal), uno de los menores del estudio y muy por debajo de los más de 53 millones de euros del consistorio vitoriano, capital con una población similar a la de la capital coruñesa. Sin embargo, la partida que ha subido un 21% en los últimos cinco años, si se compara con los casi diez millones registrados en 2004.

El Ayuntamiento de la capital coruñesa colabora en la gestión de cuatro albergues concertados para alojar a personas sin hogar o sin recursos económicos. Estas dependencias se encuentran abiertas todos los días del año y las personas en riesgo de exclusión social puede permanecer hasta tres días seguidos, a partir de ahí los servicios sociales buscan un alojamiento o solución.

En total, la dotación supera las 200 camas en estos cuatro centros y, durante el pasado 2008, se contabilizaron 300 estancias. Asimismo, el Ayuntamiento colabora con tres pensiones de la ciudad para brindar alojamiento y asistencia a estos colectivos desfavorecidos.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. Los dos comedores sociales de A Coruña, como ocurre en el resto de capitales, son gratuitos y no suponen coste alguno para los usuarios. En estas dos instalaciones de A Coruña se ofrecen, cada día, 66 menús diarios. Además, es posible elegir menú por motivos religiosos, prescripciones médicas, etc. (aunque se procura que haya un mínimo de propuestas para que no se generen problemas) y se sirve una comida especial durante las fiestas navideñas.

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de A Coruña, el Ayuntamiento realiza talleres de diferentes tipo: educativos, de integración o inserción social, de reinserción u orientación laboral, ocupacionales, etc. De las 400 personas que participaron en talleres de inserción laboral, 132 consiguieron un empleo estable.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

Alicante

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas Alicante

Aumenta el gasto social para los más pobres, pero siguen faltando recursos

  • En el caso de Alicante, la Concejalía de Acción Social, donde se incluyen las iniciativas para ciudadanos sin hogar, gestionó en 2009 más de 10,7 millones de euros (sin incluir gastos de personal), una de las menores cantidades del estudio

En el caso de Alicante, se estudió la infraestructura social disponible para atender a las personas sin recursos de la capital alicantina (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). A pesar de que el Ayuntamiento no dispone de un censo de personas que viven en la calle, puesto que se trata de una población muy variable, el equipo de calle realizó, durante 2008, un seguimiento semanal a 168 personas, en su mayoría, hombres entre 18 y 50 años (el 45% eran nacionales y el 55% extranjeros). Un equipo municipal de calle formado por un conductor, un trabajador social, un policía y un enfermero se desplaza por toda la ciudad en distintos horarios para informarles y atenderles. La concejalía de Acción Social, donde se incluyen las medidas asistenciales para personas sin hogar ni recursos económicos, gestionó el pasado 2009 más de 10,7 millones de euros (sin gastos de personal), uno de los menores del estudio, muy por debajo de los más de 23 millones de euros del consistorio vallisoletano, capital con una población similar a la de Alicante. En un año (de 2008 a 2009), este presupuesto ha aumentado un 2%.

El Ayuntamiento de la capital alicantina gestiona un centro de acogida y reinserción para personas sin hogar (CAI) y dos viviendas semituteladas para alojar a personas sin hogar o sin recursos económicos (además amplían el número de plazas para los días más fríos del año). Estas dependencias se encuentran abiertas todos los días del año y las personas en riesgo de exclusión social pueden permanecer desde tres días mínimo hasta un tiempo determinado por los servicios sociales. En total, la dotación alcanza las 92 camas en estos tres centros que, además, disponen de servicio de duchas (10 externas, 16 internas y una móvil), lavandería, consigna y ropero, sala multiusos y servicios psicológico, sanitario y de apoyo en la búsqueda de empleo. Durante el pasado 2008, casi 1.700 personas se alojaron en el centro de acogida y reinserción para personas sin hogar.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. Alicante dispone de un comedor social incluido en el centro de acogida y reinserción para personas sin hogar (no obstante, el Consistorio apoya a tres entidades cuya labor está vinculada a los comedores sociales) y, como ocurre en el resto de capitales, es gratuito y no supone coste alguno para los usuarios. En estas instalaciones se ofrecen al año casi 320.000 servicios entre desayuno comida y cena. Aunque no hay posibilidad de elegir menú (sólo por prescripción médica), sí se sirve una comida especial durante las fiestas navideñas, fiestas locales y jornadas culturales organizadas por el centro.

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de Alicante, el Ayuntamiento desarrolla talleres de formación y empleo, de inserción, educativos, etc. que superan el millar de plazas.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

Barcelona

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas Barcelona

Barcelona es una de las ciudades con más recursos asistenciales para las personas más pobres

  • Más de 4.400 personas se alojaron en los centros de acogida barceloneses. La ciudad cuenta asimismo con cinco comedores sociales (tres municipales y dos concertados) para colectivos sin recursos
  • El Área de Acción Social y Ciudadanía calcula que un millar de personas viven en la calle, atendidas por un equipo de primera acogida y tratamiento formado por 18 profesionales

En el caso de Barcelona, se estudió la infraestructura para atender a las personas sin recursos de la capital catalana (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). Según los datos del ayuntamiento, aproximadamente un millar de personas viven en la calle en Barcelona. Personas, en su mayoría de nacionalidad española, con una edad media de 51 años. Un equipo municipal de calle formado por 18 profesionales realiza un primer contacto, les informa y les invita a utilizar los servicios y recursos específicos.

