Zonas peatonales: estudiadas 57 de las principales calles peatonales de 13 ciudades

Más de la mitad suspenden

Las infracciones a las restricciones para vehículos son frecuentes, en señalización y la accesibilidad fallan la mayoría y el equipamiento es escaso en muchas calles
1 mayo de 2004
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Más de la mitad suspenden

Casi siete de cada diez españoles viven en ciudades de más de 20.000 habitantes con un denominador común: sufrir las consecuencias del excesivo tráfico de vehículos de motor. Las zonas peatonales, por lo que significan de mejora de la calidad de vida de sus residentes, suelen ser bien acogidas por la población, pero sin que ello signifique unanimidad social, ya que hay personas y sectores económicos que entienden que esta iniciativa les perjudica.

Ahora bien, el ciudadano puede preguntarse si las zonas peatonales tienen la calidad urbanística necesaria para cumplir su cometido, si merecen la pena las molestias que causa no poder circular en coche y aparcarlo en calles en las que anteriormente podía hacerse, o si en la práctica se respetan las restricciones a la circulación y estacionamiento de vehículos.

La revista CONSUMER ha intentado responder a estas cuestiones, y lo ha hecho mediante el estudio -durante los primeros días de abril- de 57 calles peatonales de 13 ciudades de todo el país. El informe se dividió en tres apartados: mobiliario y equipamiento urbano, señalización y accesibilidad, y, por último, el grado de cumplimiento de la restricción de la circulación y aparcamiento de vehículos. Según los resultados de esta investigación, la situación es bien distinta según la ciudad de que se trate, que el equipamiento es en general sólo aceptable, que otro tanto ocurre con la señalización y la accesibilidad (especialmente, para usuarios discapacitados) y que, por último, el grado de infracciones a las normas que restringen la circulación rodada es superior al deseable.

El informe concluye, por tanto, que muchas calles peatonales de nuestras ciudades no lo son del todo, al no cumplir las características que las definen y al no respetarse suficientemente las restricciones (en algunas ciudades, normas específicas) que las preservan del tráfico indiscriminado de coches. En concreto, el 54% de las calles peatonales analizadas suspenden el examen de CONSUMER. Y sólo A Coruña, Oviedo y San Sebastián han aprobado con holgura el examen a que se sometió a sus principales zonas peatonales. Pamplona, Bilbao, Alicante y Vitoria consiguieron un escueto “aceptable”, mientras que el resto suspendieron. Madrid se acercó al aprobado, sin conseguirlo, y las cinco ciudades cuyas calles peatonales merecieron un nítido suspenso fueron, de mejor a peor, Valencia, Murcia, Málaga, Almería y Barcelona.

Las conclusiones, pormenorizadas

La señalización específica que distingue a estas zonas como peatonales e informa de la restricción para la circulación y estacionamiento de vehículos, y la accesibilidad para los ciudadanos en general y, en especial, para los discapacitados, es claramente mejorable. En este apartado, suspende nada menos que el 60% de las calles estudiadas, y sólo han aprobado y con un mediocre “aceptable”, A Coruña, Oviedo, San Sebastián, Bilbao y Valencia. Tres ciudades (Alicante, Pamplona y Vitoria) se quedaron en un “regular”, y el resto (Madrid, Murcia, Málaga, Almería y Barcelona) han suspendido rotundamente este examen. Todo ello revela que este es el apartado más manifiestamente mejorable de las zonas peatonales estudiadas.

