Catherine L'Ecuyer, divulgadora educativa y autora de "Educar en el asombro"

"No es imprescindible que un niño vaya al cole antes de los 6 años"

1 enero de 2017
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¿Cuál sería la edad escolar de comienzo ideal?

Eso lo deciden los padres. No es imprescindible que un niño vaya al cole antes de los 6 años. Si va antes, no es porque sea obligatorio o lo necesite, sino porque los padres trabajamos y los horarios son los que son. Lo que más necesita un niño en esa etapa es crear un vínculo de apego seguro con su principal cuidador, no estimular su inteligencia. Los argumentos del “periodo crítico” y de la necesidad de un entorno enriquecido en la educación infantil son mitos. Cualquier experto en neurobiología de la educación dirá lo mismo. Ahora bien, si tenemos que escolarizarlos en esas edades, haremos lo posible para que su experiencia sea positiva. El parvulario tiene que procurar ser la extensión del hogar, un lugar en el que el niño pueda tener respuestas a sus necesidades afectivas.

¿Qué es el “periodo crítico”?

Es un periodo en el que una determinada destreza o habilidad necesariamente ha de desarrollarse, una oportunidad que si pasa nunca más se repite. No hay evidencias científicas que respalden la existencia de periodos críticos en la educación. Es un “neuromito” porque hoy sabemos que la plasticidad cerebral (la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y su funcionamiento a lo largo de su vida, como reacción a la diversidad del entorno) ocurre durante toda la vida.

¿No hay habilidades que se desarrollan más fácilmente en esa etapa?

Sí, los idiomas. Aprenderlos con 30 años será posible y más en inmersión total, solo que costará más que con 2. Los científicos prefieren hablar de “periodos sensitivos”, durante los cuales ciertos aprendizajes son más fáciles que en otros.

En animales y plantas algunos estudios han demostrado que hay periodos críticos.

Sí, la carencia extrema de estímulos en ciertos animales o en plantas se ha usado para defender la existencia de periodos críticos en la educación en humanos. Pero es un fallo metodológico. Que la carencia absoluta de un estímulo lleve a daños irreversibles no puede hacernos concluir que la sobreestimulación sea beneficiosa, y menos para el ser humano y en un contexto educativo. El niño normalmente no está en un entorno de carencia absoluta de estímulos, a no ser que esté atado en una habitación a oscuras. Según el neurobiólogo americano Dan Siegel, “los niños necesitan una cantidad mínima de estímulos, en un entorno normal”. Eso lo puede dar un hogar perfectamente.

¿Se puede aumentar la inteligencia de los niños con la estimulación temprana?

No. La estimulación temprana es un fraude. Es un método importado de Estados Unidos en los años 80 basado en un tratamiento ideado por Doman y Delacato para niños con lesiones cerebrales. Fue trasladada después al ámbito educativo. Neurology, máxima autoridad en neurociencia en el mundo; la Academia Americana de Pediatría y otras asociaciones internacionales aclaran que no tiene base científica y no da resultados. Es más, hoy sabemos que sobreestimular un cerebro por encima de lo necesario puede causar efectos perjudiciales.

En sus libros habla de “educar en el asombro y en la realidad”. ¿En qué consiste?

Los niños nacen con asombro, que significa no dar el mundo por supuesto. La belleza de la realidad asombra. Los niños lo necesitan porque el cerebro humano está hecho para aprender en clave de realidad. Los últimos estudios en neurociencia confirman que los niños no aprenden a través de discursos, fichas o pantallas, sino que necesitan experiencias reales y relaciones interpersonales en directo.

¿Cuáles son los principales “neuromitos” que cita en sus obras?

“Los tres primeros años son críticos para el aprendizaje”, “solo usamos el 10% de nuestro cerebro”, “tenemos una inteligencia infinita”, “el entorno enriquecido favorece al aprendizaje”, “los estilos de aprendizajes deberían depender de la dominancia cerebral (derecha o izquierda)”, etc. Un reciente estudio señala que un porcentaje relativamente alto de maestros se los creen. Por eso es importante dar voz a expertos que hablan de temas científicos en un lenguaje asequible.

Con tantas extraescolares y deberes, ¿les estamos robando su niñez?

No estoy en contra de los deberes con moderación, pero nunca debería haber en educación infantil. Es la edad del juego desestructurado, que contribuye a desarrollar las funciones ejecutivas, importantes para el buen progreso del niño. Lo importante no es que el entorno ponga al niño en marcha, sino que el niño se ponga en marcha a través de su entorno.

¿Están los niños de hoy día excesivamente estimulados?

Sin duda. Hay que bajar el nivel de estrés, de frenesí, de consumo. Hay que respetar sus ritmos internos, sus etapas. Más naturaleza, más misterio, más realidad porque es lenta y templa al niño; más belleza…