Café listo para tomar

La bebida que despierta al mundo

Tan solo tres ingredientes básicos, pero infinidad de variantes y combinaciones para elegir: café, leche y azúcar. El primero nos da pistas sobre el sabor y el aroma. El segundo determina la cantidad de grasa y de proteínas y la textura de la bebida. Y el tercero es el que hay que vigilar siempre: cuanto menos, mejor.
1 marzo de 2022

Café listo para tomar: la bebida que despierta al mundo

Es difícil encontrar una persona adulta que no tome café habitualmente. De hecho, esta bebida es uno de los productos más consumidos en el día a día. En España se toman unos 14.000 millones de tazas de café al año, según un estudio de la Organización Internacional del Café.

Eso significa que cada adulto toma una media de 350 tazas al año, aunque esta cifra puede resultar engañosa, porque hay muchas personas que consumen tres o cuatro cafés al día, mientras que otras solo toman uno. Hasta hace unas pocas décadas lo más común era consumir el café en casa y en cafeterías. Pero hace ya tiempo que es frecuente tomar esta bebida en muchos otros lugares y a cualquier hora, algo que es más fácil que antes debido en parte a los cafés listos para consumir.

Un ingrediente básico y mil combinaciones

Se trata de productos que se suelen comercializar en vasos o envases individuales para facilitar su consumo y que, por lo general, se toman fríos. Entre ellos podemos encontrar distintas opciones, que tienen algunas cosas en común –casi todas ellas están compuestas principalmente por leche, café y azúcar–, pero también con importantes diferencias, como el tipo de envase y la forma de preparación del café. Este último aspecto es precisamente el que se suele destacar en la parte frontal del envase. Entre ellos, los más comunes son:

  • Expreso (o espresso). Se prepara haciendo pasar rápidamente agua caliente y a presión a través del café molido. Como resultado se obtiene un café de sabor y aroma intensos y con alto contenido en cafeína. Es el que se prepara normalmente en las máquinas de las cafeterías o en cafeteras italianas.
  • Con leche. Café expreso al que se le añade leche, normalmente en proporciones de 1:3. Entre los productos analizados, tres son de este tipo: Kaiku, Nescafé y Eroski.
  • Caffe latte. A este café expreso se le añade leche espumada encima (obtenida normalmente con el tubo de vapor de la cafetera). Dos de los productos analizados son de este tipo: Starbucks y Mocay.
  • Capuchino (o capuccino). Sobre una base de café expreso se añade leche y leche espumada (y generalmente cacao espolvoreado). Tres de los productos analizados son de este tipo: Kaiku, Kaiku Avena y Nescafé.
  • Macchiato. Es un café expreso con un pequeño toque de leche espumada.
  • Frappé. Café con hielo recubierto de espuma de leche. Entre los productos analizados, Starbucks Frappuccino se parece a este tipo, aunque en realidad es una combinación entre esta forma de preparación y el capuchino.

Sabor y aroma, según la variedad

Otro de los aspectos que se suele destacar en el frontal del envase es la variedad del café. Existen dos grandes tipos, en función de la especie de la planta de procedencia: arábica (Coffea arabica) y robusta (Coffea canephora). Este último tiene un sabor y un aroma más fuerte y una mayor cantidad de cafeína, mientras que el primero es más aromático y suave. El 70% de la producción mundial corresponde al café arábica, que es también el más apreciado y el que se utiliza en la elaboración de los productos analizados en esta guía, al menos en los que declaran esta información (todos excepto los de Nescafé).

Las claves están en la etiqueta

Más allá de la forma de preparación y de la especie de café utilizada, conviene conocer otros detalles que determinan sus características y, para ello es necesario leer el etiquetado con detenimiento. Lo ideal sería comenzar por la denominación legal de venta, que normalmente encontraremos junto a la lista de ingredientes. Como estos productos no están categorizados en la legislación, lo que se muestra es una descripción para que podamos conocer sus características: por ejemplo, “bebida láctea de café con leche y cacao” o “bebida láctea con café y sabor a galleta”. Todos los productos son bebidas compuestas básicamente por leche y café, a excepción de Kaiku Avena, compuesta por bebida de avena y café.

