Carmen Cabestany, secretaria de la Asociación No al Acoso Escolar

"Ante el acoso escolar, los colegios se preocupan más por su prestigio que por proteger a los menores"

1 marzo de 2016
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¿Hay algún perfil del maltratado y del maltratador?

Hay colectivos diana: quienes sufren el síndrome de Asperger, los que pertenecen a LGTB o Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales; quienes tienen Altas Capacidades Intelectuales, como sobredotación, talento y precocidad intelectuales; etc. Sin embargo, cualquiera puede ser acosado, por ejemplo, por haberle caído en desgracia al líder negativo de la clase. Respecto al agresor, hay un abanico muy grande, desde el típico bromista hasta el que disfruta haciendo daño, o el que sufre violencia en su entorno y revierte su dolor sobre otros.

¿Cuántos casos se producen en España?

Dos millones de alumnos (el 26% de la población escolar) sufre acoso en mayor o menor medida. De ellos, entre 100.000 y 200.000 de alta intensidad. No es solo acoso físico; muchas veces el más dañino es el verbal (insultar, difundir rumores sobre alguien, etc.) o de exclusión (no dejarle jugar, aislarle del grupo, etc.). Este último se produce a diario y pasa desapercibido.

¿A qué edad comienza el acoso?

A edades cada vez más tempranas. La mayoría, en los últimos cursos de Primaria, aunque en Secundaria es más intenso. Algunas veces la víctima sufre acoso durante ocho o diez años. Por eso es importante detectarlo y frenarlo rápido y con firmeza. No son “cosas de niños”.

¿Han aumentado los casos?

Como asociación, percibimos un aumento y a edades más tempranas. Es difícil dar cifras porque los últimos datos oficiales son de 2006-2007, aunque comunidades como País Vasco tienen informes más recientes, el último de 2012. Acoso siempre ha habido, pero ahora es más elaborado, más sutil. Además, actualmente está potenciado por Internet, los chats, etc., que hacen mucho daño.

¿Por qué han aumentado?

Podría hablarse de varios factores: ausencia de educación en valores en algunos entornos familiares, falta de educación emocional en la escuela o violencia en los entornos más cercanos a los menores. Habría que pacificar esos entornos, con especial atención a las aulas, y enseñar que el acoso escolar no es una broma, hace mucho daño.

¿Cómo actúan los centros educativos?

En líneas generales, no actúan o actúan mal. El acoso existe en casi todos los colegios, pero en la inmensa mayoría se dice que no lo es. Es un tabú, ni siquiera está en casi ningún Plan de acción tutorial (P.A.T.) ni se aborda en las tutorías. Los centros se preocupan más por su prestigio que por proteger a los menores. Sin embargo, tienen responsabilidad civil y deben garantizar su seguridad.

¿Y las administraciones públicas?

Deberían tomárselo en serio y activar medidas efectivas, como con las mujeres maltratadas. La Administración educativa debería organizar formación para profesores, incluir el tema en el currículo de Magisterio, hacer charlas para padres, sancionar de manera ejemplar a los acosadores, exigir a los inspectores que investiguen a fondo y, sobre todo, institucionalizar programas de prevención como el T.E.I. (Tutoría entre iguales).

El Ministerio de Educación ha presentado el borrador del Plan Estratégico de Convivencia Escolar. ¿Podría ser un avance?

Podría, si en su elaboración participaran especialistas y personas independientes que conociesen todas sus múltiples vertientes. Y si se aplica de verdad para terminar con esta lacra social en la sombra y no para encubrirla, como suele suceder con los protocolos.

¿Es más alto el índice de acoso en España que en otros países?

México y Chile están a la cabeza a nivel mundial. España es el cuarto de Europa, pero no hay estadísticas recientes.

¿Cómo se detecta un caso?

No es fácil porque los niños no lo cuentan a los padres ni a los profesores, pero podemos conseguirlo con la “regla de las 3 C”: Cambios, Campanas y Cuerpo. Se producen cambios en los resultados académicos, en el carácter -están tristes o se vuelven agresivos-, en las amistades, en los itinerarios, etc. No quieren ir al colegio, fingen que están enfermos o lo están realmente porque a menudo somatizan. También se producen cambios en el cuerpo, van con los hombros encogidos, la mirada triste y hacia el suelo y quieren pasar desapercibidos.

¿Qué hay que hacer cuando se detecta?

Sentarse con el niño, tener mucha calma y paciencia para que se exprese, no trivializar ni dudar de él, no hacerle sentir culpable. Después, ir al colegio y, con serenidad y firmeza, exigir medidas. La primera, establecer una zona de seguridad. Si no lo hacen, elaborar un escrito detallado de lo sucedido y pasarlo por el Registro del centro y por el de Inspección educativa. Para cualquier duda, contactar con nosotros: info@noalacoso.org.

¿Qué medidas serían necesarias para luchar contra este problema?

Sobre todo, voluntad y sentido común. Necesitamos la implicación, en serio, de toda la sociedad y sacarlo a la luz. No hay que quitarle importancia porque es muy grave. Y no dudar jamás del niño porque la inmensa mayoría dice la verdad.