Análisis documental sobre la vacunación en España, su cobertura y los mitos que circulan sobre ella

Vacunas que salvan vidas

La OMS calcula que la inmunización previene entre 2 y 3 millones de muertes anuales en el mundo
1 diciembre de 2017
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Vacunas que salvan vidas

En España la cobertura vacunal en el primer año de vida en 2016 fue del 97%

Se estima que la hepatitis B acaba con la vida de aproximadamente 600.000 personas cada año en el mundo y el sarampión hizo lo propio en 2016 con 90.000. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también destaca los graves efectos del virus del papiloma humano (causante de cáncer de cuello de útero), que ocupa el cuarto puesto entre los tipos de cáncer que afectan a las mujeres y en 2012 causó alrededor de 266.000 muertes.

El elemento común entre estas tres enfermedades tan graves y potencialmente mortales es que existen vacunas que pueden evitarlas. El Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) explica por qué la vacunación es sumamente importante para la especie humana: “Es de aceptación general que salvo la potabilización del agua, ninguna otra medida ha contribuido a disminuir la morbilidad y la mortalidad en la especie humana tanto como las vacunaciones. Se puede decir que la situación epidemiológica del mundo ha cambiado paralelamente a la incorporación de vacunas a nuestro arsenal profiláctico”.

La agrupación añade que los programas sistemáticos de vacunación han permitido, por ejemplo, erradicar la viruela, interrumpir la transmisión de la polio en gran parte del mundo y en el hemisferio occidental el sarampión con una disminución de mas del 95% y el control de enfermedades como el tétanos, la difteria, la rubéola o la enfermedad invasora por Haemophilus influenzae, entre otras.

Debido a su importancia y a las dudas que aún causa la vacunación entre algunos grupos sociales, EROSKI CONSUMER ha querido clarificar este tema, analizando la cobertura de vacunación en España y en qué consiste esta forma tan importante de activar el sistema inmunitario del ser humano para la defensa de gérmenes, virus y bacterias; su seguridad y los mitos que la persiguen. Para ello, se han utilizado las siguientes fuentes: OMS, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI), Asociación Española de Vacunología (AEV) y el CAV-AEP.

Inmunidad

Los expertos de la AEP explican que las vacunas son productos biológicos que sirven para prevenir enfermedades infecciosas. ¿Y cómo lo hacen? Activan nuestro organismo para que desarrolle defensas específicas contra ellas. Es decir, las vacunas “enseñan” al sistema inmunológico a defenderse.

Las vacunas que habitualmente se utilizan en nuestro país inmunizan contra la hepatitis B, difteria, tétanos, tos ferina, polio, Haemophilus influenzae tipo b, meningococo C, neumococo, sarampión, rubéola, parotiditis o paperas, varicela, virus del papiloma humano, rotavirus, hepatitis A y gripe.

La AEP aconseja administrar las vacunas de la siguiente forma antes de cumplir los 7 años:

  • 3 dosis frente a la hepatitis B, difteria, tétanos, tos ferina, Haemophilus influenzae tipo b y polio en el primer año. La mayor parte de la comunidades autónomas españolas administran estas 6 vacunas en una sola inyección (hexavalente) a los 2, 4 y 6 meses de edad. Algunas también vacunan a todos sus recién nacidos contra la hepatitis B.
  • 3 dosis frente al meningococo C a los 2, 4-6 y 12-15 meses de edad.
  • 4 dosis frente al neumococo a los 2, 4, 6 y 12-15 meses de edad.
  • 2-3 dosis de vacuna oral frente al rotavirus a los 2, 4 (y 6) meses de edad. Esta vacuna no está financiada.
  • 2 dosis frente al sarampión, parotiditis y rubéola, la primera a los 12-15 meses de edad y la segunda entre los 2 y los 3 años. Los tres componentes se administran reunidos en un solo inyectable (triple vírica).
  • 2 dosis frente a la varicela, una a los 12-15 meses de edad y otra a los 2-3 años.
  • 1 dosis frente a la difteria, tétanos, tos ferina, Haemophilus influenzae tipo b y polio, en una sola inyección (pentavalente), a los 15-18 meses de edad.
  • 1 dosis frente a la difteria, tétanos y tos ferina a los 4-6 años.

Inmunidad y calendarios en España

Cobertura vacunal

La proporción de personas que reciben las vacunas recomendadas es lo que se denomina cobertura vacunal. Según la OMS, la tasa mundial de cobertura de la vacunación se ha estancado en el 86%. En este sentido, la organización internacional calcula que la inmunización previene de 2 a 3 millones de muertes anuales, pero también reconoce que, si se mejorara la cobertura vacunal mundial, se podrían evitar 1,5 millones. Además, asegura que 19,5 millones de lactantes de todo el mundo aún no reciben las vacunas básicas.

España, por su parte, es uno de los países con la cobertura vacunal más alta en los primeros años de vida. Según datos del MSSSI, en el primer año de vida la cobertura vacunal alcanzó en 2016 una media del 97,2%, en el refuerzo del segundo año de vida fue del 95,5% y en el del cuarto al sexto año bajó al 91,6%. Después, de los 12-16 años desciende al 81,9% y por el virus del papiloma humano (VPH) en niñas a los 11-14 años esta cobertura es de un 77,5%. Por último, la cobertura de vacunación antigripal en población de 65 años o más es del 55,5%.

