Manual de instrucciones para comer sano
La mayoría de los consumidores españoles continúa manifestando dudas cuando se enfrenta a la lectura de las etiquetas de los alimentos que compra. Y éstas se acentúan cuando lee la información nutricional. A menudo la confunde con la lista de ingredientes cuando, en realidad, informa del valor energético y la composición en nutrientes.
El conocimiento de cuántas calorías contiene una ración de alimento o su proporción para cada cien gramos, por ejemplo, puede resultar de interés para aquellas personas que siguen una dieta y para todas las que desean estar informadas del valor energético de lo que van a comer. Lo mismo podría decirse acerca del contenido de proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales, fibra u oligoelementos incorporados en el producto, bien por su presencia porcentual o por la cantidad total que incluye.
Este tipo de información, que es la que en esencia constituye el llamado etiquetado nutricional, está considerada por la Unión Europea como “facultativa”. Es decir, pese a lo valioso que pueda representar tener acceso al contenido en nutrientes de un alimento, las empresas dedicadas a la elaboración, producción y envasado alimentarios tienen libertad para decidir si la incluyen o no en las etiquetas de sus productos. Facultad de la que, por cierto, se aprovechan no pocas empresas o bien para informar parcialmente o bien empleando términos que resultan aún de difícil comprensión para los ciudadanos.
Este hecho contribuye a que sean muchas las personas para las que la bondad de la lista de ingredientes habituales en alimentos de consumo cotidiano sigue siendo confusa y vaga. En las encuestas de opinión los consumidores continúan expresando dudas o respuestas confusas cuando se les pregunta por el significado de términos como hidratos de carbono, azúcares, grasas saturadas o poliinsaturadas, o grasas hidrogenadas. Lo mismo ocurre si se cuestiona si el aceite vegetal es sinónimo de saludable o si la fructosa es mejor que el azúcar.
Del mismo modo, la información nutricional se confunde a menudo con la lista de ingredientes y, en muchos casos, no se sabe cómo interpretar lo que le está diciendo la etiqueta. En buena medida condicionado por la influencia de las campañas de publicidad de las grandes marcas, el consumidor vincula sin demasiado fundamento conceptos de nutrición y de salud.
Encuesta poco alentadora
“Las calorías que tiene”, “Lo que engorda y lo que no engorda”… Estas son algunas de las respuestas más comunes de los consumidores cuando se les pregunta qué entienden por etiquetado nutricional, tal y como se refleja en las conclusiones de una encuesta elaborada por el Observatorio del Consumo y la Distribución Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en 2006.
De acuerdo con los resultados de la encuesta, la mayoría, el 61,2%, afirma consultar siempre o casi siempre el etiquetado de los alimentos en este orden: fecha de caducidad/consumo preferente, condiciones de conservación y utilización, lista de ingredientes y etiquetado nutricional.
Aunque de la respuesta podría deducirse que hay una mayor cultura alimentaria y una mayor sensibilidad por seguir una dieta equilibrada y saludable, lo cierto es que se constata una dificultad notable para entender la información reflejada en las etiquetas de los alimentos. La facilidad de comprensión de los aspectos nutricionales alcanza, en la citada encuesta, un pobre 5,9 sobre 10.
Pese a ello, son muchas las personas encuestadas que se consideran capaces de comprender información de carácter técnico, aunque la confusión y el desconocimiento sobre el significado nutricional de muchos ingredientes y aditivos que aparecen en la etiqueta y su efecto en la salud continúan siendo importantes. El 22,5% de los entrevistados, casi uno de cada cuatro, manifiesta tener dificultades para entender numerosos términos y denuncia que la etiqueta nutricional no es fácil de usar.
Nuevas alternativas: el semáforo nutricional
Parece claro, a la luz de los resultados, que a pesar de que la etiqueta actual incluye más información nutricional sobre los productos, la terminología y las fórmulas en las que está expresada en la mayoría de los casos resulta confusa e incomprensible. No se consigue, por tanto, el fin para el que está concebida: un consumidor informado. Para evitar esa consecuencia indeseada, algunas empresas, concienciadas de la importancia de formar e informar sobre los productos alimenticios que venden o producen, están centrando buena parte de sus esfuerzos en diseñar instrumentos útiles que aporten datos claros, de interés y sencillos a los usuarios.
Uno de los ejemplos más recientes es el llamado semáforo nutricional. Esta propuesta consiste en la inclusión en el envase del producto de una etiqueta que permite que el consumidor conozca con un simple vistazo la cantidad de calorías y de los cinco principales nutrientes que influyen en la salud del consumidor (azúcar, grasa, grasa saturada, sal y fibra).
Para todos ellos se ha definido una ingesta máxima recomendada (su consumo se debe vigilar), con la salvedad de la fibra, para la que se ha fijado una ingesta diaria mínima recomendada (su consumo se debe aumentar). La información aparece por ración del alimento y se incluye el porcentaje de cada uno de los nutrientes según la Cantidad Diaria Orientativa (CDO) que una personas adulta necesita ingerir al día.
