Países como Finlandia o Suecia se sitúan a la cabeza en conciliación. Otros, como España, Letonia y Portugal, se colocan a la cola, según el Informe Evolución de la Familia en Europa, del Instituto de Política Familiar. ¿Resulta necesaria la jornada partida en el trabajo?
Cada sector y cada empresa tienen sus peculiaridades. No es lo mismo encontrar medidas de conciliación en campos relacionados con el ocio, el comercio o el turismo -donde los clientes o consumidores marcan las exigencias del horario-, que en sectores de oficinas o industriales, en los que la planificación por parte de la empresa puede ser más autónoma. La jornada partida es necesaria cuando así lo demande el desarrollo de una actividad.
En nuestro país, el 88,2% de los trabajadores tiene empleo y horarios demasiado rígidos. ¿Es posible adaptar la jornada partida al horario de los hijos, cuando tienen clase o actividades mañana y tarde?
Acomodar los horarios escolares y laborales puede ser más sencillo en localidades de pequeño y mediano tamaño, donde los tiempos de desplazamiento son menores y hay mayor proximidad entre el centro de trabajo, el escolar y el domicilio. En este caso, sí creo que la jornada partida puede facilitar la conciliación.
La semana laboral en España tiene de 35 a 40 horas, lo que supone unas ocho al día, más la hora o dos de la comida. Mientras, en Holanda y Dinamarca van de 29 a 34. Saliendo a las siete de la tarde, pasar tiempo de calidad con los hijos resulta complicado…
En la conciliación entran distintos intereses en juego: los legítimos de la persona implicada, su pareja y su familia, y las responsabilidades de la empresa. Pero hay que considerar los de sus compañeros de empleo, que de una u otra forma deben suplir tiempos de conciliación cedidos al primero. Y también están los intereses de los clientes o consumidores, que esperan ser atendidos en horarios más flexibles y aperturas al público más amplias. La clave es la comunicación con la empresa, y buscar soluciones para conciliar todos esos intereses. Dentro, eso sí, de las particularidades de cada empresa o sector
¿Pueden las pymes y negocios con horario comercial cambiar los hábitos de jornada partida y concentrar la jornada en un horario semiintensivo?
Aunque todos son conscientes de la importancia de la conciliación y buscan soluciones para lograrla, una microempresa o pyme no dispone de los mismos recursos para hacer frente a las distintas situaciones de conciliación que una gran empresa, con mayor margen de organización.
Según el informe Index of Economic Freedom, de la Fundación Heritage, España se sitúa en el puesto número 22 de la UE y en el 126 mundial respecto a la libertad o flexibilidad laboral. ¿Es posible generalizar la jornada continua todo el año para todas las empresas?
No, no es posible una única solución para todos los sectores y empresas, ni tampoco para todos los trabajadores. Hay que lograr la flexibilidad de la jornada, el teletrabajo y otros tipos de acuerdos entre empresa y trabajador mediante la negociación colectiva o el mutuo acuerdo.
¿Y cuáles son los beneficios de la jornada partida para la empresa?
Entre otros, facilitar la compatibilidad con los horarios de otras compañías y profesionales, incluso con husos horarios diferentes. Además, las pausas de comida pueden servir para reforzar los vínculos entre los trabajadores, propiciando un buen ambiente de trabajo.
La productividad de Francia es un 27% más alta que la española, con una jornada laboral de 35 horas (5 menos). ¿Trabajar más horas significa producir más?
No, indudablemente trabajar más no significa siempre producir más. La prioridad es hacer una gestión eficiente del tiempo y cumplir con los objetivos marcados.
Hay expertos que apuntan que esta jornada resulta perjudicial para la salud del empleado, ya que es más fácil que sufra estrés, descanse peor o que le sea complicado practicar deporte.
La realidad es que el tipo de trabajo, el tiempo de desplazamiento e incluso las circunstancias personales pueden llevarnos a encontrar argumentos a favor y en contra tanto de la jornada continuada como de la partida. El consejo es negociar con la empresa para encontrar la solución más apropiada.
El informe Bienestar y motivación de los empleados en Europa, publicado por Edenred e Ipsos, indica que uno de cada cuatro españoles está preocupado con su horario laboral. Y el 41% dice estar insatisfecho con el equilibrio entre su vida laboral y profesional.
Pese a los avances y los esfuerzos realizados, aún queda camino por recorrer para alcanzar la adecuada conciliación. Y para lograrlo, no solo es necesario el compromiso de las empresas sino también de las administraciones, que deben dotar de suficientes servicios educativos y de atención a menores y dependientes, que sean asequibles y con horarios compatibles con los laborales.
¿La motivación de los trabajadores y la productividad laboral dependen únicamente del tipo de jornada (intensiva o partida) o hay otros factores que pueden influir?
No, también inciden las condiciones laborales, las expectativas profesionales y los factores educativos y sociales asociados a una cultura del esfuerzo y la excelencia.
- Ponte en forma. Conscientes de que la larga pausa del almuerzo es una imposición para muchos empleados, gimnasios y centros de salud ofrecen clases intensivas de 45 minutos que te permiten sudar, darte una ducha y volver a la oficina. Las propuestas incluyen desde lecciones de artes marciales o yoga hasta sesiones de ejercicio cardiovascular.
- Dale un respiro a tu mente. La meditación te ayuda a relajarte y desconectar, produce endorfinas y disminuye la presión arterial. E incluso hay apps para aprender a practicarlo allí donde estés. También en la pausa del trabajo. Una de las más populares es Headspace, pero hay más: en castellano, están Intimind y Meditation Now.
- Piérdete: es bueno para tu cabeza. Los estudios dicen que dejar que la mente deambule y caminar sin rumbo fijo tiene muchos beneficios psicológicos. Se trata de aprovechar ese descanso forzoso para darse el placer de no hacer nada. Otra propuesta: abre un libro del filósofo francés Guy DeBord, inventor de la psicogeografía, y sigue sus instrucciones para hacer sus caminatas dérives (rutas a la deriva).