Turrón blando

La clave está en las almendras

No todos son iguales: las diferencias se encuentran en aspectos como el tipo y la cantidad de almendra y miel o la forma de elaboración. Para la mejor elección, la calidad que se indica en el envase nos puede dar bastantes pistas.
1 diciembre de 2024

Turrón blando. La clave está en las almendras

No hay fiestas navideñas sin turrón. A pesar de ello, podríamos decir que es un gran desconocido. A la hora de comprarlo, solemos fijarnos sobre todo en aspectos como el precio, el diseño del envase, la marca y la variedad –duro, blando, de chocolate, de coco…–, dejando de lado otros detalles. Pero conviene conocerlo mejor porque no todos los turrones son iguales. En esta guía podemos ver un ejemplo con el turrón blando. A continuación, ofrecemos algunas claves que nos permitirán hacer una elección más informada y consciente.

¿Qué es el turrón blando?

Si echamos mano de la legislación (RD 1787/1982) podremos tener las ideas un poco más claras a la hora de identificar los turrones. Desde el punto de vista legal se clasifican en dos grandes grupos:

• Turrón. En este grupo entrarían el turrón blando y el duro, que se caracterizan por estar elaborados por una masa formada a partir de miel, azúcares y almendras, a la que se puede añadir clara de huevo o albúmina (proteína).

• Turrones diversos. Se engloban todos los demás, desde los turrones de chocolate hasta los de fresa y nata, pasando por los nuevos sabores, como de donuts o de patatas fritas.

La legislación es aún más concreta, ya que indica que el turrón blando se elabora exclusivamente con almendras tostadas, miel, azúcares, clara de huevo o albúmina, agua y aditivos autorizados. Todos los productos analizados cumplen ese requisito, ya que están constituidos por esos ingredientes. Ahora bien, esto no significa que sean iguales, entre otras cosas porque cada uno de esos ingredientes puede tener unas características muy diferentes o encontrarse en distintas proporciones.

Análisis

Para realizar esta guía de compra se seleccionaron 10 turrones blandos elaborados por marcas líderes en el mercado, en los que se analizó principalmente:

  • Puntuación Nutri-Score. La puntuación con el nuevo algoritmo viene determinada por la cantidad de proteínas, grasas, azúcares y calorías.
  • Ingredientes. Para conocer la calidad comercial del producto, especialmente en lo que respecta a la cantidad y tipo de almendras y miel.
  • Información comercial. Analizamos si aporta información de valor o si esta puede resultar confusa o llevar a engaño al consumidor.
  • Precios. Recogidos en octubre de 2024. No fue un criterio para evaluar la calidad, pero la relación calidad-precio se ha tenido en cuenta para el ranking.
  • Etiquetado. Se analizó si cumple la legislación vigente.

La importancia de la calidad.

Para tener una idea de las características del turrón, lo primero que conviene hacer es consultar la calidad a la que pertenece. Podemos verlo fácilmente porque se indica en el frontal del envase. En el caso del turrón blando se distinguen cuatro categorías según su contenido mínimo de almendras: calidad suprema (54% de almendras), calidad extra (50%), calidad estándar (44%) y calidad popular (30%). En la legislación también se tiene en cuenta su composición físico-química para la calidad suprema y para la calidad extra:

*En química, las cenizas hacen referencia al contenido en minerales.

Todos los productos analizados, salvo uno, indican en su envase que pertenecen a la calidad suprema y, efectivamente, cumplen los requisitos para ello: contienen una proporción de almendras superior al 54% y tienen una cantidad de grasas y proteínas que supera los límites mínimos exigidos.

La excepción es Doña Jimena, que según su envase pertenece a la calidad extra. Si nos fijamos en sus características, está en el límite para algunos valores: contiene un 50% de almendras y un 34% de grasas, que es lo mínimo exigible para la calidad extra.

La clave está en las almendras.

Como podemos imaginar, el ingrediente más importante del turrón blando es la almendra. Es la principal responsable de sus características organolépticas (sabor, textura, aroma…), de su composición nutricional y también de su precio. Dada su importancia, es interesante que la cantidad de almendra sea alta. Para conocer la cifra concreta podemos consultar la lista de ingredientes. Entre los productos analizados destacan cuatro: 1880 (70%), Vicens (70%), Picó (69%) y Gorrotxategi (69%). También otros contienen una proporción importante: Delaviuda, El Almendro y Eroski SELEQTIA, todos ellos con un 67%. Las cifras más bajas, pero también significativas, las encontramos en El Lobo y Eroski (ambos con un 64%). Doña Jimena es el turrón menos interesante en este aspecto, con tan solo un 50% de almendras.

La variedad y el origen.

No solo importa la cantidad. La variedad de almendra también tiene una papel crucial porque cada una de ellas tiene unas características concretas: distinta composición y contenido de grasa y humedad, diferente sabor, textura… De modo que determinan las características del producto.

