Esquí

Para todos los bolsillos

Las estaciones de esquí han hecho sus deberes para la temporada que acaba de comenzar, y se preparan para recibir a los miles de aficionados que cada año desempolvan sus tablas con la llegada de las primeras nieves
1 diciembre de 2002

Para todos los bolsillos

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Deslizarse por una ladera nevada rodeada de bosque ya no es una práctica elitista y minoritaria. El negocio del esquí goza en nuestro país de buena salud, y de una creciente popularidad. El año pasado las estaciones invernales españolas recibieron la visita de cinco millones y medio de esquiadores, un 4% más que en la temporada 2000-2001. A esta cifra hay que añadir la de los deportistas que optaron por las pistas andorranas y francesas, no en vano somos el segundo cliente en número de las estaciones de esquí del país vecino, por detrás sólo de los propios franceses.

En estos dos últimos años, las inversiones en los centros invernales de nuestro país superan los 100 millones de euros. Sólo en la actual temporada 2002-03 las estaciones de esquí alpino españolas han invertido 32 millones de euros en ampliar y mejorar sus instalaciones. No en vano hay que mantener a punto 29 estaciones, 873 kilómetros de pistas balizadas, 330 remontes y 152 kilómetros de pistas de esquí de fondo.

Por unos 2 euros diarios es posible contratar un seguro que cubra las coberturas más básicas

Disfrutar de tan amplia oferta encaja en los más variados presupuestos. Deslizarse por la nieve durante un fin de semana, con alojamiento, forfait y seguro incluido cuesta entre 40 y 202 euros. Sólo hay que elegir la estación y el alojamiento más acorde con las posibilidades económicas de cada uno.

También se puede optar por una escapada de ida y vuelta. El coste varía de nuevo en función de la oferta de la estación. Acceder a los remontes y pistas de Leitariegos, la más barata de nuestro país, cuesta en temporada alta 11’42 euros diarios, en la estación de Baqueira Beret el forfait de día tiene un precio de 33 euros. Pero eso sí, la estación leonesa ofrece poco más de 3 kilómetros de pistas balizadas, frente a los 87 con que cuenta la estación catalana, amén de una infraestructura y unos servicios inmejorables.

Una temporada de estrenos

Cada temporada, las estaciones de esquí acometen importantes reformas con el objeto de atraer al mayor número de visitantes posible, y ofrecer a los deportistas unas instalaciones óptimas para la práctica de los deportes blancos. Para la campaña que acaba de empezar, las estaciones españolas de esquí han invertido 32 millones de euros en mejoras de instalaciones y servicios. El Pirineo catalán es el que ha efectuado el mayor desembolso,15 millones de euros, seguido de la Cordillera Cantábrica, que ha gastado 9 millones de euros. Aragón, las estaciones del Sistema Penibético y las del Sistema Central, han desembolsado 3’8, 2’8 y 1’2 millones de euros, respectivamente en acondicionar sus instalaciones.

Estas inversiones han permitido que las estaciones españolas sumen 3.239 cañones de producción de nieve con capacidad para innivar algo más de 235 kilómetros sobre un total de 837 kilómetros esquiables.

La estación ilerdense de Baqueira-Beret estrena pista negra y proyectos de construcción de un aparcamiento en la cota 1.500 y de ampliación hacia los valles de Aneu. Port Ainé, también de Lérida, presenta este año una zona preparada para el ‘esquícross’ y ‘boardercross’, así como una nueva escuela de alta montaña.

La apertura de accesos a San Isidro y Javalambre; la ampliación y remodelación de pistas en Boí Taüll Resort, Manzaneda, Candanchú, Astún, Masella, Valdezcaray y La Covatilla; la creación de nuevos remontes en Valgrande-Pajares, Alto Campoo, Valdezcaray y Valdesquí; la ampliación y mejora de aparcamientos en Candanchú, Port del Comte y Vallter 2000, junto a reformas de páginas electrónicas en Sierra Nevada, La Pinilla y Formigal completan buena parte de las novedades.