Al leer las CDO en el etiquetado conviene recordar que las necesidades nutricionales difieren en función del sexo, edad, nivel de actividad física y otros factores. Por este motivo, las CDO no son las mismas para todas las personas. Sin embargo, al indicar los valores de CDO en el etiquetado se ha tomado como valor de referencia la CDO correspondiente a una mujer adulta, ya que es el valor que mejor se aproxima a las CDO de la mayoría de la población.
En función de estas proporciones, cada uno de los elementos estará acompañado de un color que indicará si una ración de un alimento tiene un contenido de calorías, azúcar, grasa, grasa saturada y sal alto (naranja), medio (amarillo) o bajo (verde). El color verde indica consumo libre, el amarillo consumo con moderación y el naranja anuncia atención y, por tanto, consumo con frugalidad. En cualquier caso, que un producto luzca algún “naranja” en su etiquetado no significa que ese alimento no deba consumirse.
Esa información tan sólo indica el nivel de consumo de nutrientes que hacemos a lo largo de un día, y pretende ayudar a que se realicen elecciones de consumo saludables.
El objetivo del etiquetado nutricional avanzado es, por un lado, aportar la información nutricional de una manera más clara, completa y comprensible para el consumidor, de manera que pueda interpretar y entender con un simple vistazo los valores nutricionales de los alimentos y la relevancia que pueden tener esos valores en su salud; y, por otro, ayudar en una elección más saludable y acertada de los productos.
Cómo interpretar el semáforo nutricional
Calorías | Azúcar | Grasas | Grasas saturadas | Sal | Fibra |
---|---|---|---|---|---|
274 1 | 21,4g 1 | 14,4g 1 | 9g 1 | 0g 1 / 3 | 1,7g |
14% | 24% | 21% 2 | 45% 2 | Menos que 1% | 7% |
* De la Cantidad Diaria Orientativa (CDO) para un adulto
(1) Cantidad de nutriente que contiene cada ración
(2) Porcentaje del nutriente que te aporta una ración del alimento respecto de la cantidad que necesitas en el día (CDO)
(3) Ejemplo cantidad de sal en 55g de ración
Calorías | Azúcar | Grasa | Grasa saturada | Sal | |
---|---|---|---|---|---|
Qué es bajo por ración | 150 o menos | 6,75g o menos | 5,25g o menos | 1,50g o menos | 0,45g o menos |
Qué es medio por ración | Entre 150 y 400 | Entre 6,75g y 18g | Entre 5,25g y 14g | Entre 1,50g y 4g | Entre 0,45g y 1,20g |
Qué es alto por ración | 400 o más | 18g o más | 14g o más | 4g o más | 1,20g o más |
- Bajo ( el 7,5% o menos de la Cantida Diaria Orientativa)
- Medio (entre el 7,5% y el 20%)
- Alto (más del 20%)
Nutriente | CDO Mujer adulta | CDO Hombre adulto | CDO Niño (5-10 años) |
---|---|---|---|
Energía (Kcal) | 2000 | 2500 | 1800 |
Proteína (g) | 45 | 55 | 24 |
Hidratos de Carbono (g) | 230 | 300 | 220 |
Azúcares (g) | 90 | 120 | 85 |
Grasa (g) | 70 | 95 | 70 |
Grasa saturada (g) | 20 | 30 | 20 |
Sal (g) | 6 | 6 | 4 |
Equivalente en Sodio (g) | 2,4 | 2,4 | 1,4 |
Fibra (g) | 24 | 24 | 15 |
Las Ingestas Diarias Recomendadas utilizadas para este documento son las Guideline Daily Amounts/Cantidades Diarias Orientativas (GDA/CDO, basadas en las recomendaciones del “Committee on Medical Aspects of Food and Nutrition Policy (COMA) y del “Scientific Advisory Committee on Nutrition” (SCAN).
Si en el etiquetado nutricional pone… | Conviene saber que… |
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Azúcares | Es importante conocer la cantidad de azúcares de los alimentos, no sólo el total de carbohidratos, con el fin de contemplar este dato si se desea seguir una dieta equilibrada, y no superar las recomendaciones. Tomar al día dos sobres de azúcar (20 gramos de azúcar), un vaso de zumo (20 gramos de azúcar) y tres galletas de chocolate (13 gramos de azúcar), suma más de la mitad del azúcar recomendada. |
Grasas / Grasas saturadas | Tras el término de “aceites vegetales” o “grasas vegetales” empleados en la elaboración de numerosos productos, se pueden esconder los aceites de coco o de palma, ricos en ácidos grasos saturados. Asimismo, cada vez más alimentos -palomitas, patatas fritas, precocinados, bollería, repostería-, incluyen en su lista de ingredientes “grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas”, con efectos mucho más perjudiciales que las grasas saturadas para el colesterol, los triglicéridos y la salud de las arterias. Sería conveniente que el etiquetado nutricional reflejara el perfil de grasas del producto: grasas totales, saturadas, monoinsaturadas, poliinsaturadas y trans. |
Fibra | La cantidad diaria orientativa de fibra es de 24 gramos.Muchos productos que dicen ser integrales o ricos en fibra, no lo son tanto como cabría esperar si se compara este dato con el de sus equivalentes normales o con productos similares de distintas marcas. |