Alberto Morano, vocal y responsable de comunicación de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME)

"Con la legislación actual, cualquier empresario puede comprar un láser y poner a una persona no sanitaria a depilar"

1 julio de 2015
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La depilación definitiva, ¿lo es realmente?

Deberíamos hablar de depilación permanente o duradera. Esto quiere decir que, después de un número adecuado de sesiones, no va a haber presencia de vello durante varios años. Y ese número de sesiones depende de varios parámetros: el color de la piel, el color y el grosor del pelo, la cantidad de melanina de la piel, etc. En las zonas que no están sometidas a causas hormonales, unas 5 o 6 sesiones bastan para una depilación satisfactoria. Las zonas hormonodependientes pueden requerir bastantes sesiones más.

¿Cuánto han mejorado las técnicas de depilación en los últimos años?

El avance ha sido espectacular. Cuando empezamos hace casi veinte años, los láseres eran bastante rudimentarios, dolorosos, lentos e impredecibles. A algunos pacientes les daba un buen resultado, mientras que a otros no. En la actualidad, los láseres son más seguros, tienen menos efectos secundarios, no son dolorosos y, sobre todo, son más predecibles. Además, ahora disponemos de láseres que no requieren interrumpir el tratamiento en verano. Se puede tomar el sol moderadamente.

¿En qué se diferencian la luz pulsada y el láser?

Ambos son sistemas de fotodepilación, es decir, de depilación mediante luz. Lo que varían son las longitudes de onda y el sistema de luz. Los láseres son muy precisos y exactos. Cuentan con la capacidad de proteger el tejido circundante y calentar solo la “diana”; en este caso, el pelo y su folículo piloso. Los sistemas basados en la Luz Pulsada Intensa (IPL en inglés) son menos precisos, pero al mismo tiempo son muy versátiles gracias a la gran cantidad de tipos de luz que podemos aplicar.

¿Qué debemos tener en cuenta antes de iniciar un tratamiento?

Para optimizar el resultado del tratamiento, el paciente no debe haberse depilado con cera o con pinzas, ni con cualquier sistema que suponga arrancar el pelo, durante tres o cuatro semanas antes de la sesión de depilación. El pelo debe estar siempre a nivel de la piel. El día anterior o incluso el mismo día el paciente debe afeitarse o rasurarse el pelo. Para mayor seguridad, conviene no haber tomado sol de manera intensa los días previos y evitar cremas decolorantes del pelo. Es importante informar al médico de qué medicamentos se están tomando, ya que algunos son potencialmente fotosensibilizantes y podrían crear algún efecto secundario.

¿Hay riesgos?

Los láseres son muy complejos y deben ser manejados por manos expertas. Igual que puede ser muy satisfactorio, también puede crear importantes efectos secundarios. Los más importantes son quemaduras, hiperpigmentaciones o hipopigmentaciones. En cualquier caso, el experto que aplique estos tratamientos puede solucionar los posibles efectos secundarios que puedan aparecer en un momento dado.

¿Cómo se pueden evitar?

Los especialistas de la SEME apuestan porque el láser médico lo manejen solo profesionales médicos. Para ello, deberían aprobarse reglamentaciones adecuadas que garanticen las máximas condiciones de seguridad.

¿Qué se puede hacer para frenar el instrusismo profesional?

Hace falta una legislación clara que determine los láseres de uso médico y su ámbito de aplicación. Un tratamiento médico, aplicado como tratamiento médico, no debe aplicarse en centros donde al lado se esta haciendo gimnasia o cortando el pelo o vendiendo lencería. Con la legislación actual, cualquier empresario puede comprar un láser y poner a una persona no sanitaria a depilar.

La publicidad presenta a la depilación definitiva como un método inocuo y el hecho de que se ofrezca en peluquerías, por ejemplo, hace pensar que es así. ¿Usted qué opina?

Un tratamiento tiene una efectividad real, objetiva y demostrable porque crea determinados cambios en el lugar que se aplica. Si no dirigimos esos cambios en el lugar adecuado, con las precauciones debidas, con un historial clínico informativo que nos despeje contraindicaciones, lo mismo que puede hacer bien, puede hacer mucho daño. Por tanto, al menos, debe haber un responsable que pueda hacerse cargo y solucionar posibles problemas que pudieran aparecer.

¿El tratamiento más caro es siempre el mejor?

La tecnología es cara. Un tratamiento bueno, seguro y fiable tiene un coste. Hay ofertas a precios muy bajos pero, cuando investigas, ves que la calidad y la efectividad son dudosas. El mercado chino ha invadido Europa y ofrece láseres a precios irrisorios, pero cuando ves dónde los fabrican, se te quitan las ganas de aventurarte a comprarlos. Así y todo, hay gente que cae y ofrece precios por debajo incluso del coste habitual de un tratamiento. Yo no me la jugaría.

¿Podemos hacernos daño con los electrodomésticos de depilación definitiva?

No, pero tampoco obtendremos mucho beneficio. Lo que hacen realmente es debilitar el vello más que eliminarlo y, si después queremos hacer un láser para la depilación total, el pelo no tendrá entidad suficiente para absorber la energía del láser. Perderemos efectividad.