Asimismo, se ha comprobado que las infracciones a las restricciones que garantizan que las zonas peatonales se ven libres del tráfico rodado son demasiado frecuentes. Casi la mitad de las calles peatonales suspende en este apartado, si bien sólo las de Valencia, Barcelona y Vitoria no lo aprueban si son tomadas conjuntamente con las otras calles estudiadas en su ciudad, lo que da una idea de lo comunes que son las infracciones y de la laxitud existente en el control del cumplimiento de la normativa. Destacaron positivamente las zonas peatonales visitadas en Madrid y Murcia, y quedaron bien las de Pamplona, A Coruña y Málaga, mientras que las de las cinco ciudades restantes hubieron de conformarse con un mediocre “aceptable”. Se tomó nota, en esta prueba, de la existencia de vehículos indebidamente estacionados en las calles peatonales, de la circulación de vehículos en horario distinto del autorizado para carga y descarga y, por otra parte, se intentó acceder en coche (cometiendo una irregularidad, claro está) a cada una de estas 57 calles, e incluso estacionarlo durante 15 minutos, comprobando, en primer lugar, la existencia o no de bolardos, vallas, pivotes o jardineras que impidieran el paso, y después, la presencia o no de policía que velara por el cumplimiento de la normativa. Se comprobó que en muchas de estas zonas peatonales hay vehículos estacionados (no autorizados) fuera del horario permitido, y que los horarios de carga y descarga -demasiado amplios en muchas ciudades- no se cumplen.

Muchas zonas peatonales no están señalizadas como tales

En lo referente al mobiliario y equipamiento urbano (bancos para sentarse, papeleras, iluminación nocturna, aseos públicos, fuentes de agua potable, árboles, jardineras y flores, esculturas y otras obras de valor estético-artístico, estado del pavimento, limpieza y conservación de todos los elementos), los resultados tampoco fueron satisfactorios: suspendieron el 37% de las calles peatonales. Destacaron muy positivamente las visitadas en A Coruña, Oviedo y San Sebastián, seguidas de cerca por las de Pamplona. También merecieron buena nota las de Bilbao, Alicante, Vitoria y Madrid. Las calles peatonales analizadas en Valencia obtuvieron un “aceptable”, mientras que el “regular” de las visitadas en Barcelona inicia una franja de suspensos que representan con gran nitidez (un “muy mal”) las estudiadas en Murcia, Málaga y Almería. Al respecto, en muchas calles peatonales falta mobiliario urbano casi imprescindible, como papeleras o bancos, mientras que otras tienen el pavimento sucio o con irregularidades (baldosas rotas, zanjas, grietas, charcos, etc) que dificultan el discurrir peatonal.

Por otra parte, el esfuerzo peatonalizador dista mucho de una ciudad a otra. Los viandantes lo tienen mucho mejor en Vitoria (2,49 m2 de zona peatonal por habitante), San Sebastián (1,1 m2), Bilbao (0,96 m2) y Barcelona (0,92 m2), que en Alicante (0,08 m2 por habitante), Murcia o Valencia (en ambas, 0,5 m2), siempre según las respectivas fuentes municipales. Los ayuntamientos de Almería, Pamplona, Madrid, A Coruña, Málaga y Oviedo no han facilitado este dato.

Multas muy distintas según las ciudades

Las sanciones (mínimas, porque pueden ser mayores en determinados casos) por estacionar indebidamente en zona peatonal (dejando al margen el coste de la grúa) son muy distintas entre las ciudades estudiadas: la más fuerte es las que rige en A Coruña, 96 euros, seguida de Málaga, Barcelona y Almería (en torno a los 90 euros). Las más livianas son las de San Sebastián y Valencia (30 euros) y Vitoria (casi 46 euros).

En cuanto a las multas por circulación de vehículos no autorizados en zona peatonal, van desde los muy persuasivos 150 euros de Barcelona hasta los 30 euros de A Coruña y los 60 euros de Pamplona y Málaga. Son también onerosas las sanciones en San Sebastián, Bilbao (100 euros), Murcia (96 euros), Vitoria, Oviedo y Valencia (en torno a 90 euros).

Excepto en Málaga y A Coruña, la cuantía de las multas es superior cuando la infracción consiste en circular indebidamente en zonas peatonales que cuando se trata de estacionar en ellas. En Pamplona y Madrid la sanción es la misma en ambos casos (60 y 84 euros, respectivamente).

Naturalmente, el establecimiento de estas sanciones económicas ejerce un efecto disuasorio, pero tan importante como su implantación normativa es que los infractores sean multados cuando así procede.

