Esquí alpino adaptado: reto y sacrificio vestidos de blanco
Enero de 2012. Antes de que el sol asome, el equipo de esquí alpino adaptado que se prepara en el Centro de Deportes de Invierno Adaptado (CDIA), parte de Vielha y Salardú hasta la cercana estación de Baqueira Beret para iniciar un día más de entrenamientos. El grupo lo integran el entrenador Javier Gutiérrez y los atletas Úrsula Pueyo y Óscar Espallargas, que viven concentrados en el valle de Arán y tienen fijado su objetivo deportivo más ambicioso en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014, que se celebrarán en la ciudad rusa de Sochi. También les acompaña Jaime Almenar, más que una promesa de tan sólo once años que, de momento, acude al Centro durante las vacaciones escolares para continuar su programa de tecnificación.
Limando milésimas
Al llegar a la estación, el entrenador sube antes de que abran las pistas y diseña el circuito de entrenamientos. En esta ocasión coloca las puertas para entrenar la modalidad de eslalon gigante. A las nueve en punto, Úrsula, ya olímpica en Vancouver 2010 en la modalidad de pie, y Óscar, que compite en la modalidad de silla, realizan los primeros descensos. Mientras, el benjamín Jaime espera para realizar otros entrenamientos. Cada mañana, los dos atletas paralímpicos completan la prueba en cinco o seis ocasiones y Javier graba cada descenso, que visionan juntos al final del recorrido. Estudian hasta el mínimo error para depurar aún más la técnica y parar el crono en el menor tiempo posible.
Puesta a punto del hombre y de la máquina
Si las mañanas son ajetreadas, no son menos las tardes. Cinco días por semana realizan entrenamiento físico en las instalaciones deportivas de Vielha. Por lo general, tres días los dedican a ejercicios de fuerza y el resto a entrenamiento aeróbico. Los tres componentes del equipo siguen tablas diferentes adecuadas a su lesión y modalidad. También, como mínimo un día o dos por semana, en las instalaciones del CDIA de Salardú llevan a cabo personalmente tareas de mantenimiento del material. Tan importante es el estado físico de los deportistas como el de la silla, los esquís, las fijaciones… Bajo la batuta de Javier comprueban los cantos y las tablas y pulen y enceran allí donde hace falta.
Anónimo pero de más valor
Úrsula, abanderada del equipo español en Vancouver y ya veterana puesto que lleva en el programa nacional del CDIA desde 2006, y Óscar atesoran campeonatos de España, podios en pruebas de la Copa de Europa y participaciones en la Copa del Mundo. Siempre acuden a las competiciones en furgoneta, ya sean en España o en Europa. Es un deporte anónimo para la gran mayoría, que no llena portadas y que cuenta con las becas justas y busca la financiación necesaria en empresas privadas. Sin embargo ahí radica la autenticidad de los deportes adaptados, en el reto y sacrificio extra que supone hacerlos realidad, igual que esas medallas que, ojalá, traigan dentro de unos años de Sochi.