Análisis

Para realizar esta guía de compra se seleccionaron cafés para tomar elaborados por marcas líderes en el mercado, en los que se analizó principalmente:

  • Puntuación Nutri-Score. La valoración viene determinada por el aporte de calorías y la cantidad de grasa y azúcar.
  • Los ingredientes. Para conocer la calidad comercial, especialmente en lo que respecta al contenido de café y leche.
  • La información comercial. Analizamos si aporta información de valor o si esta puede resultar confusa o llevar a engaño al consumidor.
  • Precio. No fue un criterio para evaluar la calidad, pero la relación calidad-precio se ha tenido en cuenta para las posiciones del ranking.
  • El etiquetado. Se analizó si cumple la legislación vigente

El café, el verdadero protagonista

Lo siguiente que conviene hacer es leer la lista de ingredientes para conocer su composición con detalle. Los elementos que lo conforman deben enumerarse en orden, según su peso, y en caso de que alguno de ellos se destaque en el envase, ya sea por medio de palabras o de imágenes, debe indicarse su cantidad concreta. El café se encuentra en una proporción más baja que la leche, sin embargo es el gran protagonista en estas bebidas, dada su importancia sobre el sabor y el aroma –sin olvidar su aporte de cafeína–. Aunque se informa de la cantidad concreta que contienen estos productos, es difícil hacer comparaciones porque se presenta en diferentes formatos:

  • Café líquido. Tal y como lo preparamos en casa, haciendo pasar agua caliente a través de café molido. Es el tipo de café que contienen los productos de Kaiku y Starbucks, en los que está presente en una proporción que varía entre el 15% y el 20%, de Kaiku Cappuccino y Starbucks Caffè Latte, respectivamente.
  • Café soluble. Es como el café de sobre que sirven en muchas cafeterías. Para producirlo se hace pasar agua caliente a través de café molido, de manera que se obtiene un extracto de café. Posteriormente, se elimina el agua. Así, el producto resultante es ese conjunto de granos solubles. Este tipo de café es el que se utiliza en los productos Nescafé, en una proporción entre el 1% y el 1,4%, es decir, unos 1,9-2,7 gramos por vaso, cantidad similar a la que contiene la bebida de Eroski (1,5%). Viene a ser equivalente a un sobre de café soluble (normalmente se comercializan en formato de dos gramos).
  • Extracto de café. También se obtiene haciendo pasar agua caliente a través de café molido. La diferencia con el café líquido es que este está más concentrado. Es el que se utiliza en Mocay, en una proporción del 2,5%. En el envase se indica que esta cantidad equivale a 40 g de café [molido] por cada 100 ml de producto, es decir, para preparar cada vaso se utilizan unos 80 g.

Más leche que café

El ingrediente principal de todos es la leche, ya que es el que figura en primera posición de la lista de ingredientes (salvo en Kaiku Avena, en el que es la bebida de avena). Además, como este ingrediente se menciona expresamente en la denominación legal de venta, se indica la cantidad concreta. En todos, el porcentaje está comprendido entre el 75% y el 87%, valores correspondientes a Starbucks y Mocay, respectivamente, mientras que el contenido promedio es del 81%. En Kaiku Avena la cantidad de bebida de avena es del 77%.

¿Cuánto café es demasiado?