El Ayuntamiento de la capital catalana gestiona once centros municipales para alojar y atender a personas sin hogar o sin recursos económicos en función de la fase de desarraigo en la que se encuentren, lo que representa el mayor número de instalaciones del estudio. Se trata de servicios residenciales de primera acogida, de atenciones básicas, de inserción y pisos de inclusión. Asimismo, cuentan con un centro para los días más fríos del año y también aumentan las plazas en los centros de acogida municipales. La dotación total es de 948 plazas en estos once centros, que acogieron en 2008 a más de 4.400 personas. La ciudad dispone también de equipamientos con servicio de duchas gratuito, abiertos todo el año, con una capacidad de 110 plazas y con más de 21.400 usos anuales. Incluye cambio de ropa y lavandería.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. Los cinco comedores sociales de Barcelona, como ocurre en el resto de capitales, son gratuitos y no suponen coste alguno para los usuarios. En estas cinco instalaciones de la capital catalana se ofrecen cerca de 340.000 comidas y cenas al año. Además, hay posibilidad de elegir menú por motivos de salud y se sirve una comida especial durante las fiestas navideñas y en Pascua.

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de Barcelona, el Ayuntamiento atendió a 644 personas y se firmaron 118 contratos laborales.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

Bilbao

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas Bilbao

Bilbao es una de las ciudades con más recursos asistenciales para las personas más pobres

  • Cerca de 2.500 personas se alojaron en los siete albergues de acogida municipales de Bilbao. La ciudad cuenta, asimismo, con tres comedores sociales para personas sin recursos
  • El departamento de Acción Social, donde se incluyen las iniciativas para ciudadanos sin hogar, gestionó en 2009 más de 45 millones de euros, una de las mayores partidas del estudio

En el caso de Bilbao se estudió la infraestructura social disponible para atender a las personas sin recursos de la capital vizcaína (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). Según los datos del Ayuntamiento, cerca de un centenar de personas viven en la calle en la capital vizcaína. Personas, en su mayoría de nacionalidad española, con edades comprendidas entre 35 y 55 años y con problemas de drogadicción y alcoholismo. Un equipo municipal de calle formado por cuatro educadores sociales les visitan, atienden o, simplemente, acompañan. El departamento municipal de Acción Social, donde se incluyen las medidas asistenciales para personas sin hogar ni recursos económicos, gestionó el pasado 2009 más de 45 millones de euros, uno de los mayores del estudio, muy por encima de los cerca de 31 millones de euros del consistorio valenciano, capital con una población que duplica los habitantes de Bilbao. Una partida que ha subido un 52% en los últimos cinco años, si se compara con los 29,6 millones registrados en 2004).

Así, el Ayuntamiento de la capital vizcaína se encarga de siete albergues municipales para alojar a personas sin hogar, transeúntes o sin recursos económicos (además de un centro para los días más fríos del año con medio centenar de camas y dos instalaciones de “baja exigencia” para personas que no se adaptan a la convivencia social y donde se ofrecen 82 plazas). Estas dependencias se encuentran abiertas todos los días del año. Estas personas en riesgo de exclusión social pueden permanecer desde tres días mínimo hasta un tiempo indefinido (en este último caso, los días que sean necesarios hasta que esa persona completa un itinerario de reinserción social). En total, la dotación alcanza las 200 camas en estos siete centros que, además, disponen de servicio de duchas (a la que se añade una casa de baños públicos en un edificio independiente y que el pasado 2008 fue usada por un centenar de personas de forma diaria), lavandería (en uno de los centros), consigna y ropero (en tres instalaciones), sala multiusos (habilitada en cuatro albergues) y un taller educacional en el que participan los “inquilinos” de uno de los centros municipales. Durante el pasado 2008, cerca de 2.500 personas se alojaron en estos centros sociales.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. Los tres comedores sociales de Bilbao, como ocurre en el resto de capitales, son gratuitos y no suponen coste alguno para los usuarios. En estas tres instalaciones de Bilbao se ofrecen, cada día, 526 comidas y 120 cenas. Aunque no hay posibilidad de elegir menú (ya sea por cuestiones religiosas o por prescripción médica), sí se sirve una comida especial durante las fiestas navideñas.

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de Bilbao, el Ayuntamiento realiza acompañamientos personales de inserción y se derivan a otros recursos municipales de empleo.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

Burgos

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas Burgos

Aumenta el gasto social para las personas más pobres, pero siguen faltando recursos

  • Burgos dispone de un albergue para transeúntes, un centro integral y diversos pisos para personas sin hogar e inmigrantes
  • La Gerencia municipal de Servicios Sociales, Juventud e Igualdad, donde se incluyen las iniciativas para personas sin hogar, gestionó el pasado 2009 casi 25 millones de euros, un 32% más que hace cinco años

En el caso de Burgos se estudió la infraestructura social disponible para atender a las personas sin recursos de la capital burgalesa (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). Según los datos del ayuntamiento, apenas 10 personas viven en la calle, aunque apuntan que se trata de población muy inestable y no puede precisarse un censo concreto. En su mayor parte se trata de hombres de nacionalidad española con problemas de salud mental y dependencia alcohólica o a otras sustancias. Desde fechas recientes, un equipo de voluntarios de Cáritas visita a estas personas dos veces por semana para ofrecerles algo de comida, conversación y acompañamiento. La Gerencia municipal de Servicios Sociales, Juventud e Igualdad, donde se incluyen las medidas asistenciales para personas sin hogar ni recursos económicos, gestionó el pasado 2009 casi 25 millones de euros. Una dotación nada desdeñable en comparación con los más de 27 millones de euros de Málaga, especialmente si se tiene en cuenta que la capital malagueña tiene el triple de población que Burgos. Ese presupuesto social se ha visto incrementado en un 32% en relación a los casi 19 millones de euros de 2005.

