Entrevista

Esteban Domingo, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Centro de Biología Molecular, de Madrid

Con los nuevos tratamientos, la hepatitis C se podrá curar en el 70-80% de los casos
Por Clara Bassi 25 de junio de 2013
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Imagen: CONSUMER EROSKI

Hasta ahora, solo entre un 40-50% de los pacientes con hepatitis C se podía curar de forma definitiva. La eliminación por completo en su organismo del virus de la hepatitis C (VHC) se conseguía con dos fármacos (interferón pegilado y rivabirina), que producen importantes efectos secundarios (como la depresión), que a su vez son la causa muchos abandonos del tratamiento. Pero se prevé que en unos años se añada un tercer medicamento, con múltiples opciones para los distintos subtipos de virus, por lo que el tratamiento se ajustará más al perfil de cada afectado y será mucho más eficaz. Gracias a esta triple terapia, alrededor del 70-80% de los enfermos infectados se podrán curar. Así lo cuenta en esta entrevista Esteban Domingo, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del Centro de Biología Molecular, de Madrid, y presidente de la Sociedad Española de Virología, concedida con motivo del I Simposio Internacional sobre el control o erradicación de las hepatitis virales B y C, celebrado en Barcelona y organizado por el Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR), la Fundación Ramón Areces, la Sociedad Española de Virología y el CIBERehd.

¿Cuál es el porcentaje de afectados por la hepatitis C?

Es de cerca del 2% de la población, pero se supone que hay muchas personas que aún no han sido diagnosticadas. En el mundo, esto significa que hay unos 170 millones de personas con hepatitis C. La incidencia es del 10% en los lugares donde es más alta y de entre el 2% y el 3% en los que menos. En España, se sitúa entre estos últimos porcentajes, pero hay posibles casos no diagnosticados.

¿Por qué síntomas una persona puede sospechar que padece una hepatitis?

Al comienzo de la infección, lo normal es que haya una fase aguda en la que surgen los síntomas típicos de la infección hepática: los afectados se encuentran mal y tienen ictericia (coloración amarillenta de piel, mucosas y conjuntivas). El 70% de las infecciones por el virus de la hepatitis C se vuelven infecciones crónicas y, durante el periodo de cronicidad, los enfermos están asintomáticos durante muchos momentos. El problema es que, cuando se desarrolla la primera enfermedad, no se suele diagnosticar bien, se supera y, entonces, surge la infección crónica.

¿Por qué es importante diagnosticar y tratar la hepatitis C crónica?

“Cerca del 100% de los pacientes con hepatitis C necesitan los nuevos tratamientos”

Por dos motivos. Primero, la persona infectada se convierte en un portador del virus que puede transmitirlo a otros. Y, en segundo lugar, porque la infección crónica puede provocar la enfermedad hepática, que tarda un tiempo en mostrarse y cuyo primer síntoma ya es la cirrosis y, en algunos casos, cáncer hepático o hepatocarcinoma. Aunque no todos los afectados evolucionan de la misma manera, es decir, se dan casos de cronicidad en los que en su evolución no pasa nada, otros que conduce a cirrosis y otros a cáncer hepático.

¿Cómo es transmite la hepatitis C?

Por norma general, por vía sanguínea. Hace años se produjo un gran aumento de la tasa de infectados a través de las transfusiones sanguíneas, ya que aún no estaba identificado el virus. En la Segunda Guerra Mundial y en los años 60 se transmitió así a la población. Entonces no se sabía que las jeringuillas reutilizadas podían transmitir el virus. Pero ahora sí, y si se detecta y se identifica en la sangre para trasfundir, esta no se emplea.

Entonces, ¿hay que tener cuidado al hacerse un piercing o un tatuaje?

Sí, para estos procedimientos se usan instrumentos cortantes. Y si quedan restos de sangre de una persona infectada y no se limpia y desinfecta bien, al realizarle el pinchazo a otra con el material contaminado se puede trasmitirle el virus. Las palabras claves para entender la vía de transmisión sanguínea son “contacto sangre-sangre”. En el piercing el contacto se produce entre la sangre de un infectado y la de uno sano.

¿Cómo se ha erradicado hasta ahora el virus de la hepatitis C? ¿Cuál es el tratamiento estándar que se aplica?

El tratamiento que se ha utilizado hasta ahora es el interferón pegilado, que es un derivado del interferón más potente, y un fármaco antiviral, la rivabirina. Ambos se administran en combinación. Es lo que se conoce como standard of care (estándar de cuidado) o tratamiento estándar. Esta terapia basal no tiene una gran eficacia y, a pesar de que el resultado depende del tipo de virus de la hepatitis C, el tratamiento estándar actual consigue erradicarlo en el 40-50% de los casos.