Una de cal y otra de arena

El contacto con la naturaleza que permite el esquí, junto con el ejercicio físico que se realiza durante su práctica, reporta unos indudables beneficios para la salud. El aire puro de la montaña contribuye a la oxigenación del organismo y el sol favorece la producción de vitamina D, lo que previene el raquitismo y la osteoporosis. Además, la altura a la que se suele practicar el esquí, en torno a los 2.000 metros, incrementa el número de glóbulos rojos y blancos, lo que supone un aumento de las defensas del organismo. La acción del calor y el frío activa las capas vasculares de la epidermis, facilitando su descongestión y actuando como regenerador epitelial.

No obstante, el esquí también tiene sus riesgos. Una escasa preparación física y la práctica incontrolada de este deporte puede causar daños graves y permanentes para terceros o para el propio esquiador. Los servicios de traumatología de los hospitales reciben cada temporada a esquiadores con lesiones sobre todo de rodilla, tanto a nivel de ligamentos como de menisco y rótula. Fracturas de cúbito, radio, clavícula, codo, tibia y peroné, luxación de hombro, rotura del ligamento cubital del dedo pulgar, lipotimias, hipertensiones y conjuntivitis, son otros daños derivados de la práctica del esquí.

Esquiar con las espaldas cubiertas

El riesgo al que se somete un esquiador, y el elevado coste, en caso de percance en una pista -sólo el traslado desde el remonte hasta un centro médico puede suponer un gasto de entre 210 y 270 euros-, hace aconsejable contratar un seguro de accidentes, ya sea a través de las agencias de viajes, de las federaciones o en las propias estaciones invernales.

Por unos 2 euros diarios es posible contratar un seguro que cubra el rescate en pistas, el traslado sanitario o repatriación del asegurado y del acompañante, los gastos médicos, e, incluso, la asistencia en caso de accidente y averías durante el viaje, o las lesiones provocadas a terceros, entre otras coberturas.

Los deportistas habituales tienen la opción de obtener una licencia federativa, que, entre otros servicios, les ofrezca asistencia sanitaria en caso necesario. En nuestro país cada Comunidad Autónoma dispone de su federación territorial, por lo que el precio que han de pagar los deportistas que deseen adherirse a uno de estos organismos difiere de un territorio a otro. Así, los federados de la Comunidad Valenciana deben desembolsar 58 euros anuales si quieren beneficiarse, entre otros servicios, de una cobertura con asistencia y rescate en pistas, traslados sanitarios hasta un centro médico, los gastos médicos generados, así como el desplazamiento al domicilio en caso de accidente y un seguro de responsabilidad civil. Federarse en Cataluña o en Vizcaya cuesta prácticamente lo mismo, 43 y 43’70 euros, respectivamente. Sin embargo, la tarjeta que expide la federación vizcaína cubre también la práctica de los deportes de invierno en los Pirineos Franceses y Andorra.

Las federaciones también disponen de tarjetas con precio más reducido para adolescentes y niños, o tarjetas de uso limitado en el tiempo. Es el caso de la tarjeta escolar que emite la Federación de Deportes de Invierno de Vizcaya con un coste de 23 euros y una validez del 1 de diciembre al 30 de abril, es decir, toda la temporada.

Un deporte con muchas obligaciones

El reglamento de funcionamiento de las estaciones de esquí españolas reconoce una serie de derechos y obligaciones, sobre todo estas últimas, a los usuarios de sus instalaciones. De este modo, los esquiadores que pongan en peligro su seguridad física o la de terceros, serán responsables de cualquier consecuencia dañosa que se derive de su conducta. También es responsabilidad del usuario su propia integridad física tanto dentro como fuera de las pistas, esquíe o no de forma arriesgada. Las estaciones también eluden toda responsabilidad en caso de que las condiciones atmosféricas, técnicas o de cualquier otra índole, obliguen a cerrar las instalaciones de remontes y/o pistas. En estos casos la estación no está obligada a la devolución del importe del abono a los usuarios.