Así, el Ayuntamiento de la capital burgalesa se encarga de gestionar un albergue para transeúntes, un centro de integración social para personas sin domicilio, dos pisos tutelados para indomiciliados y otros dos para inmigrantes. Estas dependencias se encuentran abiertas todos los meses del año, salvo en agosto cuando se proporciona alojamiento en pensiones de la ciudad. Estas personas en riesgo de exclusión social pueden permanecer como máximo dos días cada tres meses en el caso de personas de paso; sin embargo, para ocasiones especiales, los servicios sociales evalúan el caso concreto de esa persona. En total, la dotación alcanza las 40 camas sólo en el albergue de transeúntes que, además, dispone de servicio de comedor. Durante el pasado 2008, un total de 1.726 personas se alojaron en el albergue.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. Los tres comedores sociales concertados de Burgos, como ocurre en el resto de capitales, son gratuitos y no suponen coste alguno para los usuarios. En estas tres instalaciones de la capital burgalesa, con una oferta de plazas variable, se sirvieron el pasado 2008 un total de 12.133 desayunos, 18.208 comidas y 18.286 cenas. Además de la posibilidad de elegir menú (ya sea por cuestiones religiosas o por prescripción médica), se sirve una comida especial durante los días de Navidad y fiestas locales.

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de Burgos, el Ayuntamiento organiza una docena de talleres y cursos de formación y empleo municipales (además de otras 10 acciones formativas realizadas por asociaciones benéficas con las colabora). En total, más de 300 personas participaron en estas iniciativas laborales.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

Madrid

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas Madrid

Madrid es una de las ciudades del país con más recursos asistenciales para las personas más pobres

  • Los ocho centros municipales de la capital madrileña destinados a las personas sin hogar contabilizaron más de 300.000 pernoctaciones en 2008. La ciudad cuenta, asimismo, con doce comedores sociales concertados para colectivos sin recursos
  • El presupuesto referido sólo a la atención a personas sin hogar, servicios sociales, emergencia social e inmigración gestionó el pasado 2009 más de 54 millones de euros, la mayor cantidad del estudio

En el caso de Madrid, se estudió la infraestructura social disponible para atender a las personas sin recursos de la capital madrileña (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). Según los datos del ayuntamiento, viven en la calle en la capital madrileña aproximadamente medio millar de personas, en su mayoría, se trata de hombres con una media de edad de 42 años con problemas de drogas y/o trastorno mental. Un equipo formado por voluntarios les visita, atiende o, simplemente, acompaña (además de otros programas similares de asociaciones u otras instituciones con las que la el Ejecutivo municipal colabora). En el ayuntamiento madrileño el presupuesto referido sólo a la atención a personas sin hogar, servicios sociales, emergencia social e inmigración ascendió el pasado 2009 a más de 54 millones de euros, el mayor del estudio. Una partida que se ha duplicado en los últimos cinco años, si se compara con los 24,8 millones registrados en 2004. A ello habría que sumar el Primer Plan de Inclusión Social de la Ciudad de Madrid, dotado con 2.781 millones de euros para los próximos tres años (sólo este año, el Ayuntamiento destinará más de 908 millones de euros a promover la inclusión social). Las principales actuaciones están dirigidas al fomento del empleo, el acceso a la vivienda y la atención a los colectivos más vulnerables.

El Ayuntamiento de la capital española se encarga de ocho centros municipales para alojar a personas sin hogar o sin recursos económicos (dos centros de acogida, cuatro de baja exigencia, uno para personas sin hogar con trastorno mental y otro para personas alcohólicas sin hogar), además de contar con siete centros para inmigrantes sin recursos, treinta pisos compartidos y plazas de pensiones distribuidas por Madrid. Estas dependencias se encuentran abiertas todos los días del año y no hay un límite de estancia, ya que se adapta en función de las necesidades de cada persona. En total, la dotación supera las 1.200 plazas en estos ocho equipamientos y los numerosos pisos e instalaciones antes mencionados (a las que se suman 357 plazas en otros cinco centros y pensiones de la ciudad para combatir el frío invernal). Todos los centros disponen de servicio de duchas (a la que se añade un centro específico con 59 duchas y que el pasado 2008 realizó casi 63.000 servicios), comedor, ropero, consigna y servicio sanitario (en los dos albergues hay, además, un psicólogo permanente, sala multiusos, peluquería, podología y lavandería). Durante el pasado 2008, se contabilizaron más de 300.700 estancias en estos ocho equipamientos sociales.