Si el café es una de las bebidas más consumidas en el mundo no es solo por su sabor, sino también por su efecto estimulante, que se debe a su contenido en cafeína, un alcaloide presente de forma natural en la planta del café. El café tiene cabida dentro de una dieta saludable, pero si tomamos demasiado podemos sufrir efectos adversos debido a la ingesta excesiva de cafeína, como nerviosismo, ansiedad, insomnio, náuseas, dolor de cabeza o aceleración del ritmo cardiaco, entre otros. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) estima que 400 mg al día (de cuatro a cinco tazas de café) no tiene efectos negativos para la población general (200 mg/día en el caso de mujeres embarazadas o lactantes), pero todo depende de la sensibilidad de cada persona. Más aún cuando se trata de un alcaloide que genera tolerancia, es decir, advertimos menos sus efectos si lo consumimos habitualmente.

Todos los productos analizados –salvo los de Nescafé y Mocay– indican la cantidad en la que se encuentra. Los valores más altos corresponden a los cafés espresso, como Kaiku (51,3 mg/100 ml) y Eroski (47 mg/100 ml), mientras que los más bajos corresponden a Kaiku Avena y Kaiku Cappuccino, con 38,7 y 36,6 mg/100 ml. Esto supone que en un vaso de los primeros encontramos unos 119 mg de cafeína, mientras que en un vaso de los segundos hay unos 84-89 mg. Esta información debemos tenerla en cuenta si consumimos mucho café, porque para alcanzar 400 mg de cafeína bastarían apenas tres vasos de café espresso, mientras que con las otras preparaciones podríamos tomar casi hasta cinco.

Cantidad de cafeína en… 

  • Refresco de cola (330 ml): 35 mg
  • Taza de té (240 ml): 30-50 mg
  • Taza de café (200 ml): 80-100 mg
  • Bebida “energética” (500 ml): 150 mg

Lo habitual: semidesnatada

Como la leche es el ingrediente principal, es también el que más influye sobre la composición de estos productos. Leyendo la lista de ingredientes podemos saber si es desnatada, semidesnatada o entera, que son las tres clasificaciones que establece la legislación con respecto al contenido en grasa. La leche desnatada es la que contiene menos de un 0,5% de grasa; la semidesnatada, entre el 1,5% y el 1,8%, y la entera contiene al menos un 3,5%.

En cinco de los nueve productos que llevan este ingrediente, la leche es semidesnatada: Kaiku Cappuccino y Espresso, Starbucks Frappuccino, Mocay y Eroski. En este último se especifica, además, el contenido concreto de grasa, que es del 1,5%. La leche de Starbucks Caffè Latte tiene un 3,1% de grasa, así que está cerca de ser entera, pero legalmente no puede ser calificada como tal.

Por su parte, en los productos de Nescafé se utiliza leche desnatada junto con nata y leche desnatada en polvo, debido probablemente a motivos tecnológicos: para mejorar la mezcla y la textura, de modo que sea más cremosa y tenga más cuerpo. Teniendo en cuenta la cantidad de leche empleada y el contenido de grasa, podemos calcular que en estos productos el conjunto de leche desnatada+nata sería equivalente a leche con un 3,2% de grasa, aproximadamente.

En definitiva, si consideramos la composición global, ninguno contiene leche desnatada ni entera. Lo habitual es utilizar semidesnatada (o equivalente), salvo en algunos casos donde la proporción grasa se acerca al 3,5% de la entera. Esto era algo esperable, dadas las desventajas de la leche desnatada (apenas aporta sabor y cuerpo, la textura es menos cremosa y resulta más difícil formar espuma) y los recelos que suscita la leche entera, por motivos de salud. Esta última cuestión viene de lejos, ya que se asocia a la demonización de las grasas que comenzó en la década de los sesenta y tuvo su momento álgido en los noventa. Sin embargo, actualmente sabemos que no todas las grasas son iguales y que los lácteos enteros tienen cabida dentro de una dieta saludable. De hecho, presentan ventajas, como aportar vitaminas liposolubles y una mayor sensación de saciedad.

