Números rojos: el color más temido en las cuentas corrientes
“Como viene se va”. Este dicho popular es la vivencia real que experimentan muchas personas que observan como sus cuentas corrientes tienen muchas “salidas” de dinero y pocas “entradas” de capital. En estos momentos de crisis económica en la que numerosas familias viven con un solo sueldo, o con subsidios, los gastos son tantos que es fácil dejar una cuenta corriente “en paños menores”. Un pequeño fallo en la planificación, un descuido o un gasto inesperado pueden derivar, con relativa facilidad, en un descubierto bancario, es decir, en números rojos. Cuando esto sucede, la broma sale cara: las entidades pueden cobrar hasta un 10% sobre el dinero que se ha dejado a deber en el banco. Y con la crisis, las comisiones que cobran las entidades por este concepto se han disparado. Bancos y cajas se quejan de que tienen más clientes morosos, por lo que han elevado las comisiones para tratar de evitar este tipo de situaciones. Su pago es inevitable, pero el consumidor puede pensar en otro tipo de argucias para evitar futuros descubiertos.
Esquivar los números rojos
- Gestor de cuentas. Llevar al día la gestión de las finanzas domésticas es el consejo más útil que puede evitar un descubierto. En ocasiones, no obstante, es difícil controlar la entrada de dinero mediante ingresos y la salida por gastos. Para ello, es muy útil contar con un gestor de cuentas on line, un instrumento del que disponen ya numerosas entidades financieras. Estas herramientas permiten recopilar todos los datos de ingresos y gastos mensuales. Algunas permiten incluso cargar la posición, dinero y productos financieros que tiene el usuario en cualquier entidad, con lo que se puede lograr una visión global de su situación financiera o particular, por entidades concretas.
- Anticipo de nómina. Otra práctica eficaz para sortear un posible descubierto en cuenta es solicitar un anticipo de nómina. Esta acción puede llevarse a cabo de dos formas: en la empresa donde se trabaja o en el banco donde se tienen domiciliados los ingresos.
- En la empresa. Cuando el trabajador es un empleado por cuenta ajena, por ley tiene derecho a solicitar un anticipo de su nómina. Las características de esta práctica, no obstante, pueden variar de unas compañías a otras. Por lo general, este derecho está regulado en los convenios de empresa, por lo que aspectos sobre el plazo en el que se pueden pedir o la cantidad de nómina a la que se tiene derecho dependerán del tipo de actividad
del que se trate. Si el convenio no contempla esta práctica, el ahorrador
puede recurrir al Estatuto de los Trabajadores, donde también está regulado.
En este caso, el derecho a pedir un anticipo de la nómina mensual está recogido en el artículo 29. No obstante, la descripción del derecho es bastante vaga. En definitiva, cada empresa establece sus criterios. Por lo general, por temas administrativos, se puede solicitar un anticipo de nómina entre los días 1 y 20 de cada mes, para que así se pueda cargar en el mismo mes en el que se solicita.
Algunas compañías dan anticipos de nómina del 100% y otras optan solo por un porcentaje (de hasta el 80%), para evitar problemas de tesorería. La cantidad que se puede solicitar dependerá del volumen de la nómina. Solicitar un anticipo puede ayudar a resolver un descubierto puntual, pero hay que tener en cuenta que se debe devolver a la empresa. En este caso, el trabajador puede elegir no cobrar la nómina del mes siguiente (si ha solicitado solo un mes de anticipo), que es lo más habitual, o negociar con la empresa prorratear el ?préstamo? en varios meses. - En el banco. Las entidades financieras dan la opción de solicitar un préstamo por el valor de la nómina o varios múltiplos de esta. Por lo general, es un préstamo con tipos de interés más bajos que en los préstamos personales o que, incluso, alcanza tipo de interés cero. Las condiciones serán
negociables con el cliente y variarán en función de las cantidades solicitadas
y de la solvencia o capacidad de pago del cliente. Este préstamo solo puede solicitarse en el banco donde se tiene domiciliada la nómina.
Sufrir un descubierto en cuenta puede convertirse en una experiencia traumática. En primer lugar, porque pone de manifiesto que las finanzas del usuario no pasan por un buen momento. En segundo lugar, por la cantidad de gastos y de trámites que exigen hacer las entidades financieras para subsanar el caso. En los últimos años de crisis, las comisiones asociadas a un descubierto se han incrementado a tasas anuales alrededor del 5%.
El ahorrador debe tener en cuenta que es una operación que implica varias comisiones:
- La entidad cobra una comisión por descubierto por el mero hecho de dejar la cuenta en números rojos y que el banco tenga que poner dinero para cubrir todos los gastos que se han cargado.
- En segundo lugar, cobra una comisión denominada de reclamación de descubierto, por las gestiones que tiene que hacer (llamadas de teléfono o correos ordinarios) para informar al cliente y solicitar la devolución del capital prestado.
Una vez que se ha producido el descubierto, para minimizar su impacto, lo mejor es ponerse en contacto con la entidad cuanto antes. Esto puede evitar tener que pagar la comisión por reclamación de descubierto (la más cara). Por lo general, las entidades envían cartas a sus clientes para informarles de que han dejado la cuenta en números rojos.