El equipamiento de las zonas peatonales

Un aspecto esencial es su correcto estado de limpieza y mantenimiento. Fue satisfactorio comprobar que sólo el 10% de las calles analizadas tenía el pavimento sucio (excrementos, basuras, papeles, desperdicios). Por otro lado, sólo en el 16% de las calles visitadas el pavimento presentaba irregularidades o baldosas y adoquines sueltos, o con agujeros que propician la formación de charcos, o que supongan un riesgo de caída para los peatones.

En cuanto a las papeleras, en 3 de cada 4 calles peatonales se encontraban en buen estado de uso, pero sólo en un 40% de las calles visitadas el número de papeleras era el adecuado. Otra cuestión importante (por seguridad y comodidad) es la iluminación: casi el 95% de las calles estudiadas cuenta con la suficiente, tal y como se pudo comprobar con la visita nocturna que se realizó a cada calle. Además, tres de cada cuatro de estas calles disponen de farolas específicas para las zonas peatonales, en su mayoría de estilo clásico (en los antiguos cascos) o de diseño moderno acorde con el resto del mobiliario urbano. También se agradece que las zonas peatonales cuenten con árboles, pero más de la mitad no los tienen, debido en algunos casos a la estrechez de ciertas calles, ubicadas mayoritariamente en los cascos antiguos de las ciudades. Se comprobó que prácticamente todos los árboles de estas calles se encontraban en buen estado de conservación. Sin embargo, tan sólo la mitad disponían de enrejados en su parte inferior para evitar tropiezos y facilitar la conservación del espacio en el que están plantados. Otra vez en positivo, se estimó que en casi el 90% de las calles con árboles el número de ellos era adecuado.

No todo es andar: de vez en cuando conviene descansar, y para ello los bancos son fundamentales. Lo malo es que el 56% de las calles peatonales visitadas no disponen de bancos y que en una de cada 8 de las que los tienen, algunos se veían sucios o deteriorados. Ahora bien, en todas las calles con bancos el número de ellos era suficiente. Al igual que con el resto del mobiliario urbano (excepto con papeleras y farolas, siempre imprescindibles), la inexistencia de bancos en algunas zonas peatonales puede disculparse por la carencia del espacio necesario para colocarlos de forma que no dificulten o entorpezcan el tránsito de los peatones.

Habrá quien piense que las jardineras con plantas o flores son un lujo innecesario en las ciudades, pero también quien argumente que aportan naturaleza, vida belleza y alegría a entorno urbano. Este informe estudió la situación al respecto en las zonas peatonales, y se comprobó que en la mitad de las calles visitadas no había jardineras, y que donde se veían, en la tercera parte de los casos su estado de conservación y mantenimiento no era el adecuado. Por otro lado, andar no sólo cansa sino que también da sed. A pesar de ello, tan sólo en el 23% de las calles peatonales estudiadas había fuentes de agua potable. Y de las que existen, una de cada 13 no funcionaba. Mucho peor lo tiene el ciudadano que desee dar respuesta a sus necesidades fisiológicas: sólo en una de las 57 calles peatonales se encontró un aseo público que, además, se encontraba fuera de servicio.

Por último, queda el apartado cultural y estético de las calles peatonales:
sólo en el 20% de las analizadas existía al menos una obra de arte, si bien todas se encontraban en perfecto estado de conservación.

Señalización y accesibilidad

En una de cada seis peatonales se pudo comprobar la inexistencia de señales que prohíben el acceso y la circulación a los vehículos. Y tan sólo el 35% de las calles contaban con señales específicas (figuras humanas sobre fondo azul) que informan de que se trata de una calle o zona peatonal. De estas señales una de cada seis se encontraban deterioradas o no cumplían con su función, al no poderse apreciar claramente la señal desde un vehículo.

También decepciona que sólo el 18% de las calles peatonales cuenten con paneles con un plano de esa zona de la ciudad o de los lugares cercanos de mayor interés (monumentos, museos, edificios públicos…). Pero más importante aún es que en más de la mitad de las calles peatonales se encontraron elementos que interrumpían el normal desplazamiento de los peatones (andamios de obras, coches o motos mal estacionados, carteles publicitarios de comercios, contenedores de obras, terrazas de establecimientos hosteleros demasiado amplias) o que, en algunos casos, comprometía su seguridad.