La diferencia está en la grasa

Una de las principales diferencias entre estos productos la encontramos precisamente en la proporción de grasa. Si hacemos una comparación por 100 ml de producto, vemos que las bebidas con más cantidad de grasa son las de Nescafé (2,7%-2,8%), debido a que entre sus ingredientes se encuentra la nata. La mayoría de productos contiene una cantidad significativamente más baja de este nutriente. Lo habitual es un 1,2%, como ocurre en Kaiku Cappuccino y Espresso, Starbucks Frappuccino y Eroski Espresso, que están elaborados con leche semidesnatada.

Con respecto a las proteínas, de nuevo son los productos de Nescafé los que tienen las proporciones más altas (3,5%-3,6%), debido a que están elaborados con leche y leche en polvo. En el resto de los productos, lo habitual es una proporción en torno al 2,7%-2,9%. Si en lugar de hacer la comparación por cada 100 ml la hacemos por envases, veremos que el aporte de proteínas es bastante similar entre los distintos productos, entre 7 g de Starbucks Frappuccino y 6,2 g de Starbucks Caffè Latte y Mocay. En la grasa sí encontramos diferencias. Los productos de Nescafé siguen siendo los que más cantidad aportan, con 5,1-5,3 g, junto a Starbucks Caffè Latte (5,8 g), mientras que en el resto está en torno a 2,8-3 g.

Ya hemos visto que la grasa de la leche no debería representar un problema en personas sanas, pero sí deberíamos tenerla en consideración, entre otras cosas por el aporte de calorías que supone. De hecho, los productos con más cantidad de grasa por envase son también los que más cantidad de calorías aportan, con cifras en torno a 152-160 kcal, que es equivalente a la energía que aportan tres manzanas o dos yogures naturales sin azúcar. De todos modos, las diferencias con el resto de productos no son demasiado grandes, dado que el aporte de calorías se encuentra entre 124 kcal de Mocay y 143 kcal de Eroski.

La bebida de avena no es igual

Kaiku Avena merece mención aparte, dado que contiene bebida de avena en lugar de leche, y eso hace que su composición nutricional sea muy diferente. Esto es así desde el punto de vista cualitativo (la leche de vaca aporta proteína de mayor valor biológico, además de otros nutrientes, como calcio) y también desde el punto de vista cuantitativo. De hecho, la bebida de avena (cuya proporción es del 77%), aporta apenas 0,9 g de grasa y 1,4 g de proteína por envase, dado que está compuesta por tan solo un 6% de harina de avena. En definitiva, la cantidad de proteínas, grasa y otros nutrientes, como el calcio, son muy inferiores a los otros productos. Este producto es apto para personas veganas, tal y como certifica el sello “vegan”, así como para personas con alergia a las proteínas de la leche o intolerancia a la lactosa.

El azúcar añadido

Al grupo de los productos que más calorías aportan hay que sumar Starbucks Frappuccino (158 kcal), pero en este caso es por su contenido en azúcar. Este aspecto es precisamente en el que deberíamos centrar la atención cuando consultamos el etiquetado, para comprobar si contienen azúcar añadido, tal y como ocurre en todos los productos analizados. En la tabla nutricional se indica la cantidad de azúcares totales, es decir, los añadidos por el fabricante y los que contiene la leche de forma natural, principalmente lactosa. Esta última no es preocupante para la salud, pero los azúcares añadidos sí lo son, dado que un consumo abusivo o habitual, tal y como se suele hacer en nuestro entorno, se relaciona con problemas de salud, como caries, diabetes tipo 2 y obesidad.

No hay una forma inmediata de conocer la proporción en la que se encuentran unos y otros, pero podemos hacer un cálculo aproximado sabiendo que la proporción de lactosa en la leche de vaca está en torno al 5% y considerando la proporción de leche en cada envase. Así se puede deducir, de forma aproximada, que la cantidad de azúcar añadido se encuentra entre los 9 g de Kaiku Caffe Latte y Mocay, y los 15,5 g de Starbucks Frappuccino. Es decir, cada vaso contiene entre dos y tres cucharaditas y media de azúcar.

