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Encuestados más de 1.000 usuarios de www.consumer.es sobre su consumo de verduras y hortalizas congeladas : Verduras congeladas: la dificultad de acabar con las faltas creencias
Un 83% de los encuestados adquiere habitualmente las verduras en su formato fresco, pero solo un 14% de los entrevistados elige las verduras congeladas con frecuencia
Relaciones de este contenido
En este artículo
- [Pág. 1] Verduras congeladas: la dificultad de acabar con las faltas creencias
- [Pág. 2] Hábitos
- [Pág. 3] Ultracongelación
- [Pág. 4] Precauciones en la compra
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Ultracongelación
El proceso
Las verduras congeladas se someten a un proceso muy específico en el que se cuidan al máximo todas sus propiedades. Tras la recolección, se transportan a las fábricas y allí se lavan y se limpian para eliminar todas aquellas partes no comestibles y también los restos de tierra y suciedad que puedan tener.
Después, se someten a un proceso llamado blanqueado o escaldado, que consiste en sumergirlas en agua hirviendo durante un tiempo breve. Gracias a este método, las verduras se higienizan (se eliminan microbios potencialmente dañinos) y se inactivan sus enzimas (las sustancias que aceleran su descomposición, las responsables de la aparición de zonas pardas, partes blandas y acuosas). De este modo, se consigue mejorar la conservación de las verduras.
En la fase de escaldado se origina una pequeña pérdida de vitaminas (C y grupo B como B1, B2, B3, B6 y B9), si bien es una pérdida mucho más pequeña que la que resulta tras el almacenamiento y la distribución de las verduras frescas.
El último paso es la congelación o la ultracongelación de las verduras. Un 64% de los entrevistados ni siquiera conoce este proceso. De hecho, otro 21% cree erróneamente que durante este procedimiento las verduras pierden sus nutrientes, minerales o vitaminas, y la mitad de los encuestados opina que son las verduras frescas las que mejor conservan sus vitaminas y nutrientes.
No obstante, la ultracongelación produce menos alteraciones en la estructura del alimento porque los cristales de hielo que se forman son microscópicos, es decir, de un tamaño muy inferior a los que se originan en la congelación lenta. Por este motivo, las verduras congeladas son una excelente alternativa, ya que retienen las vitaminas, las fibras y los minerales y son casi igual de nutritivas que las recién extraídas de la tierra. Eso sí, una vez congeladas, deben conservarse a una temperatura de 18 ºC. Si se quieren mantener en buenas condiciones, no debe interrumpirse la cadena del frío en ningún momento.
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