También se miró si había escaleras en estas zonas peatonales (las había en una de cada diez), y si cumplían los requisitos de accesibilidad para usuarios que se desplazan en silla de ruedas. Pues bien, en sólo el 4% de las zonas en las que se vieron escaleras, éstas se hallaban en mal estado (agujeros, baldosas rotas, escalones desnivelados…), no tenían barandilla o no contaban con rampa. Continuando con la seguridad, se observaron elementos de riesgo para la integridad física de los usuarios (vehículos circulando fuera del horario de carga y descarga a velocidad excesiva, baldosas rotas, suelos muy resbaladizos, baldosas o adoquines sueltos, agujeros en el pavimento, charcos de agua, irregularidades importantes en el firme…) en una de cada tres calles visitadas.

Horarios de carga y descarga

Difieren mucho, pero lo habitual es que sean amplios (no menos de tres horas al día, y en algunos casos 4, 5 ó más horas por la mañana, además de las vespertinas), lo que significa que la zona es realmente peatonal (es decir, sin coches, motos, furgonetas ni camiones) menos horas de lo deseable cada día. Se trata de un conflicto de intereses: por una parte, los peatones que prefieren -por comodidad y seguridad- zonas peatonales sin tráfico; por otra, los profesionales que necesitan cargar y descargar en comercios y otros establecimientos y edificios ubicados en esas calles preservadas del tráfico. La permisividad se ha considerado excesiva en Barcelona, Murcia, Almería y Alicante, porque además de un amplio horario de mañana para carga y descarga, se permite el acceso de estos vehículos profesionales también por la tarde, llegando en las cuatro ciudades citadas hasta las ocho de la tarde.

Los horarios de carga y descarga son demasiado amplios en muchas zonas

En Pamplona, el diseño de estos horarios se ha estimado “regular”, porque aunque permiten cargar y descargar por la tarde sólo puede hacerse desde las 14 hasta las 16.30 horas, intervalo en el que el tránsito peatonal no adquiere la intensidad que alcanza una vez superadas las seis de la tarde. La mejor situación se ha visto en Málaga: el acceso de vehículos no está permitido y la carga y descarga debe hacerse mediante carros manuales. También puede considerarse buena la situación en Bilbao: en una de las zonas (Gran Vía) no se permite la carga y descarga y en las otras cuatro sólo están autorizadas desde las 8 hasta las 11 de la mañana. Por ultimo, son sólo aceptables (cuatro o más horas, siempre por la mañana) los horarios de carga y descarga en las zonas peatonales estudiadas de A Coruña, Oviedo, Vitoria, San Sebastián y Madrid (ciudad esta donde, en las calles “El Carmen” y “Preciados”, el horario de carga y descarga es exclusivamente nocturno).

Infracciones a las restricciones del tráfico

Si hay algo que distingue a una zona peatonal de cualquier otra de la ciudad es la casi inexistencia de vehículos circulando y estacionados. Pero una cosa es la teoría y otra la práctica: los técnicos de esta revista tuvieron ocasión de comprobarlo mientras observaban la cotidianeidad de estas 57 calles peatonales durante varias horas y cuando intentaron entrar en coche en estas zonas preservadas del tráfico para después, cuando lo conseguían, estacionarlo en ellas. El informe de CONSUMER revela que en una de cada tres calles peatonales había coches estacionados en franjas horarias no autorizadas para carga y descarga. Tan sólo en las zonas peatonales visitadas en A Coruña, Oviedo, Bilbao y Murcia no se vieron vehículos estacionados en horario no permitido. En esta prueba práctica, naturalmente, no se tuvo en cuenta a los vehículos autorizados: taxis, coches de policía, de obras o de limpieza, ambulancias y vehículos de minusválidos, entre otros.