Las más apreciadas son las almendras locales, que se cultivan en la zona de Alicante y que se caracterizan por ser dulces, sabrosas y poco secas. Y entre todas ellas destaca, sin duda, la almendra Marcona, que es la más apreciada. Esta es precisamente la que se utiliza en el turrón Gorrotxategi, según se indica en su envase, donde se aclara además que procede de España. En el resto de los productos no se especifica la variedad de almendra –no es obligatorio hacerlo–, aunque en algunos sí se indica el origen. Concretamente en 1880 y Delaviuda, con almendra procedente de España, y en El Almendro, con mezcla de almendras procedentes de la Unión Europea y de terceros países.

Algunos de los productos analizados están acogidos a la Indicación Geográfica Protegida Turrón de Jijona. Eso significa que están elaborados en ese municipio, siguiendo una serie de requisitos, como por ejemplo, el modo de elaboración. Entre esas pautas no se incluye el origen de los ingredientes, que pueden ser locales o no.

¿Cómo se elabora?

El proceso de elaboración tradicional del turrón de Jijona, según indica la Indicación Geográfica Protegida (IGP), sigue los siguientes pasos:

  • Tostado de la almendra.
  • Cocción del jarabe. Consiste en calentar una mezcla de azúcares, miel y clara de huevo hasta que se carameliza.
  • Amasado. A la mezcla se incorpora la almendra tostada y se amasa hasta que los componentes se distribuyan de forma homogénea.
  • Enfriado. La masa se deja enfriar sobre mesas enfriadoras.
  • Molturación y mezcla del jarabe. Para ello se utilizan molinos que permiten conseguir que el producto tenga la consistencia deseada.
  • Trituración y refinamiento en frío. Hasta que la textura es fluida.
  • Cocción y arrematado final. La masa se introduce en boixets, que son una especie de morteros de grandes dimensiones en los que se aplica calor hasta conseguir las características deseadas de textura, aspecto y sabor.
  • Remate final. Se enfría la masa, se moldea y se corta para envasarla.

Poca información sobre la miel.

Junto con las almendras, la miel es el otro ingrediente esencial del turrón blando. Contribuye al aspecto, a la textura y, obviamente, al sabor. Estas características son diferentes dependiendo del tipo de miel. Por ejemplo, son muy apreciadas mieles como la de romero o la de azahar. Aunque en la mayoría de los productos analizados no se indica este dato. La excepción es el turrón 1880, en el que se especifica que se utiliza miel de azahar. Además, se aclara que es de origen español, cosa que también se hace en el envase de El Lobo. En el resto no se ofrecen detalles de este tipo.

Lo que sí se indica en la mayoría es la proporción en la que se encuentra. Y es que, como ocurre con las almendras, también se trata de un elemento esencial para definir el alimento y para distinguirlo de otros con los que se podría confundir. Las cifras rondan el 12%-17% en la mayoría de los casos. Las más altas, las encontramos en Eroski SELEQTIA (17%), Delaviuda y El Almendro (ambos con un 16,4%), mientras que la más baja, con diferencia, la presenta Doña Jimena (3%).

La excepción es el turrón Vicens, en el que ese dato no aparece, lo que supondría un incumplimiento de la legislación, si la interpretamos del modo en que acabamos de mencionar.

Muchas proteínas, grasas y azúcares.

Dados los ingredientes de estos turrones, es fácil imaginar las características de su composición nutricional, con cantidades importantes de grasas, proteínas y azúcares.

Grasas. En la mayoría las cifras rondan el 37%-39%. Las excepciones son El Lobo y 1880 (ambas con un 35%) y Doña Jimena (34%). Estas grasas proceden de las almendras, así que su composición en grasas saturadas es muy baja (3%-4%). Desde el punto de vista de la salud, no suponen una preocupación en sí mismas.

Proteínas. Su proporción guarda cierta relación con la cantidad de almendras. Las cifras van desde el 14% de Doña Jimena hasta el 21% de Vicens. Destacan también El Lobo y 1880, con un 19%.

Azúcares. La proporción es muy elevada, con cifras comprendidas entre el 23% (Vicens y 1880) y el 42% (Doña Jimena). Este es el motivo por el que el turrón no es recomendable para un consumo habitual. Esos azúcares proceden tanto de la miel como de los azúcares que añade el fabricante: generalmente azúcar convencional, pero en algunos casos también se utilizan, por ejemplo, jarabes de glucosa y fructosa.

Podemos deducir que el aporte calórico también es muy notable, porque 100 gramos de turrón blando, es decir, el tercio de una pieza, aportan de media unas 555 kcal. Para hacernos una idea, es una cantidad similar a la de un plato de espaguetis a la boloñesa.

¿Blando o de Jijona?

Todos los turrones de Jijona son blandos, pero no todos los turrones blandos son de Jijona. Este detalle podemos conocerlo de forma muy sencilla si leemos la denominación de venta, que se muestra generalmente junto a la lista de ingredientes, o bien, si observamos el envase, donde se incluyen los sellos identificativos de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Jijona y del Consejo Regulador Jijona y Turrón de Alicante.

Entre los turrones analizados en esta guía, cinco están amparados por la IGP: Picó, 1880, El Lobo, Eroski y Eroski Seleqtia.