Diferencias y calendarios

El calendario vacunal en España no es igual en todas las comunidades españolas, existen pequeñas diferencias. Por ejemplo, Madrid y Castilla y León son los únicos territorios donde ponen la primera dosis de la hepatitis B a los recién nacidos y los bebés de 2 meses madrileños reciben también la primera dosis de meningococo C, mientras en el resto de comunidades se espera a los 4 meses. En Navarra, por su parte, no se pone una tercera dosis de la vacuna de la varicela.

Pese a todo, las vacunas incluidas en el calendario oficial de cada comunidad autónoma son gratuitas para los ciudadanos, ya que se financian con fondos públicos. Sin embargo, existen otras que el Estado no financia, según argumenta por razones de coste-efectividad, pero que el CAV-AEP considera que todos los niños deberían recibir: vacunas contra el rotavirus y la del meningococo B en lactantes y la tetravalente antimeningocócica en adolescentes.

Con todo, el CAV-AEP defiende un calendario de vacunaciones único para toda España y cada año publica su calendario recomendado. Asimismo, aseguran que para que los niños españoles reciban un calendario de máximos que mejore sus expectativas de salud se deben tomar algunas decisiones sobre las vacunas antimeningocócica B, antirrotavirus en lactantes y tosferina y antimeningocócica tetravalente en adolescentes.

Seguridad

La comunidad científica asegura que las vacunas han sido uno de los mayores avances contra las enfermedades. Entre ellos, el enfermero vacunólogo y miembro de la AEV, José Antonio Forcada Segarra, certifica que las vacunas son los medicamentos más seguros que existen, puesto que para que se autoricen pasan más estudios y controles estrictos que ningún otro.

A nivel internacional, la Academia Estadounidense de Pediatría (American Academy of Pediatrics), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (Centers for Disease Control and Prevention, CDC) y el Instituto americano de Medicina (Institute of Medicine, IoM) concluyen que los beneficios de las vacunas superan los riesgos. Y la OMS promueve desde 2012 la llamada Iniciativa Global sobre la Seguridad de las vacunas (GVSI) con el objetivo de mejorar la farmacovigilancia de las vacunas.

Eso sí, tal y como explican los expertos de la AEP, como todos los medicamentos, las vacunas pueden producir efectos secundarios que, por lo general, son muy leves: dolor en el lugar del pinchazo, un poco de fiebre o incluso un sarpullido. Agregan que, excepcionalmente, una vacuna puede desencadenar reacciones graves en personas alérgicas a ese preparado o con otro tipo de circunstancias especiales. Por eso, recomiendan que sean profesionales sanitarios quienes administren las vacunas y las controlen, así como que el paciente permanezca en el centro de vacunación durante 15-20 minutos tras la vacunación.

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Mitos y falsedades

A pesar de que, como hemos visto, los expertos garantizan la seguridad de las vacunas y cada año organizaciones humanitarias buscan financiación para llevarlas a aquellos lugares del mundo donde no disponen de ellas, existen personas contrarias a la vacunación. Por ello, se niegan a inmunizar a su familia. Y pueden hacerlo, ya que en España la inmunización no es obligatoria.

A este respecto, para evitar la propagación de falsos mensajes, la OMS trata de clarificar los mitos que circulan sobre las vacunas. Entre ellos está la idea errónea de que las vacunas no son necesarias por tres motivos: las enfermedades que previenen ya están casi erradicadas en nuestro país, las mejores condiciones de higiene o saneamiento las harán desaparecer o sufrirlas es inevitable. Y nada más lejos de la realidad. En primer lugar, aunque los trastornos que tratan de prevenir las vacunas son poco comunes en muchos países, los agentes infecciosos que las provocan siguen circulando en algunas partes de este mundo tan interconectado. Además, aunque una mejor higiene y el agua potable contribuyen a proteger a las personas contra enfermedades infecciosas, muchas de ellas se pueden propagar independientemente de lo pulcros que seamos. Y, por último, el sarampión, la parotiditis o la rubéola entre otras dolencias se pueden prevenir y no es necesario sufrirlas.

Por otro lado, la vacuna combinada contra la difteria, el tétanos y la tos ferina, así como la vacuna antipoliomielítica no provoca síndrome de muerte súbita del lactante. Y para la OMS es importante recordar que esas cuatro enfermedades pueden ser mortales, y que el recién nacido no vacunado contra ellas corre graves riesgos de defunción y discapacidad grave.

Asimismo, las vacunas tampoco causan autismo. La OMS recuerda que el estudio de 1998 que hablaba sobre un posible vínculo entre la vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola por un lado y el autismo por el otro contenía graves irregularidades.

Por último, tampoco contienen mercurio. El CAV-AEP explica que, durante mucho tiempo, en la fabricación o conservación de algunas vacunas se utilizaba como conservante el timerosal, una sal orgánica que contiene etilmercurio, por sus propiedades antimicrobianas. Sin embargo, se ha ido reduciendo la cantidad usada por la alarma social que se generó alrededor de esta sustancia. Las OMS asegura que no hay pruebas científicas que sugieran que la cantidad de tiomersal utilizada en las vacunas entrañe un riesgo para la salud.