En la totalidad de las calles estudiadas en Valencia existían vehículos estacionados, que se vieron en el 60% de las calles de Vitoria y Barcelona y en la mitad de las de Almería y San Sebastián. El número de vehículos aparcados que se anotaron en las calles peatonales fue muy variable, aunque destacan las calles “Getaria” de San Sebastián -17 coches estacionados- y “Monduber” en Valencia, en la que había 6 vehículos aparcados. En el resto de calles, el número de vehículos estacionados fue menor, aunque seguían entorpeciendo, en la mayoría de los casos, el libre tránsito peatonal. Finalmente, cabe señalar que ninguno de los vehículos mal estacionados en estas ciudades lucía multa alguna.

Con el fin de comprobar el control imperante, los técnicos de esta revista intentaron acceder -fuera del horario de carga y descarga, para que las conclusiones fueran más indiscutibles- a todas estas calles peatonales y, cuando pudieron, aparcaron su coche durante 15 minutos dentro de la calle peatonal. Los resultados de esta prueba práctica indican que en la mitad de los casos fue posible el acceso en coche, ya que no se encontró impedimento alguno (como pivotes, bolardos levadizos, jardineras o vallas), ni había presencia policial que lo impidiera. Las calles peatonales peor valoradas en esta prueba fueron las de Barcelona y Valencia, ya que en la inmensa mayoría de las analizadas se pudo acceder y aparcar sin ningún problema. En Oviedo, Bilbao y Vitoria se pudo acceder y estacionar en el 60% de las calles estudiadas. En Vitoria fue posible el estacionamiento en tres calles mientras que otras dos no fue posible acceder por la existencia de bolardos y pivotes. En San Sebastián, Almería y Alicante se pudo acceder y estacionar en la mitad de las calles peatonales en que se intentó. En A Coruña, Pamplona y Málaga fue posible el acceso tan sólo en una de las calles peatonales visitadas. Por último, las mejores: las únicas ciudades en las que no se pudo entrar con el coche en ninguna de las calles peatonales estudiadas fueron Madrid y Murcia. En esta última ciudad, el acceso fue impedido -en todas las calles estudiadas- por la policía municipal. Para terminar, cabe señalar que en 6 de cada 10 calles peatonales a las que no se pudo acceder con el vehículo la causa fue la presencia de la policía municipal, que impedía el acceso a las calles peatonales a los vehículos que no tuvieran autorización para ello.

La zona peatonal casi perfecta

Sólo una de cada seis de las 57 calles peatonales estudiadas ha merecido una calificación global excelente (sólo una calle,) o muy buena (8 calles). Cabe preguntarse cuáles son las características y prestaciones de estas zonas peatonales irreprochables, teniendo siempre en cuenta que algunas no pueden alcanzar esa excelencia por su estrechez (habitual en las calles de los cascos viejos de las ciudades), ubicación u otras limitaciones difícilmente mejorables.

En opinión de los urbanistas consultados y de esta revista, una zona peatonal que cumpla con las características que siguen puede considerarse impecable:

  • Espacio suficiente para que la gente camine cómoda y tranquilamente
  • Un buen equipamiento, adecuadamente ubicado y correctamente mantenido, de elementos esenciales del mobiliario urbano, como papeleras, bancos, farolas y fuentes de agua potable
  • Un pavimento de calidad y bien conservado
  • Árboles, jardineras y flores en número suficiente y bien cuidados
  • Alguna obra de arte (escultura o similar) u otros elementos ornamentales
  • Adecuada señalización de la zona peatonal, que informe a los automovilistas de que la circulación está restringida. Mapas para ubicarse en la ciudad.
  • Ausencia de elementos que impliquen obstáculo o riesgo para los viandantes: coches a velocidad excesiva, escaleras sin barandillas, baldosas o adoquines rotos o levantados, firme resbaladizo, con agujeros o charcos de agua, objetos que entrañan peligro, papeleras con bordes oxidados o rotos, etc.
  • Ausencia de barreras arquitectónicas para usuarios discapacitados
  • Control eficiente del acceso de vehículos no autorizados a las zonas peatonales mediante vallas, bolardos, pivotes, jardineras, etc, y vigilancia policial
  • Horarios de carga y descarga limitados: por ejemplo, no más de tres horas al día y nunca a partir de las cinco de la tarde.
  • Control exhaustivo de que estos horarios se respetan
  • Normativa específica para zonas peatonales, con sanciones para los infractores

Horarios de carga y descarga por ciudades

A Coruña: en las 3 calles analizadas el horario es de 6 a 11 de la mañana, no permitiéndose la carga y descarga en horario de tarde.

