¿Siempre se han llevado mal la información y el poder político?
Históricamente, se han llevado a la greña. Los medios de comunicación han tratado de controlar la actividad del poder político, y al poder político le molestaba ese control. Lo que está ocurriendo en los últimos años, como consecuencia de las grandes concentraciones de los medios de comunicación y de las entidades financieras, es que estos medios obedecen a intereses muy concretos. Hoy tenemos medios que apoyan siempre a los gobiernos y otros que los critican sistemáticamente. Podemos decir que los medios han perdido la capacidad de control político, porque hay demasiados intereses como para arriesgar tanto. En definitiva, se da un maridaje entre poder político y medios de comunicación, lo que me parece lamentable.
¿Cuántos periódicos debe leer un ciudadano para mantenerse bien informado?
Si los fueran objetivos, con leer uno bueno sería suficiente. El problema es que la objetividad no es la característica principal del diario que uno lee, de la radio que escucha o la televisión que ve. Además, algunos medios de comunicación se parecen muchísimo a otros, son como gotas de agua, y por muchos de estos periódicos que uno lea, no podremos informarnos de manera objetiva. Por tanto, para informarse bien lo esencial no es leer varios periódicos (porque si todos dicen lo mismo…) sino la calidad. Hemos de elegir el más objetivo. Uno puede estar las 24 horas del día informándose, bien sea en prensa escrita, radio o televisión, y recibir casi los mismos mensajes. En este sentido, y en la actual fase de monopolización, cualquier medio alternativo siempre será bienvenido.
¿El lector sabe quién está detrás de los medios de comunicación?
Si no lo sabe, lo intuye. No lo sabrá con exactitud, pero se lo huele. Hay poderes muy concretos. El consumidor de información sabe mejor quien está detrás de los medios cuando los sustenta un poder político, y manifiesta más dificultad de detectar quién mueve los hilos cuando quienes están detrás son los poderes económicos o financieros. El control de los medios está pasando a manos de las entidades financieras, y puede que la gente no tenga claro quien está detrás de los medios. Todo esto se complica con la globalización de la economía, que hace que el receptor vislumbre todavía menos quien está detrás de la mancheta de su periódico o de la carátula de las radios y televisiones.
¿Cuánto hay de manipulación y cuánto de información en los medios de comunicación?
Siempre ha habido manipulación. Lo que ocurre es que actualmente es menos escandalosa, más sibilina, muy bien hecha y difícil de captar. Se puede manipular un medio diciendo mentiras o medias verdades, pero también incidiendo más en unas noticias que en otras. Actualmente, esta manipulación es el que más se da en los medios de comunicación. No es que se tergiverse descaradamente; hay una gradación, una jerarquización, de las noticias que hacen que la información no sea objetiva. Noticias que pueden merecer un titular importante pasan a segundo plano; no desaparecen, pero se ubican en lugares donde el consumidor las considera menos importantes. Por tanto, es una manipulación basada en técnicas disuasorias, de medición de los titulares, del tratamiento de las noticias… En televisión los aspectos simbólicos son muy importantes: dar una noticia en los titulares de un telediario hace que ésta adquiera una gran dimensión y la gente la considere importante.
¿Son los medios públicos un caramelo para los políticos?
Sí, sin duda alguna. Los medios son una especie de pulmón para los políticos. Es cierto que toda la política no se cuece en los medios, pero también lo es que lo que no aparece en los medios no existe. El poder político necesita a los medios como si fueran bombonas de oxígeno, lo que trae como consecuencia que parte de las iniciativas políticas estén pensadas para su reflejo en los medios de comunicación. Es una política de gestos. La democracia se está convirtiendo en una democracia de símbolos, de eslóganes, y de frases cortas y redundantes, y está dejando de ser una democracia de contenidos. Cuando los políticos están pensando en una decisión viven pendientes de cómo se va a reflejar en los medios, qué reacción van a tener, etc. No se piensa sólo en el ciudadano. Y ello genera el enorme poder de los medios, mejor dicho, un contrapoder que a veces es más importante que el propio poder político. Al fin y al cabo, los políticos se sienten controlados por los parlamentos, por los ciudadanos, por la propia prensa…Pero nadie controla a la prensa.
¿Qué le sugiere que el diario más leído sea uno de deportes, cosa que no ocurría hace tan sólo un par de décadas?
Es el signo de los tiempos. El deporte y la prensa rosa son productos de consumo que la gente demanda y que hay que servir. El éxito de esta prensa de evasión también podría indicar un cierto desencanto y una actitud de “pasar” de la política, que conduce a que las personas se interesen por temas más banales. Por otra parte, el hecho de que hace 15 ó 20 años los periódicos más vendidos fueran de información general tiene que ver con la coyuntura política de entonces. No en vano estaba produciéndose la transición política y la gente estaba ávida de información. En la situación actual, que la prensa deportiva sea la más vendida me parece normal, es un signo lamentablemente normal, y equiparable a lo que ocurre en otros países europeos como puede ser la información sensacionalista en el Reino Unido o en Alemania.
¿Tiende la prensa escrita hacia la gratuidad? Algunos diarios distribuyen gratuitamente en los metros de las grandes ciudades europeas.
A mí, la gratuidad de la prensa escrita me parece peligrosa. El acto de la lectura es un acto positivo del ciudadano, y el de comprar un periódico, pagar por leer un artículo y unas informaciones, es un acto de democracia. Si se convierte en algo gratuito trae consigo dos peligros. Primero, se devalúa la información como instrumento de participación democrática y segundo, se limita todavía más la independencia de los medios con respecto a los poderes financieros (anunciantes y grandes compañías). Por todo ello, no me parece un adelanto la gratuidad de la prensa diaria.
Internet y las nuevas tecnologías, ¿sufrirán también control por parte del poder político y financiero?
En estos momentos, se están fusionando grandes compañías financieras y grupos de comunicación precisamente para controlar todo el pastel de las nuevas tecnologías. Una misma entidad controla canales de televisión, radios, prensa y portales en Internet. Estos grandes oligopolios saben que es fundamental controlar las nuevas tecnologías de la información. Personalmente, creo que el poder político está perdiendo comba en el terreno de las nuevas tecnologías con respecto a estas grandes corporaciones.
¿Cómo controlan Internet esas grandes corporaciones?
Haciendo que los internautas vayan a sus páginas web. Por eso, se están gastando enormes fortunas en conseguirlo. Las grandes corporaciones ofrecen los mejores portales que a su vez contienen los mejores buscadores, los más potentes servicios de noticias, meteorológicos, de comercio electrónico. Dirigen el tráfico internauta hacia esos portales que ellos controlan. Siempre se ha creído que Internet es una especie de tierra de nadie, pero yo creo que poco a poco va teniendo su dueño (grandes portales, grandes centros…), y quien controle más cuota de acceso a Internet llegará a controlar parte de la Red.
La multiplicidad de fuentes de información (TV por satélite, cable, Internet, medios tradicionales…) ¿hará que el mensaje sea más veraz?
Yo creo que sí. La diversidad de fuentes es positiva, incluso en el peor de los casos yo prefiero los oligopolios (cinco grandes empresas de comunicación ) al monopolio (sólo una). La pluralidad de medios (locales, regionales, sectoriales, etc.) es, por tanto, positiva. Internet, por su parte, añade otra característica beneficiosa para esta pluralidad: la interactividad. En Internet, el lector puede rebatirte un artículo de manera instantánea y puede aportar más información. La interactividad es una de las grandes aportaciones de Internet.