Estar amparado bajo esa IGP garantiza que el turrón cumple una serie de requisitos relacionados con la forma de elaboración, los ingredientes y el origen del producto: significa que el turrón ha sido elaborado en el término municipal de Jijona (Alicante). Además, se exige una cantidad mínima de almendras y miel, que para el turrón de calidad suprema es del 64% y del 10%, respectivamente.

Mala nota en el sistema Nutri-Score.

No sorprende encontrar que la mayoría de los productos analizados obtienen una D en el sistema Nutri-Score con el nuevo algoritmo, debido sobre todo a su elevada cantidad de azúcares y su alto aporte energético. La excepción es Doña Jimena, el único de calidad extra que obtiene una E. Podríamos pensar que esta diferencia se debe a su mayor contenido en azúcares o a su menor cantidad de proteínas con respecto al resto de los productos. Pero lo que realmente marca la diferencia es la cantidad de fibra (1,6%), que es significativamente menor a la del resto. Por ejemplo, Delaviuda y El Almendro aportan un 7% de fibra. Las diferencias en la cantidad de fibra podrían deberse a la variedad de almendra o incluso al estado en el que se encuentra. A mayor humedad del fruto seco, menos proporción de fibra. No obstante, tal y como hemos visto, no hay obligación de declarar la variedad de almendra empleada ni es posible saber su punto de humedad.

¿Cuánto aporta una ración?

Hasta ahora hemos analizado la composición nutricional para 100 g de producto, es decir, aproximadamente un tercio de tableta. Resulta útil para tener una referencia y para hacer comparaciones entre marcas o con otros alimentos. Pero también puede ser poco realista, porque normalmente consumimos una cantidad menor en cada ingesta. Si consideramos un tamaño de ración de 30 g, el aporte promedio sería el siguiente: 11,2 g de grasas, 5,3 g de proteínas, 9,3 g de azúcares y 167 kcal, una cantidad de energía equivalente a la de dos yogures sin azúcar.

Recomendaciones de compra
  1. Calidad. Viene determinada por la proporción de almendras: la mejor es calidad suprema, seguida de calidad extra.
  2. Cantidad de almendras. Cuanto más alta, mejor.
  3. Cantidad de azúcares. Su valor es importante en todos, pero puede haber grandes diferencias (casi el doble en algunos casos). Cuanto menos, mejor.
  4. Precio. Puede haber enormes diferencias: el más caro cuesta casi cinco veces más que el más barato. Conviene valorarlo en función de la cantidad de almendras.
  5. Sellos. Si lleva la IGP Turrón de Jijona significa que se garantizan unos requisitos relacionados con el lugar de origen y la composición: se exige un mínimo de almendras y de miel.

Relación calidad-precio.

El precio para 100 g de producto se encuentra en la mayoría de los casos entre los dos euros y los tres euros. Hay cuatro excepciones: Eroski y Eroski SELEQTIA, que se encuentran por debajo de esa cantidad (1,04 euros y 1,90 euros, respectivamente), y Gorrotxategi y 1880, cuyo precio supera los cuatro euros (4,7 euros y 4,3 euros, respectivamente). Es decir, el producto más caro (Gorrotxategi) cuesta casi cinco veces más que el más barato (Eroski). Podríamos pensar que la diferencia obedece a la cantidad de almendras y miel, que son dos ingredientes caros. Pero no parece justificarse de ese modo, dado que hay otros con valores iguales o parecidos, como Picó, que tienen un precio más bajo (en este caso 2,10 euros). También podría explicarse por las características de los ingredientes (Gorrotxategi utiliza almendra Marcona española) o por la exclusividad del producto (elaborado artesanalmente y atribuido a un reputado cocinero).

Si consideramos la relación calidad-precio, teniendo en cuenta aspectos como la cantidad de almendras o de miel, las mejores opciones serían Eroski, Eroski SELEQTIA y Picó. La peor opción sería Doña Jimena, que debería tener el precio más bajo dada su composición, pero, sin embargo, cuesta 2,57 euros.

Conclusiones

Entre los productos analizados, los más interesantes, sin considerar el precio, serían 1880 y Gorrotxategi, que contienen elevadas proporciones de almendras y de miel, con buenos atributos (por ejemplo, miel de azahar en el primer caso y almendra Marcona en el segundo) y de origen nacional. Además, 1880 es uno de los cinco que está amparado bajo la Indicación Geográfica Protegida Turrón de Jijona, lo que garantiza una serie de características relacionadas con la composición, la forma de elaboración y el origen del producto.

Si tenemos en cuenta todas las características en conjunto, entre ellas, la cantidad de almendras y de miel, junto con el precio, las mejores opciones serían Eroski, Eroski Seleqtia y Picó.

Entre los turrones elegidos para elaborar esta guía, el menos interesante es Doña Jimena, por presentar la menor proporción de almendras, una elevada cantidad de azúcares y pertenecer a una categoría comercial inferior (calidad extra, frente al resto que son de calidad suprema), y a pesar de todo, presentar un precio medio-alto, en lugar de ser el más barato.