Oviedo: Sólo se encontraron señales de carga y descarga en 2 de las 5 calles analizadas (calles “Magdalena” y “Doctor Casal”). En ambos casos el horario abarca de las 6 a las 11 por la mañana, no permitiéndose la carga y descarga en horario de tarde.

Barcelona: el horario es de 8 a 11 de la mañana en las calles “Portaferrisa”, “Santa Anna” y “Portal del Ángel”: En las calles “Escudellers” y “Tallers” este horario es de 11 de la mañana a 3 de la tarde. Además, en todas las calles se permite la carga y descarga en horario de tarde (de 15 a 17 horas en las 3 primeras calles y de 17 a 20:30 horas en “Escudellers” y Tallers”. Acceso prohibido a los vehículos los domingos.

Bilbao: la carga y descarga no está permitida en la calle “Gran Vía”, mientras que en el resto de calles el horario es de 8 a 11 de la mañana. No se permite la carga y descarga en horario de tarde en ninguna de las calles.

Vitoria: la situación en las calle vitorianas es diferente en cada una de las calles, aunque en ningún caso se permite la carga y descarga en horario de tarde. EL horario en las calles “Dato” y “San Prudencio” es de 7 a 12, mientras que en la calle “Siervas de Jesús” es de 8 a 12 y en la calle “Cuchillería” es de 8 a 13. En la calle “Bastiturri” no existe señal indicativa.

San Sebastián: el horario de carga y descarga más amplio lo encontramos en el “Bolulevard” (de 7 a 12 de la mañana). Por su parte, en las calle “Getaria” y “Loyola” este horario es de 8 a 11, mientras que en la calle “Mayor” es de 9 a 11 de la mañana. En ningún caso está permitida la carga y descarga en horario vespertino.

Pamplona: las calles pamplonesas tienen un horario de carga y descarga que abarca desde las 8 hasta las 11 de la mañana, excepto la calle “Avenida de Carlos III”, cuyo horario es de 9 a 13 horas. Además, en todas estas calles está permitida la carga y descarga en horario de tarde (de las 14 horas a las 16:30, excepto en “Avenida de Carlos III” que es de 17 a 20 horas).

Madrid: la situación analizada en las calles de esta ciudad es variopinta, aunque en ninguna de ellas se permite la carga y descarga en horario vespertino. Mientras que en la calle Bailén no está permitido el acceso, el horario en las calles “El Carmen” y “Preciados” es de 11 de la noche a 11 de la mañana. La carga y descarga en la calle “Huertas” debe hacerse entre las 8 y las 11 de la mañana.

Murcia: el horario de carga y descarga en esta ciudad es de 10 a 12 de la mañana y de 6 a 8 de la tarde.

Almería: el horario de carga y descarga en esta ciudad es de 8:30 a 13:30 del mediodía y de 16 a 20:30 de la tarde.

Málaga: en esta ciudad no hay establecido un horario de carga y descarga sino que estas labores se realizan mediante carros manuales, por lo que el acceso de los vehículos no autorizados no está permitido.

Valencia: el horario de carga y descarga en las calles valencianas abarca de las 7 a las 11 de la mañana, no permitiéndose el acceso en horario de tarde.

Alicante: tan sólo se encontró señal de carga y descarga en el “Paseo de la Explanada” (de 8 de la mañana a 8 de la tarde). Según fuentes de la policía local de la ciudad, en el resto de calles peatonales está permitida la carga y descarga a todas horas siempre que no exceda de los 15 minutos. En caso de ser necesario exceder este tiempo, debe solicitarse autorización.

