JORNADA INTENSIVA O PARTIDA

José Luis Casero, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles

"Las jornadas interminables no son buenas para el trabajador ni para la empresa"
1 febrero de 2019
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¿Qué es un horario laboral racional?

Un marco temporal en el que se desarrolla la prestación laboral donde el trabajador y la empresa encuentran satisfacción mutua. Pero hay que respetar la singularidad de personas y empresas, con horarios más flexibles. La clave es partir de un horario de entrada amplio (por ejemplo, de 7.00 a 10.00 horas) y marcar un límite horario máximo de finalización, por ejemplo, las 18.00. No todo sector productivo es igual y, en consecuencia, también hay que tener flexibilidad para tratar las singularidades de campos como el comercio y la hostelería.

Un estudio de la organización que preside dice que la jornada laboral concentrada, con una breve pausa para almorzar, aumenta la productividad entre un 11 y un 15%.

La curva de rendimiento de la persona trabajadora disminuye a lo largo del día. En consecuencia, cuando el horario laboral se concentra permite rendimientos más productivos, mientras que en un horario laboral excesivo o partido en dos jornadas, la desconexión mental del trabajador es inevitable. Además, una empresa con un horario racional y sensato tiene en cuenta el recurso personal, el capital humano; y los índices de satisfacción en las encuestas de clima laboral mejoran espectacularmente. Ello lleva aparejadas la retención y atracción del talento.

¿La jornada intensiva hace más fácil conciliar la vida personal/familiar y laboral?

Lo hace más sencillo, natural y lógico. Concentrar nuestro trabajo repercute en el tiempo para conciliar de las personas, independientemente de si tienen familia, también en la percepción de respeto y preocupación de la empresa por su vida.

¿El horario laboral concentrado puede reportar beneficios para la salud del trabajador?

Almorzar en un tiempo adecuado y disponer de espacio tras la jornada es la mejor medida que puede poner en marcha una empresa para mejorar la salud de los trabajadores. Hay que tener tiempo para trabajar, pero también para vivir.

Pero también habrá alguna contraindicación.

No jugar con reglas claras, por ejemplo. Los modelos organizativos del futuro ya no responden a reglas generales del siglo pasado: ocho horas de trabajo, ocho horas de vida y ocho horas de descanso. Vamos a modelos en los que a veces la presencia no es decisiva, sobre todo teniendo en cuenta las nuevas tecnologías que pueden llegar a convertirse en una magnifico aliado. O también en un enemigo del tiempo cuando se convierten en un fin en sí mismos y no en herramientas para favorecer la operatividad. La clave es crear marcos claros donde las reglas de juego sean visibles y, sobre todo, se respeten por todos.

La mitad de los empleados en España trabaja con horario partido y jornadas dilatadas, que finalizan hacia las 19.00. Todo ello con pausas largas para comer.

Obviamente, esto no es bueno para nadie, ni para el trabajador ni para la empresa. Las empresas deben buscar talento e innovación, no calientasillas. No somos máquinas y a medida que pasa el tiempo nuestros mecanismos internos no responden ni frente al trabajo ni fuera.

¿Y por qué cree que el hábito español de calentar la silla hasta que el jefe sale por la puerta está tan arraigado?

Es una mala costumbre, originada por un mal entendimiento de que el trabajo es el eje de nuestra vida. Y, en consecuencia, pensar que “cuantas más horas le dedique, mejor lo estaré haciendo”. Hay miedo a cambiar de hábito o a pensar que, si lo hace el jefe, está bien hecho. Es el momento de que los directivos lideren el cambio, ya que este lamentable paradigma no es bueno para la organización ni para las personas. Hay que ser honestos y, tanto si eres empresario como trabajador, procurar ser más eficiente en el uso del tiempo. Todo ello en aras de tener un tiempo para vivir y descansar. .

Entonces, ¿no cree que el horario partido, y más horas de trabajo, sea beneficioso para la empresa?

No. No es una cuestión de estar en el trabajo, sino de ser eficaces y eficientes en el desarrollo de nuestra prestación. Cuando dejamos de serlo pasamos a tener un absentismo mental que no beneficia a las organizaciones.

El estudio La conciliación de la vida profesional, familiar y personal. España en el contexto europeo, del doctor de Economía José María Fernández-Crehuet, concluye que en España trabajamos más horas que en los países de nuestro entorno, con peores resultados.

La receta es la flexibilidad horaria combinada con teletrabajo parcial y smart working inteligente, o metodología de trabajo basada en dar al trabajador las herramientas necesarias para alcanzar su máximo rendimiento profesional desde cualquier lugar. Todo ello, combinado con un tiempo de almuerzo de entre 30 minutos y un máximo de una hora. Y, por supuesto, medidas de conciliación y corresponsabilidad de los varones, a los que les cuesta salir de su entorno laboral y entrar en el entorno doméstico a asumir sus obligaciones.

¿CUÁNDO VAMOS AL COLE?

La jornada intensiva se ha generalizado en los colegios públicos, y ya es opción mayoritaria en Asturias, Andalucía, Madrid, Murcia, las dos Castillas, Extremadura, Cantabria, Canarias, Galicia y La Rioja, así como en los institutos públicos de ESO, Bachillerato y FP. Por el contrario, Navarra, País Vasco, Cataluña, Aragón o Comunidad Valenciana se resisten a instaurar el modelo de clase solo matinal. En la escuela privada y concertada, en cambio, se mantiene la jornada partida mayoritaria. El colegio con horario intensivo cuenta con detractores: Las asociaciones de padres y madres suelen reivindicar la jornada partida, porque hay muchas familias que no tienen la tarde libre para estar con los hijos. Además, dicen, el horario intensivo reduce las horas de patio y recreo, y la socialización resulta perjudicada.