Comedores sociales. Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. Los doce comedores sociales concertados de Madrid, como ocurre en el resto de capitales, son gratuitos y no suponen coste alguno para los usuarios. En estas instalaciones se ofrecen, cada día, 1.470 comidas y 390 cenas, además de 830 bocadillos. Además, permiten elegir menú (ya sea por cuestiones religiosas o por prescripción médica), sí se sirve una comida especial durante las fiestas navideñas y el día 15 de mayo (San Isidro, patrón de Madrid).

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de Madrid, el Ayuntamiento desarrolla cinco talleres de diversos tipos: educativos, de integración, reinserción u orientación laboral y ocupacional, en los que participaron 235 personas.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

Málaga

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas Málaga

El Ayuntamiento de Málaga aumenta el gasto social para los más pobres, pero continúan faltando recursos

  • El consistorio ofrece 240 plazas de alojamiento y otras 200 de comedor para personas sin hogar o recursos económicos
  • El departamento de Bienestar Social, donde se incluyen las iniciativas para ciudadanos sin hogar, ha multiplicado por tres su presupuesto en cinco años (de 9 millones de euros en 2004 a 27 millones de euros en 2009)

En el caso de Málaga se estudió la infraestructura social disponible para atender a las personas sin recursos de la capital malagueña (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). El departamento municipal de Bienestar Social, donde se incluyen las medidas asistenciales para personas sin hogar ni recursos económicos, gestionó el pasado 2009 más de 27 millones de euros. Una dotación inferior a la de otras ciudades con menor problación y que reservaron un partida económico superior, por ejemplo Vitoria (más de 53 millones de euros), San Sebastián (más de 32 millones de euros) o Pamplona (43 millones de euros). Pese e ello, el presupuesto de esta área en la capital malagueña ha experimentado el mayor crecicimiento del informe si se compara con los datos de un estudio similar elaborado por esta revista cinco años atrás. De hecho, los 27 millones de euros triplican los 9 millones de euros de entonces. El Ayuntamiento de la capital malagueña se encarga de ofrecer 240 plazas de acogida (sin especificar el tipo de alojamiento, centro o albergue) para alojar a personas sin hogar, transeúntes o sin recursos económicos. Un servicio que, el pasado 2008, fue usado por cerca de 2.000 personas.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. El comedor social de Málaga cuenta con 200 plazas para personas sin hogar o recursos económicos.

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

Murcia

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas Murcia

Murcia es una de las ciudades con más recursos asistenciales para las personas más pobres

  • Además de un albergue municipal con medio millar de camas, dispone de un centro para los días de más frío, una instalación para personas con dificultades de convivencia y otros dos alojamientos con 21 plazas
  • Cuenta, asimismo, con un comedor social concertado y sin coste alguno para los usuarios

En el caso de Murcia se estudió la infraestructura social disponible para atender a las personas sin recursos de la capital murciana (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). Aunque el Ayuntamiento de Murcia no cuenta con un censo concreto de personas que viven de forma permanente en la calle (en su mayoría jóvenes inmigrantes con problemas mentales o de adicciones), se ha habilitado un servicio de atención (SEMAS) conectado las 24 horas con los servicios médicos, psicológicos y policiales.

El Ayuntamiento de la capital murciana se encarga de un albergue municipal para alojar a personas sin hogar, transeúntes o sin recursos económicos que cuenta con 500 plazas. A este equipamiento se suman un centro de “baja exigencia” para personas que no se adaptan a la convivencia social y con capacidad para 12 usuarios, un centro con 300 camas para los días más fríos y dos alojamientos no especificados con un total de 21 plazas. Las dependencias se encuentran abiertas todos los días del año y las personas en riesgo de exclusión social pueden permanecer como máximo una semana. El albergue municipal murciano está dotado de servicio de comedor, servicio sanitario y psicológico, apoyo en la búsqueda de empleo, consigna, ropero, recibo de correspondencia, duchas, lavandería, sala multiusos, peluquería y guardería.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. El comedor social de Murcia (concertado) no supone coste alguno para los usuarios (así sucede en todas las capitales analizadas). En esta instalación, con capacidad para 300 personas, no hay posibilidad de elegir menú por cuestiones religiosas o por prescripción médica, pero sí se sirve una comida especial en días festivos.

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de Murcia, el Ayuntamiento organiza 15 talleres de empleo (educativos, formativos, ocupacionales, actividades artísticas, reinserción u orientación laboral) a lo largo del año y en los que participaron medio millar de personas el pasado 2008.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

Oviedo

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas Oviedo

Aumenta el gasto social para los más pobres, pero siguen faltando recursos

  • En Oviedo, más de 2.800 personas se alojaron en el albergue municipal de la ciudad. La ciudad cuenta, asimismo, con un comedor social para personas sin recursos
  • La Concejalía de Servicios Sociales, donde se incluyen las iniciativas para ciudadanos sin hogar, gestionó en 2009 8,2 millones de euros, una de las partidas más bajas del estudio

En el caso de Oviedo, se estudió la infraestructura social disponible para atender a las personas sin recursos de la capital asturiana (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). El Ayuntamiento ovetense no facilitó datos del número de personas que viven en la calle, aunque cuenta con un equipo de calle cuyo objetivo es, entre otras cosas, informar, orientar e identificar a estas personas sin hogar que podrían utilizar los servicios sociales. La Concejalía de Asuntos Sociales, donde se incluyen las medidas asistenciales para personas sin hogar ni recursos económicos, gestionó el pasado 2009 8,2 millones de euros, la cifra más baja del estudio, muy por debajo de los más de 53 millones de euros del consistorio vitoriano, capital con una población similar a la de Oviedo. Además, esta partida presupuestaria ha disminuido respecto a los más de 14 millones registrados en 2004 en un estudio similar elaborado por esta revista. El motivo de este descenso es que en 2004 la dotación económica incluía la atención a inmigrantes, sin embargo, en la actualidad se ha creado un departamento exclusivo para atenderlos.