Acceso de vehículos a las zonas peatonales

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Con el fin de comprobar el grado de control existente, los técnicos de esta revista intentaron acceder a cada una de las calles peatonales analizadas en este estudio. En un 49% de los casos la realización de esta prueba fue posible ya que no hubo impedimento alguno (físico, en forma de pivotes, bolardos levadizos, jardineras o vallas, o por la presencia policial que lo impidiera) para acceder y estacionar un vehículo dentro de la calle peatonal durante 15 minutos.

Las ciudades peor situadas en este aspecto fueron Barcelona y Valencia, ya que en todas las calles peatonales analizadas en este informe se pudo acceder sin ningún tipo de impedimento. Así, en la calles valencianas “Gregorio Gea”, “Monduber” y “Ribera”, el acceso y estacionamiento durante 15 minutos se realizó sin ningún impedimento. Sin embargo, en la calle “Juan de Austria” una pareja de la policía local advirtió al vehículo para que abandonara la zona peatonal.

La situación en Barcelona fue prácticamente idéntica: se pudo acceder con el vehículo fuera de horario de carga y descarga en todas las calles peatonales, aunque en un tramo de la calle “Tallers” el acceso sólo era permitido para los vehículos acreditados mediante una tarjeta que se debe introducir en un interfono para hacer bajar el bolardo. En la calle “Portaferrisa” hubo quejas por parte de los transeúntes y en la calle “Santa Anna” se accedió fuera del horario de carga y descarga aunque no se pudo estacionar el vehículo debido a la estrechez de la calle. En la calle “Portal del Ángel” el acceso y estacionamiento fuera del horario permitido se realizó sin ningún impedimento.

En Oviedo, Bilbao y Vitoria se pudo acceder y estacionar en el 60% de las calles analizadas. Sin embargo, las advertencias de los policías municipales en las calles ovetenses de “Palacio Valdés” y “Doctor Casal”” impidieron al vehículo atravesar la calle y, por supuesto, estacionar. En las calles “Magdalena”, “Cimadevilla”, y “Nueve de Mayo” si fue posible el acceso y estacionamiento.

En Bilbao se permaneció durante 15 minutos en las calles “Ercilla” y “Bidebarrieta”, mientras que en la calle “La Cruz” el vehículo pudo entrar pero hubo de darse la vuelta debido al exceso de gente que había en esta calle en ese momento.

En Vitoria fue posible el estacionamiento en las calles “Bastiturri”, “Cuchillería” y “Siervas de Jesús”, mientras que en las calles “Dato” y “San Prudencio” no fue posible acceder por la presencia de bolardos y pivotes que lo impidieron.

En San Sebastián, Almería y Alicante fue posible el acceso y estacionamiento fuera del horario de carga y descarga en la mitad de las calles peatonales en que se intentó. En A Coruña, Pamplona y Málaga fue posible el acceso tan sólo en una de las calles peatonales.

Las únicas ciudades en las que no se tuvo acceso a ninguna de las calles peatonales con un vehículo fuera del horario permitido fueron Madrid y Murcia. En esta última ciudad el acceso fue impedido por la presencia de la policía municipal en todos los casos.

En 6 de cada 10 calles peatonales en las que no se tuvo acceso con un vehículo fuera del horario permitido la causa fue la presencia de la policía municipal, que impedía el acceso a las calles peatonales a los vehículos que no tuvieran autorización para ello. Esta presencia policial se produjo en la totalidad de las calles de A Coruña (calle “Barcelona”), Oviedo (Calle “Cimadevilla”), Bilbao (calles “Gran Vía” y “Correo”) y Murcia (en las 4 calles que se han analizado).

La presencia de bolardos, pivotes o jardineras que impidieron el acceso al vehículo sucedió en la totalidad de las calles de Almería (calles “Castellar” y “Campomanes”), San Sebastián (“Boulevard” y calle “Mayor”) y Vitoria (calles “Dato” y “San Prudencio”). En Pamplona, Alicante y Málaga el acceso con el vehículo fuera del horario permitido fue impedido en la mitad de las calles por la presencia de la policía municipal y en la otra mitad por la colocación de pivotes, bolardos, vallas o jardineras que impedían el acceso.