En el capítulo de los derechos que asisten al usuario, éstos se limitan a recibir información sobre las pistas en funcionamiento y el estado general de la nieve en el momento de apertura de la Estación, a conocer la normativa que les es aplicable, y a disfrutar de unas pistas adecuadamente acondicionadas para la práctica del esquí.

Un descenso saludable

  • Cuando organice un viaje a la nieve no olvide el seguro de accidentes. Compare precios entre agencias de viajes y federaciones. Compruebe que el seguro que contrata cubre la actividad que vaya a realizar e incluye los rescates fuera de pista.
  • Cuide que el material esté a punto, tanto si es suyo como si lo ha alquilado.
  • No esquíe por encima de sus posibilidades. Infórmese de la dificultad de las pistas por las que transita. Lleve siempre encima el plano de pistas, y consúltelo antes de tomar un remonte por primera vez. No rebase los límites y señales. Extreme las precauciones en días de niebla o de baja visibilidad.
  • Inscríbase en un cursillo para aprender una técnica correcta, y así evitar adquirir vicios, que aumenten el riesgo de sufrir lesiones. Una clase particular de una hora cuesta entre 22 y 26 euros. Un cursillo de 5 días entre 68 y 79 euros.
  • No practique el esquí si tiene fiebre, si padece una insuficiencia respiratoria grave, tiene hipertensión no controlada o sufre del corazón, ya que los esfuerzos realizados en altitud son más acusados.
  • Retome de forma pausada y gradual la práctica del esquí, sobre todo si es usted un deportista ocasional. No olvide que el límite del esfuerzo es un portal que no debe cruzar. Cuando la fatiga aparece se incrementa el riesgo de accidentes y lesiones.
  • No espere a que comience la temporada blanca para poner a punto su cuerpo. Lanzarse a las pistas sin una preparación física adecuada tiene consecuencias: agujetas y caídas. Antes de cada jornada de esquí dedique 15 minutos a calentar y estirar sus músculos.
  • Proteja su cabeza con un gorro de tejido polar. Está demostrado que el primer lugar por donde se pierde el calor corporal es la cabeza. No descuide la protección de orejas, nariz y manos. Son las partes del cuerpo con menor riesgo sanguíneo, y por ello, las que se congelan con más frecuencia.
  • Recuerde que la nieve es un espejo que refracta los rayos del sol. Utilice gafas con filtros UVA y UVB para impedir la aparición de la “oftalmia de las nieves”, una conjuntivitis aguda derivada de la exposición prolongada de la vista a las citadas refracciones. No olvide proteger también su piel y sus labios con una buena crema solar.
  • Aliméntese adecuadamente antes, durante (barritas de cereales, frutos secos, chocolatinas,…) y después de la práctica deportiva. La dieta de un esquiador debe ser rica en hidratos de carbono, que le aporten suficiente energía y le prevengan contra las agujetas y calambres, y le ayuden a combatir el frío, ya que las bajas temperaturas producen un mayor desgaste energético corporal.
  • En la montaña el aire es seco y el ejercicio aumenta la transpiración, así que no olvide hidratarse correctamente para evitar la aparición de lipotimias e hipotensiones. Beba agua, zumos o bebidas isotónicas; nunca alcohol, ya que disminuye los reflejos y aumenta la pérdida de calor corporal.
  • Tras la jornada de esquí nada mejor, junto con un buen descanso, que una ducha alterna caliente-fría. El calor provoca una vasodilatación y el frío vasoconstricción, lo que favorece la circulación sanguínea y la recuperación.