El Ayuntamiento de la capital ovetense se encarga de un albergue municipal y colabora en la gestión de un domicilio de inserción para jóvenes sin hogar y dos centros de acogida para alojar a personas sin hogar, transeúntes o sin recursos económicos. Estas dependencias se encuentran abiertas todos los días del año y las personas en riesgo de exclusión social puede permanecer 3 días seguidos cada mes en el albergue municipal; en uno de los centros de acogida el tiempo de estancia es de diez días como máximo; en el segundo, no hay un tiempo definido si hay plazas; y en el piso de inserción para jóvenes sin techo, entre año y medio y dos años. Además, en el albergue municipal disponen, entre otros servicios, de consigna, ropero, servicio de apoyo en la búsqueda de empleo, lavandería, duchas y sala multiusos. Durante el pasado 2008, más de 2.800 personas se alojaron en este centro municipal.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. En Oviedo, el Ayuntamiento colabora con una asociación benéfica en la gestión del único comedor social de la ciudad. Como ocurre en el resto de capitales, es gratuito y no supone coste alguno para los usuarios. Ofrecen comidas y cenas (en 2008, fueron más de 74.500 en total) y, aunque no hay posibilidad de elegir menú (ya sea por cuestiones religiosas o por prescripción médica), sí se sirve una comida especial durante las fiestas navideñas.

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de Oviedo, el Ayuntamiento cuenta con un servicio de apoyo en la búsqueda de empleo en el albergue municipal.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

Pamplona

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas Pamplona

Pamplona aumenta el gasto social para los más pobres, pero continúan faltando recursos

  • Parte de las carencias se paliarán este año con la puesta en marcha de un nuevo centro integral con medio centenar de plazas, dirigido a personas sin recursos económicos ni domicilio
  • El departamento de Bienestar Social y Deporte, donde se incluyen las iniciativas para ciudadanos sin hogar, ha doblado en cinco años su presupuesto

En el caso de Pamplona se estudió la infraestructura disponible para atender a las personas sin recursos de la capital navarra (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). Los datos del ayuntamiento no concretan el número de personas que viven en las calles de la capital navarra, sin embargo, los servicios sociales atendieron a 111 personas de manera más o menos estable. En su mayoría son hombres en torno a los 40 años de edad con problemas de salud mental en un elevado número de casos. Un equipo municipal de calle formado por dos educadores sociales les visitan, atienden o, simplemente, acompañan. El departamento municipal de Bienestar Social y Deporte, donde se incluyen las medidas asistenciales para personas sin hogar ni recursos económicos, gestionó el pasado 2009 43 millones de euros, por encima de los cerca de 31 millones de euros de, por ejemplo, el consistorio valenciano, capital con una población cuatro veces mayor que la de Pamplona. Una partida que se ha duplicado en los últimos cinco años, si se compara con los 20 millones registrados en 2004, aproximadamente.

Los centros y alojamiento existentes hasta este año (gestionados por el Ayuntamiento y Cáritas) se fusionan este año en un nuevo centro de atención integral. Se prevé que esta instalación permanezca abierta las 24 horas al día los 365 días del año. Al unificar y crear este nuevo centro de acogida social se modifican los criterios de estancia de estas personas sin recursos en este centro: tres días al año para las personas en itinerancia y una estancia de hasta seis meses para empadronados en Pamplona (con posibilidad de prórroga en ciertos casos según necesidades propias y personales). En total, la dotación alcanzará las 54 camas en este futuro centro integral que, además, dispondrá de comedor, servicio psicológico, actividades ocupacionales, consigna, ropero, recibo de correspondencia, duchas (además de una casa de baños en el Casco Viejo de la ciudad), lavandería y sala multiusos. Durante 2008, el albergue municipal de Pamplona registró 4.882 estancias (que no personas), además de las 39 camas diarias que se ocupaban en el centro de baja exigencia.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. En el caso de Pamplona, hasta este año no existía un comedor municipal (sí lo habrá en el centro integral), pero se organizaban varias iniciativas: en el albergue municipal se ofrecía el desayuno y cena a los usuarios, y del 1 diciembre al 31 de marzo se repartía la merienda en una iniciativa llamada “café compartido”. Además, en casos extremos se distribuían vales de comida

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de Pamplona, cerca de 300 personas asistieron a cursos de formación y un centenar participaron en programas impartidos en las escuelas taller.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

San Sebastián

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas San Sebastián

San Sebastián aumenta el gasto social para los más pobres, pero continúan faltando recursos

  • Más de 2.400 personas se alojaron en el albergue de acogida municipal de la capital donostiarra. La ciudad cuenta, asimismo, con dos comedores sociales para personas sin recursos (uno, en el centro de acogida; y el segundo, gestionado por Cáritas)
  • La Dirección de Bienestar Social, donde se incluyen las iniciativas para ciudadanos sin hogar, gestionó en 2009 más de 32 millones de euros, un presupuesto que en cinco años ha subido un 79%

