Arteriopatía Periférica Obstructiva

Piernas sin riego

El tabaco es el principal factor de riesgo de una afección que se manifiesta a partir de los 50 años y que padecen el 5% de los hombres y el 2% de las mujeres
1 noviembre de 2006

Piernas sin riego

Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de mortalidad en los países desarrollados, pero además ocasionan numerosas incapacidades y tienen una seria repercusión socioeconómica. En la actualidad, la arteriosclerosis es el principal detonante de enfermedad cardiovascular y se puede localizar en cualquier parte del árbol arterial de nuestro cuerpo, si bien cerebro, corazón y extremidades inferiores son las localizaciones más frecuentes.

¿Qué es?

La arteriosclerosis es una enfermedad degenerativa que afecta a las arterias y que se desarrolla, inicialmente de forma silenciosa, a lo largo de la vida. Las arterias se van cerrando por la formación de placas de ateroma en su pared interior, pero al principio esto no provoca mayores problemas porque la sangre que pasa es suficiente para responder a la demanda de los tejidos y órganos. Pero llega un momento en que la estrechez de la arteria (estenosis) se hace crítica: ya no pasa la sangre necesaria. Cuando los tejidos y órganos no reciben la sangre suficiente se habla de isquemia. Por eso es frecuente oír la expresión de enfermedad isquémica del corazón, del cerebro o de las extremidades inferiores.

Edad, tabaco y diabetes

La arteriosclerosis se desarrolla desde la juventud. Además de los factores genéticos y hereditarios, hay otros que favorecen el desarrollo de la enfermedad, los llamados factores de riesgo: el tabaco, la hipertensión y el colesterol elevado son los más relevantes, pero también la diabetes, la obesidad, el sedentarismo, la hiperuricemia y el estrés. Y el más importante, y sobre el que no podemos actuar: la edad.

Los distintos estudios epidemiológicos han puesto de manifiesto que la arteriosclerosis de extremidades inferiores (Arteriopatía Periférica Obstructiva, APO) es la más frecuente de las arteriopatías del adulto: afecta a un 5% de los hombres y a un 2% de las mujeres. Sin embargo, en los últimos años la incidencia en las mujeres ha aumentado, debido probablemente a un aumento del número de fumadoras. La enfermedad se manifiesta sobre todo a partir de los 50 años.

No todos los factores de riesgo tienen la misma incidencia en las localizaciones y manifestaciones de la arteriosclerosis. Así, la hipertensión arterial juega un papel muy importante en la localización cerebral, el colesterol en las arterias coronarias y el tabaco en la de extremidades inferiores. En este último caso tiene también un papel fundamental la diabetes, que aumenta el riesgo de padecer lesiones isquémicas severas en las extremidades inferiores.

Dolor en muslo o glúteos

El síntoma más importante de la arteriopatía periférica obstructiva de las extremidades inferiores es el dolor en las masas musculares de la pierna, muslo o región glútea. Es un dolor inducido por la actividad. La persona afectada recorre una distancia, variable según la gravedad; aparece el dolor que le obliga a parar; descansa dos o tres minutos, y vuelve a andar hasta que surge nuevamente el dolor.

Este dolor es de origen isquémico, es decir, por falta de riego sanguíneo. De la misma forma que en el corazón aparece el dolor (angina de pecho) cuando no llega sangre al músculo cardiaco, lo mismo sucede en las extremidades inferiores cuando les falta sangre: el músculo duele, grita, avisa que algo está pasando. El dolor es ante todo una señal de alarma. Por eso cuando las piernas molestan al andar y mejoran con el reposo no hay que conformarse con atribuirlo al cansancio o a un problema reumático. En invierno, con la llegada de los fríos y la vasoconstricción que produce en las arterias, personas hasta entonces asintomáticas pueden empezar a manifestar los primeros síntomas de la enfermedad.

La localización del dolor depende de la ubicación de la lesión arteriosclerótica y de la obstrucción. Cuando es alta, a la altura de la aorta, el dolor surge en la cadera y muslo, y si se sitúa más abajo, por ejemplo en femorales, el dolor se focaliza en los muslos; y si la lesión está a la altura de la rodilla, duelen los músculos gemelos. La afección de las extremidades inferiores produce además otros síntomas como sensación de frío, hormigueos o calambres en las piernas. Estos síntomas son a veces los primeros en aparecer y se clasifican en función de su continuidad y grado de intensidad.

Gradación de la sintomatología de la APO

  • Grado I: Síntomas como frialdad, hormigueos, calambres, parestesias
  • Grado II a: Dolor con la marcha que aparece después de 150 metros, lo que se conoce como claudicación intermitente moderada
  • Grado II b: Dolor con la marcha que aparece antes de los 150 metros, denominada como claudicación intermitente grave o incapacitante
  • Grado III: Dolor en reposo
  • Grado IV: Lesiones tróficas que pueden llegar a la necrosis y a la gangrena

* CLASIFICACION SEGÚN CRITERIOS DE FONTAINE

Evolución lenta

La arteriopatía obstructiva crónica de extremidades inferiores evoluciona con lentitud. El diagnóstico puede hacerse en la mayoría de las ocasiones en la consulta de atención primaria. Ante los síntomas que plantea el paciente, el médico suele palpar las arterias y aplicar el fonendoscopio a los troncos arteriales.

Si es preciso, los casos se remiten al angiólogo para una correcta evaluación mediante técnicas diagnósticas muy precisas. En las estenosis muy localizadas y críticas, hay que recurrir a la cirugía para permeabilizar la arteria, colocar un by-pass y revascularizar. Pero, por lo general, el tratamiento se basa en medidas higiénico-dietéticas. La más eficaz es el abandono del hábito tabáquico. Los componentes del tabaco producen constricción de las arterias, lo que agrava la insuficiencia circulatoria. Los tratamientos farmacológicos a base de pentoxifilina, que mejora algo la circulación, son poco eficaces para combatir la enfermedad. Su función es proporcionar alivio sintomático de la claudicación intermitente.

Es fundamental controlar los factores de riesgo: hipertensión arterial, dislipemia, diabetes, obesidad, sedentarismo. A este respecto, los cambios en el estilo de vida son básicos para controlar la evolución y mejorar la circulación. Hay que andar, aunque duela un poco. Pero, sobre todo, dejar de fumar.