¿Qué les ocurre a las abejas?
Su declive es un síntoma de los abusos de la agricultura industrial y su círculo vicioso de monocultivos extensos, abonos artificiales, tóxicos contra las plagas y eliminación de la biodiversidad. Para una mayor productividad, se convierte el campo en fábricas de alimentos uniformes.
La UE ha impuesto una moratoria de uso para varios pesticidas. ¿Será suficiente?
Además de los neonicotinoides, crecen las sospechas sobre otros agentes tóxicos comunes en los campos. Se requerirán largos informes científicos y lentas legislaciones, mientras las abejas y miles de especies polinizadoras pierden la batalla de la vida tras una evolución de cien millones de años.
¿Por qué son tan importantes las abejas?
Las abejas son indicadores de la salud de nuestros ecosistemas y el eslabón terrestre que garantiza la reproducción de las plantas. El impacto económico no es menor, pues el 84% de la cosecha europea depende de polinizadores. Sin polinizadores tampoco sobrevivirían plantas no melíferas importantes para el ser humano, como el arroz, pues serían pasto de plagas al desaparecer las barreras de otras plantas de cobertura.
¿Cuál es su estado actual?
Están en declive en todo el planeta, salvo en algunas zonas aisladas. Los apicultores a duras penas consiguen reponer sus pérdidas. Además, la demanda de abejas crece a más velocidad que la oferta. Hay lugares sin abejas y los campesinos polinizan a mano cada flor de manzanos, almendros, etc. China tiene tres grandes regiones sin polinizadores.
¿Y en España?
Según la última encuesta europea, la mortalidad es menor que en los países del norte. Pero muchos apicultores no declaran la muerte de parte de sus colmenas para no perder las subvenciones de la UE para medicamentos. Las regiones dependientes de usos agrarios intensivos son las que más sufren, aunque afecta a todo el territorio peninsular. Las abejas tienen una enorme movilidad en España, debido al intercambio de colmenas y al destacado mercado de la trashumancia.
Se habla de la avispa asiática como una amenaza más. ¿Hasta qué punto?
Esta especie invasora, la Vespa velutina nigritorax, es una amenaza cierta en el sur de Francia, norte de Portugal y, en España, en la cornisa cantábrica y en las regiones pirenaicas. Este avispón acaba con una colmena en pocas horas para alimentar con abejas a sus larvas. Hay planes de actuación en todas las zonas afectadas y se espera frenar su expansión. Desde los medios de comunicación e Internet, se fomenta la persecución del avispón europeo, Vespa Crabro, que, además de inocente, es nuestra principal arma de contención, ya que defiende su territorio frente al invasor.
¿Se puede vivir de la apicultura?
España es el principal productor de miel de Europa. Hay 23.000 apicultores, de los que solo el 20% tienen explotaciones profesionales. Andalucía, Extremadura y Valencia concentran el 62% del sector. La extracción de la miel centra el 90% del negocio, a diferencia de otros países, diversificados con el resto de productos de la colmena: propóleos, cera, polen, jalea real, cría de abejas o la apitoxina, su veneno. Para mantener una explotación que permita el autoempleo, hay que aportar entre 50.000 y 80.000 euros. Las abejas no son fáciles de gobernar. Muchos apicultores noveles abandonan en el primer año. Hay que estudiar mucho y trabajar al menos un año como voluntario en las colmenas de un profesional experimentado.
¿Qué medidas deberían tomarse para mejorar el estado de las abejas?
Las mismas que para mejorar la salud y seguridad alimentaria de las personas. Hay que inducir un cambio en el modelo de producción agraria. Con más diversidad de plantas, se necesitarán menos toneladas de químicos. También hace falta un plan de formación de los apicultores y una legislación sanitaria que fuerce a los aficionados a notificar las enfermedades de sus abejas y aplicar las medidas adecuadas.
En algunos países se ponen colmenas en las ciudades para salvar a las abejas y producir miel de calidad. ¿Qué opina?
Las abejas tienen más salud en las ciudades, en cuyos parques y espacios tienen más diversidad floral y muchos agrotóxicos están prohibidos. La experiencia de otros países no podemos comprobarla aún en España: la legislación prohíbe su presencia en las ciudades. Si llegara el momento habría que evitar introducir especies que nada tienen que ver con nuestro ecosistema. En todo caso, solo pueden esperarse beneficios para todos.
¿Qué pueden hacer los ciudadanos?
Limitar el uso de productos químicos-fitosanitarios, asegurar el suministro de alimentos de calidad para los polinizadores, apoyar la apicultura, crear conciencia para influir en la agricultura, en las autoridades y empresas, y construir redes para trabajar juntos.