Temporada alta para los mayores
Jubilados y pensionistas toman el relevo de los turistas veraniegos, y campan a sus anchas por hoteles, discotecas, tiendas, paseos y playas. Los mayores también viajan de vacaciones, y para muchos de ellos la temporada alta empieza ahora.
La época del año, pensarán algunos, quizá no es la más propicia. Otros la prefieren al verano. De cualquier modo, es ahora cuando los jubilados pueden acceder a los viajes subvencionados por el Imserso. Esta afluencia masiva de turistas por encima de la sesentena en temporada baja permite a hoteles y otras infraestructuras de las ciudades más turísticas del país ofrecer unos precios muy económicos, ya que esta ocupación otoñal, si bien no les supone grandes ingresos, posibilita mantener las instalaciones, y el personal fijo, en funcionamiento.
Este año 390.000 jubilados, un 6% más que los del año pasado, disfrutarán de 15 días en algún punto de las costas españolas o portuguesas en viajes subvencionados por el Imserso. Otros se acogerán a las ofertas de Diputaciones, Consejerías, Ayuntamientos, Asociaciones diversas, agencias de viajes o entidades de crédito. Toda la oferta es poca: aunque los hay que siguen aferrados a sus costumbres y asocian los viajes turísticos con problemas (incomodidades en el viaje o en el alojamiento, mala comida, asistencia médica poco cualificada …) o con cierta frivolidad, cada vez son más los mayores que viajan. Porque quieren, de una vez, disfrutar de la vida, poner fecha a la ilusión y evadirse de su cotidianeidad. Así, optan por gestionar sus propias vacaciones, alejados de hijos y nietos y en compañía de personas con las que, por su edad, pueden, con cierta facilidad, compartir inquietudes y gustos.
En los hoteles que les acogen en los puntos de destino (Benidorm, Torremolinos…) todo está programado para que disfruten de un ambiente relajado, o muy animado si así lo prefieren.
Bailes, conferencias, visitas culturales, petanca, mus, gimnasia, etc. llenan el tiempo de ocio de los más activos. Paseos, largas charlas, siestas, TV y lectura ocuparán a los más sedentarios. Estas y otras actividades lúdicas también forman parte de los programas de vacaciones de Termalismo Social. El Imserso ofrece plazas en más de la mitad de los balnearios del país a precios que oscilan entre 27.000 y 55.000 pesetas por dos semanas. En este caso, el transporte corre a cargo de los viajeros.
Vacaciones a precios sociales.
En 1985, el Instituto de Migraciones y Servicios Sociales (IMSERSO) inició un programa de viajes destinados a la Tercera Edad, que posibilitaban el acceso masivo de los mayores a un turismo de calidad que difícilmente podrían pagar en condiciones normales de mercado. En la campaña de este año, 375.000 jubilados y pensionistas disfrutarán, por menos de 30.000 pesetas, de una o dos semanas de vacaciones en las costas de Andalucía, Murcia, Valencia, Cataluña, Baleares, Canarias y Portugal. Otros 15.000 viajeros realizarán circuitos culturales por el interior del país a partir de marzo. A los viajes también pueden acceder pensionistas y jubilados residentes en otros países, pero sólo los ubicados en Europa, Iberoamérica, ex URSS, Norte de Africa y Australia.
Quienes no resulten agraciados con estos viajes, pueden intentarlo con uno de los más de 15.000 viajes ofertados por algunas Diputaciones y entidades de crédito. En estos programas, además de los destinos nacionales, la oferta incluye países como Israel, Cuba, la República Dominicana, París, Países Bajos o Italia. Según los ingresos del solicitante, el coste de estos últimos viajes puede beneficiarse de una reducción de hasta el 85% del precio convencional.
Descanso saludable: en un balneario. Enclavadas comúnmente en bellos parajes naturales, las estaciones termales se han convertido en genuinos centros de vacaciones saludables. Según un estudio reciente, el 76% de los mayores que han recibido tratamiento termal han experimentado mejoría en su estado físico. Lo que les ha supuesto, además, una reducción en el consumo de medicinas. El ahorro en fármacos parece llegar al 40% en los antirreumáticos, porque los índices de recuperación más elevados se registran en personas con dolencias del aparato locomotor. La opción más económica para disfrutar de unas “vacaciones sanas” la constituyen los programas de Termalismo Social auspiciados por instituciones públicas.
Cualquier jubilado y pensionista que se valga por sí mismo, no padezca trastornos psíquicos graves o enfermedades infecto-contagiosas, puede acceder a los programas, si bien el Imserso establece como condición que un médico acredite la necesidad de tratamiento termal para el beneficiario.
Cerca de 70.00 personas conseguirán este año las subvenciones, y disfrutarán de las bondades terapéuticas de las aguas termales durante 15 días por precios entre 13.000 y 88.000 pesetas, según balneario, temporada y ente público organizador. A quienes no hayan conseguido las ayudas, o prefieran ir por su cuenta, estas dos semanas les pueden salir entre 85.000 y 156.000 pesetas.
- Concrete por escrito las condiciones del viaje y solicite una copia firmada del contrato. Llévela consigo, por si surgen problemas.
- Si el alojamiento no se atiene a lo pactado, indíqueselo al personal competente. Si es necesario, solicite, y cumplimente (pida copia) la Hoja de Reclamaciones.
- Los precios de los servicios del hotel han de figurar en la recepción y en las habitaciones. Compruebe que los “extras” incluidos en la factura son los que ha utilizado.
- Para llamar por teléfono, utilice locutorios o cabinas. No lo haga desde la habitación del hotel, es mucho más caro.
- No lleve todo el dinero encima. Guarde cheques de viaje, talones o grandes cantidades de dinero en la caja de seguridad del hotel. Y ojo con las tarjetas. No las extravíe.
- Haga fotocopias de sus documentos y déjelas en el hotel. Por si acaso.
- No olvide llevar su tarjeta sanitaria de la Seguridad Social o del seguro privado.
- Si viaja al extranjero, infórmese sobre los trámites para obtener asistencia sanitaria.
- Una visita al médico antes de partir no está de más. No deje el botiquín en casa. Si sigue algún tratamiento farmacológico, incluya los medicamentos que va a necesitar.
- Adecue el ejercicio, y la diversión en general, a sus posibilidades físicas y problemas médicos. Más vale pecar de prudente. El año que viene, o el siguiente, hay que volver a pasarlo bien.