En el caso de San Sebastián, se estudió la infraestructura para atender a las personas sin recursos de la capital guipuzcoana (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). El Ayuntamiento cuenta con un equipo municipal que visita, atiende o, simplemente, apoya a las personas que viven en la calle con el fin de mejorar su calidad de vida. En 2008, este contacto se realizó con 111 personas sin hogar. Según los datos del Consistorio, la Dirección de Bienestar Social, donde se incluyen las medidas asistenciales para personas sin hogar ni recursos económicos, gestionó en 2009 más de 32 millones de euros, uno de los mayores del estudio, aunque por debajo de los 45 millones de euros de Bilbao o los 53 millones de euros de Vitoria. Esta partida ha registrado un aumento de un 79% en los últimos cinco años, si se compara con los 18 millones de euros recogidos en un estudio similar en 2005.

El Ayuntamiento de la capital guipuzcoana se encarga de un centro municipal de acogida social para alojar a personas sin hogar o sin recursos económicos (además de un centro para los días más fríos del año con una veintena de plazas). Estas dependencias se encuentran abiertas todos los días del año y las personas en riesgo de exclusión social pueden permanecer tres días como máximo. La dotación alcanza las 40 camas en este centro municipal de acogida social, donde se alojaron 2.480 personas en 2008.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. En el comedor donostiarra gestionado por el centro de acogida municipal se ofrecen, cada día, 10.084 desayunos, 9.246 comidas y 10.876 cenas. La oferta se completa con otro comedor gestionado por Cáritas.

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de San Sebastián, el Ayuntamiento cuenta con programas de empleo en los que participaron 156 personas.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

Valencia

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas Valencia

Valencia aumenta el gasto social para los más pobres, pero continúan faltando recursos

  • La capital valenciana cuenta con cinco centros de acogida concertados. También dispone de seis comedores sociales para personas sin recursos
  • El área de Bienestar Social e Integración, donde se incluyen las iniciativas para ciudadanos sin hogar, gestionó en 2009 cerca de 31 millones de euros

En el caso de Valencia, se estudió la infraestructura social disponible para atender a las personas sin recursos en la capital valenciana (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). Según los datos del Ayuntamiento, los servicios sociales de la ciudad atienden a una media de más de 1.100 personas sin hogar, en su mayoría hombres, de nacionalidad española y con problemas mentales, además de toxicómanos e inmigrantes sin recursos. Un equipo municipal de calle les visita, informa, atiende o, simplemente, acompaña. El área municipal de Bienestar Social e Integración, donde se incluyen las medidas asistenciales para personas sin hogar ni recursos económicos, gestionó en 2009 cerca de 31 millones de euros, muy por debajo de los más de 45 millones de euros del consistorio bilbaíno, capital con la mitad de la población de Valencia. A pesar de todo, la partida ha crecido un 74% en los últimos cinco años, si se compara con los 17,7 millones registrados en 2004.

El Ayuntamiento de la capital valenciana subvenciona cinco centros para alojar a personas sin hogar, transeúntes o sin recursos económicos (además de ceder tres pisos para los días más fríos del año). Las personas en riesgo de exclusión social no tienen un tiempo máximo de estancia, ya que depende de la situación particular de cada uno de ellos. La dotación supera las 430 camas en estos cinco centros que, además, disponen de servicio de duchas (a las que se añade otros dos centros con duchas públicas utilizadas diariamente por una treintena de personas), lavandería, consigna y ropero y sala multiusos. Durante el pasado 2008, se contabilizaron más de 21.000 estancias sólo en uno de los albergues.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. La ciudad valenciana cuenta con seis comedores sociales (tres autonómicos y tres privados) y, como ocurre en el resto de capitales, son gratuitos y no suponen coste alguno para los usuarios. En estas seis instalaciones de Valencia se ofrecen, cada año, 38.325 desayunos, 184.808 comidas y 38.325 cenas. Además, se ofrece la posibilidad de elegir menú (ya sea por cuestiones religiosas o por prescripción médica) y también se sirve una comida especial durante las fiestas navideñas, patronales, etc.

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de Valencia, el Ayuntamiento desarrolla talleres sociales, educativos, de habilidades sociales y de inserción laboral.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

Valladolid

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas Valladolid

Valladolid aumenta el gasto social para las personas más pobres, pero siguen faltando recursos

  • El Servicio municipal de Acción Social, donde se incluyen las iniciativas para ciudadanos sin hogar, gestionó en 2009 más de 23 millones de euros, un 57% más que hace cinco años
  • Dispone de un albergue municipal con 58 plazas y dos pisos para personas sin domicilio ni recursos económicos. La ciudad cuenta, asimismo, con un comedor social para personas en riesgo de exclusión social

En el caso de Valladolid se estudió la infraestructura social disponible para atender a las personas sin recursos de la capital castellana (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). Según los datos del ayuntamiento, no existe un censo concreto de las personas que viven en la calle pero en su mayoría responden al perfil de un hombre de entre 25 y 55 años, con problemas mentales y de adicciones y cuyo denominador común es la exclusión social. Aunque el Ayuntamiento no dispone de un servicio como tal, la Asociación Red Incola cuenta con un programa de intervención en vía pública para visitarles, atenderles o, simplemente, acompañarles. El Servicio municipal de Acción Social, donde se incluyen las medidas asistenciales para personas sin hogar ni recursos económicos, gestionó el pasado 2009 más de 23 millones de euros, uno de los menores del estudio. Pese a todo, esta cifra no se encuentra muy lejos de los 27,6 millones de euros de Málaga, capital que casi duplica los habitantes que tiene Valladolid. Una partida que ha subido un 57% en los últimos cinco años, si se compara con los 14,7 millones registrados en 2004.