La puntuación Nutri-Score

Todos ellos obtienen la misma puntuación en el sistema Nutri-Score, concretamente una B. Esto se explica porque para evaluar la leche y las bebidas vegetales se aplican los mismos criterios que para los alimentos sólidos; por ejemplo, se tolera más cantidad de azúcares que en los refrescos, porque se considera que la lactosa no tiene las mismas implicaciones sobre la salud que los azúcares añadidos.

El precio marca la diferencia

A la hora de elegir podemos caer en el error de comparar los precios sin tener en cuenta el volumen del envase. De este modo, podemos pensar que los productos de Nescafé son más baratos que los de Kaiku, dado que cada vaso de los primeros cuesta 1,45 € frente a los 1,49 € de los segundos. Pero si hacemos la comparación para 100 ml, en realidad Kaiku es más barato, dado que cuesta 0,65 €/100 ml, frente a 0,76 €/100 ml.

Considerando el precio por unidad, que es lo que se gasta el consumidor cuando decide comprar estos productos, los importes varían entre los 0,82 € de Eroski Espresso y los 1,89 € de Starbucks Caffè Latte, es decir, este último cuesta cerca de tres veces más que el primero y tiene menor cantidad de producto: 220 ml frente a 250 ml. A grandes rasgos, no parece que las diferencias entre ellos (como la pajita y la leche de más grasa de Starbucks) sean tan importantes como para justificar esta gran diferencia, sobre todo teniendo en cuenta que sus ingredientes principales se encuentran en proporciones similares.

El ázucar añadido*
  • Starbucks Frappuccino: 15,6 g
  • Kaiku Avena: 13,6 g
  • Eroski Espresso: 12,2 g
  • Kaiku Cappuccino: 11,7 g
  • Nescafé Cookies: 11,7 g
  • Nescafé Cappuccino: 11,5 g
  • Nescafé Espresso: 10,9 g
  • Starbucks Caffè Latte: 10,5 g
  • Mocay: 9,3 g
  • Kaiku Espresso: 9 g

*Los valores son aproximados y están calculados a partir de los azúcares totales de cada producto, restando el contenido en lactosa (calculado a partir de la cantidad de leche indicada en el etiquetado).

¿Cuánto gasta una familia?* 

  • Eroski Espresso: 426,4 €
  • Mocay Caffe Latte: 670,8 €
  • Nescafé Cookies: 754 €
  • Nescafé Cappuccino: 754 €
  • Nescafé Espresso: 754 €
  • Kaiku Cappuccino: 774,8 €
  • Kaiku Espresso: 774,8 €
  • Kaiku Avena: 826,8 €
  • Starbucks Caffè Latte: 982,6 €
  • Starbucks Frapuccino: 982,6 €

*Se comparan los precios por envase. Considerando una unidad familiar formada por dos personas adultas con un consumo de un vaso de café por día, de lunes a viernes, durante un año. 

Conservación y consumo

Para conseguir que estas bebidas se conserven en buenas condiciones hasta el momento de su consumo se aplica un tratamiento térmico durante la elaboración. Se trata simplemente de someter el alimento a un calentamiento para eliminar los microorganismos patógenos y alterantes, que podrían causarnos enfermedades y deteriorar el alimento. Para ello se pueden emplear diferentes combinaciones de temperatura y tiempo:

Pasteurización

Se aplican temperaturas elevadas, pero inferiores a 100 ºC durante un determinado periodo de tiempo (por ejemplo, 71-74 ºC durante 15-40 segundos). Así se eliminan las bacterias en forma vegetativa –es decir, en su “estado natural”–, aunque no se destruyen las formas esporuladas (estructuras mucho más resistentes al calor). Por eso la duración de estos productos es más corta –su vida útil es de pocas semanas– y deben mantenerse a temperaturas de refrigeración. Pero tienen la ventaja de que, como durante el calentamiento no se alcanzan temperaturas muy elevadas, se mantienen los matices de aroma y sabor del producto. Son más apreciados y, generalmente, más caros. Entre los productos analizados algunos son pasteurizados, concretamente los de Kaiku y Eroski.