Normas de conducta en las pistas

  • Compórtese de manera que no ponga en peligro o perjudique a los demás.
  • Esquíe de forma controlada. Adapte su velocidad y forma de esquiar a su habilidad personal y a las condiciones generales del terreno, nieve y tiempo así como a la densidad del tráfico.
  • Circule lentamente en las áreas saturadas o sitios donde la visibilidad es reducida y especialmente en los cambios de rasante, al final de las pistas y en los accesos a los remontes.
  • Si baja desde arriba tome la dirección que garantice la seguridad de los usuarios que se encuentren debajo de usted.
  • Si adelanta a otro esquiador déjele espacio suficiente para que pueda realizar sus propios movimientos.
  • Si entra en pista mire hacia arriba y hacia abajo, asegurándose que la pista está despejada.
  • Evite pararse en la pista, en lugares estrechos, peligrosos o de escasa visibilidad. En caso de caída en uno de estos lugares, apártese y deje libre la pista lo antes posible.
  • Si sube y baja a pie hágalo por el lateral de la pista.
  • Obedezca todas las señales e indicaciones que se encuentran en la pista, telesquí o cerca de ellas.
  • En caso de accidente, preste ayuda y notifíquelo, en la medida de sus posibilidades, al personal de la Estación.
El equipo ideal
  • Para afrontar los primeros descensos, lo más aconsejable es alquilar, en las propias estaciones, el equipo (esquís, botas, bastones,…) y pedir prestadas las prendas de abrigo (guantes, anorak, pantalones,…). El alquiler del equipo completo cuesta entre 12 y 23 euros diarios.
  • La ropa debe ser cómoda, ha de favorecer la flexibilidad del cuerpo, resistente al frío, impermeable y transpirable. Preste especial atención a los guantes. Además de servir de abrigo, son una buena defensa para las manos, ya que ayudan a frenar en caso de caída, y evitan la abrasión de la nieve, que puede llegar a producir profundas heridas.
  • No se abrigue en exceso, ya que al final la ropa termina siendo un incordio, ni, por el contrario, vaya muy ligero de ésta, ya que puede ser peligroso en determinadas ocasiones (rozaduras con el suelo por las posibles caídas, quemaduras con el sol, etc…).
  • Las gafas de sol son esenciales, ya que la nieve refleja el 85% de la radiación que recibe.
  • A la hora de comprar los esquís, tenga en cuenta su nivel como esquiador y el uso que va a dar a las tablas. Si es usted principiante, elija tablas ligeras, dóciles y con una línea de cotas -anchura de los extremos y del centro del esquí- poco acusada, para que pueda hacer virajes a bajas velocidades. Si su nivel es medio, lo más recomendable son las tablas polivalentes, dotadas de mayor resistencia, precisión, estabilidad, peso y longitud.
  • Al elegir unas fijaciones (que sujetan las botas a las tablas) su peso, su edad, su preparación física y su nivel de esquí, son los factores a tener en cuenta. La regulación de las mismas es también fundamental. Confíe esta tarea a un profesional.
  • Los bastones deben ser ligeros y resistentes. Su longitud ha de coincidir con la altura de los codos del esquiador, de modo que, al cogerlos al revés, el ángulo formado por los codos sea de 90º.
  • En la elección de las botas es fundamental la comodidad, la rigidez lateral, la elasticidad frontal o capacidad de flexión -entre 14 y 22º- y una correcta sujeción al pie y al tobillo. Asegúrese de la bota no le viene grande, porque la fractura está garantizada.

Estaciones de esquí de fondo

Sistema Penibético

  • Puerto de la Ragua: 19 km.

Pirineo Navarro

  • Abodi-Salazar: 33 km.
  • Larra-Belagua: 30 km.

Pirineo Catalán

  • Aransa: 32 km.
  • Bornabé: 25 km.
  • Guils Fontanera: 45 km.
  • Lles: 28 km.
  • Sant Joan de L’erm: 50 km.
  • Tuixent La Vansa : 29’7 km.
  • Virós-Valferrera : 58 km.
  • Pla de Négua: 20 km.

Pirineo Aragonés

  • Panticosa: 9 km.
  • Fanlo del Valle del Vió: 22 km.
  • Gabardito: 9 km.
  • La Partacua: 40 km.
  • Linza: 13 km.
  • Lizara: 4 km.
  • Llanos del Hospital: 30 km.
  • Pineta: 8 km.

Pirineo Francés

  • Plateau de Beille: 65 km.
  • Domaine du Chioula : 60 km.
  • Etang de Lers : 35 km.
  • La Tour Lafont : 15 km.