El Ayuntamiento de la capital vallisoletana se encarga de gestionar un albergue municipal más dos pisos de acogida para inmigrantes recién llegados y sin hogar (concertados con una asociación benéfica). El albergue cuenta con 58 camas. Estas dependencias se encuentran abiertas todos los días del año. Estas personas en riesgo de exclusión social puede permanecer desde 10 días como máximo por mes y 90 al año; aunque en el caso de que el usuario responda positivamente, podrá prorrogarse expresamente el periodo de permanencia hasta un total de 6 meses. El albergue municipal dispone además de servicio de leche caliente por las noches y desayuno los fines de semana y festivos (el servicio de comedor se presta en otro edificio), la posibilidad de recibir correspondencia y duchas (ocho en total entre las que se incluyen dos adaptadas). Durante el pasado 2008, se contabilizaron 18.406 pernoctaciones, que no usuarios, en estos centros sociales.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. El único comedor social de Valladolid, como ocurre en el resto de capitales, es gratuito y no supone coste alguno para los usuarios. En esta instalación (con capacidad para 150 personas) se sirvieron el pasado año 36.519 comidas y el mismo número de cenas frías para llevar. Aunque cierra los domingos y los días festivos, se entrega el día anterior comida preparada para llevar. Asimismo, se ofrece la posibilidad de elegir menú por prescripción médica, además de cuatro comidas especiales al año (normalmente en Navidad).

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de Valladolid, el Ayuntamiento dispone de un Servicio de Orientación Laboral para indomiciliados, transeúntes e inmigrantes y donde se presta orientación laboral, apoyo en la búsqueda activa de empleo o derivación a cursos de formación (en el año 2008 se atendió a cerca de 350 personas). Asimismo, el consistorio vallisoletano realiza talleres de inserción laboral en los que participaron una veintena de usuarios (el 10% de los mismos logró posteriormente un trabajo estable).

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

Vitoria

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas Vitoria

Vitoria es una de las ciudades del país con mayor dotación de recursos para las personas más pobres

  • Más de 3.680 personas se alojaron en los albergues de acogida municipales de la capital alavesa. La ciudad dispone también de pisos de emergencia para personas sin hogar
  • El departamento de Intervención Social, donde se incluyen las iniciativas para ciudadanos sin hogar, contó en 2009 con un presupuesto inicial de más de 53 millones de euros, una de las mayores cantidades del estudio

En Vitoria se estudiaron los recursos disponibles para atender a las personas sin recursos de la capital alavesa (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). Según los datos del ayuntamiento, más de 7.300 personas viven en situación de “pobreza real” en Vitoria (a fecha de 31 de diciembre de 2008). Aunque se desconoce el número exacto de personas que tienen la calle como único hogar, el Ayuntamiento vitoriano cuenta con un programa de educación de calle específico compuesto por dos educadoras sociales que se encargan de visitarles, atenderles o, simplemente, acompañarles. El departamento municipal de Inserción Social, donde se incluyen las medidas asistenciales para personas sin hogar ni recursos económicos, dispuso en 2009 un presupuesto inicial de más de 53 millones de euros, uno de los mayores del estudio, muy por encima de, por ejemplo, los cerca de 31 millones de euros del consistorio valenciano, capital con una población que triplica a la de Vitoria. Una partida que ha subido un 55% en los últimos cinco años, si se compara con los 34,2 millones registrados en 2004 en un estudio similar elaborado por esta revista.

El Ayuntamiento de la capital alavesa se encarga de tres albergues municipales para alojar a personas sin hogar o sin recursos económicos (además de un centro de “baja exigencia” para personas que no se adaptan a la convivencia social y sin límite de plazas, y un buen número de pisos de acogida para personas sin posibilidades económicas). Estas tres dependencias se encuentran abiertas todos los días del año (durante los meses más fríos se incrementan el número de plazas para hacer frente a toda la demanda que llega a través del Dispositivo de Atención Invernal). Estas personas en riesgo de exclusión social puede permanecer desde tres días máximo cada mes hasta un tiempo indefinido (en este último caso, los días que sean necesarios hasta que esa persona completa un itinerario de reinserción social). En total, la dotación alcanza las 115 camas en estos tres centros que, además, disponen de servicio de duchas (a la que se añade una casa de baños públicos en un edificio independiente con 41 duchas) comedor, consigna, ropero, lavandería, sala multiusos y servicio de guardería. Durante el pasado 2008, 3.683 personas se alojaron en estos tres centros sociales.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. El único comedor social de Vitoria (concertado con una organización religiosa), como ocurre en el resto de capitales, es gratuito y no supone coste alguno para los usuarios. En esta instalación de Vitoria se ofrecieron en 2008 más de 31.800 comidas y 31.255 cenas en las 400 plazas disponibles distribuidas en varios turnos. Además de la posibilidad de elegir menú (por prescripción médica), en fechas navideñas se sirve una comida especial. Esta instalación cierra en agosto, mes en el que a los usuarios se les facilita un vale por el importe de la comida para que lo inviertan en comprarla por su cuenta.