Por lo tanto, ¿son necesarios nuevos tratamientos?

“Los nuevos tratamientos son caros y los recortes actuales en sanidad limitan su uso”

Sí. El tratamiento cambiará gracias al desarrollo de una serie de fármacos que se usarán en forma de terapias triples, es decir, al añadirlos a la combinación de interferón pegilado más rivabirina. Entender la biología molecular del virus ha permitido diseñar estas sustancias, que se dirigirán contra dianas (blancos muy específicos) del virus para cortar las etapas de su multiplicación. Estos tratamientos triples aumentarán la eficacia del tratamiento estándar actual que, según estudios publicados, estarán disponibles en uno o dos años. Su eficacia se sitúa en torno al 70-80%. Es un progreso.

¿Significa que duplicará la tasa de curación?

Sí, puede duplicar la tasa de éxito de curación definitiva. Es decir, con los nuevos tratamientos, la hepatitis C se podrá curar en el 70-80% de los casos, frente al 40-50% actual. El problema reside en que los nuevos tratamientos son caros y los recortes actuales en sanidad limitan su uso, por lo que no se aplican de manera tan amplia como sería deseable.

Es decir, no los reciben todos los pacientes que los necesitan.

Me temo que sí. Los médicos constatan este problema; parece que hay limitaciones en la utilización de estas terapias.

¿Deberían emplearse estos tratamientos triples en todos los pacientes infectados con el virus de la hepatitis C?

Es probable que todos los pacientes infectados, en los que se desee erradicar el virus, se beneficiarían de los tratamientos nuevos. Se puede afirmar que cerca del 100% de los pacientes con hepatitis C necesitan los nuevos tratamientos.

¿Así que parte de estos tratamientos ya están aprobados y se utilizan en la práctica clínica?

Hay cuatro o cinco fármacos nuevos que ya se comienzan a usar en la terapia de la hepatitis C, pero se aprobarán entre 50 y 60 más que todavía están en vías de superar unos test de investigación.

¿Se está en una nueva era en el tratamiento de la hepatitis C?

“Todas las vacunas que están en estudio frente a la hepatitis C tardarán en probarse entre 5 y 10 años, y no se sabe seguro que sean eficaces”

Sí. Y también se puede afirmar lo mismo de la hepatitis B. Se va hacia una medicina personalizada y un tratamiento individualizado de la hepatitis C que provocará que un tratamiento sea más efectivo que otro. Incluso aunque se administre un tratamiento triple, dentro de este se pueden variar algunos de sus componentes, según el subtipo de virus que tiene la persona, y aplicarle el tratamiento más adecuado. Esto es posible gracias a métodos de biología molecular y de secuenciación profunda, que permiten obtener una imagen de los virus que hay dentro del hígado y, en función de esta información, ver qué tratamiento es el más idóneo.

Esto es más relevante en el caso de la hepatitis C, porque para la hepatitis B hay una vacuna.

En efecto, no hay ninguna vacuna para la hepatitis C y, en cambio, sí la hay, bastante exitosa, para prevenir los contagios de hepatitis B. Esta es una diferencia sustancial entre las dos.

Pero, ¿se desarrollará alguna vacuna contra la hepatitis C?

Se investiga en ello, pero todas las vacunas que están en estudio frente a la hepatitis C tardarán en probarse entre 5 y 10 años, y no se sabe seguro que sean eficaces. Siempre que se estudia una vacuna para una enfermedad viral, se tarda tiempo. Después, han surgido algunas muy exitosas como la vacuna de la poliomielitis o de la viruela, una enfermedad esta última grave y mortal que, en el siglo XX, se pudo erradicar en muchos lugares. Pero una nueva vacuna debe ser muy segura para prevenir una enfermedad y esta no es una cuestión fácil.

Efectos secundarios de los tratamientos contra la hepatitis C

Los tratamientos triples serán más eficaces contra el virus de la hepatitis C, pero parece que tendrán los mismos efectos indeseables. Al menos mientras no se pueda suprimir de esta triple combinación el interferón pegilado, fármaco al cual se le atribuyen muchos de tipo médico, neurológico y psicológico, como la depresión.

“Los efectos secundarios de los tratamientos de la hepatitis C seguirán con los nuevos tratamientos. Por ahora no hay datos que señalen que sean menos severos, sino que parecen igual que los anteriores. Y, por culpa, también habrá una tasa de pacientes que los abandone antes de finalizarlos. En estos momentos, se estudia la posibilidad de eliminar el interferón que, si se consiguiese, una parte de los efectos adversos desaparecerían”, expone Domingo. “Aunque no está claro que sea totalmente prescindible”, añade.

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