UHT

Se aplican temperaturas superiores a 100 ºC durante un periodo mucho más corto de tiempo que en el caso anterior (por ejemplo, 140-150 ºC durante 2-4 segundos). De este modo se eliminan todas las bacterias presentes, tanto las que están en forma vegetativa como las que se encuentran en forma esporulada. Eso hace que la vida útil de los productos sea muy larga (varios meses) y, por lo general, puedan almacenarse a temperatura ambiente, aunque en la etiqueta de algunos de estos productos se recomienda mantener en refrigeración. El inconveniente es que al alcanzarse temperaturas tan elevadas, se pierden algunos matices de aroma y sabor. Por eso estos productos son menos apreciados que los anteriores. Entre ellos se encuentran los de Starbucks y Mocay. En los de Nescafé no se indica el tipo de tratamiento térmico aplicado.

Conclusiones

Los cafés listos para tomar analizados están compuestos principalmente por tres ingredientes, leche (75%-87%), café (15%-20%) y azúcar (9%-16%), pero existen importantes diferencias entre ellos. Algunas de estas se deben a la composición de la leche y, más concretamente, a su contenido en grasa, un nutriente que le da mala fama sin motivo (aunque hay que considerar su aporte calórico). En este sentido destacan los productos de Nescafé (2,8% de grasa, debido a que contienen nata), que además presentan la mayor proporción de proteínas (3,5%). Esto es algo que en principio se relaciona con mayor intensidad de sabor y a una textura más cremosa y espumosa.

En lo que respecta al café, encontramos diferentes formas de preparación, lo que influye tanto en el sabor y el aroma como en el contenido en cafeína. Así, los más intensos son los espresso, como Kaiku y Eroski (con 119 mg de cafeína por envase), mientras que los más ligeros son Kaiku Cappuccino y Kaiku Avena (con unos 86 mg de cafeína por envase).

Uno de los elementos más importantes a la hora de elegir es la cantidad de azúcar, ya que conviene que este ingrediente no esté presente, o que al menos se encuentre en proporciones bajas. Todos los productos analizados contienen azúcar añadido, aunque hay importantes diferencias entre ellos. En este sentido, las mejores opciones serían Mocay y Kaiku Espresso, con unos 9 g por vaso (un par de cucharaditas), mientras que la peor opción sería Starbucks Frappuccino, con unos 16 g por envase (unas tres cucharaditas y media).

Existen, además, otras importantes diferencias entre los productos analizados, como el etiquetado, más explícito y claro en algunos productos, como Eroski, que en otros como Nescafé. En cualquier caso, todas esas diferencias no siempre parecen justificar las que existen en los precios de algunos productos, y más concretamente entre el más barato, Eroski (0,33 €/100 ml) y el más caro, Starbucks Caffè Latte (0,86 €/100 ml). Considerando todos estos elementos, la mejor relación calidad-precio corresponde a la bebida de Eroski, seguida de Kaiku Espresso y Kaiku Cappuccino.

Recomendaciones de compra
  1. Tipo de leche. La mayoría lleva semidesnatada, pero algunos añaden nata, por lo que tienen más grasa. Si no se es alérgico, intolerante o vegano, es mejor la leche que las bebidas vegetales, ya que tiene más nutrientes interesantes.
  2. Azúcar. Es el dato que hay que vigilar. Aunque no sabemos cuántos son añadidos y cuántos vienen de la leche; cuanto menos, mejor.
  3. Cafeína. No se muestra en todos los productos, pero saberlo ayuda para no sobrepasar la cantidad máxima recomendada: 400 mg/día.
  4. Precio. Para comparar deberíamos considerar el volumen, no la unidad de envase.

Tres ingredientes para analizar: leche, café y azúcar