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de Vitoria, el Ayuntamiento imparte 11 módulos de empleo y formación, con algo menos de 200 plazas disponibles.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.

Zaragoza

Ciudades y exclusión social: analizados los recursos sociales dirigidos a personas sin hogar ni medios económicos de 15 ciudades españolas, entre ellas Zaragoza

Zaragoza aumenta el gasto social para ayudar a las personas más pobres, pero siguen faltando recursos

  • El Ayuntamiento gestiona un albergue, un centro de baja exigencia, un centro de invierno y pisos de emergencia para inmigrantes recién llegados a la capital aragonesa
  • El departamento de Acción Social, donde se incluyen las iniciativas para ciudadanos sin hogar, gestionó el pasado 2009 más de 48 millones de euros, entre las mayores partidas del estudio y más del doble que hace cinco años

En el caso de Zaragoza se estudió la infraestructura social disponible para atender a las personas sin recursos de la capital aragonesa (alojamiento, manutención, higiene, salud, atención psicológica, jurídica, formación laboral o apoyo económico). Aunque no existe un censo concreto de las personas que tienen en la calle su domicilio, en su mayor parte hombres de mediana edad; Cruz Roja trabaja en la capital zaragozana con una unidad móvil que a diario les visita, atiende o, simplemente, acompaña. El departamento municipal de Acción Social, donde se incluyen las medidas asistenciales para personas sin hogar ni recursos económicos, gestionó el pasado 2009 más de 48 millones de euros, uno de los mayores del estudio, muy por encima de los cerca de 31 millones de euros del consistorio valenciano, capital con una población que mayor que los habitantes de Zaragoza. Una partida que ha subido más del doble en los últimos cinco años, si se compara con los 20,8 millones registrados en 2004).

El Ayuntamiento de Zaragoza se encarga de gestionar un albergue (más otro de invierno con 45 plazas), un centro de baja exigencia y numerosas camas en pisos de emergencia social para inmigrantes recién llegados a la capital y que no tienen domicilio. Estas dependencias se encuentran abiertas todos los días del año. Estas personas en riesgo de exclusión social pueden permanecer como norma general un máximo de seis días cada tres meses, mientras que los alojados en módulos familiares o pisos tutelados pueden alargar su estancia seis meses. En total, la dotación alcanza las 85 camas en este albergue (contando el resto de recursos, esas plazas se amplían hasta 109) que, además, dispone de servicio de duchas, comedor, consigna, ropero, recibo de correspondencia, lavandería y sala multiusos. Durante el pasado 2008, un total de 3.238 personas se alojaron en este albergue municipal.

Comedores sociales, talleres de inserción laboral y ayudas económicas
Los usuarios de los comedores sociales no son sólo personas excluidas de la sociedad. Un alto porcentaje de quienes acuden a estos centros tienen vivienda propia, pero atraviesan graves problemas económicos y recurren a ellos para poder alimentarse. La mayoría los regentan asociaciones benéficas, ONG y fundaciones particulares. Reciben ayudas públicas para su gestión por medio de subvenciones o convenios con aportaciones económicas o mediante la cesión de espacios y recintos municipales. Los tres comedores sociales de Zaragoza (uno el del albergue municipal más otros dos pertenecientes a entidades privadas), como ocurre en el resto de capitales, son gratuitos y no suponen coste alguno para los usuarios. Durante 2008, el comedor del albergue municipal (generalmente las comidas son para los alojados, aunque en el desayuno se duplica el turno) ofreció 103.640 servicios (desayuno, comida y cena). Además de la posibilidad de elegir menú (ya sea por cuestiones religiosas o por prescripción médica), se sirve una comida especial durante las fiestas navideñas o festividades locales.

Talleres, cursos o programas tratan de facilitar la reinserción en la sociedad y el mercado de trabajo de las personas socialmente excluidas. Estas iniciativas se organizan en colaboración con instituciones, otras administraciones públicas (autonómicas sobre todo) y ONG. Entre las materias impartidas destacan las técnicas de búsqueda y de orientación laboral, ocupacionales, de formación profesional específica, talleres educativos (idiomas para inmigrantes, alfabetización para adultos) o de mejora de la autoestima. En el caso de Zaragoza, la oferta es amplia y variada con cursos educativos, de integración social y laboral, talleres ocupacionales, enseñanza de idiomas para personas extranjeras o actividades artísticas.

La variedad de iniciativas y programas definen la concesión de ayudas económicas. Cada una de las normativas autonómicas que las regula las denomina de una forma, pero se pueden condensar en las rentas mínimas de inserción social y las ayudas económicas de urgencia. La renta mínima de inserción social o renta básica es una ayuda periódica cuyo objetivo es cubrir los gastos básicos para la supervivencia de aquellas unidades familiares que carecen de recursos económicos suficientes, siempre que no puedan ser cubiertas por otras prestaciones como la de desempleo o la Seguridad Social. Las ayudas de emergencia social son un conjunto de ayudas y prestaciones económicas no periódicas destinadas a prevenir situaciones de exclusión social.